Presencia de la Tercera Orden Franciscana en Mota del Cuervo

En Mota del Cuervo, un pueblo manchego de profundas tradiciones, existe una herencia espiritual que, aunque desdibujada con el tiempo, sigue viva gracias a la tradición oral, los vestigios arquitectónicos y documentos antiguos. Se trata de la presencia de la Tercera Orden Franciscana, cuyo convento, fechado en 1593, se levantó en el centro del pueblo, en el lugar donde hoy se encuentra el Ayuntamiento. A pesar de la ausencia de registros específicos en los anales franciscanos, los relatos transmitidos de generación en generación, la evidencia arquitectónica y algunas referencias documentales certifican la existencia y la influencia de esta comunidad franciscana en la vida local.

1. Mota del Cuervo: Una villa cruce de caminos y en los caminos de Santiago y de Guadalupe

En la época de la Tercera Orden Franciscana, Mota del Cuervo ya tenía una ubicación estratégica como población cruce de caminos. Según un mapa de 1681 (del IGN) de la provincia de Toledo (a donde pertenecía entonces Mota del Cuervo). Figuraba como una parada importante en la ruta que unía Lisboa, Guadalupe, con Toledo y con Valencia, pasando por Quintanar de la Orden y Mota del Cuervo, sirviendo de punto de enlace entre Portugal, la meseta y la costa levantina. Otro camino importante era el de Toledo a Murcia, o de los pimenteros, que se bifurcaba con el anterior en Mota del Cuervo, hasta el puerto de Cartagena.

Vista parcial del Mapa de la provincia de Toledo en 1681 donde aparecen Quintanar y Mota del Cuervo unidos por el camino real a Valencia (Fuente IGN)

También otros señalados por Juan de Villuga que iban desde Córdoba a Tarragona, pasando por Mota del Cuervo. Además la cañada real de la Mesta, que conectaba con Andalucía Esta posición facilitaba el flujo de peregrinos, comerciantes, ganaderos y viajeros que cruzaban la villa, lo que aportaba una vitalidad particular y permitía que el convento franciscano sirviera a una amplia comunidad. Les ofrecían hospitalidad y apoyo espiritual a quienes emprendían la peregrinación o atravesaban la población.

La importancia de Mota del Cuervo como punto de paso también está reflejada en la obra póstuma de Miguel de Cervantes: Los trabajos de Persiles y Sigismunda, donde se hace referencia explícita a Mota del Cuervo cuando Cervantes sitúa a sus protagonistas en Quintanar de la Orden y al día siguiente les hace ir “al siguiente pueblo en dirección a Valencia, de cuyo nombre no se acuerda”, que no es otro que Mota del Cuervo. Unos siguen el camino de Valencia y otros el de los Pimenteros (Cartagena –Murcia). Esta referencia cervantina subraya el papel de la villa como una parada en rutas de peregrinación y comercio, dando un contexto de relevancia cultural y religiosa a la presencia franciscana.

2. Los Orígenes de la Tercera Orden Franciscana en Mota del Cuervo

La Tercera Orden Franciscana, fundada en 1221 para personas laicas que deseaban seguir las enseñanzas de San Francisco de Asís sin abandonar la vida secular, encontró en Mota del Cuervo un lugar fértil para su misión a finales del siglo XVI. En 1593, los primeros frailes de la orden se asentaron en el pueblo, construyendo un convento que rápidamente se convirtió en un centro espiritual y social, donde la fe y la asistencia a los necesitados iban de la mano.

El convento, cuya existencia no se menciona en los anales oficiales de la Orden Franciscana, dejó sin embargo huellas físicas, culturales y documentales que aún hoy son visibles. La cúpula del edificio, visible por fuera, señalada con una flecha, con la inscripción de 1593 en su interior, y la torre del campanario, que actualmente sostiene el reloj de la plaza, son vestigios de la presencia franciscana que han llegado hasta nuestros días. Estos elementos arquitectónicos, junto con los relatos orales transmitidos por los habitantes del pueblo, y la alusión a los Hermanos Terceros en los documentos de la época (según E. Lillo) atestiguan la existencia y la relevancia de esta comunidad franciscana en Mota del Cuervo.

2.1. La constancia escrita sobre la Orden Tercera en Mota del Cuervo

En el manuscrito de 18/05/1616 (transcrito por E. Lillo de los archivos municipales), aparece el entonces alcalde ordinario de La Mota, Alexo Nieto, cuando tomó juramento a Antonio Fernández Maroto, ermitaño en la ermita de Ntra. Sra. del Valle de Mota del Cuervo y entre otras cosas dejó claro la existencia de los Hermanos Terceros en La Mota del Cuervo, y así lo repite en dos ocasiones:“

“el susodicho se subió en una silla ajunto dela hermita de San Sebastián, arrimado a la cruz della, y de que salían los hermanos terzeros …

y, ansí mismo, para pedir el cordón de hermano terzero, porque la dicha Orden hera muy buena, y por estar allí los hermanos terçeros desta villa”


La última frase es muy explícita cuando dice que los Hermanos Terceros son los de esta villa, la villa de La Mota del Cuervo.

Ermita de San Sebastián en Mota del Cuervo

2.2. La Integración de Caballeros de Órdenes Militares

Un aspecto singular de la Tercera Orden Franciscana fue la integración de caballeros de las órdenes militares, especialmente de la Orden de Santiago y de la Orden de Alcántara, quienes se unieron a la orden franciscana como “hermanos” seglares. Documentos de la época señalan casos de caballeros que, al final de sus vidas, sintieron la llamada de los ideales franciscanos y buscaron en la Tercera Orden una mayor proximidad espiritual y un retiro donde cultivar la paz interior.

La presencia de estos caballeros reforzaba el vínculo entre la orden franciscana y las órdenes militares, un reflejo de cómo los valores de humildad y caridad podían atraer a hombres que habían pasado sus vidas al servicio de la defensa de la fe. Al integrarse en la comunidad franciscana, estos caballeros simbolizaban la unión entre el compromiso militar y la devoción religiosa, abrazando los ideales de San Francisco en sus últimos años.

3. La Cúpula Franciscana: Una Obra de Belleza y Simbolismo

La cúpula franciscana que se conserva hoy es uno de los elementos arquitectónicos más notables del convento original. Esta cúpula de media naranja ha llegado a nuestros días gracias a un proceso de rehabilitación que ha permitido preservar su esplendor y simbolismo religioso. En la base de la cúpula se ha conservado una hilera decorada con las cruces de dos de las órdenes religiosas y militares más importantes: la Cruz de Santiago, en su característico color rojo, y la cruz flordelisada de la Orden de Alcántara, verde. Estas cruces representan el vínculo entre ambas órdenes militares y refuerzan la conexión histórica entre estas órdenes y la comunidad franciscana.

Vista de una de las cuatro pechinas con el medallón de un evangelista

La cúpula descansa sobre cuatro pechinas, cada una de ellas decorada con un medallón de bulto que representa a uno de los cuatro evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos bustos en las pechinas aportan una presencia solemne y espiritual, recordando la importancia de los evangelios y la misión de la fe cristiana que los franciscanos llevaron al pueblo. Hoy en día, esta cúpula franciscana realza notablemente el despacho de la Alcaldía, aportando un aura de historia y reverencia que conecta el pasado con el presente.

Vista de la fecha de su construcción (de 1593) entre dos pechinas

3.1. Contexto de las Órdenes en Mota del Cuervo:

Mota del Cuervo, situada en la región de Castilla-La Mancha, estuvo bajo la influencia de las Órdenes Militares, especialmente la Orden de Santiago, que tenía una fuerte presencia en la zona. La Orden de Alcántara, aunque más vinculada a Extremadura, también participaba en la defensa de los territorios cristianos, y su presencia en Castilla-La Mancha a través de sus caballeros fue significativa. Las órdenes militares no solo desempeñaban funciones militares, sino que también tenían un importante papel social y religioso, colaborando con órdenes mendicantes como los franciscanos en la administración y repoblación de territorios.

Encontramos vestigios de la Orden de Santiago en en la cúpula del Convento de San Francisco, en la Iglesia de San Miguel Arcángel y en la Ermita de Manjavacas y (como podemos observar en las imágenes siguientes).

Encontramos vestigios de la Orden de Alcántara en la cúpula del Convento de San Francisco, con la cruz flordelisada verde.

4. Vida franciscana y el legado cultural

La vida de los franciscanos en Mota del Cuervo reflejaba la sencillez y el compromiso con el prójimo propio de la Tercera Orden. Los frailes trabajaban codo a codo con los habitantes, proporcionándoles educación, cuidados médicos básicos y consuelo espiritual. Además de sus funciones religiosas, estos franciscanos introdujeron en la comunidad un vocabulario de respeto y afecto que ha sobrevivido a lo largo de los siglos.

4.1. La Acepción Única de la palabra “Hermano” en Mota del Cuervo

Uno de los legados lingüísticos más distintivos de la Tercera Orden Franciscana en el pueblo fue el uso extendido de la palabra “hermano”. Los frailes utilizaban este término para referirse no solo a los miembros de la orden, sino también a los “hermanos seglares” de la comunidad, los laicos que colaboraban en sus actividades. Con el tiempo, la palabra “hermano” pasó a ser una forma de referirse a las personas mayores de la población, como una muestra de respeto y afecto.

La palabra “hermano” y su acepción única es recogida en este Diccionario Moteño Cervantino de  este mismo autor José Manuel González Mujeriego.  

Este uso de “hermano”, que no está reconocido por la Real Academia Española, se ha mantenido entre los habitantes de Mota del Cuervo, y es una prueba de la influencia duradera de los franciscanos en el trato interpersonal de la comunidad. La palabra se convirtió en un símbolo de cortesía y de conexión entre generaciones, mostrando cómo el legado de los frágiles ha perdurado más allá de la presencia física de la orden.

Es importante conocer cómo Cervantes utiliza en El Quijote de la palabra “Hermano” para dirigirse a vecinos seglares y conocidos no consanguíneos. Así la pone en boca de Sancho:
 (El Quijote, 1 prólogo) “Por Dios hermano que agora me acabo de desengañar de un engaño en el que he estado todo el mucho tiempo que ha que os conozco”

5. El convento: Un espacio de fe y refugio comunitario

El convento de la Tercera Orden Franciscana era mucho más que un espacio de oración. Las celdas de los hermanos franciscanos y su torre de campanario, aún en pie, recuerdan el papel crucial que los frailes jugaron en la vida cotidiana del pueblo. Las celdas, ubicadas dentro del edificio conventual, fueron el lugar de descanso y reflexión de los frailes, pero en épocas de conflicto, como la Guerra Civil Española, estas habitaciones sirvieron también como prisiones políticas, agregando otra capa histórica al legado del convento.

La calle dedicada a San Francisco, una de las más amplias del pueblo, alberga una hornacina con una imagen del santo, lo que permite a los habitantes recordar diariamente el espíritu franciscano que un día transformó a la comunidad. Esta calle y la hornacina son testigos del respeto y devoción que Mota del Cuervo guarda hacia los franciscanos, y representan una parte tangible del impacto cultural y espiritual de la orden en el pueblo.

Esquina de la calle de San Francisco de Mota del Cuervo, con la hornacina de San Francisco en el primer plano (Foto de Belén Guerrero).

5.1. La Desamortización de Mendizábal y el fin de la Orden en el pueblo

La desamortización de Mendizábal en 1836 supuso un golpe devastador para el convento franciscano de Mota del Cuervo. La expropiación de propiedades eclesiásticas llevó a la disolución de muchas comunidades religiosas y a la salida de los franciscanos de Mota del Cuervo. El convento fue desocupado, dejando un vacío que la comunidad local sintió profundamente.

Aunque la desamortización marcó el fin de la Tercera Orden Franciscana en Mota del Cuervo, el recuerdo de los frailes y su influencia en la vida de la comunidad perduraron. Las generaciones posteriores mantuvieron viva la memoria de los franciscanos, transmitiendo sus enseñanzas, sus valores y el uso afectuoso de la palabra “hermano”, que pasó a formar parte de la identidad lingüística.

6. Vestigios y esfuerzos de preservación

A pesar del tiempo y los cambios, algunos vestigios del convento de la Tercera Orden Franciscana aún pueden verse en Mota del Cuervo. La cúpula original de 1593, las pechinas y la torre del campanario son recordatorios visibles de la presencia franciscana. Estos elementos arquitectónicos han sido preservados como parte del patrimonio local.

Las restauraciones de la cúpula y del campanario no son solo trabajos de conservación física; son una forma de honrar la historia y los valores que la Tercera Orden Franciscana aportó a la comunidad.

7. Cervantes y su lazo con la Tercera Orden Franciscana

No solamente los caballeros de las Órdenes Militares se adherían a la Orden Tercera Franciscana, también lo hacían personajes como Miguel de Cervantes, lo           que demuestra su profunda conexión con la espiritualidad franciscana, y representa un aspecto significativo y a menudo menos explorado de su vida. Al igual que sus dos hermanas, Magdalena y Andrea, Cervantes se convirtió, al final de sus días, en hermano fraterno de esta orden seglar, lo que simbolizaba su compromiso con los ideales de humildad, pobreza y penitencia promovidos por San Francisco de Asís. Posteriormente también su esposa Catalina de Salazar también se haría de la Tercera Orden Franciscana.

Después de su fallecimiento, el féretro de Cervantes fue llevado a hombros por cuatro hermanos franciscanos desde su casa hasta el convento de las Trinitarias Descalzas en Madrid, donde fue enterrado. Este acto de ser llevado por los franciscanos hasta su última morada es un símbolo poderoso de la cercanía que Cervantes sentía por la orden y su aceptación como uno de ellos, al menos espiritualmente.

8. Reflexiones finales: Un legado que resiste el paso del tiempo

La presencia de la Tercera Orden Franciscana en Mota del Cuervo es un capítulo único en la historia del pueblo. A pesar de la falta de registros oficiales y de la progresiva secularización de la sociedad, los habitantes de Mota del Cuervo han mantenido vivo el recuerdo de los frailes, sus enseñanzas y sus costumbres.

El uso de la palabra “hermano” como un símbolo de respeto hacia las personas mayores es un legado que aún sigue vivo en la comunidad, mostrando cómo la influencia de los franciscanos ha trascendido las barreras del tiempo y la secularización. La calle de San Francisco, la hornacina con su imagen en una casa particular y los vestigios del convento en donde hoy está el Ayuntamiento, son recordatorios constantes del papel que los franciscanos jugaron en la vida de Mota del Cuervo, y de cómo su presencia ayudó a forjar una identidad única en la comunidad.

La historia de la Tercera Orden Franciscana en Mota del Cuervo es una muestra de cómo una comunidad religiosa puede dejar una huella perdurable, incluso cuando los registros escritos no dan cuenta de su existencia. Es un recordatorio de que, a veces, el legado más valioso es aquel que se mantiene vivo en las palabras y las costumbres.

A la izquierda, en primer término, portada del convento franciscano con arco de medio punto por donde estaban las celdas de los hermanos. (foto de Ernesto Riquelme).

Foto actual de la ampliación del Ayuntamiento sobre el antiguo Convento Franciscano. (foto: jmgm)

Autor: José Manuel González Mujeriego

Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
VII Jornadas de la Historia de Mota del Cuervo.
Tercia Real de Mota del Cuervo
9 de noviembre de 2024

EL REALISMO EN LA OBRA DE CERVANTES

EL REALISMO EN LA OBRA DE CERVANTES

Una ponencia de José Manuel González Mujeriego expuesta en el I Congreso Internacional AC-CSA CERVANTES GLOBAL/GLOBAL CERVANTES, celebrado en la Universidad de Princeton (EEUU) del 7 al 10 de Junio 2023.

Universidad de Princeton (EEUU). Foto JMGM


RESUMEN: Un trabajo que trata de desarrollar los paralelismos entre la ficción cervantina y los personajes y enclaves reales que pudieron servir de inspiración a Miguel de Cervantes para su magna obra. Un realismo que no siempre representa estrictamente la realidad, sino que se vale de una ficción, generalmente muy documentada, para representar determinadas escenas y dotarlas de mayor realismo.
Nos centraremos principalmente en el Quijote y en determinados personajes o localizaciones que cita Cervantes en la Mancha y que existieron realmente.
Cervantes como viajero del mundo. ¿Es su obra un libro de viajes? ¿Cuál es la impronta que deja en su obra sobre lo que acontece en esos numerosos viajes?
Cervantes: el realismo y los modelos vivos. Referencias en su obra a personas reales.
Personajes históricos reflejados en el Quijote que tienen que ver con ese lugar de la Mancha del que no quiso acordarse, ni en el Quijote ni en el Persiles.
Cervantes y sus circunstancias personales que tienen que ver con sus grandes conocimientos en otras materias y su superstición.

PALABRAS CLAVE: Cervantes; el realismo; modelos vivos; el Quijote, supersticiones, mal de agüero.

I. CERVANTES VIAJERO
No cabe duda de que Cervantes fue un gran viajero para su época. Esta
circunstancia le dota de unos conocimientos muy diversos, que le permiten trasladar a su obra numerosas personas de lo más variopinto, con independencia de su profesión y de su estatus social o económico. Este conocimiento se traslada también al territorio. Conoció numerosos caminos, algunos los recorrió varias veces, para ir desde la Corte, unas veces en Madrid y otras en Valladolid, recorriendo la Mancha, camino del puerto de Cartagena, desde donde se embarcó en varias ocasiones.
Algunos de los lugares donde se sabe que Cervantes vivió son:

  • Desde su nacimiento en 1547 en Alcalá de Henares.
  • Valladolid, Córdoba, Sevilla y Madrid (1568).
  • Roma (1569), Italia, donde viajó para ser camarero del Cardenal Acquaviva,
    atravesando la Mancha cuando se dirigía hacia el puerto de Cartagena.
  • En Italia vistió Palermo, Milán, Florencia y Parma.
  • Después, como soldado, estuvo en el golfo de Lepanto (1571), participó en la batalla
    de Lepanto y estuvo convaleciente de sus heridas en Mesina.
  • Estuvo en Túnez, en Nápoles (1574) y en Argel, donde sufrió cautiverio durante
    cinco años (desde 1575).
  • A su vuelta a España, desde Denia, pasó a Valencia (1580) y de ahí a la Corte,
    atravesando nuevamente la Mancha.
  • En Orán como espía de Felipe II.
  • Estuvo más tarde en Lisboa.
  • Luego lo destinaron de nuevo a Orán.
  • Regresó a Madrid y anduvo por Esquivias, donde se casó (1584).
  • Más tarde en Sevilla como comisario de abastos.
  • Otra vez en Valladolid con la Corte.
  • Ejerció como recaudador de impuestos atrasados (alcabalas y tercias). Informó a Felipe II de los impuestos cobrados en Baeza y otros pueblos de la zona (año 1594).
  • Finalmente vivió en Madrid, donde escribió las dos partes del Quijote (1605 y 1615), y donde falleció en 1616.

    II. PERSONAJES Y SITIOS REALES
    Es evidente que Cervantes habla de lo que conoce. Cita ciudades, pueblos, caminos y cañadas reales, veredas y enclaves cuyos topónimos aún existen, como Quintanar de la Orden (en el Quijote y en el Persiles), El Toboso, o el Camino Real de Madrid a Valencia, o a Cartagena en el Quijote. Conoce los caminos de la época, los que señalan los cartógrafos Juan de Villuga con su Repertorio de todos los caminos de España, del año 1546, y el de Pedro de Meneses, en el año 1548. Además de estos caminos, existían también las cañadas reales, por donde transitaba la cabaña ganadera, que se usaban como las verdaderas autopistas de la época. No es de extrañar que en esas cañadas encontraran, además de ganado trashumante, muchos viajeros que cita Cervantes en el Quijote, como los yangüeses, los vizcaínos…

    Cervantes, con el realismo, refleja en su obra las costumbres y la vida cotidiana en sus protagonistas. Para desarrollar su ficción, nuestro príncipe de las letras, en varias ocasiones, se basó en personajes reales, bien por su conocimiento directo de los mismos en los sitios donde vivió, o por referencias obtenidas de sus muchas lecturas. Cervantes utiliza modelos vivos, con sus nombres reales, para dotar a su novela de un mayor realismo, como es el caso de dos eminentes médicos: Dioscórides y el doctor Laguna, a los que cita en el Quijote:
    «Con todo eso ―respondió don Quijote―, tomara yo más aína un cuartal de pan, o una hogaza y dos cabezas de sardinas arenques, que cuantas yerbas describe Dioscórides, aunque fuera el ilustrado doctor Laguna.» (I, 18)

III. DIOSCÓRIDES Y EL DOCTOR LAGUNA
En este campo de la medicina, Cervantes plasma sus grandes conocimientos sobre la materia, sin duda adquiridos de su padre, Rodrigo de Cervantes, un cirujano barbero que, a su vez, tomó esos conocimientos de su abuelo materno, Juan Díaz de Torreblanca, reputado médico cordobés. Cervantes cita en el Quijote, y conoce, más de cien plantas, minerales y animales considerados por Dioscórides como remedios medicinales. Además del famoso Bálsamo de Fierabrás, un compuesto de dudosa aplicación terapéutica, Cervantes habla en el Quijote de los remedios y curas reales de la época. Una prueba más del realismo que imprime a su novela, a la que, no solamente incorpora los medicamentos de la época (muchos de ellos reales), sino que facilita los nombres de los dos citados eminentes doctores, que son: Dioscórides, que fue un médico, farmacéutico y botánico de la Grecia romana del siglo I (Anazarba, Anatolia, c. 40 – c. 90), autor del libro De Materia Médica; y al doctor Laguna, también médico, botánico y farmacéutico (Segovia 1510 – Guadalajara 1559), que fue el médico personal del emperador Carlos V, de Felipe II y del papa Julio III. El doctor Laguna tradujo
directamente a Dioscórides y adaptó su obra a la flora española, por sus conocimientos de botánica y de farmacología.(1)



IV. JUAN HALDUDO
Cervantes, además del realismo que recoge de esos caminos y cañadas reales, en las curas y remedios de la época que menciona, vemos cómo cita en el Quijote a numerosos personajes con sus nombres propios y circunstancias concretas que existieron realmente, como por ejemplo a Juan Haldudo, el rico vecino del Quintanar, ese que apaleaba a su criado Andrés atado a una encina. Está documentado que Juan Haldudo era natural de Mota del Cuervo, como se refleja en los libros de visita que realizaba la Orden de Santiago de la época.(2)

Juan Haldudo, el rico, el vecino del Quintanar. 
pintura de Tomás Verdugo (manchainforamción.com)


V. EL MORISCO RICOTE Y EL TESORO HALLADO EN MOTA DEL CUERVO
Vemos también cómo Cervantes cita varias veces en el Quijote al morisco Ricote, «El tendero de su lugar», del mismo lugar que Sancho y don Quijote. Un personaje real, que, tras la guerra de las Alpujarras, se alistó primero en las filas de los moriscos de Miguel Esteban y más tarde en las listas de Mota del Cuervo (3).
Una de las mayores coincidencias entre la realidad y lo que relata Cervantes es la referente al hallazgo, por Pedro de la Fuente en 1588, de un gran tesoro de oro, plata y gemas en esas fechas y la documentación histórica que demuestra la veracidad del mismo. Vemos cómo el morisco Ricote ofrece a Sancho una parte de dicho tesoro a cambio de su ayuda.
«[…] ¿Cómo, y es posible, Sancho Panza hermano, que no conoces a tu vecino Ricote el morisco, tendero de tu lugar?
[…]
Calla, Sancho, y vuelve en ti, y mira si quieres venir conmigo, como te he dicho, a ayudarme a sacar el tesoro que dejé escondido; que en verdad que es tanto, que se puede llamar tesoro, y te daré con que vivas, como te he dicho.
―Ya te he dicho, Ricote ―replicó Sancho―, que no quiero […]».
(II, 54).

El Morisco Ricote reconoce y abraza a Sancho.
Imagen gentileza de Cervantes Virtual

La documentación sobre el hallazgo de ese gran tesoro en Mota del Cuervo, según el historiador Francisco Javier Escudero Muñoz, se conserva en el Archivo General de Simancas. Se obtiene de un juicio ordenado por Felipe II, a través del Real Consejo de Hacienda, debido al impago de la parte que corresponde al rey en estos hallazgos.

En ese archivo están las declaraciones de numerosos testigos, incluso el mandato con la firma del rey, firmado el 10 de junio de 1588. Son numerosas las personas que declararon en este juicio, de todas las clases sociales, incluido el alcalde de Mota del Cuervo y testigos de otros pueblos cercanos. Unos aseguraron que el tesoro se halló en la sierra de Mota del Cuervo (aún existe el topónimo de El Tesoro en un paraje concreto de esa pequeña sierra). Otros que fue en una motilla que hay entre Mota del Cuervo y el vecino pueblo de El Toboso. Concretamente a legua y media de Mota del Cuervo y a media legua del Toboso.(4).

VI. EL BANDOLERO ROQUE GUINART

Encuentro con el bandolero Roque Guinart. Imagen gentileza de Cervantes Virtual


También vemos cómo Cervantes alude en el Quijote al bandolero catalán Roque Guinart, en la tercera salida de don Quijote hacia Barcelona (II, 60). Según el gran Martín de Riquert, Cervantes se refiere en este personaje al conocido bandolero de aquella época llamado Perot Rocaguinarda. Este modelo vivo es generalmente aceptado por los estudiosos de la obra de Cervantes, debido posiblemente al prestigio del citado catedrático catalán Martín de Riquert, autor del estudio. Existen otros estudios sobre personajes reales en el Quijote, en los que pudo basar Cervantes su ficción, que están siendo considerados recientemente por prestigiosos cervantistas, debido al rigor de sus investigaciones y a la documentación histórica aportada. Uno de los autores más reconocidos en esta materia es el cervantista Francisco Javier Escudero Buendía. (5).

VII. LOS VILLASEÑOR
Igualmente observamos cómo Cervantes también habla, en su obra póstuma del Persiles, de los Villaseñor, una familia vecina de Quintanar de la Orden, con antecedentes históricos en esa villa y en el vecino pueblo de Miguel Esteban, de la que tenemos constancia histórica de su existencia (6).
Aún existen, no obstante, ciertas reticencias a la aceptación de los «modelos vivos», que posiblemente puedan deberse a la creencia de que esta aceptación generalizada podría devaluar la obra de Cervantes. ¿Se depaupera la obra cervantina por el reconocimiento de estos personajes y escenas reales?

VIII. ALCAIDES DE MOTA DEL CUERVO
Es importante conocer cómo Cervantes, a través de sus circunstancias personales, por su conocimiento de personas que no le fueron afines, nos deja también su impronta realista en el Quijote. Como es el caso de dos alcaides de Mota del Cuervo, a los que Cervantes conoce personalmente, y que, como veremos, no le favorecieron. ¿Serían esas las razones por las que no «quiso acordarse» de ese lugar?


VIII.1 PEDRO MUÑOZ DE OTÁLORA
Uno de ellos fue Pedro Muñoz de Otálora, Caballero de la Orden de Santiago, alcaide de Mota del Cuervo y caballerizo de la reina. Este alcaide aparece citado en una obra atribuida a Cervantes por algunos autores, titulada «La Relación de lo sucedido en la ciudad de Valladolid desde el punto del felicísimo nacimiento del príncipe nuestro señor…»7. En esta obra se relatan los fastos que se hicieron en la corte de Felipe III con motivo del bautismo del hijo del rey y de su esposa, Margarita de Austria-Estiria. El autor de este libro detalla la relación de caballeros que acompañaban al séquito real, entre los que se encuentra a don Pedro Muñoz de Otálora, como miembro destacado de la
procesión de notables del Reino que acompañaron el cortejo presidido por el duque de Lerma, el cardenal primado de Toledo y el inquisidor general y obispo de Valladolid, don Juan Bautista de Acevedo.
Este alcaide era hijo de doña Catalina de Otálora y del licenciado Alonso Muñoz, oidor de la Audiencia Real de Valladolid y después del Consejo de Indias, natural de Caravaca del Reino de Murcia. Es posible que este alcaide de Mota del Cuervo no quisiera influir en su padre, el oidor de Indias, para facilitar la petición de Miguel de Cervantes de pasar destinado a las Indias como corregidor de la ciudad de la Paz. Al cual se le respondió: «Busque por acá donde se le haga merced».(8)

VIII.2 HERNANDO DE OVANDO
Según el investigador Enrique Lillo Alarcón, hubo otro alcaide de Mota del Cuervo llamado Hernando de Ovando. Su cargo está reflejado en el Libro de Visita de la Orden de Santiago, realizada a la Mota del Cuervo en el año 1603. Este Hernando de Ovando, que además de alcaide de Mota del Cuervo, era el jefe de la familia de los Ovando, de noble procedencia extremeña, impidió el matrimonio de su sobrino Nicolás de Ovando con Andrea de Cervantes, la hermana mayor de Miguel de Cervantes, a la que prometió matrimonio que nunca llegaría a consumarse, y con la que tuvo una hija en común, Constanza de Ovando, a la que le dio su apellido y una gran dote para la madre.(9)


IX. OTRAS CIRCUNSTANCIAS PERSONALES DE CERVANTES QUE SE REFLEJAN EN SU OBRA Y QUE INFLUYEN EN EL REALISMO DE LA MISMA

IX.1 SOBRE LA SUPERSTICIÓN DE CERVANTES
En la obra cervantina son muchas las alusiones a la superstición, al mal agüero, a la influencia de los astros en la vida cotidiana…, que escribe Cervantes en el Quijote, cuando habla:
«De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar de su aldea, con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia
A la entrada del cual, según dice Cide Hamete, vio don Quijote que en las eras del lugar estaban riñendo dos mochachos, y el uno dijo al otro:
―No te canses Periquillo, que no la has de ver en todos los días de tu vida.
Oyólo don Quijote, y dijo a Sancho:
―¿No adviertes, amigo, lo que aquel mochacho ha dicho: ‘‘no la has de ver en todos los días de tu vida’’?
―Pues bien, ¿qué importa ―respondió Sancho― que haya dicho eso el mochacho?
―¿Qué? ―replicó don Quijote―. ¿No ves tú que, aplicando aquella palabra a mi intención, quiere significar que no tengo de ver más a Dulcinea?»
(II,73).

Don Quijote y Sancho entran en su lugar y se encuentran con unos muchachos.
La superstición de Cervantes. Imagen gentileza de Cervantes Virtual.

En otra parte de la novela escribe sobre el mal de ojo. Al referirse a Lope Tocho como pretendiente de Sanchica «y sé que no mira de mal ojo a la mochacha». (II, 5). Y se sugiere la creencia popular de que una persona puede transmitir su mala suerte a otra a través de una mirada.

Estas supersticiones se observan también en otras obras de Cervantes, como en «El coloquio de los perros», a Cipión no le gusta salir los viernes ni los martes 13. En «La Gitanilla», Cervantes describe la creencia popular de que si una persona se encuentra con un gallo negro en el camino, es un mal augurio y debería regresar a su casa…

Vemos cómo las supersticiones y creencias en los malos agüeros de Miguel de Cervantes se reflejan en sus obras literarias y muestran la influencia de las creencias populares de su época.

IX.2 SOBRE EL CUERVO COMO TOPÓNIMO DE MOTA DEL CUERVO
Nueve veces alude Cervantes al cuervo en el Quijote. Casi siempre ligado a ave de rapiña, o pájaro de mal agüero (que significa pronóstico ―generalmente adverso― sobre algo que ocurrirá en el futuro, basándose en señales sin fundamento). Otras veces para decir que «el rey Artús de Ingalaterra, que anda hasta ahora convertido en cuervo» (I, 13). O para referirse a la infinidad de grandísimos cuervos que salieron de aquella cueva «que dieron con don Quijote en el suelo; y si él fuera tan agorero como católico cristiano, lo tuviera a mala señal y escusara de encerra[r]se en lugar semejante» (II, 22).
O cuando don Quijote se dirige a Sancho «y malaventurado de mí, que si veen que tú eres un grosero villano, o un mentecato gracioso, pensarán que yo soy algún echacuervos, o algún caballero de mohatra?» (II, 32).
Para aquellos autores que sugieren a la Villa Cervantina de Mota del Cuervo, como ese «lugar de la Mancha» en la ficción, esta circunstancia de la superstición de Miguel de Cervantes es un signo que les lleva a la conclusión realista. El Cuervo, como un lugar del que se tiene constancia escrita desde 1185 y que más tarde se fusionaría con La Mota para formar la actual villa de Mota del Cuervo, ¿es posible que fuera la superstición de Cervantes por la que éste no quisiera acordarse de ese lugar de la Mancha?

X. CONCLUSIONES
Cervantes utiliza personajes y escenas reales en su obra magna, lo que contribuye al éxito de la misma al permitir la presencia de todo tipo de personas, al contar las anécdotas más ocurrentes, las mejores bromas, los chascarrillos y los refranes más acertados. También las mejores sentencias en multitud de temas, fruto todo ello de la gran formación de Cervantes en las más variadas disciplinas, desde la botánica a la geografía, desde el derecho hasta en la cocina y por supuesto en la literatura, que le llevó a ser uno de los escritores más reconocidos mundialmente.

Algunos investigadores sostienen que los escritores de los siglos XVI y XVII ya reflejaban en sus obras escenas y personajes reales, con el fin de que pudieran ser descubiertos por sus lectores. En las novelas pastoriles incluían personajes famosos, a los que se aludía con alguna variante, a modo de juego, para que pudieran ser descubiertos por los lectores. El propio Cervantes incluyó al final de la Galatea (en el libro sexto) a cien personajes reales de su época, como Luis de Góngora, Juan de Silva, o al maestro Garay, para ensalzarlos.

DATOS ADJUNTOS

(1) Ver el libro del autor de este trabajo La Botica del Quijote. Curas y remedios en la época de Cervantes Madrid, Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo, 2022.
(2) [AHN,OM,UCLÉS,L.1068], pág. del libro 140, paginación original 65r. (Gentileza de Enrique Lillo
Alarcón, de la Asociación Amigos por la Historia de Mota del Cuervo).
(3) Enrique Lillo [AHT,7356]. Ginés Ricote, alistado en las listas de los moriscos en Mota del Cuervo:
«que con juramento declaró ser deste nombre, y ser natural de Las Cuebas, y alistado de primera lista en Miguel Esteban, y que vino allí con sus padres, y luego, a quatro meses, se pasaron aquí con liçençia de Volaños, governador, que a la saçón dixo que la tiene el conçejo desta villa. Es hombre de treynta años, enano…».
(4) Según el historiador Francisco Javier Escudero Muñoz. Archivo General de Simancas. Expedientes
de Hacienda (legajo 332, de 1588).
(5) Francisco Javier Escudero Buendía, cervantista, archivero y uno de los mejores exponentes de
estos «Modelos vivos», autor de numerosos libros sobre este tema, como la trilogía Personas y personajes
del Quijote, Toledo, Almud Ediciones de Castilla la Mancha, 2018.
(6) Son el linaje más antiguo del maestrazgo: Los Villaseñor del Persiles desde el punto de vista de
sus coetáneos y la documentación de archivo. Francisco Javier Escudero Buendía, Archivo de Castilla-La Mancha.
(7) Hartzenbusch y Rosell incluyen esta obra, «La Relación de lo sucedido en la ciudad de Valladolid
desde el punto del felicísimo nacimiento del príncipe nuestro señor…», en las Obras completas de
Cervantes (1863- 1864). Pellicer también se mostró muy inclinado a adjudicar a Cervantes la paternidad de la Relación.
(8) Gracias a la intercesión de Pedro Muñoz de Otálora, Caballero de la Orden de Santiago y alcaide
de Mota del Cuervo, en 1565 Luis de Sahajosa consiguió que se le despachara una real cédula para pasar a Costa Rica, comprometiéndose a residir en ella. Según la tesis doctoral de don José Antonio Martínez Martínez, «El poder del dinero y el poder de las relaciones en el Antiguo Régimen: La trayectoria familiar de los Muñoz de Otálora», página 163.
(9) Libro de Visita de la Orden de Santiago, 1603, La Mota «Ay, en la dicha villa, una alcaidía que al
presente la tiene Hernando de Ovando, caballerizo de la Reyna nuestra Señora…»
[AHN,OM,UCLÉS,L.1088]. Este dato histórico puede verse muy documentado en el siguiente enlace
https://lillodelamancha.wordpress.com/2016/01/18/cervantes-o-la-maldicion-de-los-ovando-otra-vezmota-del-cuervo-el-lugar-de-la-mancha/


BIBLIOGRAFÍA

CERVANTES SAAVEDRA, Miguel de (1605-1615). Relación de lo sucedido en la ciudad de
Valladolid, desde el felicísimo nacimiento del Príncipe nuestro señor, hasta que se
acabaron las fiestas y las demostraciones de alegría que por él se hicieron. Disponible
en:

  • El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, José Manuel Lucía Megías (ed.),
    BNE, 1605- 1615. Disponible en: http://quijote.bne.es/libro.html
  • Los trabajos de Persiles y Sigismunda, Carlos Romero (ed.), Biblioteca Virtual
    Cervantes, 1617.
  • El coloquio de los perros, Florencio Sevilla Arroyo (ed.), Biblioteca Virtual Cervantes,
    1613.

    ESCUDERO BUENDÍA, Francisco Javier. Personas y personajes del Quijote (trilogía),
    Almud Ediciones de Castilla la Mancha, 2021.

    ESCUDERO MUÑOZ, Francisco Javier. «El Tesoro de Ricote», en: Revista de Historia de
    Mota del Cuervo, Mota del Cuervo, Asociación de Amigos por la Historia de Mota del
    Cuervo, 2016, núm. 13, págs. 35-40.

    GONZÁLEZ MUJERIEGO, José Manuel. Lo que Cervantes calló, Madrid, Cultivalibros,
    2015.
    ― La Botica del Quijote. Curas y remedios en la época de Cervantes, Mota del Cuervo,
    Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo, 2023.

    LILLO ALARCÓN, Enrique. «Cervantes o la maldición de los Ovando», en: Revista de
    Historia de Mota del Cuervo, Mota del Cuervo, Asociación de Amigos por la Historia
    de Mota del Cuervo, 2015, núm. 5, págs. 29-33.

    LÓPEZ DE HARO, Rafael. El lugar de la Mancha, Madrid, Librería Pueyo, 1906.

    PEDRAZA JIMÉNEZ, Felipe B. El Quijote, el realismo y la realidad, Universidad de Castilla-
    La Mancha, 2015. Disponible en:
    https://josefranciscoescribanomaenza.files.wordpress.com/2015/01/aquc3ad8.pdf

    RIQUER Y MORERA, Martín de. Cervantes y el Quijote, 1914-2013. Tomado de
    https://www.rae.es/sites/default/files/martin_de_riquer_cervantes_y_el_quijote.pdf

    UCEDA PIQUERAS, Pascual. El Testamento Heterodoxo de Cervantes en el Persiles,
    Barcelona, Editorial Carena, 2017.

    VILLUGA, Juan de. Repertorio de todos los caminos de España, Pedro de Castro (ed.),
  1. Disponible en http://www.traianys.net/villuga (16/06/2020



    «El realismo en la obra de Cervantes»
    AUTOR: José Manuel González Mujeriego.
    CEERVANTES GLOBAL- GLOBAL CERVANTES
    Universidad de Princeton (EEUU), 9 de junio de 2023

La comicidad como fundamento del Quijote

Organizadores y participantes en la Mesa Redonda sobre
“La comicidad como fundamento del Quijote: la risa del lector y la risa de Sancho y don Quijote”.

Describo a continuación mi participación como tercer ponente en la Mesa Redonda, celebrada el 24/04/2021 a las 11:00 h. en la sala de conferencias de la Casa de la Torre de El Toboso, dirigida por Dª Isabel Fernández Morales.

 Este evento se engloba en los actos desarrollados entorno a QUEROTE21, en la V Semana Universitaria y Cervantina «Alfonso Ruiz Castellanos» celebrada en Quero (Toledo), promovida por el Dr. Victor Raúl López Ruiz. El título de la Mesa Redonda fue: “La comicidad como fundamento del Quijote: la risa del lector y la risa de Sancho y don Quijote”. Al final de esta publicación hay un vídeo con las participaciones de todos los ponentes.

Moderador: Dr. D. Jesús Sánchez Sánchez.
Ponentes:
Dr. D. Carlos Mata Induráin, Filólogo,
Dra. Dª. Alicia Villar Lecumberri, Filóloga
D. José Manuel González Mujeriego, Investigador.

Aristóteles (384/322 a. C),ya señaló que “El hombre es el único ser viviente que ríe”.

La risa es el resultado de una experiencia cómica. Así Cervantes provoca la risa de los lectores del Quijote, a través de las locuras de Alonso Quijano “El bueno” con sus conductas anómalas, cometidas por el Quijote. Esas conductas son las que le llevan a realizar actuaciones idealistas contenidas en los códigos de conducta y las normas escritas en los libros de caballerías, como la defensa de las doncellas, de los personajes más vulnerables, la de Andresillo que estaba siendo apaleado por Juan Haldudo, o en el episodio de los galeotes, o su lucha con los molinos de viento, etc.  Estas actuaciones y los razonamientos de Sancho, están provocando la risa de los lectores.

Hay quien asegura (Jesús G. Maestro) que lo que en realidad hace Cervantes a través de la comicidad de su obra es criticar a todos los idealistas, a los que defienden el ideal de la belleza, de la perfección, de la justicia… Así vemos cómo se define el propio D. Quijote ante el cabrero:

Como me obliga mi profesión, que no es otra si no es favorecer a los desvalidos y menesterosos” (I,52).

Y así lo define el barbero:

”-¿Quién ha de ser -respondió el barbero- sino el famoso don Quijote de la Mancha. desfacedor de agravios, enderezador de entuertos, el amparo de las doncellas, el asombro de los gigantes y el vencedor de las batallas? (I,52).

 El idealismo conduce al fracaso. Al final siempre se acaba imponiendo el realismo.

La Ironía, el sarcasmo, lo grotesco, lo ridículo, el humor, la sátira son situaciones que nos llevan a la risa. Pero en ocasiones límites, estas figuras nos alejan de la risa y nos llevan a la compasión, como ocurre en el caso de Maritornes, cuando Cervantes la describe minuciosamente, resaltando cruelmente todos sus defectos físicos. Cuando la llama:

una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta, y del otro no muy sana: verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas; no tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar al suelo más de lo que ella quisiera”,  

pero que luego, vemos que es la única que se compadece de Sancho tras su manteo en la venta.

En otros casos la risa sobreviene al lector derivada de la forma de describir determinados hechos del Quijote, como cuando la aventura de los batanes, en plena noche y bajo un ruido ensordecedor, Sancho, muerto de miedo, defeca junto a su amo, percibiendo éste con su fino olfato los olores que aquello desprendía. (risa escatológica del lector por la forma en que Cervantes define la situación)

“ y así lo que hizo (Sancho) por bien de paz fue soltar la mano derecha, que tenía asida al arzón trasero (del albardón), con lo cual bonitamente y sin rumor alguno se soltó la lazada corrediza con que los calzones se sostenían sin ayuda de otra alguna, y en quitándosela dieron luego abajo, y se le quedaron como grillos. Tras esto alzó la camisa lo mejor que pudo, y echó al aire entrambas posaderas, que no eran muy pequeñas. Hecho esto (que él pensó que era lo más que tenía que hacer para salir de aquel terible aprieto y angustia) le sobrevino otra mayor, que fue que le pareció, que no podía mudarse sin hacer estrépito y ruido, y comenzó a apretar los dientes y a encoger los hombros, recogiendo en sí el aliento todo cuanto podía; pero con todas estas diligencias fué tan desdichado, que al cabo vino a hacer un poco de ruido, bien diferente de aquel que a él le ponía tanto miedo. Oyólo Don Quijote, y dijo: ¿Qué rumor es ése, Sancho? No sé, señor, respondió él. Alguna cosa nueva debe ser, que las aventuras y desventuras nunca comienzan por poco”.

….

“Dijo: Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo. Sí tengo, respondió Sancho: ¿mas en que lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca? En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar, respondió Don Quijote”

Es posible que el lector actual que se acerque al Quijote, por primera vez, tenga una percepción de adentrarse a una obra clásica, con aseveraciones y razonamientos profundos, muy alejados de la comicidad, por lo que al encontrarse con determinadas situaciones, de escenas cómicas, se sorprenda gratamente.

Así Cervantes, en el Quijote, hace alusión –directamente- a la risa de sus protagonistas en veinticinco ocasiones. Unas veces habla de la risa de Don Quijote o de Sancho por ocurrencias o anécdotas mutuas, y en otras habla de las risas de otros protagonistas, generalmente derivadas de las ocurrencias de nuestro hidalgo.

Podemos ver como la risa que suscita Sancho Panza, va cambiando a lo largo de la novela. Empieza siendo el escudero bobo, para pasar al escudero gracioso. Algo que se incrementa tras la conversación con don Alvaro Tarfe sobre el Quijote apócrifo de Avellaneda, en donde aparece un Sancho bellaco.

Cabe destacar la crueldad de los duques al poner en aprieto a Sancho y al consentir las burlas de sus doncellas en el lavado de barbas a Don Quijote.

Estas son algunas de las escenas de risa más destacadas en el Quijote:

El Quijote, I, cap. 3: Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo D. Quijote en armarse caballero.

Cuando le pidió al ventero velar las armas en su “castillo” durante toda la noche:

“El ventero, que como está dicho, era un poco socarrón, y ya tenía algunos barruntos de la falta de juicio de su huésped, acabó de creerlo cuando acabó de oír semejantes razones, y por tener que reír aquella noche, determinó seguirle el humor; así le dijo que andaba muy acertado en lo que deseaba y pedía”.

El Quijote, I, cap. 9 Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron

Cuando Cervantes alude al segundo autor de esta historia (Cide Amete) y de esos cartapacios, donde:

“leyendo un poco en él se comenzó a reír: preguntéle que de qué se reía, y respondióme que de una cosa que tenía aquel libro escrita en la margen por anotación. Díjele que me la dijese, y él sin dejar la risa dijo: está, como he dicho, aquí en el margen escrito esto: esta Dulcinea del Toboso, tantas veces, en esta historia referida, dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha.

(I, Cap. 20): De la aventura de los batanes. De la jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso caballero en el mundo, como la acabó el valeroso D. Quijote de la Mancha (Aventura de los batanes)

Aquí vemos que, una vez conocido el origen de esos ruidos, como Sancho se ríe de D. Quijote y éste no lo consiente

 “Cuando Don Quijote vió lo que era, enmudeció y pasmóse de arriba abajo. Miróle Sancho, y vió que tenía la cabeza inclinada sobre el pecho con muestras de estar corrido («enfadado»). Miró también Don Quijote a Sancho, y vióle que tenía los carrillos hinchados, y la boca llena de risa, con evidentes señales de querer reventar con ella, y no pudo su melancolía tanto con él, que a la vista de Sancho pudiese dejar de reirse, y como vió Sancho que su amo había comenzado, soltó la presa de manera que tuvo necesidad de apretarse las hijadas con los puños por no reventar riendo. Cuatro veces sosegó, y otras tantas volvió a su risa con el mismo ímpetu que primero, de lo cual ya se daba al diablo Don Quijote, y más cuando le oyó decir como por modo de fisga: Has de saber, ¡oh Sancho amigo! que yo no nací por querer del cielo en esta nuestra edad del hierro para resucitar en ella la dorada o de oro; yo soy aquel para quien están guardados los peligros, las hazañas grandes, los valerosos fechos.

Y por aquí fue repitiendo todas o las más razones que Don Quijote dijo la vez primera que oyeron los temerosos golpes. Viendo, pues, Don Quijote que Sancho hacía burla dél, se corrió y enojó en tanta manera, que alzó el lanzón y le asentó dos palos, tales que si como los recibió en las espaldas los recibiera en la cabeza, quedara libre de pagarle el salario, si no fuera a sus herederos. Viendo Sancho que sacaba tan malas veras de sus burlas, con temor de que su amo no pasase adelante en ellas, con mucha humildad le dijo: Sosiéguese vuestra merced, que por Dios que me burlo. Pues ¿por qué os burlais? No me burlo yo, respondió Don Quijote. Venid acá señor alegre: ¿paréceos a vos que como si estos fueron mazos de batán fueran otra peligrosa aventura, no había yo mostrado el ánimo que convenía para emprendella y acaballa? ¿Estoy yo obligado a dicha, siendo como soy caballero, a conocer y distinguir los sones, y saber cuales son los de los batanes o no? Y más que podría ser, como es verdad, que no los he visto en mi vida, como vos los habréis visto, como villano ruin que sois, criado y nacido entre ellos; si no, haced vos que estos seis mazos se vuelvan en seis jayanes, y echádmelos a las barbas uno a uno, o todos juntos, y cuando yo no diere con todos patas arriba, haced de mí la burla que quisiéredes».

“¿no ha sido cosa de reír, y lo es de contar, el gran miedo que hemos tenido? A lo menos el que yo tuve, que de vuestra merced ya yo sé que no lo conoce, ni sabe que es temor ni espanto”.

(I, Cap.30)

El propio Cervantes se pregunta: ¿Quién no había de reir, viendo la locura de Don Quijote y la simplicidad de su escudero?.

 “¿Qué te parece, Sancho amigo? -dijo a este punto don Quijote-. ¿No oyes lo que pasa? ¿No te lo dije yo? Mira si tenemos ya reino que mandar y reina (Dorotea) con quien casar.

-¡Eso juro yo -dijo Sancho- para el puto que no se casare en abriendo el gaznatico al señor Pandahilado! Pues ¡monta que es mala la reina! ¡Así se me vuelvan las pulgas de la cama! Y diciendo esto, dio dos zapatetas en el aire, con muestras de grandísimo contento, y luego fue a tomar las riendas de la mula de Dorotea, y haciéndola detener, se hincó de rodillas ante ella, suplicándole le diese las manos para besárselas, en señal que la recibía por su reina y señora. ¿Quién no había de reír de los circunstantes, viendo la locura del amo y la simplicidad del criado? En efecto, Dorotea se las dio, y le prometió de hacerle gran señor en su reino, cuando el cielo le hiciese tanto bien, que se lo dejase cobrar y gozar. Agradecióselo Sancho con tales palabras, que renovó la risa en todos”.

(I, cap. 52): De la pendencia que don Quijote tuvo con el cabrero, con la rara aventura de los deceplinantes («penitentes»), a quien dio felice fin a costa de su sudor».

 “En una lo diré -replicó don Quijote-, y es ésta: que luego al punto dejéis libre a esa hermosa señora, cuyas lágrimas y triste semblante dan claras muestras que la lleváis contra su voluntad y que algún notorio desaguisado le habedes fecho; y yo, que nací en el mundo para desfacer semejantes agravios, no consentiré que un solo paso adelante pase sin darle la deseada libertad que merece. En estas razones, cayeron todos los que las oyeron que don Quijote debía de ser algún hombre loco, y tomáronse a reír muy de gana; cuya risa fue poner pólvora a la cólera de don Quijote, porque, sin decir más palabra, sacando la espada, arremetió a las andas”

Aquí vemos la risa de otros personajes de iglesia, que no dudan en  gozar de la burla y se ríen despiadadamente de  las actuaciones de D. Quijote

En la pelea de D. Quijote y el Cabrero, el cura y el canónigo se reían y azuzaban la pelea.

“El cabrero cogió debajo de sí a don Quijote, sobre el cual llovió tanto número de mojicones, que del rostro del pobre caballero llovía tanta sangre como del suyo. Reventaban de risa el canónigo y el cura, saltaban los cuadrilleros de gozo, zuzaban los unos y los otros, como hacen a los perros cuando en pendencia están trabados«.

Aquí en esta primera parte vemos como, al contrario que las comedias, la historia no tiene un final feliz, ya que acaba con Don Quijote regresando a su casa, molido, en un carro de heno.

2ª PARTE

(II, Cap.25). En donde tiene lugar el episodio del rebuzno, uno de los que resaltan mejor el humor y las limitaciones morales de los humanos. Tan pronto somos capaces de reírnos mientras rebuznamos, como de enfrentarnos, pelearnos y burlarnos.

Aquí vemos la risa de Don Quijote por las ocurrencias de Sancho

(II, Cap. 28): “Que habla sobre la ínsula que D. Quijote prometió a Sancho.

 “Pues, ¿qué tanto ha, Sancho, que os la prometí (la ínsula)? –dijo don Quijote. –Si yo mal no me acuerdo –respondió Sancho–, debe de haber más de veinte años, tres días más a menos. Diose don Quijote una gran palmada en la frente, y comenzó a reír muy de gana, y dijo: –Pues no anduve yo en Sierra Morena, ni en todo el discurso de nuestras salidas, sino dos meses apenas, y ¿dices, Sancho, que ha veinte años que te prometí la ínsula? Ahora digo que quieres que se consuman en tus salarios el dinero que tienes mío; y si esto es así, y tú gustas dello, desde aquí te lo doy, y buen provecho te haga; que, a trueco de verme sin tan mal escudero, holgaréme de quedarme pobre y sin blanca”.

(II, cap. 30) Donde se habla del primer encuentro con la Duquesa y con el Duque, estando de caza. D. Quijote envía a Sancho a ponerse de hinojos ante la Duquesa y ofrecerse como servidor de tan alta señora. Aceptó tan noble Sra. A recibir a D. Quijote, con tan mala fortuna que D. Quijote al apearse de Rocinante se cayó estrepitosamente al no estar bien ensillado por Sancho, quedando colgado cabeza abajo de sus arreos (provocando la risa de todos…). Luego Sancho compara la belleza de la Duquesa con la de Dulcinea, hablando demasiado

Vemos como la risa cruel de los Duques hacia sancho, se torna en alabanza de la duquesa hacia Sancho

“A lo que respondió la duquesa: –De que Sancho el bueno sea gracioso lo estimo yo en mucho, porque es señal que es discreto; que las gracias y los donaires, señor don Quijote, como vuesa merced bien sabe, no asientan sobre ingenios torpes; y, pues el buen Sancho es gracioso y donairoso, desde aquí le confirmo por discreto. –Y hablador –añadió don Quijote».

(II, Cap. 31) Cuando llegan al castillo de los duques, le preparan un recibimiento exagerado, con la única intención de burlarse y reírse de D. Quijote.

Y no solo los duques, sino sus acompañantes. Aquí vemos la risa de otros personajes hacia las actuaciones de D. Quijote y los consejos que le da el canónigo

Y, volviendo la plática a don Quijote, (el eclesiástico, en presencia del Duque) le dijo:

“–Y a vos, alma de cántaro, ¿quién os ha encajado en el celebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes y prendéis malandrines? Andad en hora buena, y en tal se os diga: volveos a vuestra casa, y criad vuestros hijos, si los tenéis, y curad de vuestra hacienda, y dejad de andar vagando por el mundo, papando viento y dando que reír a cuantos os conocen y no conocen”.

Aquí también vemos la risa de otros personajes hacia las actuaciones de D. Quijote

(II, Cap. 32)

“Y, sin decir más ni comer más, se fue, sin que fuesen parte a detenerle los ruegos de los duques; aunque el duque no le dijo mucho, impedido de la risa que su impertinente cólera le había causado.
 Acabó de reír y dijo a don Quijote: –Vuesa merced, señor Caballero de los Leones, ha respondido por sí tan altamente que no le queda cosa por satisfacer deste que, aunque parece agravio, no lo es en ninguna manera; porque, así como no agravian las mujeres, no agravian los eclesiásticos, como vuesa merced mejor sabe.

En el episodio de lavatorio de barbas, el Duque permite que sus doncellas se rían de Don Quijote, embadurnándolo de espuma….

 “El duque y la duquesa, que de nada desto eran sabidores, estaban esperando en qué había de parar tan extraordinario lavatorio. La doncella barbera, cuando le tuvo con un palmo de jabonadura, fingió que se le había acabado el agua, y mandó a la del aguamanil fuese por ella, que el señor don Quijote esperaría. Hízolo así, y quedó don Quijote con la más estraña figura y más para hacer reír que se pudiera imaginar.

(II, cap. 50)

La risa entre los protagonistas. Cómo el cura y el bachiller se ríen de Sanchica

“Bien echaron de ver el cura y el bachiller que el paje hablaba socarronamente, pero la fineza de los corales y el vestido de caza que Sancho enviaba lo deshacía todo; que ya Teresa les había mostrado el vestido. Y no dejaron de reírse del deseo de Sanchica, y más cuando Teresa dijo: –Señor cura, eche cata por ahí si hay alguien que vaya a Madrid, o a Toledo, para que me compre un verdugado redondo”

(II, Cap, 52)

También aquí, vemos la risa entre los protagonistas. Cómo Teresa Panza se ríe de las intenciones del barbero y del bachiller.

            “El cura, el barbero, el bachiller y aun el sacristán no pueden creer que eres gobernador, y dicen que todo es embeleco, o cosas de encantamento, como son todas las de don Quijote tu amo; y dice Sansón que ha de ir a buscarte y a sacarte el gobierno de la cabeza, y a don Quijote la locura de los cascos; yo no hago sino reírme, (dice Teresa Panza) y mirar mi sarta, y dar traza del vestido que tengo de hacer del tuyo a nuestra hija”.

(II, Cap. 62).

Aquí vemos nuevamente la risa cruel de nuestros protagonistas por Don Antonio en Barcelona, derivada de la burla, cuando las mujeres de la fiesta acosan a Don Quijote imponiéndole bailar.

 “Con estas y otras razones dio que reír Sancho a los del sarao, y dio con su amo en la cama, arropándole para que sudase la frialdad de su baile”.

También vemos nuevamente la risa de Don Quijote de los ropajes que le habían puesto a Sancho…

“Salió, en esto, de través un ministro, y, llegándose a Sancho, le echó una ropa de bocací negro encima, toda pintada con llamas de fuego, y, quitándole la caperuza, le puso en la cabeza una coroza, al modo de las que sacan los penitenciados por el Santo Oficio”

“Mirábale también don Quijote, y, aunque el temor le tenía suspensos los sentidos, no dejó de reírse de ver la figura de Sancho”.

(II, Cap. 72)

A propósito de la conversación con don Álvaro Tarfe en aquel mesón, cerca de la aldea de D. Quijote, sobre el Sancho que aparece en el Quijote apócrifo de Avellaneda.

Cervantes vemos como compara a “su Sancho” con el de Avellaneda y presume de que, “el suyo” hace reír a cuantos le escuchan:

Y ese don Quijote –dijo el nuestro–, ¿traía consigo a un escudero llamado Sancho Panza?

“Sí traía –respondió don Álvaro–; y, aunque tenía fama de muy gracioso, nunca le oí decir gracia que la tuviese. –Eso creo yo muy bien –dijo a esta sazón Sancho–, porque el decir gracias no es para todos, y ese Sancho que vuestra merced dice, señor gentilhombre, debe de ser algún grandísimo bellaco, frión y ladrón juntamente, que el verdadero Sancho Panza soy yo, que tengo más gracias que llovidas; y si no, haga vuestra merced la experiencia, y ándese tras de mí, por los menos un año, y verá que se me caen a cada paso, y tales y tantas que, sin saber yo las más veces lo que me digo, hago reír a cuantos me escuchan”

En este caso, el propio  Cervantes destaca las ocurrencias graciosas de Sancho, muy diferentes a las del Sancho del Quijote apócrifo de Avellaneda.

Aquí vemos como, al final de la obra, muere Don Quijote.

¿Se puede considerar El Quijote como una obra cómica?

Personalmente no lo creo, aunque solo sea por su final triste en las dos partes. Claro que son muchas las carcajadas que salen espontáneamente de su lectura, muchas veces a costa de la burla.

En cambio, si vemos que hay adaptaciones teatrales como la de Limiar, dirigida por Nuria Gullón y Fran Núñez, en donde titulan: “Don Quijote, una comedia gastronómica” es un espectáculo que combina grandes dosis de humor y locura para dar lugar a esta gastronómica versión de la obra de Cervantes.

Hay que recordar que Cervantes, se veía asimismo como “El escritor alegre” así consta en el prólogo del Persiles

Así le llama aquel estudiante, pardal, que les seguía a lomos de su burra en el camino hacia Toledo, que llegando a ellos (Cervantes y sus compañeros, les dice:

 “¿Vuesas mercedes van a alcanzar algún oficio o prebenda a la Corte, pues allá está su Ilustrísima de Toledo y su Majestad ni más ni menos, según la priesa con que caminan?;

Que luego, cuando el estudiante vio que era Cervantes, le dijo:

 ¡Sí, sí! ¡Este es el manco sano, el famoso todo, el escritor alegre y, finalmente, el regocijo de las Musas!

Cervantes, en mi opinión critica el idealismo de los libros de caballerías y se abraza al realimo de las experiencias vividas, tanto por haber recorrido mucho mundo, como por haber leído mucho. Él asimismo, hemos visto, que se considera un escritor alegre, e intenta reflejarlo en su obra. Muchos de los refranes que citan D. Quijote y Sancho son fruto del acervo popular de la época, al igual que muchas de las anécdotas con personajes, que en muchas ocasiones, se ha demostrado que son reales, como Juan Haldudo, el morisco Ricote, en el Quijote y Antonio de Villaseñor en el Persiles. etc. Un asunto éste que  aún cuesta valorar a determinados investigadores, posiblemente por su falta de interés  en la materia o por el desconocimiento de los archivos de la época y de la zona. A este respecto, cabe destacar a algunos investigadores catalanes (como Martín de Riquert) que si aceptan que alguno de los personajes que cita Cervantes en el Quijote,  existieron allí realmente (como el bandolero Roque Guinart, Rocaguinarda que nació el 18 de diciembre de 1582; tenía pues 33 años en 1615 y que, tras acogerse a un indulto, en 1614 era capitán de Infantería en Nápoles)

Yo creo que nadie duda de que Cervantes se nutría en sus obras de su gran experiencia personal, con innumerables viajes dentro y fuera de España, por sus peripecias  personales con todo tipo de gentes, con los que se halló en sus recorridos bien como soldado, o como alcabalero, y por sus muchas lecturas.

FIN

José Manuel González Mujeriego.

Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo y
Director de su Sección Cervantina.

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En este vídeo se pueden ver todas las participaciones de la Mesa Cervantina, desde Casa de la Torre (El Toboso).

Las mujeres en la vida y en la obra de Miguel de Cervantes

Últimos momentos de Cervantes, por Víctor Manzano

Para explicar mejor los parentescos entre las distintas mujeres que influyeron en la vida y en la obra de Miguel de Cervantes, nos remontaremos a su abuelo, D. Juan de Cervantes, casado con Leonor de Torreblanca una mujer culta y de buena posición, hija de un famoso médico-cirujano, que se ocupó de dar formación a sus cuatro hijos, incluida a su bella hija mayor, María de Cervantes, que complementaba su belleza con una cultura poco usual en las mujeres de la época, ya que muchas de ellas no sabían leer, ni escribir.

Juan de Cervantes, era un abogado de prestigio que ejercía su profesión en Guadalajara. Muchos de sus servicios los prestaba a D. Diego de Mendoza, Duque del Infantado. Sucedió que, un hijo natural del Duque, nacido de sus relaciones amorosas con una bella gitana, llamado D. Martín Mendoza, y apodado “El Gitano” se encaprichó de María, la hija mayor del abogado Juan de Cervantes y la cortejó, a pesar de que el hijo del Duque, ostentaba su condición eclesiástica como arcediano, o archidiácono de Talavera y Guadalajara.

El padre, como buen abogado, antes de permitir la relación carnal de D. Martín de Mendoza con su hija María, le hizo firmar un contrato por el que “El Gitano” se comprometía a pagar, a una fecha determinada, la elevada dote de 600.000 maravedíes.

 

arbol genealógico de la familia Cervantes

Este es el árbol genealógico parcial de la familia de Miguel de Cervantes, (realizado por José Manuel González Mujeriego, miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo). El árbol parte desde su abuelo Juan y llega hasta la nieta del insigne escritor. En este árbol, las mujeres están representadas con un cuadrado con las esquinas redondeadas, y los hombres lo están con los cuadrados normales. Los que contrajeron matrimonio están representados en líneas azules y los que tuvieron solo relaciones amorosas, se representan con líneas rojas.

 

Martín de Mendoza engendró en María de Cervantes a la hija de ambos, a la que llamaron Martina. Pasaron los años y el Duque se fue distanciando de María de Cervantes. A consecuencia de esa separación, le reclamaron al hijo del Duque que cumpliera con su compromiso de pagar lo acordado. Éste, adujo que ya había satisfecho con creces esa cantidad, en forma de regalos, según una larga lista de joyas y otros objetos de valor que presentaron en el juicio, a lo que María de Cervantes adujo, que una cosa son los regalos y otra los acuerdos firmados. Así que el noble alcarreño no tuvo más remedio que pagar lo acordado.

Como consecuencia de ese pleito, la familia de Juan de Cervantes tuvo que abandonar Guadalajara y los dominios del Duque del Infantado, para ello se refugiaron en la vecina villa de Alcalá de Henares, que por aquel entonces pertenecía a la diócesis del Arzobispado de Toledo, con el objetivo de huir de las “garras” y del territorio del poderoso Duque. Una vez establecidos en la ciudad del Cómpluto, vivieron a cuerpo de rey, mientras duraron los maravedíes.

Volviendo al árbol genealógico, vemos que, además de María de Cervantes, el matrimonio Cervantes-Torreblanca tuvieron otros tres hijos, a saber:

Juan de Cervantes, Andrés de Cervantes, (que llegaría a ser alcalde de la ciudad cordobesa de Cabra) y Rodrigo Cervantes (padre del insigne escritor), que  se formó como cirujano sangrador, una especie de practicante de la época que tenía bastantes conocimientos de esa profesión de paramédico.

Rodrigo de Cervantes se casó con Leonor de Cortinas, natural de Arganda, otra mujer culta y decidida, que no dudaría en hacerse pasar por viuda para conseguir un préstamo que permitiera la liberación de sus hijos cautivos. Tras contraer matrimonio con Rodrigo, Leonor tuvo un hijo, Andrés, que falleció al poco de nacer. Más tarde engendraron otros seis hijos: Andrea, Luisa, Miguel, Rodrigo, Magdalena y Juan. Todos ellos personas cultas, versados en letras. Los hombres se formaron también para la milicia. Miguel además se formó especialmente con el humanista Juan López de Hoyos en Madrid.

Andrea de Cervantes, la hermana mayor de Miguel, siguió los pasos de su tía María, fue cortejada, y concertada en matrimonio por Nicolás de Ovando, un joven procedente de una rica familia de solar conocido, naturales de Zamarrillas (Cáceres). Andrea mantuvo relaciones en Sevilla con Nicolás de Ovando, pero no llegaron a casarse. Fruto de esa relación nació Costanza de Ovando, a la cual su padre, Nicolás de Ovando, reconoció dándole su apellido y otorgando una gran dote económica a Andrea, su madre. En esta relación truncada, parece que tuvo que ver el fallecimiento del padre de Nicolás de Ovando, que tras su muerte, pasó el mayorazgo de la familia a Hernando de Ovando, a la sazón caballerizo de la Reina y alcaide de la Mota del Cuervo. Es posible que esa fuera una de las razones por las que Miguel de Cervantes no quisiera acordarse de ese “lugar de la Mancha”, donde su alcalde impidió que su hermana tuviera esos ansiados desposorios con su sobrino Nicolás de Ovando. También es posible que estos Ovando (uno de ellos llegó a ser Oidor de indias) no le favorecieran a Miguel de Cervantes su pase a América, como es posible que hiciera el otro alcalde de Mota del Cuervo, Pedro Muñóz de Otálora, también familiar de un Oidor de Indias. Por otro lado, sabemos que Andrea de Cervantes, declaró en el proceso de Juan de Espeleta (en Valladolid), que era viuda, mujer de Sante Ambrosio, un florentino y que antes estuvo concertada y desposada con Nicolás de Ovando. Por otro lado parece que tuvo relaciones con un italiano: Juan Francisco Locadelo, el cual por los favores recibidos, se compromete –ante escribano público- a donar a Andrea determinados bienes. También parece que tuvo pleitos con Alonso Pacheco Portocarrero, que junto con su hermano Pedro Portocarrero frecuentaban a Andrea y a Magdalena de Cervantes.

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Andrea de Cervantes

Luisa de Cervantes, fue la segunda hija de Rodrigo y Leonor. Esta profesó como carmelita y tuvo una vida plena dedicada a la religión.

Miguel de Cervantes, nuestro príncipe de las letras, era el cuarto de los hijos de Rodrigo y Leonor. Éste mantuvo relaciones con una tabernera, llamada Ana de Villafranca, más conocida como Ana Franca, antes de contraer matrimonio con Catalina de Salazar y Palacios, una mujer culta, natural de Esquivias (Toledo). Fruto de aquellas relaciones de Miguel de Cervantes con Ana Franca, nacería su hija Isabel de Saavedra, a la que Cervantes tardaría muchos años en reconocer como tal y en darle su segundo apellido. En ese reconocimiento y en la incorporación al seno de la familia Cervantes, tuvo que ver mucho la hermana menor de Cervantes, Magdalena, como se detallará más adelante.

Rodrigo de Cervantes, es el quinto hermano de Miguel, el cual estuvo preso como él en Argel. Ambos habían participado en la batalla de Lepanto. Sabemos que Rodrigo se ocuparía posteriormente en el servicio al rey, en la milicia, llegando a ser soldado aventajado y posteriormente alférez.

Magdalena de Cervantes, es la hermana menor de Cervantes, una de las que contribuyeron, junto a Andrea de Cervantes en la aportación dineraria para la liberación de Miguel de Cervantes de su cautiverio en Argel. (Andrea aportó 50 ducados y Magdalena 250). Ambas hermanas siguieron actuaciones parecidas en el sentido de reclamar cantidades dinerarias importantes a hombres de gran fortuna que habían incumplido las promesas de dote o de matrimonio, tras mantener relaciones amorosas con ellos. En el caso de Magadalena, una mujer culta y de buen parecido, que siguió los pasos de su tía María. Recibía hombres de mucho prestigio en su casa, tal es el caso de Alonso Pacheco Portocarrero, el lugarteniente del todopoderoso Juan de Austria, el hermanastro del rey Felipe II. También se le conocieron relaciones con el vasco Juan Pérez de Acelga y con ricos banqueros genoveses.

Juan de Cervantes, es el menor de los hijos de Rodrigo Cervantes y Leonor de Cortinas, del que no se tienen demasiados datos biográficos. En contra de lo habitual en la época, de poner el nombre del abuelo al primer vástago, en esta ocasión esperaron al último hijo para rememorar al abuelo Juan de Cervantes, el abogado que le ganó el pleito al hijo del Duque del Infantado.

Para finalizar, pasamos al siguiente escalón generacional, para referirnos a la sobrina y a la hija de Miguel de Cervantes.

Constanza de Ovando, como se ha dicho, fue hija de Andrea, la hermana mayor de Miguel de Cervantes, y de Nicolás de Ovando. Constanza tuvo relaciones con Pedro de Lanuza, a la sazón hermano del Justicia de Aragón (que fuera decapitado por orden del rey Felipe II). Tras mantener relaciones con ella durante un tiempo, renunció a casarse con Constanza y ésta le ganó un pleito de 1.400 ducados.

Isabel de Saavedra. Según hemos citado anteriormente, Isabel, era la hija de Miguel de Cervantes y de Ana Franca, que, tras casarse sin la aquiescencia de sus padres, y fallecer su primer esposo Diego Sanz del Águila, mantuvo relaciones con Juan de Urbina y Cortinas (¿pariente suyo?), el secretario de los duques de Saboya, que le puso a Isabel un piso en Madrid, donde al parecer llegaría a vivir Cervantes. Fruto de esas relaciones con Juan de Urbina, nacería Isabel Sanz Saavedra, la nieta de Miguel de Cervantes, la cual moriría a los pocos años. Para mantener las formas, en la etapa en la que Isabel mantenía esa relación con Juan de Urbina, la familia Cervantes concertó el matrimonio de la hija de D. Miguel con el conquense Luis de Molina, empleado de una ferrería en Cañizares, en la Serranía de Cuenca, propiedad de Juan de Urbina, donde al parecer estuvo Cervantes en alguna ocasión.

Con esta breve historia de la saga de los Cervantes, pretendo situar al lector en las circunstancias familiares que rodearon a nuestro Príncipe de las Letras, la influencia que tuvieron las mujeres en la vida y en la obra de Miguel de Cervantes, que hicieron posible su rescate de la mano de los Trinitarios, y también la consideración, el respeto y la defensa de los derechos de la mujer, algo difícil de valorar en aquella época, y que Cervantes refleja en muchos personajes femeninos de su obra, donde lo normal en otros autores, como Lope de Vega, es que sus historias acaben en bodas de parecido nivel social, cosa que en las obras de Cervantes no siempre ocurre, y se muestra tolerante en cuanto a las relaciones extramatrimoniales de las mujeres que intervienen en las mismas.

Por: José Manuel González Mujeriego

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Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo y
Director de su Sección Cervantina.

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BIBLIOGRAFÍA

ASTRANA MARIN, L. (2003) Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes, Edición de la Biblioteca Virtual Universal. Buenos Aires.

CERVANTES, M. de (1605/1615) El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Edición digital interactiva de la BNE. Madrid.

GONZÁLEZ MUJERIEGO, J.M. (2015),Lo que Cervantes calló, Madrid.

KRZYSZTOF SLIWA(2005) Sobre Andrea de Cervantes, Anales Cervantinos, Vol. XXXVII (http://analescervantinos. Revistas.csic.es).

LILLO ALARCÓN, E. (2016) Cervantes o la maldición de los Ovando,  (http://historiademota.com/lillodelamancha/2016/01/18/cervantes-o-la-maldicion-de-los-ovando-otra-vez-mota-del-cuervo-el-lugar-de-la-mancha/)

NAVAS OCAÑA, I. (2008) Las Mujeres del Quijote y la Crítica, Editorial Fundamentos, 2008

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En esta web, además de los aspectos relacionados con la vida de Miguel de Cervantes,   encontrará otros estudios relacionados con ese «lugar de la Mancha» del que Cervantes no quiso acordarse en El Quijote y en El Persioles, como:

Mota del Cuervo y a dos leguas El TobosoMota del Cuervo «El lugar de la Mancha»

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