En otros artículos de este blog, he desarrollado las razones y los indicios que, en mi opinión, “confirman” que Mota del Cuervo podría ser ese “lugar de la Mancha” del que Cervantes –reiteradamente- no quiso acordarse, tanto en El Quijote, como en El Persiles.
Cuando preparé el “Diccionario Moteño”, con las palabras típicas, y a veces de uso exclusivo en la Mancha y especialmente en Mota del Cuervo, pude comprobar cómo muchas de esas palabras ya las empleó Cervantes en su obra maestra. Palabras que se siguen empleando en Mota del Cuervo, que forman parte del acervo cultural de la población, y aunque algunas están cayendo en desuso, la mayoría aún tienen vida propia.
Voy a reflejar aquí un extracto de esas palabras del Diccionario Moteño, concretamente aquellas que cita Cervantes en el Quijote:.
Abatanar. Apelmazar. Se emplea esta palabra cuando la ropa de lana se encoge al lavarla en caliente (se ha abatanado). Antiguamente, abatanar, era la acción de apelmazar la ropa con los mazos del batán, un artilugio de madera movido por la acción de una corriente de agua con la que se golpeaba la ropa para que se apelmazara y tuviera más resistencia.

Esto dice Cervantes sobre los Batanes en el Quijote: «Pues, porque os burláis, no me burlo yo –respondió don Quijote–. Venid acá, señor alegre: ¿paréceos a vos que, si como estos fueron mazos de batán, fueran otra peligrosa aventura, no había yo mostrado el ánimo que convenía para emprendella y acaballa? ¿Estoy yo obligado, a dicha, siendo, como soy, caballero, a conocer y destinguir los sones y saber cuáles son de batán o no? Y más, que podría ser, como es verdad, que no los he visto en mi vida, como vos los habréis visto, como villano ruin que sois, criado y nacido entre ellos». (El Quijote, I, cap. XX).
Aguaor. (Aguador o azacán). Persona que se dedicaba a sacar el agua de los pozos, para luego transportarla en cántaros, hasta las tinajas de las casas a cambio de unas monedas.
Mucho antes de que existiera en Mota del Cuervo la distribución canalizada del agua potable, ésta se distribuía por las casas gracias a los aguaores. El aguaor extraía y transportaba el agua desde los pozos que disponían de las mejores aguas hasta las casas. La transportaban en cántaros colocados en unos carros típicos de la zona, con grandes ruedas recubiertas con aros de hierro. Carros adaptados especialmente para contener unos nueve o diez cántaros, bien protegidos para que no se «cantarearan», o lo que es lo mismo, para que no se chocaran entre ellos y resistieran los baches de los caminos y no se rompieran.
Así recoge Cervantes este oficio de azacán en su obra:
«Y cuando no, la infanta me ha de querer de manera que, a pesar de su padre, aunque claramente sepa que soy hijo de un AZACÁN, me ha de admitir por señor y por esposo; y si no, aquí entra el roballa y llevalla donde más gusto me diere». (El Quijote, I, cap. XXI)

Agüelo. Deformación de abuelo, ascendiente.
“¡Tomá que mi agüelo! –respondió la aldeana- (El Quijote, II, cap.X)
Agüero. Pronóstico basado en bases o señales sin fundamento, que indican buena o mala suerte.
Así la emplea Cervantes en el Quijote:
«No había bien acabado de decir estas razones Sancho, cuando llegaron a
sus oídos relinchos de Rocinante; los cuales relinchos tomó don Quijote por felicísimo agüero, y determinó de hacer de allí a tres o cuatro días otra salida» (El Quijote, II, cap.IIII).

(Gentileza del Heraldo Dirario de Soria)
Alcabalero. Dícese de la persona que se dedicaba a recaudar impuestos, como se le llamaba despectivamente a Cervantes, que se dedicaba a recorrer las tercias reales de los pueblos de la Mancha (como la de Mota del Cuervo) recaudando impuestos.
Carta de Teresa Panza a Sancho Panza su marido “…porque no pienso parar hasta verte arrendador o alcabalero, que son oficios que aunque lleva el diablo a quien mal los usa, en fin en fin siempre tienen y manejan dineros.” (El Quijote, II, cap. LII).

Tercia Real de Mota del Cuervo, donde se dice que Cervantes actuó como Alcabalero.
Alcuza. Recipiente de forma cónica o cilindro-cónica, con un asa y un pitorro que salía desde la mitad de la vasija, hecha de hojalata, o de cerámica, que se utilizaba en la cocina para contener el aceite. También se le llamaba Alcuza a un recipiente de hojalata, redondo, con un pitorro largo, que se utilizaba para engrasar algunas máquinas.
“Este es capaz de sacar leche de una alcuza” refrán que indica que una persona es capaz de hacer algo, que a primera vista, es imposible.
«Pidió luego alguna redoma para echallo, y, como no la hubo en la venta, se resolvió de ponello en una alcuza o aceitera de hoja de lata, de quien el ventero le hizo grata donación». (El Quijote, I, cap. XVII)
«Pero, reparando un poco más en ello, echó de ver en lacolor, sabor y olor, que no era sangre, sino el bálsamo de la alcuza que él le había visto beber». (El Quijote, I, cap. XVIII).

Alcuzas (foto jmgm).
Alforjas. Tira de tela de lana o de lona de costal, cerrada por los dos lados, para formar una bolsa doble que servía para transportar objetos, o el hato (comida). Se podía llevar cómodamente repartiendo su peso en cada bolsa, bien al hombro, o encima de la caballería. También las alforjas podían ser de pleita (esparto) para acoplarlas en la caballería. En la foto (del documental de RTVE «Las locuras de Don Quijote) podemos apreciar las alforjas que lleva Sancho Panza alojadas detrás de él, sobre el Rucio.
Así emplea Cervantes esta palabra en el Quijote:
«habiendo aplacado Sancho a su mujer, y don Quijote a su sobrina y a su ama, al anochecer, sin que nadie lo viese, sino el bachiller, que quiso acompañarles media legua del lugar, se pusieron en camino del Toboso: don Quijote sobre su buen Rocinante, y Sancho sobre su antiguo rucio, proveídas las alforjas de cosas tocantes a la bucólica, y la bolsa de dineros que le dio don Quijote para lo que se ofreciese» (El Quijote, II, cap. VII).
«Ensilló Sancho a Rocinante y aderezó al rucio, proveyó sus alforjas, a las cuales acompañaron las del primo, asimismo bien proveídas, y, encomendándose a Dios y despediéndose de todos, se pusieron en camino, tomando la derrota de la famosa cueva de Montesinos». (El Quijote, II, cap. XXII).

Aliaga. (Aulaga) Planta leguminosa, espinosa de flores amarillas, cuyas puntas tiernas come el ganado.
“Y alzando el uno de la cola del rucio y el otro la de Rocinante, les pusieron y encajaron sendos manojos de aliagas.” (El Quijote, II, cap. LXI).

Aliagas junto al Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo[/caption]
Antaño. En otro tiempo. Antiguamente.No solo Antaño, sino Hogaño (en este año), son palabras que aún se escuchan entre los ancianos del lugar. Así las recoge Cervantes en su obra magna.“Señores –dijo don Quijote–, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno.” (El Quijote, II, cap. LXXIV).

Los últimos días de D. Quijote (ilustración de G. Doré).
Arrea. Interjección, palabra que sirve para apelar a un interlocutor“Arrea y dile a tu madre que ya no venga”
«Llegó Sancho a su amo marchito y desmayado; tanto, que no podía arrear a su jumento.» (El Quijote, I, cap. XVIII)
Artesa. Recipiente de madera con las paredes inclinadas de forma que hacían el fondo más estrecho, con sendas tablas horizontales en dos de los cuatro lados. En Mota del Cuervo, en función del tamaño, las artesas tenían diferentes utilidades: Una más pequeña, cuadrada, donde se amasaba el pan. Otras artesas eran rectangulares y más grandes, donde se salaban los jamones del cerdo tras la matanza.«Por cuyas persuasiones y vituperios probó el pobre gobernador a moverse, y fue dar consigo en el suelo tan gran golpe, que pensó que se había hecho pedazos. Quedó como galápago encerrado y cubierto con sus conchas, o como medio tocino metido entre dos artesas, o bien así como barca que da al través en la arena». (El Quijote, II, cap. LIII).

Artesa de una sola pieza (antiguedadeselpatiodedulcinea,com)[/caption]
Atajo. Senda o paraje por donde se acorta el camino.
“En fin, por caminos desusados, por atajos y sendas encubiertas, partieron Roque, don Quijote y Sancho con otros seis escuderos a Barcelona. (El Quijote, II, cap. LXI).
Azogue. Estado de ánimo que denota alteración, bullicio, inquietud.El diccionario de la RAE define azogue como el mercurio (Hg).Cervantes si lo usa en el mismo sentido que en la Mota, como en estas citas:
Así sería –dijo Sancho–; porque a buena fe que andaba Rocinante como si fuera asno de gitano con azogue en los oídos. Y ¡cómo si llevaba azogue! –dijo don Quijote–, (El Quijote, I, cap. XXXI).
«Pues, ¿qué cuando se humillan a componer un género de verso que en Candaya se usaba entonces, a quien ellos llamaban seguidillas? Allí era el brincar de las almas, el retozar de la risa, el desasosiego de los cuerpos y finalmente el azogue de todos los sentidos», (Quijote, II, XXXVIII.).

Personas inquietas, con azogue.[/caption]
Azumbre. Recipiente de barro que se utilizaba como medida de capacidad para medir líquidos, como el vino y el aceite
Estas medidas cambiaban según las zonas, la equivalencia más extendida en España era: 1 Arroba: = 25 libras de 16 onzas cada una = 1 cántara = 8 azumbres = 32 cuartillos 128 copas = 16,128 litros.
En Toledo, a la que pertenecía la Mota, las medidas eran:
Cántara o arroba de vino: 16,133 litros y una cántara eran 8 azumbres
Cuando Sancho “se bebió de lo que no pudo caber en la alcuza y quedaba en la olla donde se había cocido casi media azumbre, y apenas acabó de beber comenzó a vomitar..” (El Quijote, I, cap. XVII).

Diferentes medidas de Azumbres (foto jmgm)[/caption]
Barbecho. Trozo de tierra que permanece sin cultivar. En ocasiones se alternaba el cultivo y el descanso de la tierra. A veces, en época de descanso de la tierra, se pasaba el arado para evitar que crecieran las malas hierbas.
“¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y, aunque estaban de allí más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre. (El Quijote, I, cap. XXV).

Búcaro. Recipiente de barro elaborado por las cantareras moteñas que servía para guardar en la despensa frutos secos, legumbres, encurtidos…
Así emplea Cervantes en el Quijote la palabra «búcaro»:
«Vuesas mercedes dejen al mancebo, y vuélvanse por donde vinieron, o por otra parte si se les antojare, que mi escudero es limpio tanto como otro, y esas artesillas son para él estrechas y penantes búcaros«. (El Quijote, II, cap.XXXII).

Cántaro. Vasija de barro típica de la alfarería moteña, con un asa y una gran boca que se usaba para llevar el agua. Estas piezas las fabricaban generalmente las mujeres sobre un torno de madera y los hombres son los que se encargaban de buscar el barro, de la cocción en hornos comunales y de transportarlas en carros para su posterior venta.
Horno alfarero de Mota del Cuervo. En donde destaca su cántaro característico.

“ Y volviendo la plática a Don Quijote le dijo: y a vos, alma de cántaro, ¿Quién os ha encajado en el cerebro que sois caballero andante, y que vencéis gigantes…” (El Quijote, II, cap. XXXI). Curiosamente Cervantes alude a los cántaros en diez ocasiones en el Quijote.
Cantareros. Dícese de los artesanos que trabajan el barro en Mota del cuervo para hacer su singular cerámica: Cántaros, tinajas, búcaros, parideras, etc., Generalmente una cerámica modelada por mujeres, que son las trabajan el barro que los hombres extraen de los barreros y que son los mismos que luego se encargan de venderlos de forma ambulante.
También se les llama cantareros a los habitantes del Barrio de las Cantarerías, situado en La Mota, hoy unido con el Cuervo y con Manjavacas para formar: Mota del Cuervo.
Cervantes pone en el Quijote, nada menos que en diez ocasiones, en boca de sus protagonistas a los cántaros. Ahí va una: «–Eso no es el mío –respondió Sancho–: digo, que no tiene nada de bellaco; antes tiene una alma como un cántaro:no sabe hacer mal a nadie…» (El Quijote, II, cap.XIII).

Capota. Tejado cónico de los molinos de viento, orientable para que las aspas puedan cazar el viento más conveniente para mover la piedra que, a su vez muele el cereal, y que generalmente es de madera.»–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.» (El Quijote, I, cap. VIII).Molineros de Mota del Cuervo encaramados a la capota de un molino para ajustar su eje (foto jmgm).
Chozo (a). Pequeña construcción de piedra, de planta redonda, con un óculo en la bóveda y con una sola entrada, donde se resguardaban los pastores.En esta zona de la Mancha existían muchas chozas de pastores, a las que Cervantes alude en múltiples ocasiones en su obra magna.«–Advierte, Sancho –dijo don Quijote–, que el amor ni mira respetos ni guarda términos de razón en sus discursos, y tiene la misma condición que la muerte: que así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de los pastores». (El Quijote, II, cap. LVIII)
Chozo de Pastores de la Sendilla en Mota del Cuervo (foto jmgm)
Chozo de la nieve, pozo de la nieve, o nevero. Está situado cerca de La Pozanca, próxima a donde estuvo el castillo de la Mota y al molino El Zurdo. El nevero es de piedra, encalado para conservar más baja la temperatura interior, tiene una estructura circular, con una profundidad de 4 metros. La cubierta es abovedada y tiene un óculo en la cúspide. En la foto (de C. Romeral) podemos observar como entra el sol por ese óculo y se refleja en el suelo junto a la puerta de entrada.
En este nevero, se depositaba la nieve, que se intercalaba con capas de paja para su mejor conservación. Tenía un pequeño desagüe. La nieve era vendida en bloques de hielo, para hacer bebidas de nieve o conservación de alimentos. El obligado de la nieve o nevero era la persona que se ocupaba de acumular la nieve y luego de venderla, limpia de polvo y paja (de ahí viene el famoso dicho).
Cervantes era conocedor de esta práctica, puesto que hace alusión a las bebidas de nieve, refrescadas con nieve o hielo. Incluso se publicaron diversos tratados por médicos españoles de la época, explicando las cualidades para la salud e incluso terapéuticas del frío.
«Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre.» (El Quijote, II, cap.58).
Se desconoce exactamente desde cuándo está este nevero en Mota del Cuervo.

Colador. o Colaor, recipiente de barro con agujeros en su base, que se utilizaba para “hacer la colada” (aún hoy se emplea este término para la acción de “lavar la ropa”). El procedimiento consistía en poner la ceniza de la planta “barrilla” (ver definición) en el colador y verter sobre ella agua caliente. El agua caliente arrastraba la sosa de la planta y al caer sobre la ropa, situada debajo en otro recipiente, la blanqueaba. «–No tengáis pena, amigo Sancho –dijo la duquesa–, que yo haré que mis doncellas os laven, y aun os metan en colada, si fuere menester. –» (El Quijote, II, cap.XXXII).

Colaor
Convite. Invitación, celebración con comida.
“Alguna vez como con mis vecinos y amigos, y muchas veces los convido; son mis convites limpios y aseados, y no nada escasos”. (El Quijote, II, cap.XVI).

Córcoles, Arroyo de Mota del Cuervo que recoge las aguas pluviales de las estribaciones de la Sierra de Altomira (donde están situados los molinos de viento en Mota del Cuervo), pasa por debajo del Camino Real por el único ojo del puente de la Alcantarilla, y -actualmente- está encañado al sistema de alcantarillado municipal, para luego desembocar en la laguna de Manjavacas a través de la Acequia Madre.
El arroyo Córcoles es al que posiblemente se refiere don Miguel de Cervantes, cuando dice que un grupo de mujeres estaban lavando en un arroyo a la entrada del «Lugar».
«con deseo de servir a sus señores, partió de muy buena gana al lugar de Sancho; y antes de entrar en él, vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres, a quien preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza…» (El Quijote, II, cap.L)
Trazado del arroyo Córcoles y puente de la Alcantarilla.
(Mapa elaboración jmgm)
Actualmente solo queda un pequeño trazado del arroyo Córcoles que discurre desde el puente de la Alcantarilla, atravesando unas tierras de labor, hasta su confluencia con la calle de Las Mesas. En ese punto es donde está la acometida de este arroyo al alcantarillado municipal. El único vestigio que queda del topónimo de ese arroyo es la Calle Córcoles, por donde en otro tiempo discurriera esta vía de agua, que pasaba por donde ahora está el grupo escolar Nuestra Señora de Manjavacas hasta desembocar en la Acequia Madre. Junto al cauce urbano de este arroyo Córcoles, enfrente a la era de los Guijarros, estuvo situada una gran noria rectangular.

No confundir este arroyo Córcoles con el río Córcoles que pasa por el vecino pueblo de Socuéllamos. Seguramente el nombre de ambos Córcoles procede de Quercus Ilex, nombre latino de las encinas, unos árboles muy frecuentes en la zona.
Dormir al sereno. Dormir a la intemperie durante la noche.
Al sereno, la RAE lo relega a la novena acepción como una locución adverbial, que significa: a la intemperie de la noche.
En Mota del Cuervo se sigue usando. y Cervantes así lo emplea:
«Y por ahora, bien será que os vais a dormir debajo de techado, porque el sereno os podría dañar la herida». (El Quijote, I, cap. XII).

Duelos y quebrantos. Plato típico de la Mota y de gran parte de la Mancha.
“Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos”. (El Quijote, 1, cap.I).

Duelos y Quebrantos (foto elespañol,com)[/caption]
Ea– Interjección que se usa para animar // “venga”
“Viendo Sancho Panza el buen suceso de su embuste, dijo: Ea, señor, que el cielo, conmovido de mis lágrimas y plegarias, ha ordenado que no se pueda mover Rocinante;..”(El Quijote, I, cap. XX)
Enantes. Denantes. Antes, recientemente.Según la RAE este adverbio está en desuso, pero aún se sigue usando en Mota del Cuervo y en otros sitios de habla hispana, como: Colombia, Chile, Panamá, Perú y Venezuela.
También lo emplea Cervantes: «Después se vino a entender que el haberse mudado de traje no había sido por otra cosa que por andarse por estos despoblados en pos de aquella pastora Marcela que nuestro zagal nombró denantes». (El Quijote, I,cap. XII).
Pastora Marcela, (gentileza de CuadernosManchegos,com).
Escuras. (a) Hacer algo sin mucha luz.
Según la RAE «a escuras» es una locución adverbial, en desuso, de «a oscuras»
Aún es posible escuchar esta locución adverbial en Mota del Cuervo, en especial entre la gente mayor. Cervantes así la recoge en El Quijote:
“Comió Sancho sin hacerse de rogar, y tragaba a escuras bocados de nudos de suelta…” (El Quijote, II, cap. XIII).
(Foto gentileza de El Heraldo)
Fandanguillo manchego. Baile popular. En Mota del Cuervo se baila un fandango parecido a la seguidilla pero más sencillo; el baile añade el cruce lento y la batida final de piernas con parada y cruce. Según parece el Fandango es originario de la América colonial española y arraigó con fuerza en la España peninsular en el siglo XVIII.

Cervantes hace alusión a estos bailes en el Quijote, concretamente a las seguidillas: «…se usaba entonces, a quien ellos llamaban seguidillas? Allí era el brincar de las almas, el retozar de la risa, el desasosiego de los cuerpos y finalmente el azogue de todos los sentidos». (El Quijote, II, cap. XXXVIII).
Hato. En Mota del Cuervo se emplea la palabra «Hato» como el sitio del campo donde los labradores dejaban los alimentos, el carro, la galera con las mulas, y otros utensilios cuando iban a labrar. También se llama hato al alimento, propiamente dicho, que se llevaba al campo en las alforjas.
La RAE, entre otras acepciones, lo define como porción de ganado mayor o menor.
Así lo emplea Cervantes en el Quijote: «Qué de migas, qué de natas, qué de guirnaldas y qué de zarandajas pastoriles, que, puesto que no me granjeen fama de discreto, no dejarán de granjearme la de ingenioso! Sanchica mi hija nos llevará la comida al HATO». (El Quijote, II, cap. LXVII).
Hermano, hermana. Trato respetuoso con el que se denomina en Mota del Cuervo a las personas mayores, sin que medie ningún parentesco, consanguinidad, o de pertenencia a ninguna orden religiosa, ni a la masonería. En otras regiones, en estos casos, se utiliza la palabra «tío o tía». El Diccionario de la Lengua no recoge esta acepción para la palabra hermano, o hermana. En cambio si lo hace Cervantes en el Quijote. «Oyendo lo cual mi amigo, dándose una palmada en la frente y disparando en una carga de risa, me dijo: Por Dios, hermano, que agora me acabo de desengañar de un engaño en que he estado todo el mucho tiempo que ha que os conozco.». (El Quijote, I, prólogo).

Hermano, persona mayor, en Mota del Cuervo[/caption]
Macho. Animal equino hijo de burro y yegua, o de burra y caballo. Generalmente estéril, que se usaba como animal de monta y/o de tiro.
“No hubieron bien entrado cuando Don Quijote preguntó al ventero por el hombre de las lanzas y alabardas, el cual respondió que en la caballeriza estaba acomodando el macho…” (El Quijote, II, cap.XXIIII).

Mayoral. Capataz o jefe de una cuadrilla de trabajadores del campo. Jefe de los pastores en una ganadería.
«Los ratos que del día me quedaban, después de haber dado lo que convenía a los mayorales, a capataces y a otros jornaleros» (El Quijote, I, cap.XXVIII).

En el centro de la foto, de pie, está D. Gregorio Pérez Castañó Jiménez, (apodado “Boquilla”), el mayoral de todos los ganados de Dª Asunción Ortega Belinchón (La Serrana), a la derecha en la foto le sigue su hijo, D. Tomás Pérez-Castaño López Gil (con un sombrero) que llegaría a ser el mayordomo general de todas las fincas de Dª Asunción. (foto de los fondos de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo). Ver aquí biografía de la Serrana.[/caption]
Media Fanega. Medida de capacidad para medir granos, sal y demás cosas secas, que consistía en un cajón de madera alargado con una de sus caras inclinada, y en la otra vertical con un asa, que se utilizaba para medir el grano antes de envasarlo en sacos.Una fanega de áridos equivalía en Castilla a 55,501 litros»Mala pascua me dé Dios, y sea la primera que viniere, si le trocara por él, aunque me diesen cuatro fanegas de cebada encima». (El Quijote, II, cap. XIII).

Media fanega (foto ABM)[/caption]
Migas. Plato de cocina típico en la Mota y en toda la Mancha. Hay dos variantes:
“Migas de duz” (dulces) que llevan harina de trigo, agua, corteza de limón y canela en rama.
“Migas ruleras” (o de pastor) que se hacen en la sartén con torreznos de cerdo, ajos y tostones de pan
“ pajecillos y truhanes de pocos años y de poca experiencia, que, a la más necesaria ocasión y cuando es menester dar una traza que importe, se les yelan las migas entre la boca y la mano y no saben cuál es su mano derecha”. (El Quijote,I cap. XXII).

Migas manchegas (receta de Karlos Arguiñano)
Ofrecimiento. Según el DRAE acción y efecto de ofrecer u ofrecerse. En la Mota se trata de un evento religioso que se celebra en el atrio de la iglesia y que consiste en entrar a ofrecer cosas (objetos o dinero) a la Virgen.
«Y la señora del coche y las demás criadas suyas estaban haciendo mil votos y ofrecimientos a todas las imágenes y casas de devoción de España, porque Dios librase a su escudero y a ellas de aquel tan grande peligro en que se hallaban.» (El Quijote, I, cap. VIII).

Olla podrida. Antiguo plato típico de la Mota y de la Mancha, cuyos ingredientes eran: Diferentes tipos de carne: de vacuno, de carnero, cerdo, perdiz, pollo; a lo que se añadía todo tipo de verduras: judías blancas, verduras, ajos, etc. Se cocía todo junto a fuego lento durante mucho tiempo, se dejaba reposar y se volvía a cocer. Siempre en olla de barro.
“Y Sancho dijo: aquel platonazo que está más adelante vahando, me parece que es olla podrida, que por la diversidad de cosas que en las tales ollas podridas hay, no podré dejar de topar con alguna que se sea de gusto…” (El Quijote, II, cap. XLVII).

Pairazos. Forma despectiva de “paer” (pared) que se utilizaba para denominar las construcciones de tapial que se «encuentraban» (encontraban) en ruinas.

«Pairazos» en la Venta de Malabrigo, en el camino de Mota del Cuervo a Campo de Criptana. Venta a la que posiblemente se refería Cervantes en el Quijote
Pan sobao. En la Mota también se llama así al pan candeal. El pan sobao de la Mota tiene mucha fama por su sabor, por el color blanco de su miga y por la forma característica de hogaza con dos o tres picos (canteros).

Pan sobao típico de Mota del Cuervo (Foto Panadería Zarco).
Como no podía ser menos, D. Quijote idealizaba el pan de su lugar, en la primera salida: «con lo cual acabó de confirmar don Quijote que estaba en algún famoso castillo, y que le servían con música, y que el abadejo eran truchas; el PAN CANDEAL; y las rameras, damas; y el ventero, castellano del castillo, y con esto daba por bien empleada su determinación y salida». (El Quijote, I, cap. II).
Picota. Columna de piedra, junto a la que la Inquisición ajusticiaba a los reos. En la Mota, que era una villa con jurisdicción propia, se tiene constancia de que la Picota estaba situada en la Plaza de la Cruz Verde (símbolo de la Inquisición). Al parecer fue destruida por un rayo a principios del siglo XVII.
Carta de Teresa Panza a Sancho Panza: “…la fuente de la plaza se secó, un rayo cayó en la picota…” (El Quijote, II, cap. LII).

Picota de Quintanar de la Orden, o Royo de Justicia, similar a la que hubo en Mota del Cuervo.
Pleita. Cinta trenzada de esparto con la que se hacen cestas, esteras, espuertas, capachos, seras, ataderos, tomizas, etc. Hacer pleita era uno de los entretenimientos principales de los labradores en los días de lluvia, cuando no se podía ir al campo y una ocupación también para los pastores.
Así alude Cervantes al esparto en su obra: «A lo que respondió Sancho: –Deme vuestra señoría alguna diciplina o ramal conveniente, que yo me daré con él como no me duela demasiado, porque hago saber a vuesa merced que, aunque soy rústico, mis carnes tienen más de algodón que de esparto, y no será bien que yo me descríe por el provecho ajeno». (El Quijote, II, cap.XXXVI).

Porfiar. Intentar conseguir tenazmente el logro de algo, a pesar de las dificultades. Desafiar a alguien para que lleve a cabo una acción costosa.Así se empleaba en la Mota:«Fueron varios chicotes a por hierba para los conejos y entre ellos se creo una porfía de a ver quien era capaz comerse un anapol, total que todos y por no quedar ninguno por debajo del otro, todos los probaron.
«Así emplea Cervantes esta palabra en su obra:«descubrió una venta que, a pesar suyo y gusto de don Quijote, había de ser castillo. Porfiaba Sancho que era venta, y su amo que no, sino castillo; y tanto duró la porfía, que tuvieron lugar, sin acabarla, de llegar a ella…» (El Quijote, I, cap. XV).

Porretas (en). Locución adverbial que significa: En pelotas, desnudo/a, sin ropa.
«Hízolo así Sancho, y, hablando Ricote a los demás peregrinos, se apartaron a la alameda que se parecía, bien desviados del camino real. Arrojaron los bordones, quitáronse las mucetas o esclavinas y quedaron en pelota, y todos ellos eran mozos y muy gentileshombres, excepto Ricote, que ya era hombre entrado en años». (El Quijote, II, cap. LIIII).
Portás. (Portadas). Puertas grandes en las casas de labranza para entrar las caballerías

Portada falsa (trasera) bajo un arco de medio punto, situada en el corral de la casa de La Memoria, en la calle del Galeón, con salida directa al camino del Campo (de Criptana), en Mota del Cuervo. Patrimonio desaparecido en el Siglo XXI (foto de E. Riquelme).
En la primera salida del Quijote: «Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza y por la puerta falsa de un corral salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo.» (El Quijote, I, cap. II).
Portazgo. Impuesto que se pagaba por pasar bienes o ganados al atravesar determinadas poblaciones.
En la Mota, desde el 15 de octubre de 1478, se tiene noticia de que se cobraba el portazgo a aquellas personas que entraban a vender de fuera de la villa. Esto se sabe gracias a la visita de la Orden de Santiago que hicieron a la Mota: los comendadores Rui Díaz Cerón y Pedro González de Calvente y el capellán del Maestre de la Orden de Santiago, Alfonso Fernández de Rivera. El valor de el portazgo de la Mota se fijó, en aquél año, en quinientos maravedíes.
Finalmente tenemos noticias de que este portazgo se arrendó en 1849 por el Ministerio de Comercio , Instrucción y Obras Publicas en la cantidad de 130.000 rs.vn. (Boletín nº 66 de 05/04/1849). En la imagen se puede ver dónde estuvo situado este portazgo hasta finales del siglo XX, a la entrada de Mota del Cuervo, en la carretera que va desde Córdoba a Tarragona, en el cruce con el Camino Real a Valencia. Por otro lado, en Manjavacas, se cobraba el portazguillo para la Encomienda de Socuéllamos.
Es curioso como los ganaderos de Yanguas (Soria), ya en 1407 estaban exentos del pago de portazgos. «Aquel que molestase a un arriero yangüés por asuntos referentes al pago de los portazgos, sería castigado con una multa de 1.000 maravedíes.»
Cervantes era perfecto conocedor de estos portazgos. Así se refiere a ellos en su obra: «¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera,
portazgo ni barca?» (El Quijote, I, cap. XLV.).
Es curioso como los ganaderos de Yanguas (Soria), ya en 1407 estaban exentos del pago de portazgos. «Aquel que molestase a un arriero yangües por asuntos referentes al pago de los portazgos, sería castigado con una multa de 1.000 maravedíes».
También Cervantes conocía el gran número de ganaderos Yangüeses que atravesaban las Cañadas de la Mesta y los Caminos Reales, atraídos por sus exenciones de pago de portazgos. Cervantes nombra a los yangüeses en seis ocasiones en el Quijote (I,10,16 – II,3).

Pozo Seco. Se trata de un pozo de grandes dimensiones, con cuatro grandes galerías en cruz y que hace aflorar las aguas procedentes de la Sierra de Altomira. Está situado en la mitad del camino que va desde Mota del Cuervo a Santa María de los Llanos. Un camino paralelo al cercano Camino Real de Valencia.
¿Se estaría refiriendo Cervantes a este Pozo Seco, en el Quijote (I, cap. VI) cuando el cura de ese «lugar de la Mancha», maese Nicolás se disponía a arrojar determinados libros?.
«Digo, en efeto, que este libro, y todos los que se hallaren que tratan destas cosas de Francia, se echen y depositen en un pozo seco, hasta que con más acuerdo se vea lo que se ha de hacer d’ellos». (El Quijote, I, cap. VI)
En la primera mitad del siglo XX, Julio, el Aguaor, repartía su agua por las calles. Tenía fama de agua buena, mejor que la de la Pozanca.
Pozo Seco. Fotografía de José Manuel González Mujeriego.
Pozo Zagarrón. Está situado en el término de Mota del Cuervo, en el cruce de caminos que conforman la Senda Vedada y el Camino de los Cantareros, antes de llegar a La Dehesa, a cuatro kilómetros del núcleo urbano. Este pozo está junto al cauce del Barranco del Zagarrón, una larga corriente de agua que atraviesa cuatro términos municipales: procede del paraje de Las Carboneras, en el término de Los Hinojosos; discurre por el noroeste del término de Mota del Cuervo, donde en su parte final recibe el nombre de Arroyo de la Cañada de Tovar; después se adentra en el término de Santa María de los Llanos, pasando junto a su núcleo urbano, donde alimenta al Pozo Nuevo, y continúa hacia el sur para desembocar en el río Saona, ya en el término de El Pedernoso. Este pozo tenía fama de poseer muy buena agua. Un pozo de propiedad municipal que aún conserva su brocal y pila original, y que fue restaurado por el Taller de Empleo Municipal. (foto de jmgm).

A este paraje dedicado a la figura del Zagarrón o Moharracho, alude Cervantes cuando envía a Don Quijote y a Sancho desde El Toboso, por la Senda Vedada, hacia Zaragoza y, en un cruce de caminos, se encuentran a la carreta de la muerte, con recitantes de la compañía de Angulo el Malo que venían de representar, en “aquel lugar que está detrás de aquella loma” (¿Mota del Cuervo?), en la octava mañana del Corpus, el Auto de las Cortes de la Muerte, y cómo iban así vestidos porque iban a representar el mismo Autoo a otro pueblo cercano (¿Villanueva de Alcardete?).
Esto dice Cervantes: “Estando en estas pláticas, quiso la suerte que llegase uno de la compañía, que venía vestido de bojiganga, con muchos cascabeles, y en la punta de un palo traía tres vejigas de vaca hinchadas; el cual moharracho, llegándose a don Quijote, comenzó a esgrimir el palo y a sacudir el suelo con las vejigas, y a dar grandes saltos, sonando los cascabeles” (El Quijote, II Capítulo XI).
Aún es posible ver esta figura del Moharracho o Zagarrón, representada por “el Porra”, en la Función de Ánimas en Mota del Cuervo y por el “Gabozorra” en las fiestas de Villanueva de Alcardete. Estos dos pueblos, junto a Quintanar y la Puebla de Don Fadriqye, formaron en su día una misma Alcaidía.
Rastrojo. Así se llama al campo de cultivo después de segar los cereales, con las numerosas cañas que quedan como residuo tras la cosecha. Estas cañas favorecen la infiltración de agua. Últimamente se hace siembra directa sobre rastrojo, una técnica de cultivo sin alteración del suelo mediante el arado.
Así lo emplea Cervantes en la conversación de Sancho con su mujer: «Pero si en dos paletas, y en menos de un abrir y cerrar de ojos, te la chanto un don y una señoría a cuestas, y te la saco de los rastrojos, y te la pongo en toldo y en peana, y en un estrado de más almohadas de velludo que tuvieron moros en su linaje los Almohadas de Marruecos». (El Quijote, II, cap. V).

Reata o Riata. Conjunto de équidos (caballos, mulas, o asnos) puestos en fila que tiran de un carro. «En resolución, Sancho acomodó a don Quijote sobre el asno y puso de reata a Rocinante; y llevando al asno de cabestro, se encaminó, poco más a menos, hacia donde le pareció que podía estar el camino real.» (El Quijote, I, cap. LII).

Sayas. Vestido de mujer .
«Y queriendo pasar adelante y romperlo todo, al improviso se le ofrecieron delante, saliendo de entre unos árboles, dos hermosísimas pastoras; a lo menos, vestidas como pastoras, sino que los pellicos y sayas eran de fino brocado…» (El Quijote, II, cap. LVIII.).
Sayas manchegas (foto gentileza de trajetradicionalmancha.blogspot.com).
Saona. Río que pasa por Mota del Cuervo (también llamado río Sahona o río Caude). En su nacimiento, ubicado en el vecino pueblo de Santa María de los Llanos, había unas instalaciones para el baño, muy utilizadas por los moteños y otros pueblos vecinos, hasta mediados del siglo XX, que descendió tanto el nivel freático que ahora es un lugar con agua profunda.
La piscina principal, llamada del Nacimiento, era una piscina agreste con numerosos vestuarios. El suelo y las paredes del vaso eran de piedra. En una de esas paredes laterales surgía el agua bastante fría y con mucha fuerza. En ella se bañaban preferentemente los hombres, aunque había unas horas en las que estaba permitido bañarse a las mujeres solas. Esta piscina se comunicaba con otra denominada El Cuartillo, algo menos profunda que la anterior y destinada preferentemente a las mujeres. Por último, y a continuación, estaba la piscina de las mulas, que no era otra cosa que un gran vado inundado en el que se bañaba a las caballerías. Las aguas del río Saona, en su día, llegaron a mover la piedra de siete molinos harineros en su corto recorrido hasta el río Záncara, además de permitir el riego a numerosas huertas y frutales.
Hoy, los Baños de Saona están abandonados y es un sitio con el agua profunda.

Imagen del nacimiento del río Saona, en lo que fuera los Baños de Saona. El agua surgía con fuerza entre las rocas situadas en la pared del fondo de esta piscina natural. La cuerda horizontal delimitaba la zona más profunda. .Fotografía de http://lacasademiabuela.canalblog.com/rss.xml)

Piscina de las mulas en el Balneario de Saona. Fotografía de http://lacasademiabuela.canalblog.com/rss.xml

Estado actual de los Baños de Saona. Google maps
Así se refiere Cervantes a este río junto a la aldea de Sancho: «¿qué escudero hay tan pobre en el mundo, a quien le falte un rocín, y un par de galgos, y una caña de pescar, con que entretenerse en su aldea? –A mí no me falta nada d’eso –respondió Sancho–»( El Quijote II, cap. XIII.)
Así se refiere Cervantes a este río junto a la aldea de Sancho: «¿qué escudero hay tan pobre en el mundo, a quien le falte un rocín, y un par de galgos, y una caña de pescar, con que entretenerse en su aldea? –A mí no me falta nada d’eso –respondió Sancho–»( El Quijote II, cap. XIII.)
Poco antes de su desembocadura en el Pantano de los Muleteros, en el término de Mota del Cuervo, se encuentra un magnífico puente romano en perfecto estado de conservación.

Puente romano sobre el río Saona (afluente del Záncara) en el término de Mota del Cuervo, poco antes de su desembocadura en el Pantano de los Muleteros.
Fotografía de José Manuel González Mujeriego.
Hay quien sostiene que el río Saona es el mismo que el río Monreal, que nace en el término municipal de Villarejo de Fuentes (Cuenca) y vierte sus aguas al norte del río Saona, a poca distancia del nacimiento de este último, en los Baños de Saona.
Tenajón. Deformación de tinajón. Grandes recipientes de barro que se usaba en Mota del Cuervo para lavar la ropa, que provenían de cortar longitudinalmente en dos mitades aquellos tinajones que se fabricaban en el Toboso («Oh tobosescas tinajas «El Quijote,II,cap. XVIII), o en Villarrobledo, para hacer el vino, que eran reconvertidos en sustitutos de los lavaderos públicos, ya que en Mota del Cuervo no existían. El agua la llevaban a esos tenajones a cántaros y, una vez utilizada, la sacaban de allí con una escoba «barriendo» el agua sucia a través de la parte donde estaba la boca del tenajón.

La ausencia de estos lavaderos públicos en Mota del Cuervo la «documenta» Cervantes en el Quijote, cuando dice que allí las mujeres lavaban en un arroyo:
«Muy discreto y agudo, y, con deseo de servir a sus señores, partió de muy buena gana al lugar de Sancho; y antes de entrar en él, vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres, a quien preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza, mujer de un cierto Sancho Panza, escudero de un caballero llamado don Quijote de la Mancha…» (El Quiote, II, cap. L).
Las medias tinajas también aparecen nombradas expresamente en el Quijote:
«Y diciendo esto, asió de un caldero, y, encajándole en una de las medias tinajas, sacó en él tres gallinas y dos gansos, y dijo a Sancho: –Comed, amigo, y desayunaos con esta espuma, en tanto que se llega la hora del yantar». (El Quiote, II, cap. XX).
Tinaja. Recipiente de barro con una boca muy ancha, una forma abombada en el medio y con una base relativamente pequeña, que fabricaban las cantareras de Mota del Cuervo y que servía para almacenar agua preferentemente. Estas tinajas eran algo más pequeñas que las de los pueblos vecinos de El Toboso y Villarrobledo.
Cervantes cita así las tinajas en su obra: «Sancho, a quien jamás pluguieron ni solazaron semejantes fechurías, se acogió a las tinajas, donde había sacado su agradable espuma, pareciéndole aquel lugar como sagrado.» (El Quijote, II, cap. XXI.)

Trabajar por la costa. Trabajo que se hacía únicamente a cambio de la comida, sin percibir otro tipo de salario.En la posguerra española, en época de escasez, algunas personas jóvenes, trabajaban únicamente por la costa (por la comida). Generalmente eran trabajos de cuidado de niños realizados por chicas jóvenes, o trabajos de zagales en casas de labor. No les daban alojamiento, ya que regresaban al anochecer a sus casas.Esta acepción de «la costa», la emplea Cervantes en el Quijote, así:Dice Sancho a su mujer: «y si Dios quisiera darme de comer a pie enjuto y en mi casa, sin traerme por vericuetos y encrucijadas, pues lo podía hacer a poca costa« (El Quijote, II, cap. V)

Niño pastor, foto de López Bernabeu.
Trillar. Labor agrícola que se hacía para separar el grano de cereal de la paja. Con esta acción, trituraban la parva (así llamaban a la mies extendida sobre la era). Para ello utilizaban un trillo, un apero de labranza consistente en una gran tabla de madera, algo levantada la parte delantera, con numerosos cantos de pedernal incrustados en su parte inferior, Este trillo, tirado (en la Mancha) por mulas, lo hacían pasar sobre la mies. Para favorecer el triturado de la mies, solían poner peso sobre el trillo, o dejaban que los chicotes se subieran encima a dar vueltas hasta que la labor quedaba lista para el siguiente paso: «Ablentar» (aventar).Así recoge Cervantes la palabra «Trillar»: «a la señora Dulcinea del Toboso, de que se le vayan a hincar de rodillas delante d’ella los vencidos que vuestra merced le envía y ha de enviar? Porque podría ser que, al tiempo que ellos llegasen, estuviese ella rastrillando lino, o trillando en las eras, y ellos se corriesen de verla» (El Quijote, I, cap. XXV).
Chicote trillando (foto Ramón Biadiu, 1934)
Tropa. En Mota del Cuervo se llamaba tropa al conjunto del ganado mular, compuesto por tres yuntas, de dos mulas cada una. Es decir, una tropa estaba compuesta por seis mulas. A su vez, una tropa era conducida por un mayoral, el cual tenía a su cargo tres zagales, uno para cada yunta.


Así refleja Cervantes en su obra a las tropas de caballería:
«Y luego se oyeron por aquí y por allí, y por acá y por acullá, infinitas cornetas y otros instrumentos de guerra, como de muchas tropas de caballería que por el bosque pasaba». (El Quijote, II, cap.XXXIIII).
Truje. En lugar de «traje» (pretérito indefinido del verbo traer)
La RAE recomienda evitar la utilización de formas propias del español clásico como «truje». Lo cierto es que aún es posible escucharlas en Mota del Cuervo, especialmente entre los ancianos del lugar. Así la utilizaba Cervantes en el Quijote:
“No se atenga a eso, señor, respondió Sancho, porque le hago saber que también fue de oídas la vista y la respuesta que le truje, porque así sé yo quien es la señora Dulcinea como dar un puño en el cielo”. (El Quiote, II, cap. IX).

Uncir: Poner los arreos a los animales de tiro, en las tareas de labranza (arado, trillado…). «Desuncir», significa lo contrario, quitar los arreos a las caballerías.
En Mota del Cuervo, aún se emplea mucho el término «no desunzo» para indicar que uno no para de hacer cosas, incluso que está agobiado. Esto es en recuerdo de aquellos días de cosecha de cereales, que acarreaban las espigas desde la tierra hasta la era, para luego trillar…, para volver a por otra carga de espigas… A los labradores no les daba tiempo a poner y a quitar los arreos a las mulas. «No desuncían». Así emplea esta palabra Cervantes en El Quijote:
«que no tengo otra hacienda sino este carro y estas mulas. –¡Oh hombre de poca fe! –respondió don Quijote–, apéate y desunce, y haz lo que quisieres.» (El Quijote, II, cap.XVII.)

Venta de Malabrigo, después conocida como Venta del Protestante, luego como Granja del Milagro y actualmente como Monte Escama (en donde hay una empresa dedicada a la cría de ganado bravo). Aún aparece en los mapas el topónimo referido al pozo de Malabrigo, cercano a dicha venta.
Las ventas eran establecimientos situados en los principales caminos, que ofrecían comida y alojamiento a los viajeros y a sus caballerías.
La Venta de Malabrigo, está en el término de Mota del Cuervo (Cuenca), cerca del límite de las provincias de Toledo y Ciudad Real, justo en el carril (camino) de los Valencianos, en otra época una vía importante. El siguiente pueblo en dirección “Noroeste” es el Toboso. Por ese lado, este camino llega hasta Toledo, (la capital del imperio español desde el 1519 al 1561) y en dirección “Este” llega a Manjavacas (hoy despoblado de Mota del Cuervo) y luego hasta Valencia. Este camino, cerca de Las Mesas, se bifurca en dos y el ramal que llega hasta Cartagena y su puerto (en el sureste de España), se llamó Camino de los Pimenteros.
Esta venta está muy cerca del antiguo camino de Mota del Cuervo a Campo de Criptana, que pasa por Puerto Lápice y llegaba hasta Córdoba. Son muchas las razones por las que esta venta podría ser a la que se refería Cervantes cuando don Quijote fue armado caballero, antes de la aventura de los molinos de viento de Campo de Criptana.
Cuando el ventero nombra caballero a Don Quijote: «se vino adonde don Quijote estaba, al cual mandó hincar de rodillas; y leyendo en su manual, como que decía alguna devota oración, en mitad de la leyenda alzó la mano y diole sobre el cuello un buen golpe, y tras él, con su mesma espada, un gentil espaldarazo, siempre murmurando entre dientes, como que rezaba». (El Quijote, I,3)
Hace años tuve la oportunidad de entrevistar al que fuera uno de los propietarios de la venta, Don Luis García, según él los viajeros que al atardecer llegaban a la venta, procedentes de Manjavacas, no se atrevían a cruzar el arroyo de la Zanja de la Olma, debido a los maleantes que acechaban en esa zona. Por el contrario, los viajeros que procedían del Toboso, hacían noche en la Quintería de la Olma, precisamente para no cruzar ese mismo arroyo por miedo a ser asaltados por los bandoleros. Más información sobre la Venta de Malabrigo en: https://motadelcuervoellugardelamancha.com/2016/03/04/la-venta-de-malabrigo/


Zafra. Recipiente metálico grande para guardar el aceite en la despensa.
En 1930 había en la Mota dos caldereros, que se dedicaban a la fabricación y montaje de todo tipo de trabajos en hierro, zafras para el aceite, venta y reparación (estañado) de sartenes, calderos de cobre, pucheros… Era la calderería de Canuto y José Soriano, situada en la calle de San Francisco, frente a la plaza del pozo del Haldudo (hoy llamado indebidamente pozo del Aldú).

Cervantes hace alusión a las calderas, sartenes… en muchas ocasiones, como: «–Paréceme –respondió Sancho– que vuesa merced es como lo que dicen: “Dijo la sartén a la caldera: Quítate allá ojinegra”. (El Quijote, II, cap.LXVII).
Zote. Ignorante, torpe, idiota.
“Es un zote el que estudió y es ignorante en letras”. (vocabulario de refranes de Correas). También es interesante notar que la forma italiana de Quixote es Chisciotto, y que en napolitáno “ciuoto” significa “estúpido”. Cervantes sabía italiano y por aquel entonces Nápoles era posesión española. No es extraño que Dorotea-Micomicona llamara a don Quijote “don Azote” aludiendo a los disparates del hidalgo…(“Otra manera de leer el Quijote: Historia, tradiciones culturales y literatura” de Agustín Redondo).
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Recopiladas por
José Manuel González MujeriegoAutor del libro: «Lo que Cervantes calló»Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
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