Los segadores de Mota del Cuervo

los-segadoresCartel anunciador de la película de J.A. Bardem, «La Venganza»

TVE ha vuelto a emitir la película “La Venganza”, escrita y dirigida por Juan Antonio Bardem, que obtuvo el Premio de la Crítica Internacional en el Festival de Cannes y estuvo nominada al Óscar a la mejor película extranjera.La película fue rodada en la década de los años 50 del siglo XX, en diversos pueblos manchegos, entre los que están:  Mota del Cuervo, Las Pedroñeras, El Toboso, Membrilla…, y en donde se narran las penurias y calamidades que por aquel tiempo sufrían los segadores, que iban de pueblo en pueblo buscando trabajo, a veces en competencia feroz con los segadores de cada uno de esos pueblos. Esta película, que en origen se iba a llamar “Los Segadores” y que por su coincidencia con el himno catalán, la censura de aquellos tiempos les obligó, no solo a cambiar el título por el de “La Venganza”, sino que entre otras cosas les hicieron cambiar la época en donde se desarrollaba la acción, para evitar así transmitir al exterior una imagen pobre de la España de la postguerra, especialmente por la crudeza de algunas de sus escenas, en las que se reflejaba la penuria de los campesinos. Por estas circunstancias, la película revela que la acción se desarrollaba en el año 1931, época que coincidía justo tras la caída de la monarquía de Alfonso XIII.

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Una de las escenas más multitudinarias, se desarrolla en la Plaza de la Cruz Verde de Mota del Cuervo, lo que nos ha permitido hacer un viaje en el tiempo, al permitirnos contemplar cómo era, hace sesenta años, esa plaza y hacernos una idea de cómo era el resto del pueblo:  con sus casas bajas, perfectamente encaladas, con sus calles de tierra, con una tosca fuente de cemento en el medio de la plaza, con sus dos piletas enfrentadas para llenar los famosos cántaros moteños. La tienda de la Nemesiana, en la esquina de la calle mayor, la vestimenta de sus actores, especialmente la de los campesinos, con esos blusones típicos de la época que lucían los hombres, que junto con el pañuelo a la cabeza, y bajo el sombrero , aliviaban ese tórrido sol de la Mancha en la época de la siega, con esas albarcas en los pies, algunas realizadas con ruedas de neumáticos…. Las mujeres con esas sayas largas y oscuras, muchas de ellas motivadas por los largos años de luto por el fallecimiento de algún familiar, con sus característicos mandiles y  con sus típicos pañuelos ajustados a la barbilla y, que nos recuerdan una posible influencia árabe.

Con la reposición de esta película,  ha llegado a mi memoria un panfleto, una soflama  u octavilla reivindicativa, que hace tiempo me facilitó una pariente nonagenaria, Piedad Piqueras Mujeriego. Octavilla impresa a dos caras, que aún conserva el color sepia del papel que se utilizaba en la época,  perfectamente doblada en ocho partes, y con los datos de la imprenta madrileña al pie de una de sus caras (TIP. FERREIRA.- Dr. Mata, 3 MADRID). Me contaba mi pariente, que ésta soflama fue lanzada al vuelo por los segadores junto a otras muchas, y que fue recogida por una de sus hermanas mayores, una persona –me dice- cultivada y que le gustaba leer el periódico todos los días.  Algo muy poco común en su época, tratándose como era, de una mujer. Esta hija de Maria Rosa  recogió del suelo este pasquín, en la plaza mayor de la Mota, justo enfrente de su casa, cuando venía de comprar el periódico ABC para el bar que regentaba su padre, en esa misma plaza, allá por los años 30, antes de la guerra civil española.

Reproduzco a continuación el anverso y el reverso de ese pasquín.:

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Al tratarse de segadores, no he podido resistir la tentación de mostraros este documento original, que representa una parte de la historia relativamente próxima de nuestro pueblo. Este panfleto, por la valentía que reflejan esos “cantares” firmados por “Doroteo Muñoz CAPOTE”, el Capitán de la Comparsa de Segadores, que amparándose en los carnavales, donde la permisividad era mayor, nos muestra la forma de vida, no solo de los segadores de la época, sino de los yunterillos, y de los labradores a sueldo de los grandes agricultores. Aunque al final, la película muestra la reconciliación entre los rivales, en la vida real, hemos visto que no es tan fácil esa reconciliación. Lamentablemente un tema muy sensible aún en nuestro pueblo, a pesar de los años transcurridos y del progreso económico. Con este documento, solo pretendo recordar el momento social de Mota del Cuervo y su entorno en aquellos años treinta. Un texto que habla por sí solo de las penurias de los pobres segadores, del respeto con que exponen esta “comparsa de segadores” sus reivindicaciones, y quizás con el temor de no enfrentarse con estos relatos a los posibles empleadores.

Me cuenta mi pariente que aún se acuerda, como en aquella época, las cuadrillas de segadores que  llegaban a la plaza mayor de Mota del Cuervo, con sus mujeres e hijos pequeños, llorando, envueltos con trozos de sábanas dentro de las “agüaeras” de sus borricos, “aparcados” en la acera de los Marrodanes, cobijados bajo la sombra del voladizo de la “portá”, o de los campamentos de gitanos que se establecían junto a la Ermita de Santa Ana, a la entrada del pueblo. También de las colas de personas que se formaban en las puertas de las casas grandes, que con el objetivo de recabar un “centimillo” de peseta  (0,01 céntimo de peseta), rezaban por las ánimas del purgatorio y por los difuntos de esa casa, hasta que salía el ama con la limosna. Eran otros tiempos,  que obligaron a muchos moteños a emigrar a Barcelona, a Valencia, o a Madrid.

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Autor: José Manuel González Mujeriego
Publicado en octubre de 2015

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Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.

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