Referencias a ese concreto «lugar de la Mancha» en las obras de Cervantes.
Como hemos visto en una entrada anterior, en la presentación del libro «Lo que Cervantes calló», D. Miguel de Cervantes estuvo escribiendo dos de sus últimas obras al mismo tiempo. Primero vio la luz, en 1605, la primera parte de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha y, en 1615, la segunda parte. Un año después de la muerte de Cervantes acontecida en 1616, se publicó Los Trabajos de Persiles y Sigismunda. En ambas novelas, repite el autor la misma idea de «no acordarse», o «no querer acordarse» de un lugar de la Mancha que está tan próximo a El Toboso y a Quintanar de la Orden.
Si nos atenemos a El Persiles, vemos que deja meridianamente claro que si esos peregrinos, que procedían de Portugal, pasando por Guadalupe, por Aranjuez, por Ocaña, y que visitan al padre de uno de ellos en Quintanar de la Orden, donde pernoctan y al día siguiente prosiguen su viaje en dirección a Valencia, y en el siguiente pueblo, que la geografía se obstina en llamar de forma inequívoca, Mota del Cuervo, Cervantes vuelve a decir textualmente: «El hermoso escuadrón de los peregrinos, prosiguiendo su viaje, llegó a un lugar, no muy pequeño ni muy grande, de cuyo nombre no me acuerdo […]»[1] y con la coincidencia de la primera frase de El Quijote: «En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme«, vemos por los detalles citados en mi libro «Lo que Cervantes calló», que denota claramente que nuestro príncipe de las letras, se estaba refiriendo al mismo lugar.
Camino de desde Guadalupe a Valencia, por donde Cervantes hace llegar en su obra de «El Persiles» al «hermoso escuadrón de peregrinos», situándolos en Quintanar de la Orden, y al día siguiente los hace ir en dirección a Valencia y vuelve a decir aquello de que: «llegan a un lugar, no muy grande, ni muy pequeño de cuyo nombre no se acuerda». La geografía se obstina en llamar a ese lugar: Mota del Cuervo. (El itinerario de este mapa coincide con el del mapa nº 16 de Juan de Villuga 1546, de Valencia a Guadalupe)
Es curioso cómo podemos establecer muchos más paralelismos en las dos obras coetáneas de Cervantes, El Persiles y El Quijote, que aportan sin duda datos sobre el lugar geográfico de ese referido «lugar de la Mancha» del que no quiere acordarse. Por ejemplo, cuando Cervantes habla en el Persiles de una encrucijada de caminos, relatando cómo los peregrinos que habían salido de Quintanar de la Orden en dirección a Valencia y llegaron al siguiente pueblo, que la geografía se obstina en señalar —de forma inequívoca, según todos los mapas— como Mota del Cuervo y tras pernoctar en él, se encuentran, de nuevo, con los falsos cautivos y continuaron junto a ellos hasta que: «[…] llegaron todos juntos donde un camino se dividía en dos: los cautivos tomaron el de Cartagena y los peregrinos el de Valencia […]» (El Persiles).
Vemos como también en El Quijote, Cervantes sitúa en ese lugar, el camino que se bifurca hacia Cartagena: «Si así es –dijo el cura–, por la mitad de mi pueblo hemos de pasar, y de allí tomará vuesa merced la derrota de Cartagena, donde se podrá embarcar con la buena ventura…» (El Quijote, I, cap. XXIX).
Tiene que ser un lugar «tan» cercano al Toboso
Mota del Cuervo se encuentra a 12 km en línea recta de El Toboso, o el equivalente a dos leguas castellanas. Según El repertorio de Caminos, de Juan de Villuga (1546), se refleja este camino directo entre Mota del Cuervo y El Toboso, en dos de sus principales rutas. Desde Lisboa a Valencia y de Guadalupe a Valencia. En uno de ellos establece que desde El Toboso a la Mota hay «ii» —dos leguas—, y en el otro indica desde la Mota al Toboso «ij» —que se podría interpretar como una legua y otra larga—.
Sostengo este razonamiento por las muchas referencias que hace Cervantes, en El Quijote, sobre la cercanía del «lugar» con El Toboso, que a veces llega a concretar como de «tan cerca». Sancho Panza afirma textualmente que se trata de un pueblo que permite que sus vecinos se conozcan, que propicia que el escudero hubiera oído hablar de Dulcinea y que le hayan llegado noticias de cómo esta mujer llamaba a sus criados desde la torre de la Iglesia.
«Solo Sancho Panza pensaba que cuanto su amo decía era verdad […] y en lo que dudaba algo era en creer aquello de la linda Dulcinea del Toboso, porque nunca tal nombre ni tal princesa había llegado jamás a su noticia, aunque vivía tan cerca del Toboso»[2].

En el siguiente mapa vemos reflejados a la izquierda El Toboso, unido por dos caminos, paralelos cuando no coincidentes (señalados en el horizontal) a Mota del Cuervo. La distancia es de 12 km. Estos caminos son cruzados de norte a sur por la Vereda de los Serrano. Entre ambos pueblos había en la época de Cervantes un gran monte de encinas, donde el autor hace esperar a don Quijote y a Sancho antes de entrar a El Toboso para ver a su Dulcinea. Este tema de la espera de don Quijote en el bosque y de la lentitud en su caminar —como ya se ha explicado antes—, invalida la teoría de algunos autores que solamente tienen en cuenta las tardanzas del hidalgo y su escudero para calcular las distancias, pues como vemos Cervantes en su obra no es nada preciso en la aplicación de las tardanzas. Sin duda, hay que sumar la habilidad cervantina para ocultar —conscientemente— «el lugar de la Mancha«, que repetidamente no quiso nombrar.
El Toboso (a la izquierda) y Mota del Cuervo (a la derecha), pueblos vecinos unidos por dos caminos coincidentes (en amarillo y en verde). En rojo (de norte a sur) la Vereda de los Serrano, más adelante (hacia el sur) conocida como Cañada Real a Andalucía, pasando por las Lagunas de Ruidera y la Cueva de Montesinos. Hacia el norte conecta con la Cañada Real Soriana, lo que explicaría la presencia de Yangüeses en la zona (ganaderos naturales de Yangüas, Soria, que cita Cervantes).
No solo esta cercanía de El Toboso con ese hipotético «lugar» descrito por Cervantes aparece en el pensamiento de Sancho, está presente también a lo largo de toda la obra plagada de otras referencias a esta cercanía. Por ejemplo, cuando el escudero acepta que conoce a Dulcinea.
«[…] Tal es el recato y encerramiento con que sus padres, Lorenzo corchuelo, y su madre, Aldonza Nogales, la han criado.
—¡Ta, ta! —dijo Sancho—. ¿Qué la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo?
‑Esa es —dijo don Quijote—, y es la que merece ser señora de todo el universo.
‑—Bien la conozco —dijo Sancho— y sé decir que tira tan bien una barra ( ) como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviera por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar a unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y aunque estaban de allí a más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre. Y lo mejor que tiene es que no es nada melindrosa, porque tiene mucho de cortesana, con todos se burla y de todo hace mueca y donaire […]»[3].
Otro episodio significativo lo encarna Sancho que cansado de mentir a don Quijote con los pormenores de su viaje desde Sierra Morena a El Toboso, teme que le cace en alguna mentira:
«porque, puesto que él sabía que Dulcinea era una labradora de El Toboso, no la había visto en toda su vida»[4].
No la había visto, pero había oído hablar de ella, como vemos en las afirmaciones anteriores. Con estos argumentos, Cervantes nos da a entender, claramente, que el pueblo de don Quijote y Sancho Panza era un lugar muy cercano a El Toboso, perteneciente a la Mancha que el autor conoció como tal. También serían suficientes para invalidar teorías que sitúan el lugar de don Quijote nada menos que en la zona de Sanabria, en la provincia de León. E incluso otras, en el corazón del Campo de Montiel, en la actual Castilla-La Mancha, pero alejadas más de 100 km de El Toboso, (4 jornadas a lomos de Rocinante), como es el caso de Villanueva de los Infantes.
Otra prueba más la tenemos cuando don Quijote estaba a punto de acometer una peligrosa aventura, al escuchar unos ruidos estruendosos, que luego resultaron ser seis mazos de batán. En esa circunstancia le comenta a su escudero, que si en tres días no ha salido de esa aventura, que se vuelva a su aldea, y desde allí vaya a El Toboso a informar a su Dulcinea. Esta instrucción y otros comentarios similares han contribuido a que muchos autores, como se ha visto, a afirmar y mantener la teoría de la cercanía de El Toboso a «el lugar de la Mancha«.
«[…] espérame aquí hasta tres días no más, en los cuales, si no volviere, puedes tú volverte a nuestra aldea, y desde allí, por hacerme merced y buena obra, irás al Toboso, donde dirás a la incomparable señora mía Dulcinea que su cautivo caballero murió por acometer cosas que le hiciesen digno de poder llamarse suyo.»[5].
En las Relaciones que el Rey Felipe II mandó recabar a todos los pueblos, en 1575, los toboseños declaran: «Los pueblos que rodean al Toboso son: Mota del Cuervo (Este), Campo de Criptana y Pedro Muñoz (Sur), Miguel Esteban (Oeste), Villanueva de Alcardete y Villamayor de Santiago (Norte)«. También en esas mismas Relaciones, se declara que El Toboso carece de término propio porque el suelo pertenece a la Orden de Santiago. Es decir, relatan aquellos pueblos que se encuentran siguiendo los caminos directos desde El Toboso. En el caso de Mota del Cuervo, había dos caminos que salían desde El Toboso y que convergían poco antes de llegar a este pueblo. Posteriormente, tras establecerse los términos municipales, algunos de estos pueblos no pueden considerarse ya municipios limítrofes, por lo que los términos municipales que rodean a El Toboso actualmente son: Mota del Cuervo, Campo de Criptana, Pedro Muñoz, Miguel Esteban, Los Hinojosos y Quintanar de la Orden.
Tiene que ser también un lugar cercano y con camino directo a Campo de Criptana
Es evidente que «el lugar de la Mancha» también tiene que ser un sitio con acceso directo al Campo de Criptana. Un lugar que permitiera a don Quijote y Sancho Panza salir muy de mañana sin que les hieran los rayos del sol, y tomar dirección al «Antiguo y conocido Campo de Montiel». Hemos visto que Cervantes consideraba a este pueblo molinero como perteneciente al antiguo Campo de Montiel, quizás porque así seguía apareciendo en los mapas de la época. Como el del cartógrafo real Ortelius y porque aún seguían reuniéndose en él los comendadores del Campo de Montiel. Probablemente Cervantes se estuviera refiriendo, como lugar de salida del hidalgo, a la aldea de «El Cuervo», también en el «antiguo» Campo de Montiel para Cervantes y para la historia, y hoy integrada junto con La Mota en la villa de Mota del Cuervo. Hay que destacar, en cambio, que La Mota, como tal, no perteneció nunca al Campo de Montiel por sí sola, ni tampoco después cuando ya estaba unida al Cuervo. En épocas posteriores a Cervantes, hubo periodos en los que Mota del Cuervo estuvo situada junto al Campo de Montiel, como destacan reconocidos geógrafos.
Volviendo a los dos personajes, consta en la obra que salieron muy de mañana en dirección a Puerto Lápice y no les fatigaban los rayos del sol. Es decir, tendrían que caminar hacia el suroeste, dándoles el sol de soslayo «por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigaban»[6].
Después, sin perder su camino hacia Puerto Lápice, se encontrarán con los 30 ó 40 molinos de Campo de Criptana, —único sitio donde había esa cantidad de molinos—, y en el que se desencadena la conocida aventura de los gigantes.
«En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero: —La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear […]»[7].
Vemos que Cervantes, pone en boca de Sancho, para advertir a su amo, que aquello que don Quijote supone que eran gigantes, no eran tales, sino molinos de viento, y los brazos eran sus aspas. Esto indica que Sancho conocía esos nuevos artefactos, porque los había en su pueblo, aunque en mucho menor número que en el vecino Campo de Criptana.
Se tiene constancia de que los vecinos de Mota del Cuervo, en aquella época, seguían yendo a moler al río Záncara y al Cigüela, donde al parecer, el cobro de la maquila (parte del grano de la molienda con el que se pagaba al molinero) era mucho más barata que en los primeros molinos de viento. (Ver el artículo de Enrique Lillo Alarcón sobre el primer molino de viento en Mota del Cuervo ). Cervantes refleja en El Quijote, el episodio del molinero que recogió maltrecho a don Quijote, cuando regresaba de moler (probablemente de un molino de agua situado en el río Záncara o en el Cigüela) hacia su pueblo:
«[…] y siendo apaleado como a cibera lo recoge su paisano Pedro Alonso que venía del molino hacia su pueblo.»[8].
También tenemos noticias, según los Visitadores de la Orden de Santiago, de que empezaban ya a construirse algunos molinos de viento en la sierra de Mota del Cuervo, que pertenecían a determinadas Encomiendas.
Quizás por esa razón, los que redactaron las respuestas a Las Relaciones de Felipe II en Mota del Cuervo, no citan molinos a pesar de que hubiera en su sierra algunos de uso privado. El episodio contra los molinos de viento sólo pudo desarrollarse en los numerosos molinos de Campo de Criptana. Así lo aceptan todos los autores, aunque algunos como Francisco Parra Luna, lo ponga entre interrogantes en su libro donde defiende Villanueva de los Infantes como patria de don Quijote. Muchos años después de la muerte de Cervantes, tras una prolongada sequía, el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), ya registra en Mota del Cuervo los nombres de los dueños de sus quince molinos de viento en su término.
También, según El Quijote, tiene que ser un sitio que les permita salir en una ocasión por el camino del Campo de Criptana (antiguo Campo de Montiel para Cervantes) y otras, en cambio, por el Camino de El Toboso. En el siguiente mapa podemos apreciar los caminos citados que salen de la población: uno hacia el Campo de Criptana y otro a El Toboso.
En verde y en horizontal, caminos de Mota del Cuervo al Toboso (arriba, en dirección oeste) y al Campo de Criptana y Puerto Lápice y Despeñaperros (abajo, en dirección suroeste). En amarillo y en vertical la cañada real a Cuenca y Segovia (por el norte) y a Ruidera y Sierra Morena (por el sur) llamada Vereda de los Serrano, y luego Cañada Real de Andalucía. Un poco más abajo esta cañada real se cruza con el camino de la Seda y el de los pimenteros (a Cartagena).
Como se ha visto anteriormente, aún permanecen en Mota del Cuervo, los topónimos de las calles que indican esas dos direcciones:
Topónimo que aún se conserva en Mota del Cuervo que arranca del pozo de la antigua aldea de «El Cuervo» (ahora integrada en Mota del Cuervo), y lleva directamente a «El Campo» (ahora Campo de Criptana), por donde Cervantes «situó» a sus personajes hacia el «antiguo y conocido Campo de Montiel».
Otro topónimo que se conserva en Mota del Cuervo, es el de la Calle El Toboso (Pueblo que entonces no era del Campo de Montiel), que indica además el Camino de Santiago de Levante y la Ruta del Quijote.
Si nos fijamos bien, todo cuadra en esta ficción, si imaginamos que «el lugar» es Mota del Cuervo. Los personajes salen muy de mañana hacia el suroeste, no les hiere el sol de frente, sino de soslayo; van caminando por el «Antiguo y conocido Campo de Montiel», llegan a Campo de Criptana, donde tienen la aventura de los molinos de viento, y luego siguen su camino a Puerto Lápice, para posteriormente dirigirse a Sierra Morena. Es un recorrido en el que se evita dar esas vueltas alambicadas que proponen otros autores, cuando se refieren a las rutas desde Villanueva de los Infantes, Alcázar de San Juan, o Argamasilla de Alba, tal y como se puede comparar en los tres mapas siguientes:
Itinerario: Mota del Cuervo, Campo de Criptana, Puerto Lápice y Sierra Morena, por donde Cervantes «pudo dirigir», en la segunda salida, a sus personajes de ficción. Este camino coincide en su mayor parte con el trazado de la actual N-420 de Córdoba a Tarragona.
Aquí podemos comparar el itinerario de don Quijote y Sancho, si «el lugar» fuera Villanueva de los Infantes, teniendo en cuenta que forzosamente tienen que pasar por Campo de Criptana (para la aventura de los molinos de viento) y luego seguir hacia Puerto Lápice y más tarde a Sierra Morena. Esta sería la vuelta que tendrían que dar.
Y en este mapa se puede percibir la ruta propuesta si «el lugar» fuera
Argamasilla de Alba, teniendo en cuenta que forzosamente tienen que pasar por Campo de Criptana (para la aventura de los molinos de viento) y luego seguir hacia Puerto Lápice y Almodóvar (en Sierra Morena). Esta sería la vuelta que tendrían que dar.
En el desarrollo de este estudio, se han tenido en cuenta los caminos de la época, como son los de Juan de Villuga (de 1546) o los de Alonso de Menesas (de 1576), y la utilización de los caminos de la Mesta (cañadas ganaderas). Es importante seguir los caminos de la época de Cervantes, no los creados con posterioridad. Como se aprecia en el mapa siguiente, este Camino de El Campo de Criptana aparece ya en el Itinerario de Caminos de Juan de Villuga, de 1546, donde vemos que procedente de Cuenca, baja por la Venta de la Hosilla, La Parrilla, Cervera del Llano, Villaescusa de Haro, Monreal del Llano, Mota del Cuervo, Campo de Criptana, Alcazar…
Reproducción satelital del camino de Juan de Villuga (1546) que va desde Cuenca a Alcázar de San Juan, pasando por Mota del Cuervo y por Campo de Criptana. Llama la atención que no pasan por Belmonte, ni por el entonces semi-despoblado de Pedro Muñoz.
A la izquierda vemos el tramo del Camino de Juan Villuga (1546) que va desde Cuenca a Alcázar de San Juan, con indicación de las distancias entre pueblos en leguas (Entre Mota del Cuervo y Campo de Criptana, son 4 leguas). A la derecha el mismo itinerario, pero por Alonso de Meneses (1576). En aquel tiempo Alcázar se llamaba Alcázar de Consuegra.
También hay restos claramente visibles de ese camino de Alcázar a Cuenca, atravesando la zona urbana de Mota del Cuervo, pues pasaba por la calle Mayor, la plaza Pozo de la Aldea y la calle de El Campo (que lleva a Campo de Criptana).
Tiene que haber un itinerario lógico para la tercera salida de D. Quijote desde su lugar.
Cervantes dirige al hidalgo y a su escudero en dirección a Barcelona, y para contradecir el Quijote apócrifo de Avellaneda, les hace ir sin pasar por Zaragoza. Vemos cómo, saliendo desde «su lugar» (después de acercarse al Toboso para despedir a Dulcinea), toman el camino citado anteriormente, que va desde Alcázar de Consuegra (ahora Alcázar de San Juan), hasta Cuenca y desde allí a Barcelona, por el camino marcado tanto por Villuga, como por Meneses, desde Cuenca hacia Tortosa y desde allí otro hacia Barcelona.
Camino de Villuga que va desde Cuenca a Tortosa
Camino de Villuga (el nº 5) desde Tortosa a Barcelona.
Tiene que ser también un lugar cercano y con camino directo a Quintanar de la Orden
Cervantes quiso situar a sus protagonistas cerca de Quintanar de la Orden. En El Quijote se dan referencias exactas a este pueblo, cuando cita a Juan Haldudo, el rico vecino del Quintanar, a propósito del apaleamiento de su criado Andrés en el encinar:
«Mire vuestra merced, señor, lo que dice —dijo el muchacho—, que este mi amo no es caballero ni ha recebido orden de caballería alguna; que es Juan Haldudo el rico, el vecino del Quintanar»[9].
Grabado de Doré
Son muchas las referencias sobre los Haldudo en Mota del Cuervo, que desde 1498 aparecen en el libro de visitas de la Orden de Santiago a la Mota (AHN,OM,UCLÉS,L.1068), que nos permiten asegurar que ese apellido tan peculiar, era oriundo de este lugar, según veremos cuando hablemos de los argumentos históricos. Aún se conserva en Mota del Cuervo el topónimo de una calle y un antiguo pozo que hace alusión a este apellido.
Pero lo que nos interesa aquí es concretar que el famoso «lugar» tiene que ser un lugar muy cercano a Quintanar. Así queda probado cuando don Quijote regresó a su aldea, después de su último viaje, y su paisano el Bachiller Sansón Carrasco le dice:
«[…] que ya tenía comprados de su propio dinero dos famosos perros para guardar el ganado: el uno llamado Barcino, y el otro Butrón, que se los había vendido un ganadero del Quintanar […]»[10].
Quintanar y Mota del Cuervo son dos pueblos vecinos unidos por el Camino Real a Valencia.
Otro indicio de la cercanía de Quintanar al «lugar» lo sugiere Cervantes cuando, después de salir de la venta donde fue armado caballero, e inmediatamente antes del episodio del encinar donde Haldudo, el rico vecino del Quintanar, estaba apaleando a su criado, don Quijote se dirigió a su aldea, y dejando libertad a su caballo Rocinante, éste se guió «por la querencia».
«Con este pensamiento guió a Rocinante hacia su aldea, el cual, casi conociendo la querencia, con tanta gana comenzó a caminar, que parecía que no ponía los pies en el suelo.»[11].
A su vez, si nos atenemos a las citas que hace Cervantes en El Persiles (la obra coetánea a El Quijote) sobre Quintanar de la Orden son para señalar que este pueblo es la patria de uno de los peregrinos. Por ese motivo, según hemos visto en capítulos anteriores, cuando llegan a Ocaña[12] se dirigen a Quintanar para visitar a los padres de ese peregrino[13]. Más tarde, cuando éstos reanudan su viaje hacia Valencia, en el siguiente pueblo, Mota del Cuervo, es cuando Cervantes nos deja esa pista tan importante, que ya hemos referido, al repetir en El Persiles, una frase muy parecida a la que emplea el autor en El Quijote.
«El hermoso escuadrón de los peregrinos, prosiguiendo su viaje, (desde Quintanar hacia Valencia) llegó a un lugar, no muy pequeño ni muy grande, de cuyo nombre no me acuerdo, y en mitad de la plaza dél, por quien forzosamente habían de pasar […]»[14].
Así vemos como Cervantes vuelve a emplear, al referirse a ese siguiente pueblo, después de Quintanar y en dirección a Valencia, las mismas palabras que utiliza en el famoso comienzo de El Quijote para no querer acordarse de nombrarlo: «En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…».
Tiene que ser un lugar muy pasajero
Vemos también que por Mota del Cuervo discurre el Camino de Santiago de Valencia. En el sentido hacia la capital del Levante, y partiendo de Quintanar de la Orden, tiene como siguiente pueblo a Mota del Cuervo, y luego a San Clemente, La Roda, Albacete…
También cumple el requisito de ser un lugar con caminos directos a Madrid y a Toledo.
«[…] señor cura, eche cata (averigüe) por ahí si hay alguien que vaya a Madrid o a Toledo para que me compre un verdugado [….]»[15].
A Madrid por el Camino Real[16], y a Toledo por el Camino de la Seda (o de los pimenteros), cuyo trazado define Pedro Juan Villuga en 1546, en su Repertorio de Caminos, como el «Camino de la Seda de Toledo a Murcia». Descrito también por Alonso Meneses en 1576[17].
Otros argumentos geográficos
Si tomamos como probable la hipótesis de que el «lugar de la Mancha» pudiera ser Mota del Cuervo, se cumplirían además, desde el punto de vista geográfico, otras premisas que «dicta» Cervantes en El Quijote. Como que a la salida de esos dos caminos citados anteriormente, El Toboso y el de Campo de Criptana —muy cercanos a Mota del Cuervo—, ambos son atravesados por la Vereda de los Serrano, denominada más adelante como Cañada Real de Andalucía. Una de las cañadas de la Mesta que atraviesa, como otras muchas, la península ibérica de norte a sur. Esta cañada real enlaza por el norte con la cañada real soriana, lo que explicaría la presencia de yangüeses, con la de Cuenca, con la de Segovia y por el sur esta cañada atraviesa el río Záncara[18], lleva hasta las Lagunas de Ruidera (donde tuvo lugar el episodio de la Cueva de Montesinos), para bajar hasta la parte este de Sierra Morena, bordeando la sierra del Cambrón y llegando a las proximidades de Iznatoraf (Jaen)[19].
También, si consideramos que ese hipotético lugar fuera Mota del Cuervo, tendría perfecta explicación todo lo concerniente a este pueblo y a su despoblado de Manjavacas, que eran cruces de caminos importantes, como se ha visto en el capítulo dedicado a «La Mancha como tierra de paso (siempre)». Por lo que tendrían cabida afirmaciones que Cervantes pone en boca de sus protagonistas en El Quijote como:
“Si así es —dijo el cura—-, por la mitad de mi pueblo hemos de pasar y de allí tomará vuestra merced la derrota de Cartagena, donde podrá embarcar con la buena ventura […]»[20].
O en El Persiles:
«[…] llegaron todos juntos donde un camino se dividía en dos: los cautivos tomaron el de Cartagena, y los peregrinos el de Valencia»[21].
A continuación podemos ver el mapa con los caminos de Juan de Villuga hacia Cartagena y hacia Valencia, pero reproducidos en versión satelital.
Nuevamente el mapa con los caminos que, en la época de Cervantes, llevaban desde Mota del Cuervo hasta Valencia. El trazado coincide con el Camino de Villuga desde Lisboa a Valencia, en su tramo desde Mota del Cuervo hasta Valencia.
El otro camino al sur que va desde Mota del Cuervo, hasta enlazar en su despoblado de Manjavacas (integrado en Mota del Cuervo) con el Camino de los Pimenteros hasta Murcia y el Puerto de Cartagena (o camino de la seda), procedente de Toledo. Ahora su trazado coincide, en gran parte, con el de Madrid-Ocaña-Mota del Cuervo-Cartagena (N-301).
Resumen de las razones geográficas
Se podrían resumir las razones geográficas que, en mi opinión, abundan en refrendar la tesis de que Mota del Cuervo pudiera ser el «lugar» de la Mancha al que se refería Cervantes, tanto en El Quijote como en El Persiles, de esta forma:
- El lugar ha tenido que pertenecer antiguamente al Campo de Montiel. Aunque cuando se escribió El Quijote, debería estar ya en la Mancha.
- Tiene que estar cercano a El Toboso, a Quintanar y a Campo de Criptana, tanto como para que permita que conozcan a sus vecinos y sus hechos más notables.
- Debe ser un lugar muy pasajero, atravesado por importantes caminos, que dé respuesta a las distintas salidas de don Quijote y Sancho desde su lugar; con caminos que se adapten a lo que «dicta» la obra de Cervantes, en los diferentes episodios, que se encuentren con molinos de viento, con las lagunas de Ruidera… y todo ello sin hacerles dar alambicadas vueltas. Que justifique la presencia de yangüeses, vizcaínos, cabreros, mercaderes toledanos, peregrinos a Santiago y a Guadalupe, que tenga vía directa a Madrid y a Valencia…
En entradas posteriores de este blog, pueden verse las Razones Históricas y las otras razones que apoyan las tesis de que Mota del Cuervo es ese «Lugar de la Mancha» que Cervantes imaginó en la ficción, tanto en «El Persiles», como en «El Quijote».
Notas aclaratorias:
[1] Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Libro III, cap. X
[2] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. XIII.
[3] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. XXV.
[4] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. XXXI.
[5] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. XX.
[6] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. VII.
[7] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. VIII.
[8] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. IV.
Según el investigador Enrique Lillo Alarcón, entre los años 1550/1553, está documentada la existencia de un molino de viento en Mota del Cuervo, propiedad de Cristobal López, según se refleja en un pleito que mantuvo con el concejo de la Mota, a propósito del cobro excesivo -en comparación de la de los molinos de agua- de la maquila (parte del grano de la molienda que corresponde al molinero), en un escrito dirigido a la Real Cancillería de Granada el 15 de mayo de 1553. Ver el interesante artículo de Enrique Lillo Alarcón en el siguiente enlace a su blog de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo:
https://lillodelamancha.wordpress.com/2015/04/09/primer-molino-de-viento-de-la-mota-ano-1553/
[9] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. VIII.
[10] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. LXXIV.
[11] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. IV.
[12] Estos peregrinos de los que habla Cervantes en su obra de Los trabajos de Persiles y Segismunda, habían desembarcado en la costa portuguesa de Belén, para dirigirse a pie hacia Roma, recorriendo los caminos de la época, señalados por Juan de Villuga, con el siguiente itinerario hasta Quintanar de la Orden: Belem, Lisboa, Badajoz, Cáceres, Guadalupe, Trujillo, Talavera, La Sagra de Toledo, dejaron Toledo a su derecha, siguiendo por Aranjuez, Ocaña, hasta llegar a Quintanar de la Orden.
[13] Es curioso como Cervantes, al referirse al padre de ese peregrino, que vivía en Quintanar de la Orden, emplea otro apellido real: El hidalgo Don Diego de Villaseñor. Apellido muy difundido todavía en ese pueblo.
[14] Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Libro III, cap. 10.
[15] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. L.
[16] El Camino real de Madrid a Valencia, que hoy se corresponde a su paso por Mota del Cuervo con la carretera N-301.
[17] Este camino de la Seda o de los Pimenteros venía desde Toledo por Nambroca, Almonacid, Tembleque, Villacañas y Miguel Esteban hasta El Toboso, desde donde seguía hacia el sureste por Manjavacas (despoblado perteneciente a Mota del Cuervo), Las Mesas, El Provencio, Minaya, La Roda, La Gineta y Albacete, para llegar a Chinchilla de Montearagón, encrucijada de comunicaciones histórica; y finalmente llegar a Murcia. Así lo corrobora también la Real Sociedad Geográfica en su boletín, tomo CXLI-2005 (pág. 199).
[18] En el Záncara (un río invernal) estaban situados los molinos harineros a los que pudo referirse Cervantes en el capítulo V de la primera parte del Quijote, cuando un labrador vecino de su pueblo, que venía de llevar una carga de trigo al molino, recogió a D. Quijote.
[19] Por esta cañada real, es por donde Cervantes, en su labor de alcabalero, pudo llegar fácilmente hasta la Tercia de Iznatoraf, donde hemos visto recientemente que está documentada su presencia.
[20] El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. XXX.
[21] Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Libro IV, cap. 11.
Por: José Manuel González Mujeriego.
Autor del libro “Lo que Cervantes calló”
Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
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