Un estudio sobre ese lugar de la Mancha del que Cervantes no quiso acordarse, y otros aspectos relacionados con Mota del Cuervo, por José Manuel González Mujeriego
Categoría: Mota del Cuervo «El lugar de la Mancha»
EL HOSPITAL DE POBRES Y ALBERGUE DE PEREGRINOS DE MOTA DEL CUERVO. Fundación, características, Bula papal, funcionamiento reciente, situación actual y propuestas de futuro.
MOTA DEL CUERVO ENCLAVE DE PEREGRINACIÓN: En el Camino de Levante de Santiago, Confluencia con otros caminos de peregrinación, como El Camino de peregrinación aGuadalupe.
VINCULACIÓN DE LOS PEREGRINOS CON EL ENCLAVE DE MOTA DEL CUERVO Y CON CERVANTES
Veremos las características de los hospitales de pobres, concretamente el de Mota del Cuervo y la vinculación de los peregrinos con el enclave de Mota del Cuervo y con Cervantes
En el siglo XVI, los hospitales eran muy diferentes a los actuales. Reflejaban las creencias, conocimientos y prácticas de la medicina de la época.
Algunas características de los hospitales:
1.Carácter religioso: Generalmente estaban vinculados a monasterios o iglesias.
2.Falta de conocimientos médicos avanzados: En el siglo XVI, la comprensión de la anatomía y la fisiología humana era limitada.
3.Tratamientos basados en la teoría humoral: La medicina de la época estaba influida por la teoría de los humores, que sostenía que el equilibrio de cuatro fluidos corporales (sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla) afectaba la salud.
4.Falta de higiene y condiciones precarias: Los hospitales solían ser lugares sucios y mal ventilados.
5.Cuidado centrado en los cuidadores: La atención médica se centraba en el confort y el cuidado espiritual tanto como en los tratamientos físicos.
6.Escasez de personal médico cualificado: La escasez de médicos y la falta de educación médica formal significaban que el personal a cargo de la atención a menudo carecía de conocimientos médicos avanzados.
Hospital del pobres de Mota del Cuervo – Fundación
El edificio pertenecía a la Orden de Santiago. El hospital lo dirigía la cofradía de Nuestra Señora de la Asunción.
Tenemos noticias, por los libros de visitas de la Orden de Santiago, de que en la Mota, a 8 de julio de 1538, los visitadores informan de lo siguiente:
“Visitose el hospital de nuestra señora. Es una buena casa., tiene a la entrada un patio e junto a el un portal. Abajo a la mano derecha de él una pieza buena con chimenea y saliendo desta pieza está una escalera por la cual suben a una cámara que una pieza larga donde comen los cofrades del cabildo e baxando de la escalera está otra pieza buena e junto a esta está otra donde se recoge el ospitalero. Y hay en el dicho hospital un establo para las bestias de los pobres. Y hallaronse en el dicho hospital cinco camas bien derecadas de madera hechas e colchón e sabanas e mantas”
El nombre original era: Hospital del Cabildo de Nuestra Señora de la Asunción. No tenemos noticias concretas de su fundación. Las primeras noticias se tienen gracias a las visitas de la Orden de Santiago a Mota del Cuervo en 1538. luego aparece en las relaciones de Felipe II y en el Catastro de la Ensenada. El edificio pertenecía a la Orden de Santiago y el hospital lo dirigía la cofradía de nuestra Sra. De la Asunción. Se sabe que tenía cinco camas bien equipadas.
Hospital de pobres de Mota del Cuervo – Caracteristicas.
Es un edificio de planta rectangular y dos alturas. La puerta de acceso es adintelada. Sobre ella hay un campanil de un ojo. En su interior hay una capilla renacentista, muy austera, con predominio de la línea horizontal y del arco de medio punto. Tiene una cúpula de media naranja con linterna y una cancela de madera original.
Todo muy austero y en pésimo estado de conservación.
Este edificio sufrió en el XIX sufrió los ataques y los saqueos de las tropas francesa durante la Guerra de Independencia. Tras su desamortización, este edificio siguió con su función hospitalaria hasta después de la Guerra Civil. Actualmente se utiliza como almacén municipal.
Hospital del pobres de Mota del Cuervo – Breve historia de la institución
En la Mota, el 22 de febrero de 1556, fueron confirmadas y aprobadas las ordenanzas de la Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción, por Don Francisco de Mendoza, Comendador de la Villa del Infante.
Esta institución alcanzó en su tiempo bienes considerables que fueron objeto de las leyes desamortizadoras del siglo XIX . Fruto de esas desamortizaciones, el 18 de agosto de 1856 fue anunciada la venta de una heredad deBeneficiencia perteneciente al Hospital de caridad de Mota del Cuervo, en la que salieron a subasta tres suertes de 43, 47 y 53 fanegas que estaban arrendadasen aquella fecha a Eugenio Francisco López, Anastasio López Toribio y Cristobal Castellanos, respectivamente.
El Hospital de Pobres de Mota del Cuervo estaba muy bien dotado económicamente, gracias a las rentas que se obtenían por el alquiler de diferentes fincas en el concejo. Esta saneada economía del hospital atrajo el interés de prior del Monasterio de Uclés, del cura del lugar y hasta del ayuntamiento. Todos requerían su parte.
Hospital del pobres de Mota del Cuervo – Bula papal en 1580
Resumen de la Bula
Esta Bula se consiguió de S.S. en 16 de Marzo de 1580 Es del Papa Gregorio XIII que la concedió, y hace relación de que la fundación del Hospital y Cofradía de Ntra. Sra. de la Asunción del mismo Hospital, viene de tiempo inmemorial.
En ella se concede a sus Mayordomos y Cofrades de Ntra. Sra. de la Asunción, el libre uso de elegir Mayordomos, cobrar sus rentas, disponer de ellas en beneficio de dicha Hermandad y hospital, sin intervención del Prior de Uclés, más que el uso de su visita pastoral, con prohibición también al Cura y Concejo de Ayuntamiento, y que se cumpla y guarde lo mandado, bajo las Censuras Eclesiásticas de Excomunión mayor y veinte mil maravedís aplicados por iguales partes, contra guerra de infieles y obras pías, si el dicho Prior, Cura y Ayuntamiento no cumplen lo mandado (*).
Hospital de clérigos de Mota del Cuervo – Segundo hospital coetáneo.
También en de 1538, los visitadores de la Orden de Santiago relatan como en el 1538 ya existía en Mota del Cuervo otro hospital de San Sebastián, que al parecer era destinado a los clérigos, y una Ermita de San Sebastián. Así lo escriben:
“Ospital de San Sebastián. Visitoseun hospital que hay en la dicha villa, que se llama San Sebastián. Es una buena casa. Y en entrando ay un patio grande, con sus puertas e çerraduras. E adelante tres pieças e su cocina e chimenea e dos mantas cada una, e dos sávanas e su colchóhn e madera. Ropa. Avía en el Hospital, demás de las dichas camas, dos mantas prietas, un colchón, una cabeçera, nueve sábanas, unos manteles e una delantaera . Una caldera e una sartén e tres asadores.”
Este hospital estaba destinado a los clérigos pobres que iban mendigando. Estaba construido junto a la actual Ermita de San Sebastián por donativo al concejo de Juan Martínez el Cojo y por el producto de la venta de la yerba de las dehesas.
Hay autores que sugieren que ese hospital podría ser el convento de los Trinitarios Descalzos que hay en la junto a la plaza del Verdinal. Ese donde Astrana Marín dice que recaló Cervantes al regreso de su cautiverio.
Citas en el Quijote sobre las curas y los remedios de la época.
Cervantes es buen conocedor de los asuntos relacionados con las curas y los remedios medicinales de la época. Cervantes conoce un centenar de remedios medicinales, que los refleja en el Quijote. Mayoritariamente plantas como las malvas, el romero…. (para fabricar el famoso bálsamo de Fierabras), pero también remedios obtenidos de determinados animales (como el Castor y/o minerales (como el azufre, o el mercurio). Según se refleja en mi libro “La Botica del Quijote”.
Citas en el Quijote sobre las curas y los remedios de la época
Dioscórides fue un médico, farmacéutico y botánico de la Grecia romana del siglo primero (Anazarba, Anatolia, c. 40- c. 90), autor del libro “De Materia Médica”.
El Dr. Laguna (Segovia 1510 – Guadalajara 1559) fue el médico personal del emperador Carlos V, de Felipe II y del papa Julio III. Tradujo directamente a Dioscórides y adaptó su obra a la flora española, por sus conocimientos de botánica y de farmacología.
«Con todo eso, respondió Don Quijote, tomara yo más aina un cuartel de pan, o una hogaza y dos cabezas de sardinas arenques, que cuantas yerbas describe Dioscórides, aunque fuera el ilustrado doctor Laguna». (Quijote, I parte, capítulo 18).
Cervantes era conocedor de estos dos eminentes médicos, farmacéuticos y botánicos. Ya que los cita en su obra magna.
Citas en el Quijote sobre los peregrinos y los hospitales de pobres.
Cervantes es buen conocedor de la Materia Médica de Dioscórides y del Dr. Laguna, pero además Sus conocimientos médicos los había adquirido de su padre, Rodrigo Cervantes, que era cirujano barbero y éste a su vez de su abuelo Juan Díaz de Torreblanca que fue un reputado médico cordobés.
Es por esta relación por la que cita también en su obra magna, a los hospitales de pobres, y a los albergues de peregrinos, como veremos a continuación.
Cervantes tenía muchos conocimientos de medicina, no solo por el “Dioscórides”, sino por sus antepasados sanitarios. Cervantes cita en su obra muchas alusiones a los hospitales de pobres y los albergues de peregrinos, como veremos más adelante
Alusiones de Cervantes a los hospitales, a los peregrinos y albergues de peregrinos
CITAS DEL HOSPITAL EN EL QUIJOTE (Mota del Cuervo)
En el episodio del moteño Juan Haldudo (el rico, el vecino del Quintanar), que estaba apaleando a su criado Andresillo y la contundente defensa de Don Quijote, el apaleado describe las consecuencias posteriores:
“No sólo no me pagó-respondió el muchacho-, pero así como vuestra merced traspuso del bosque y quedamos solos, me volvió a atar a la mesma encina y me dio de nuevo tantos azotes, que quedé hecho un San Bartolomé desollado; y a cada azote que me daba, me decía un donaire y chufeta acerca de hacer burla de vuestra merced, que, a no sentir yo tanto dolor, me riera de lo que decía. En efecto, él me paró tal, que hasta ahora he estado curándome en un hospital del mal que el mal villano entonces me hizo”. (I, CAP 31)
OTRA REFERENCIA A LOS PEREGRINOS (en Mota del Cuervo)
Sancho, vio que por el camino por donde él iba venían seis peregrinos con sus bordones, de estos extranjeros que piden la limosna cantando…Uno de ellos con mucha atención, arremetió a él, echándole los brazos por la cintura; en voz alta y muy castellana, dijo: –¡Válame Dios! ¿Qué es lo que veo? ¿Es posible que tengo en mis brazos al mi caro amigo, al mi buen vecino Sancho Panza? Admiróse Sancho de verse nombrar por su nombre y de verse abrazar del extranjero peregrino, y, después de haberle estado mirando sin hablar palabra, con mucha atención, nunca pudo conocerle; pero, viendo su suspensión el peregrino, le dijo:
–¿Cómo, y es posible, Sancho Panza hermano, que no conoces a tu vecino Ricote el morisco, tendero de tu lugar?… y le contestó: –¿Quién diablos te había de conocer, Ricote, en ese traje de moharracho que traes? (Q II CAP. 54)
Alusiones de Cervantes a los Hospitales, a los peregrinos y Albergues de Peregrinos
CITAS DEL HOSPITAL EN EL QUIJOTE (En Barcelona)
En su conversación con Don AlvaroTarfe
“–Yo –dijo don Quijote– no sé si soy bueno, pero sé decir que no soy el malo; para prueba de lo cual quiero que sepa vuesa merced, mi señor don Álvaro Tarfe, que en todos los días de mi vida no he estado en Zaragoza; antes, por haberme dicho que ese don Quijote fantástico se había hallado en las justas desa ciudad, no quise yo entrar en ella, por sacar a las barbas del mundo su mentira; y así, me pasé de claro a Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y, en sitio y en belleza, única. (Q, II cap. 72).
OTRA REFERENCIA A LOS PEREGRINOS (En Barcelona)
En el episodio cuando Don Quijote y Sancho son capturados en Barcelona por el bandolero Roque Guinart los peregrinos a dar toda su miseria, pero Roque les dijo que se estuviesen quedos, y volviéndose a los suyos, les dijo: –Destos escudos dos tocan a cada uno, y sobran veinte: los diez se den a estos peregrinos, y los otros diez a este buen escudero, porque pueda decir bien de esta aventura. (QII, cap. 60). (*)
“Preguntó Roque a los peregrinos lo mesmo que a los capitanes; fuele respondido que iban a embarcarse para pasar a Roma, y que entre entrambos podían llevar hasta sesenta reales”.
“ya los capitanes habían desembolsado los sesenta. Iban los peregrinos a dar toda su miseria, pero Roque les dijo que se estuviesen quedos, y volviéndose a los suyos, les dijo: –Destos escudos dos tocan a cada uno, y sobran veinte: los diez se den a estos peregrinos, y los otros diez a este buen escudero, porque pueda decir bien de esta aventura”.
(*) Don Quijote y Sancho son capturados en Barcelona por el bandolero Roque Guinart . Junto a ellos vienen unos peregrinos que iban a embarcarse en Barcelona. Cuando a toda la comitiva les hacen entregar sus dineros, a los peregrinos les bonifican con diez escudos y al escudero otros diez. Es curioso cómo este personaje de Roque Guinart si es considerado como real por el académico Martín de Riquer y en cambio muchos cervantistas no aceptan los personajes reales en el resto de la obra… Como Juan Haldudo, los alcaides de Mota del Cuervo, el morisco Ricote…
Cervantes, un gran viajero para su época (2) – Atraviesa la Mancha y Mota del Cuervo.
Interviene como soldado en la Batalla de Lepanto en 1571. A su regreso a España, en 1575 es capturado por los corsarios en Rosas (junto a su hermano). Estuvo cinco años cautivo en Argel hasta que lo rescataron los P.P. Trinitarios.
En total estaría ausente de España 11 años. hasta que, en 1580, lo rescataron los Trinitarios, que lo condujeron hasta Denia. De allí va hacia Valencia y, ligera el alma y más ligera aún la bolsa, pasó a Madrid, por el camino real de Valencia, atravesando Mota del Cuervo y es posible que recalara en el Convento de los Trinitarios de la plaza del Verdinal. (según Astrana Marín)
Cervantes, un gran viajero para su época – peregrinos en Quintanar y en la Mota.
En 1581 Tras la anexión de Portugal a España, Cervantes se desplazó a Lisboa, siguiendo la corte de Felipe II. A su vuelta a Madrid en 1582 transita por el camino de peregrinación a Guadalupe, por el que hace “recorrer” a sus protagonistas en el Persiles, pasando por Quintanar y la Mota, hasta Valencia. Una ruta que coincide con los caminos descritos por Juan de Villuga.
Desde Quintanar hace ir a sus protagonistas al siguiente pueblo, del que no se acuerda (*). Y desde allí, Cervantes relata cómo los protagonistas del Persiles toman la dirección a Valencia y los estudiantes el camino de Cartagena. (*) La geografía se obstina en llamar al siguiente pueblo después de Quintanar, en dirección a Valencia, Mota del Cuervo.
Cervantes cita también a los peregrinos en su obra póstuma del Persiles. En esta ocasión en el camino de peregrinación desde Lisboa hasta Guadalupe (pasando por Quintanar y Mota del Cuervo y luego desde ahí hasta Valencia y Barcelona.
Caminos de peregrinación por Mota . Cervantes los representa en sus dos principales obras.
Vemos en esta imagen cómo Cervantes se refiere en el Quijote y en El Persiles la misma bifurcación en Mota del Cuervo.
Resumen:
Cervantes utiliza personajes y escenas reales en su obra magna, lo cual contribuye al éxito de la misma, al permitir la presencia de todo tipo de personas, al contar las anécdotas más ocurrentes, las mejores bromas, los chascarrillos y los refranes más acertados.
También las mejores sentencias en multitud de temas, fruto todo ello de la gran formación de Cervantes en las más variadas disciplinas, desde la medicina a la geografía, desde el derecho hasta en la cocina y por supuesto en la literatura, que le llevó a ser uno de los escritores más reconocidos mundialmente.
Autor: José Manuel González Mujeriego
Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo. Ciclo de conferencias: Hospitales de Peregrinosen el Camino de Santiago. Ateneo de Madrid 16/03/2024
Punto de partida: Sierra de los molinos de viento de Mota del Cuervo. Molino El Cervantes.
Haremos un recorrido por esta Sierra de los Molinos de Mota del Cuervo para descubrir estos siete gigantes que nos rodean, contra los que luchó don Quijote en la ficción. Identificaremos las maravillosas vistas que tenemos desde este Balcón de la Mancha, tanto de la Villa Cervantina de Mota del Cuervo como de los pueblos y parajes naturales privilegiados que nos rodean.
Vista panorámica de Mota del Cuervo
En primer lugar, sorprende la espectacular vista panorámica de la Villa Cervantina de Mota del Cuervo. Algo que ya destaca Cervantes en el Quijote, cuando el hidalgo y su escudero, en su tercera salida, regresan a su lugar.
«Con estos pensamientos y deseos subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea, la cual, vista de Sancho, se hincó de rodillas y dijo:
―Abre los ojos, deseada patria, y mira que vuelve a ti Sancho Panza, tu hijo, si no muy rico, muy bien azotado…». (El Quijote, II cap. 72).
Vista panorámica de la Villa de Mota del Cuervo desde la sierra de sus molinos de viento.
Cabe destacar que esta circunstancia de subir una cuesta y encontrarse allí abajo su lugar sólo puede darse en determinados lugares de la inmensa llanura manchega, como es el caso de Mota del Cuervo.
Orígenes de Mota del Cuervo
Desde este enclave tan elevado donde se sitúan siete de los numerosos molinos de viento que hubo en esta sierra, podemos identificar, ahí abajo, una extraordinaria vista panorámica de este lugar de la Mancha llamado Mota del Cuervo. Una villa que se constituyó a raíz de la fusión de dos núcleos poblacionales: Primero fue la aldea de El Cuervo, de la que ya se tienen noticias de su existencia en 1185 (cuando aún esta tierra estaba dominada por los árabes) y que después perteneció al antiguo y conocido Campo de Montiel (formando frontera con el mismo). Desde esta atalaya podemos ver la Iglesia de El Cuervo (la cual se recomienda visitar en el recorrido urbano junto con otros monumentos en programa aparte). Más tarde, El Cuervo se fusionaría con el núcleo poblacional denominado La Mota, que estaba situado en la cercanía del castillo del mismo nombre, el cual existió en esta misma Sierra de los Molinos (concretamente en la zona donde ahora está el molino El Zurdo). Posteriormente a estos dos núcleos poblacionales se añadió la población procedente de Manjavacas (que llegó a desaparecer ―siglo xv― y que también perteneció al antiguo Campo de Montiel). Sus habitantes se establecieron también en lo que finalmente sería la villa de Mota del Cuervo.
Desde aquí podrán disfrutar, en una vista panorámica, de la arquitectura típica manchega y de los dos núcleos urbanos históricos diferenciados: El Cuervo (al sur) y La Mota (al norte), y podrán iniciarse en la cultura de la región con la ruta circular de la Sierra de los Molinos de Viento, sin apenas desplazarse, gracias a las magníficas vistas desde este maravilloso enclave de la Sierra de los Molinos.
La Sierra de los Molinos
Es una pequeña cadena montañosa formada por estribaciones de la Sierra de Altomira, a las faldas de la cual se encuentra la población de Mota del Cuervo. En esta sierra es donde se hallan los siete famosos molinos de viento. Estos molinos son emblemáticos de La Mancha y fueron inmortalizados por Miguel de Cervantes en su obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Son ejemplos fascinantes de la tradición molinera de la zona y cada uno de ellos tiene su propia historia y características distintivas.
Los molinos de Mota del Cuervo
Molino de Viento El Zurdo
Este molino está declarado como Bien de Interés Cultural. Es el único que se conserva intacto desde tiempo inmemorial; es de propiedad privada, con la cual ha colaborado con la Asociación de Amigos de los Molinos de Mota del Cuervo en su mantenimiento. El Zurdo es uno de los molinos de viento más emblemáticos de Mota del Cuervo, debido a su singularidad al girar sus aspas en sentido contrario a las agujas del reloj, es decir, a izquierdas, de ahí su nombre. El Zurdo ha servido de modelo para reproducir, a su imagen y semejanza, el resto de los molinos en la zona.
Molino de Viento El Cervantes
Este molino rinde homenaje al famoso escritor Miguel de Cervantes, autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, obra que inmortalizó la imagen de los molinos de viento. El Cervantes un molino reconstruido en 1963 sobre las ruinas de otro similar que hubo en esta sierra de los molinos.
Molino de Viento El Piqueras
Este molino lleva el nombre de Joaquín Piqueras Mujeriego, fundador de la Asociación de Amigos de los Molinos de Mota del Cuervo en el año 1956. El Piqueras también es un molino reconstruido y forma parte del conjunto de la Sierra de los Molinos. En su interior se podrá ver la historia de nuestra Asociación.
Vista parcial de los molinos de viento de Mota del Cuervo (foto jmgm)
Molino de Viento El Gigante
Este molino rememora con su nombre la creencia de don Quijote de que luchaba contra gigantes, no contra molinos de viento, como le hace ver Sancho.
«Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes aquellos que iba a acometer». (El Quijote, I, cap. 8).
Maquinaria del molino de viento. En primer plano arriba la rueda Catalina. Abajo a la derecha la linterna molinera que hace girar a la piedra volandera del molino. (foto jmgm).
La maquinaria de este molino está dotada de madera de encina, concretamente de una gran rama que se desgajó de una encina milenaria que hubo en Mota del Cuervo. Esta maquinaria le permite moler a la antigua usanza. Cada sábado, si el viento lo permite, el molino El Gigante realiza una molienda tradicional. El molinero escala las aspas del molino para asir en ellas sus grandes lienzos y así poder captar el viento más favorable, que será el que mueva las aspas del molino. Esta fuerza del viento es captada por las aspas y transmitida por el eje principal, que a su vez transmite la fuerza a la linterna molinera y ésta a la piedra volandera del molino, que en su fricción con la piedra solera tritura el cereal para convertirlo en harina. La transmisión de la fuerza del viento a través del eje principal hasta llegar a la piedra volandera y solera es un proceso increíblemente ingenioso y lleno de historia. Ver y escuchar el ruido estruendoso de los artilugios de madera que componen esta maquinaria en acción es una experiencia impactante y única.
Impresiona ver esta molienda por su grandeza y por el ruido estruendoso que hacen los artilugios de madera que conforman la maquinaria del molino. Es un espectáculo que no deben perderse.
Presenciar la molienda tradicional en el molino El Gigante es, sin duda, un espectáculo que permite sumergirse en el pasado y apreciar la importancia de los molinos de viento en la vida cotidiana de antaño. Además, es una oportunidad para comprender el proceso de producción de harina a través de la trituración del cereal y cómo esta actividad era fundamental en la agricultura y la alimentación de la época.
Recomendaría a todos los visitantes de Mota del Cuervo no perderse la oportunidad de presenciar esta molienda tradicional en el molino El Gigante, siempre que el viento lo permita. Es una experiencia única que nos conecta con la historia y la tradición molinera de la región y nos permite apreciar la maestría y la belleza de esta antigua tecnología.
En el Molino de Viento El Gigante está instalada la Oficina de Turismode Mota del Cuervo, donde facilitan información sobre qué visitar tanto en los molinos como en Mota del Cuervo, donde algunos autores sostienen que pudo Cervantes referirse como ese lugar de la Mancha del que no quiso acordarse. Desde esa oficina informan al visitante sobre lugares que no te puedes perder, como la Iglesia parroquial de San Miguel Arcángel y otros edificios eclesiásticos. También se puede visitar la Tercia Real, que es el edificio civil más antiguo de Mota del Cuervo, mandado construir por Fernando el Católico, que era el Gran Maestre de la Orden de Santiago. También se recomienda visitar el Museo de la Alfarería, típica de Mota del Cuervo, realizada por mujeres. Un museo enclavado junto al único horno comunal alfarero, donde cuecen la famosa cerámica de Mota del Cuervo.
Molino de Viento El Goethe
Este molino rinde homenaje al escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe, debido al apoyo prestado por la embajada alemana para su reconstrucción sobre las ruinas de otro molino similar.
Actualmente, en el molino El Goethe está el Museo Austión Tirado, un reconocido y premiado escultor, donde el artista crea sus piezas en chapa batida, una técnica casi olvidada, que ahora resurge con fuerza para dar luz a esas singulares y premiadas esculturas. Este Museo Austión Tirado alberga de forma rotativa la obra de otros escultores y artistas.
La técnica de chapa batida es una forma de trabajar el metal en la cual se moldea y da forma a las láminas mediante golpes y presión, creando así esculturas únicas y distintivas. Es interesante que el museo promueva esta técnica casi olvidada y brinde un espacio para exhibir las piezas de Austión Tirado, así como las de otros escultores y artistas.
La combinación de la visita al molino de viento El Goethe, con la oportunidad de apreciar las esculturas y obras de arte en el Museo Austión Tirado, sin duda brinda una experiencia cultural y artística completa. Es un testimonio del carácter dinámico y en constante evolución del arte y una muestra de cómo los lugares históricos pueden transformarse en espacios contemporáneos para la creatividad y la expresión artística.
Molino de Viento El Irak
Se reconstruyó en 1975 sobre las ruinas de otro molino de viento con la colaboración del gobierno de Irak y albergó objetos de la artesanía iraquí. Sus medidas son algo mayores que las del resto de los molinos de esta sierra. Actualmente en este molino está el museo Etnográfico Teresa Cano Lillo en donde se pueden admirar objetos de labranza, muebles y enseres propios de mediados del siglo XX.
Molino de Viento El Grillparzer
Se reconstruyó en 1967 con el apoyo de la embajada austriaca. Está dedicado a Franz Grillparzer un reconocido dramaturgo y poeta austriaco.
Otros monumentos en la Sierra de los Molinos
Chozo o Pozo de la Nieve
Desde los aledaños del molino El Goethe podemos observar un edificio blanco, circular y abovedado, se trata de un nevero o Pozode la Nieve (más conocido en La Mota como Chozo de la Nieve). Está situado cerca de La Pozanca, próximo a donde estuvo el castillo de la Mota y al molino El Zurdo. El nevero es de piedra, encalado para conservar más baja la temperatura interior, tiene una estructura circular, con una profundidad de 4 metros. La cubierta es abovedada y tiene un óculo en la cúspide. En la foto (de C. Romeral) podemos observar cómo entra el sol por ese óculo y se refleja en el suelo junto a la puerta de entrada.
En este nevero se depositaba la nieve, mediante la técnica del «empozado», que consistía en recoger la nieve caída en los alrededores del pozo, compactarla a continuación y extender sobre ella una capa de paja que cubría una nueva capa de nieve. Una vez lleno se cubría su boca con paja larga y con tablas que lo aislaban e impedían la acción del calor para su mejor conservación. Tenía un pequeño desagüe. La nieve era vendida en bloques de hielo para hacer bebidas de nieve o conservación de alimentos. El obligado de la nieve o nevero era la persona que se ocupaba de acumular la nieve y luego de venderla, limpia de polvo y paja (de ahí viene el famoso dicho).
Cervantes era conocedor de esta práctica, puesto que hace alusión a las bebidas de nieve, refrescadas con nieve o hielo. Incluso se publicaron diversos tratados por médicos españoles de la época, explicando las cualidades para la salud e incluso terapéuticas del frío.
«Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre». (El Quijote, II, cap. 58).
Se desconoce exactamente desde cuándo está este nevero en Mota del Cuervo, pero ya aparece citado en Catastro de la Ensenada (1752). Su emplazamiento es ideal, ya que está situado en el Camino Real a Valencia y muy cerca del camino de Córdoba a Tarragona.
Chozo de la Nieve (foto C. Romeral)
Pueblos y parajes que se divisan desde la Sierra de los Molinos
Los pueblos que se describen a continuación son algunos de los que rodean el término municipal de Mota del Cuervo. Unos pueden verse desde este maravilloso enclave y otros sólo nos indican sus alumbrados urbanos al anochecer, y en determinadas fechas podemos admirar los fuegos artificiales con los que anuncian sus respectivas fiestas patronales.
El Toboso
Desde el paraje de los molinos, los visitantes pueden disfrutar de una vista panorámica que se extiende hacia El Toboso. El recorrido visual permite observar la Iglesia de El Toboso y las casas que la rodean, lo que brinda una imagen vívida del encanto y la arquitectura de este pintoresco pueblo, al que Cervantes convirtió en la patria de Dulcinea.
Vista de El Toboso desde los molinos de viento de Mota del Cuervo. «Un lugar tan cerca de El Toboso» (foto jmgm)
La cercanía de El Toboso a Mota del Cuervo, a solo dos leguas en la época de Cervantes, agrega un elemento adicional de interés histórico y geográfico a la experiencia del recorrido. Las alusiones de Cervantes a esta cercanía en su obra literaria hacen que el paisaje y la historia cobren vida para los lectores y visitantes que deseen seguir los pasos del ilustre escritor.
Esta cercanía de El Toboso a Mota del Cuervo es uno de los principales argumentos que esgrimo en mi libro titulado Lo que Cervantes calló. Esto dice Cervantes en el Quijote:
«Sancho Panza pensaba que cuanto su amo decía era verdad, sabiendo él quién era, habiéndole conocido desde su nacimiento; y en lo que dudaba algo era en creer aquello de la linda Dulcinea del Toboso, porque nunca tal nombre ni tal princesa había llegado jamás a su noticia, aunque vivía tan cerca del Toboso». (El Quijote I, cap. 13).
«―¡Ta, ta! ―dijo Sancho―. ¿Que la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo? ―Esa es ―dijo don Quijote―y es la que merece ser señora de todo el universo.
―Bien la conozco ―dijo Sancho―, y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviere por señora!
―¡Oh hi de puta, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y aunque estaban de allí más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre».
Es tan notoria la cercanía que describe Cervantes entre El Toboso y el «lugar de la Mancha», que invalida otros lugares candidatos situados a 120 kilómetros como Villanueva de los Infantes.
Quintanar de la Orden
Siguiendo nuestro recorrido visual desde este balcón de la Mancha (donde están situados los siete molinos de Mota del Cuervo y siguiendo el sentido de las agujas del reloj) se encuentra Quintanar de la Orden. Un pueblo que fue, en la época de Cervantes, capital del Común de la Mancha. Miguel de Cervantes lo nombra ―directamente― en su obra póstuma de Los trabajos de Persiles y Sigismunda, donde sitúa unos peregrinos a los que envían en dirección a Valencia y cuando llegan al siguiente pueblo, o sea, a Mota del Cuervo (donde nos encontramos ahora), vuelve a decir aquello de que «llegan a un lugar no muy pequeño ni muy grande de cuyo nombre no me acuerdo». El hecho de que Cervantes mencione directamente a Quintanar de la Orden en su obra póstumaLos Trabajos de Persiles y Sigismundamuestra la conexión literaria con esta región y su presencia en la obra del ilustre escritor.
El recorrido visual desde el balcón de la Mancha hacia Quintanar de la Orden y los otros lugares mencionados en las obras de Cervantes es una experiencia que combina la realidad del paisaje con la riqueza literaria y cultural de La Mancha. Permite a los visitantes sumergirse en la historia, la literatura y la identidad de la región, y seguir los pasos de uno de los escritores más destacados de la literatura universal.
Es un viaje en el tiempo y la imaginación que conecta la realidad con la ficción, y permite apreciar la belleza y la diversidad de esta encantadora región de España.
Picota o Rollo de Justicia en Quintanar de la Orden, que indicaba la categoría administrativa del lugar, levantándose sólo en las villas que tenían plena jurisdicción. (foto jmgm)
Miguel Esteban
Siguiendo ese recorrido visual desde la Sierra de los Molinos de Viento de Mota del Cuervo y más al oeste que el ya mencionado El Toboso (el pueblo de Dulcinea), y casi en línea recta, se encuentra el pueblo de Miguel Esteban. Es curioso observar, desde este magnífico mirador de los molinos de viento, donde nos encontramos, coincidiendo con las fiestas de ese pueblo, la llamativa pirotecnia que lucen por sus fiestas patronales.
Villanueva de Alcardete
Siguiendo ese recorrido visual, en el sentido de las agujas de reloj, ya en el norte respecto a Mota del Cuervo, desde su sierra de los molinos, podemos observar ―por la noche― las luces de Villanueva de Alcardete, una importante villa, que en su día formó una encomienda a la que pertenecían Mota del Cuervo, Quintanar de la Orden y Villanueva de Alcardete. Actualmente, Mota del Cuervo pertenece a la provincia de Cuenca, mientras que Quintanar de la Orden y Villanueva de Alcardete pertenecen a la provincia de Toledo.
Los Hinojosos
Siguiendo la dirección de las agujas del reloj en dirección al noroeste, respecto a nuestra posición en la Sierra de los Molinos de Mota del Cuervo, encontramos la población de Los Hinojosos, antaño dos pueblos llamados «La Orden» (que indica la pertenencia de la Orden de Santiago de todas estas villas) y «El Marquesado», perteneciente al Marqués de Villena. En la actualidad, estos dos pueblos se han unido bajo el nombre de Los Hinojosos. Conservan el pozo con un formidable brocal, con dos agujeros, de donde extraían el agua los vecinos de ambos pueblos. También conservan cada uno su flamante iglesia, algo que llama la atención en un pueblo tan pequeño.
Brocal del pozo de que dividía los dos pueblos: La Orden y El Marquesado,
Monreal del Llano
Siguiendo el recorrido circular, desde los molinos de Mota del Cuervo, en dirección al noreste, nos encontramos el pequeño pueblo de Monreal del Llano. Así lo indica la demarcación que hay cerca de los molinos que señala la Ruta del Quijote, no en vano este fue el último pueblo que pisó don Quijote en su regreso (en la tercera salida) hacia su «lugar de la Mancha»: ¿Mota del Cuervo?
La Ruta del Quijote proporciona una oportunidad única para que los visitantes sigan los pasos del icónico caballero andante y se sumerjan en la historia y la cultura de La Mancha. La presencia de don Quijote y su legado literario añade una dimensión adicional de encanto y magia a la experiencia del recorrido.
Belmonte
Más al este se encuentra Belmonte, un enclave maravilloso. Este pueblo cuenta con un impresionante castillo medieval (visitable) que es uno de sus principales atractivos turísticos de la zona. El Castillo de Belmonte es una fortaleza bien conservada que ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la historia y la arquitectura medieval. Desde lo alto del castillo, se puede disfrutar de unas vistas panorámicas impresionantes del pueblo y los alrededores.
Además del castillo, Belmonte también cuenta con una magnífica colegiata, la Colegiata de San Bartolomé, que es un ejemplo destacado de arquitectura gótica. Su impresionante fachada y su interior bien decorado hacen que la visita sea aún más especial.
El pueblo en sí tiene un encanto pintoresco, con calles adoquinadas, casas de piedra y plazas acogedoras. Es un lugar perfecto para pasear y disfrutar de un ambiente tranquilo y relajado.
Belmonte es un destino ideal para aquellos que buscan sumergirse en la historia, la cultura y la belleza arquitectónica de España. Además, ofrece la oportunidad de disfrutar de la autenticidad de un pueblo encantador y acogedor. Sin duda, es un lugar que vale la pena explorar y que dejará una impresión duradera en quienes lo visiten.
Socuéllamos
Una importante villa cuyo término limita al norte con el de Mota del Cuervo. En Socuéllamos podemos visitar la Casa de la Encomienda, reconstruida en 1478 por el Comendador de Vejezate, Lorenzo Mexía, con fondos destinados a la reparación de la casa de la Encomienda de la Torre de Vejezate. Esta encomienda era propietaria de los enclaves de Socuéllamos y de Manjavacas, donde en esta última, a pesar de su despoblamiento, el Comendador poseía otra casa donde se cobraba el portazguillo.
Campo de Criptana
Una villa molinera formada por la fusión de tres núcleos poblacionales: Criptana, Villajos y El Campo, tomando finalmente el nombre de Campo de Criptana. Existe en Mota del Cuervo un camino llamado El Campo que nos lleva directamente a los molinos de Campo de Criptana, por donde discurre la Ruta del Quijote, que nos llevará hasta Puerto Lápice y luego a Sierra Morena.
Esto es lo que escribe Cervantes, sobre el camino hacia Puerto Lápice, que toman don Quijote y Sancho tras la aventura de los Molinos:
«Y ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba; y hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del puerto Lápice…». (El Quijote, I, cap. 8).
«Tornaron a su comenzado camino del puerto Lápice, y a hora de las tres del día le descubrieron». (El Quijote, I, cap. 8).
Pedro Muñoz
Es el pueblo de la provincia de Ciudad Real más próximo a Mota del Cuervo. Desde esta Sierra de los Molinos de Mota del Cuervo, se pueden observar al anochecer las luces de Pedro Muñoz. Es un pueblo con numerosas casas blasonadas. También posee un complejo lagunar con abundantes aves migratorias y un centro de interpretación que atrae a numerosos ornitólogos.
Parajes naturales
Despeñaperros
El Paso de Despeñaperros es una garganta natural que atraviesa la Sierra Morena, ubicada en la provincia de Jaén (Andalucía). Desde la Sierra de los Molinos de Mota del Cuervo hay quien asegura que es posible observar, con unos buenos prismáticos, el Paso de Despeñaperros en los días despejados. Aunque se trata de un terreno llano, debido a la distancia entre estos dos enclaves es prácticamente imposible asegurar esta vista.
Lo que sí es cierto es la posibilidad de contemplar la gran lejanía del horizonte desde esta atalaya tan privilegiada. En un primer lugar, lo que fuera el antiguo y conocido Campo de Montiel.
Complejo Lagunar de Manjavacas
La referencia al Complejo Lagunar de Manjavacas y su fauna es fascinante. Es el paraíso para los ornitólogos. La existencia de flamencos, avocetas, patos, grullas y otras especies hacen de esta reserva natural un lugar de gran valor para la observación de la fauna local y de las aves migratorias que, en ocasiones, llegan a anidar en los aledaños. Visitar la Ermita de Manjavacas (donde se venera a la Virgen de Manjavacas, patrona de Mota del Cuervo) y sus famosas lagunas endorreicas, declaradas Reserva Natural, es una excelente recomendación para aquellos que deseen conectarse con la naturaleza y la rica biodiversidad de la Mancha Húmeda.
Ver programas turísticos específicos para Manjavacas.
Vista del Complejo Lagunar de Mota del Cuervo (foto: jmgm)
La Pozanca o Pozo del Castillo
Es un pozo situado en la carretera de Belmonte, muy cerca del núcleo urbano de Mota del Cuervo. Las aguas de La Pozanca proceden de las estribaciones de la Sierra de Altomira; son de buena calidad, pero algo calcáreas. Es un gran pozo de planta rectangular, de unos 12 metros de profundidad y un brocal ovalado con dos accesos. Uno de ellos está dotado con una bomba manual para extraer el agua. También cuenta con una pila para abrevar a los animales. Una de las veces que lo limpiaron sacaron varios metros de cascotes de cántaros, ya que hace bastante tiempo las personas que venían a buscar aquí el agua sumergían directamente los cántaros atados con una cuerda al asa de los mismos, con el consiguiente riesgo de romperlos al subirlos o bajarlos al chocar con el brocal. Las personas que lo limpiaron en una ocasión aseguraban que el agua manaba en un lagrimal del risco.
Otros puntos urbanos de interés de Mota del Cuervo que no pueden perderse
Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel
Consta de una planta de salón con tres naves y varias capillas laterales. Destaca su puerta norte, de estilo plateresco, con una gran venera que indica la pertenencia a la Orden de Santiago. Está declara bien de interés cultural, y junto con otros edificios eclesiásticos son paradas imprescindibles para los amantes de la arquitectura y de la historia. (Ver programas aparte).
Iglesia de San Miguel Arcángel de Mota del Cuervo. Portada norte, de estilo plateresco. (foto jmgm).
Esta Iglesia de San Miguel Arcángel está ubicada al sur de la población, donde anteriormente existió la Aldea del Cuervo. Con el tiempo, esta aldea se fusionó con la población situada más al norte, conocida como La Mota, para formar el núcleo urbano de Mota del Cuervo. También, tras la despoblación de Manjavacas, sus habitantes se integraron en la población de Mota del Cuervo.
La Tercia Real
El edificio civil más antiguo de Mota del Cuervo es La Tercia Real, otro lugar destacado para visitar. Su construcción, bajo la orden de Fernando el Católico, Gran Maestre de la Orden de Santiago, lo convierte en un testimonio histórico importante. Observar el escudo nobiliario del rey y comprender el papel que desempeñaba en la recaudación de alcabalas (como las que recaudaba Cervantes en su etapa de alcabalero) y de impuestos en especie (cereales, aceite, vino…) brinda una visión fascinante de la economía y la administración en ese momento histórico.
Tercia Real de Mota del Cuervo. Edificio fiscal donde se recaudaban en especie la parte de los impuestos que correspondían al rey,
Museo de la Alfarería
Otra visita interesante es el Museo de la Alfarería, ya que permite sumergirse en la tradición alfarera de Mota del Cuervo, particularmente realizada por mujeres. Explorar las técnicas del urdido y los estilos únicos de la alfarería local es una forma de apreciar la artesanía y la cultura de la zona.
Cervantes cita en diez ocasiones a los cántaros en el Quijote.
Cántaros de Mota del Cuervo. Principios del siglo XX
**********
En resumen, el paraje de la Sierra de los Molinos de Mota del Cuervo ofrece una experiencia completa, donde los visitantes pueden apreciar los molinos de viento históricos y también disfrutar de impresionantes vistas de la Villa de Mota del Cuervo y los atractivos monumentos y reservas naturales rodeados. Es un lugar verdaderamente especial para aquellos que deseen sumergirse en la historia, la cultura y la naturaleza de esta encantadora región de La Mancha.
Con todas estas opciones, los visitantes tendrán una experiencia enriquecedora al explorar los molinos de viento, así como los diversos lugares históricos y culturales de Mota del Cuervo. La Oficina de Turismo sin duda será de gran ayuda para obtener más información sobre estas atracciones y garantizar una visita bien planificada y aprovechada al máximo.
Gastronomía manchega
Después de recorrer los molinos, regrese a Mota del Cuervo y disfrute de la deliciosa gastronomía manchega. Pruebe platos típicos como el ajoarriero, las migas, el gazpacho manchego, gachas, caldereta de cordero, o el queso manchego. No se olvide de acompañar su comida con un buen vino de la región.
Típicas gachas manchegas en Mota del Cuervo (foto jmgm).
Recuerde siempre respetar el entorno natural y seguir las indicaciones locales mientras explora esta ruta turística en el entorno de los Molinos de Viento de Mota del Cuervo. ¡Disfrute de su recorrido y de la belleza de La Mancha!
Esperamos que este recorrido visual le anime a conocer más de cerca la Villa Cervantina de Mota del Cuervo, sus monumentos y el rico patrimonio natural del Complejo Lagunar de Manjavacas.
Se reproduce a continuación la comunicación literal que hizo José Manuel González Mujeriego de su exposición oral, y que emitió en el transcurso del X Congreso de la Asociación Internacional de Cervantistas, celebrado en la Universidad Complutense de Madrid, del 3 al 7 de septiembre de 2018.
Resumen: Existen numerosas controversias sobre la verdadera extensión geográfica del Campo de Montiel en tiempos de Cervantes. La Historia muestra cómo, desde el siglo VII hasta los años anteriores a la publicación del Quijote, esta zona ha sido un territorio de dimensiones geográficas cambiantes según sus pretendientes.
El mismo Cervantes fue testigo en primera persona de ello, cuando tras ausentarse once años de España, conoció a su regreso un Campo de Montiel ‘nuevo’. Un reflejo de estas modificaciones territoriales se encuentra en la geolocalización del Quijote, que discurre indistintamente por el ‘antiguo’ y conocido Campo de Montiel, pero también por la Mancha propiamente dicha lo que debe tenerse en cuenta a la hora de tratar de ubicar el «lugar» de la Mancha en una localidad concreta.
Este trabajo pretende situar algunas escenas del Quijote en este contexto geográfico modificado en la época de Cervantes. Y defender la hipótesis de que el mítico y ficcional lugar de la Mancha se encuentra en Mota del Cuervo.
Palabras clave:
Don Quijote de la Mancha; Miguel de Cervantes; La Mancha; Campo de Montiel; el lugar de la Mancha; Mota del Cuervo; Cervantes viajero; paralelismos cervantinos; teorías que se desvanecen; dimensiones cambiantes.
Introducción:
Desde las primeras alusiones histórico-geográficas al Campo de Montiel, datadas en época visigótica (año 676), hasta la redacción de las famosas Relaciones topográficas de 1575 por Felipe II; muchas han sido las modificaciones territoriales que han marcado esta zona geográfica.
Esta tierra fronteriza pretendida por cristianos y sarracenos en el periodo de Reconquista, cedida a la Orden de Santiago (en 1227) por Fernando III «el Santo», rey de Castilla y de León, y disputada posteriormente por el Concejo de Alcaraz; alcanzará la que es su delimitación final hasta nuestros días —salvo por ligeras variaciones— con las especificaciones consignadas por Felipe II.
La fecha de 1575 resulta trascendental en la biografía de Miguel de Cervantes, pues coincide con su larga ausencia de once años de España. A su regreso, 5 años después, se encuentra con la nueva distribución territorial trazada por Felipe II, lo que establece una circunstancia anómala en la redacción de su monumental Don Quijote de la Mancha. El marco geográfico de la obra de ficción transcurre en una zona que ha experimentado modificaciones y Cervantes hace transitar a sus protagonistas por lugares que en ocasiones ubica en no en el ‘nuevo’ Campo de Montiel, sino en la Mancha (la nueva demarcación) y, en otras, en el anacrónico “antiguo y conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba” (I, 2).
Esta ambivalencia ha llevado a estudiosos del entramado quijotesco a emitir diferentes interpretaciones y controversias (algunas de las cuales difícilmente se sostienen) sobre dos aspectos no clarificados por el autor en su obra: a qué territorio real alude en su ficción y cuál es la extensión geográfica del Campo de Montiel en tiempos de Cervantes.
Alusiones al Campo de Montiel y a la Mancha en el Quijote
De las cinco ocasiones en que se cita de manera explícita el Campo de Montiel en el Quijote ya se percibe, como marca distintiva de la confusión generalizada sobre el espacio ficcional, la falta de un criterio unificado sobre la denominación territorial. El resultado es la alternancia de la alusión al ‘antiguo’ Campo de Montiel, con la conjunción del ‘nuevo’ Campo de Montiel y la Mancha como un territorio indistinto.
A continuación se enumeran las citas en orden de aparición:
1) La importancia del lugar —una constante en la obra cervantina— aparece reflejada de manera inmediata en el mismo Prólogo de la obra.
[…] y tan sin revueltas la historia del famoso don Quijote de la Mancha, de quien hay opinión, por todos los habitadores del distrito del Campo de Montiel, que fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos. (I, Prólogo).
(I, Prólogo).
2) En la segunda mención, Cervantes opta por la versión del ‘antiguo’ Campo de Montiel (y que unifica a La Mancha), que debió ser conocido por él cuando en diciembre de 1568, viajó hasta Roma para servir al Cardenal Acquaviva, siguiendo el camino de la Seda o de los Pimenteros, y su ruta probable hacia el puerto de Cartagena atravesaba este territorio.
Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora, que, dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba.
(I, 2).
3) La segunda salida de don Quijote desde el enigmático «lugar de la Mancha» coincide con el camino que tomó en la primera salida, antes de la aventura de los molinos.
Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino que el que él había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el cual caminaba con menos pesadumbre que la vez pasada, porque, por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigaban. .
(I, 7)
4) En la mención a los académicos de la Argamasilla se explicita la localidad de El Toboso; y en el Soneto dedicado a Dulcinea se describe a don Quijote pisando el Campo de Montiel, la Mancha toboseña, la Gran Sierra Morena y «hasta el herboso llano de Aranjuez».
Del Paniaguado, académico de la Argamasilla, In laudem Dulcineae del [T]oboso.
SONETO
Esta que veis de rostro amondongado, alta de pechos y ademán brioso, es Dulcinea, reina del Toboso, de quien fue el gran Quijote aficionado. Pisó por ella el uno y otro lado de la gran Sierra Negra, y el famoso campo de Montiel, hasta el [herboso] llano de Aranjuez, a pie y cansado. (I, 52).
5) La quinta y última vez que Cervantes cita el Campo de Montiel es para despedirse del lugar y enviar al ingenioso hidalgo a emprender nuevas aventuras por el camino de El Toboso.
[…] persuádeles que se les olviden las pasadas caballerías del ingenioso hidalgo, y pongan los ojos en lasque están por venir, que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los campos de Montiel.
(II, 8).
Dimensiones cambiantes del Campo de Montiel a lo largo de la historia
Uno de los motivos de la mencionada confusión sobre el espacio ficcional presentado por Cervantes en el Quijote tiene que ver con las modificaciones territoriales que el Campo de Montiel ha experimentado a lo largo de la historia.
Esta zona considerada una demarcación política, judicial y eclesiástica, que ha sufrido particiones administrativas debidas a conflictos y repartos de tierras asignadas por los reyes.
La siguiente cronología marca las dimensiones cambiantes del Campo de Montiel a lo largo de la historia:
1) Año 676: en plena época visigótica se asocia el Campo de Montiel con el obispado de Mentesa, según la Hitación de Wamba o demarcación de la diócesis del siglo VII. Este obispado era a su vez dependiente de la diócesis de Toledo y se situaba a la cabecera en la Solana y comprendía el siguiente territorio: «tenga desde el Ciogüela (Eciga) hasta Segura (Secura); desde Lillo (Lila) hasta Paredazos Viejos (Polixena), que se nombra en el itinerario Parietinis”1.
2) Año 1213: el Campo de Montiel se incorpora a la Corona de Castilla con la conquista del castillo de Eznavexor (en Villamanrique) por Alfonso VIII.
3) Año 1227: con la reconquista del Castillo de Montiel (por Fernando III «el Santo») este territorio entra a formar parte de la Orden de Santiago. Se establece la primera capital del Campo de Montiel.
4) Año 1243: por privilegio del rey Fernando III «el Santo», concedido en Valladolid el 18 de febrero de ese año, se adscriben al Campo de Montiel, entre otros, los siguientes pueblos: Criptana, Posadas Viejas, Villajos, Miguel Esteban, Almuradiel, La Figuera, Villarejo Rubio, El Cuervo y Manjavacas.
Y en el mismo documento2 de partición de términos entre el Concejo de Alcaraz y la Orden de Santiago (Fernando III «el Santo»), firmado en Valladolid, el 18 de febrero de 1243, en donde se asigna El Cuervo y Manjavacas (en la actualidad ambas localidades, junto con La Mota, integran Mota del Cuervo) al Campo de Montiel3.
Listado de los términos y pueblos que componían el ‘antiguo’ Campo de Montiel, en 1243, en el que aparecen mencionados El Cuervo y Manjavacas. Está recogido por Bernabé Chaves en su “Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos […]”.
5) Año 1573: Felipe II fija las dimensiones del Campo de Montiel y las plasma en las famosas Relaciones topográficas, de 1575. Esta demarcación territorial ha quedado prácticamente invariable hasta la actualidad. Todos los pueblos (salvo Membrilla), que figuran en este documento de Felipe II, se declaran como no pertenecientes a la Mancha.Y ya no aparecen ni El Cuervo ni Manjavacas en la relación del ‘nuevo’ Campo de Montiel, por lo que quedan en La Mancha.
Dibujo del «nuevo» Campo de Montiel que insertan los encargados de redactar las declaraciones de Villanueva de los Infantes en las Relaciones topográficas de Felipe II 4.
Cambios acaecidos en el Campo de Montiel durante la ausencia de Cervantes en España
Para este estudio es importante insistir en que el último cambio territorial relevante del Campo de Montiel se produjo durante una larga ausencia, de once años, de Cervantes de España y que a su vuelta se encontró el espacio reducido y distinto al que pudo conocer.
Imagen comparativa de los cambios territoriales sufridos por el Campo de Montiel. A la izquierda, las poblaciones que lo componían en 1243 hasta que Cervantes salió de España. a la derecha, como se lo encontró Cervantes en 1580 tras su ausencia del país de once años (Elaboración propia).
Se podría distinguir el ‘antiguo’ Campo de Montiel (hasta 1573) y el ‘nuevo’ Campo de Montiel que se encontró Cervantes a su regreso siguiendo su propia cronología:
Cervantes en el ‘antiguo’ Campo de Montiel:
1569: con 22 años viaja a Roma para servir como camarero del Cardenal Acquaviva. Parte desde Toledo al puerto de Cartagena, y probablemente pasó por Manjavacas.
1571: con 24 años participa en la Batalla de Lepanto.
1572: toma parte en las expediciones navales de Navarino, Corfú y Túnez.
Cervantes en el ‘nuevo’ Campo de Montiel:
1575: a la edad de 28 años es condenado a prisión en Argel durante 5 años.
1580: regresa a España después de los once años de ausencia.
1587: viaja a Andalucía como comisario de provisiones de la Armada Invencible. Durante ese periodo recorre de manera recurrente el camino que va de Madrid a Andalucía, pasando por Toledo y por la Mancha.
1594: ejerce como recaudador de impuestos atrasados (tercias y alcabalas). Ese año escribe una carta autógrafa[1] al rey Felipe II, en donde detalla los impuestos cobrados en Baeza y en otros lugares.
1605: se publica la primera parte del Quijote.
Teorías que se afianzan si consideramos el cambio territorial del Campo de Montiel a través de episodios cruciales del Quijote
Cuando Cervantes regresó a España se encontró un Campo de Montiel reducido. No es de extrañar que hablara, al mismo tiempo, de la Mancha y del ‘antiguo’ Campo de Montiel por el que había transitado.
En algunos de los episodios más recordados del Quijote, Cervantes sitúa claramente la acción en la Mancha Santiaguista y, al mismo tiempo, en el ‘antiguo’ Campo de Montiel.
En un fragmento el «lugar de la Mancha» se ubica «tan cerca del Toboso» (I, 8) que los protagonistas pueden llegar sin pisar el Campo de Montiel.
Persuádeles que se les olviden las pasadas caballerías del ingenioso hidalgo, y pongan los ojos en las que están por venir, que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los campos de Montiel.
(II, 8).
Esta indicación permite ubicar “el lugar” en un pueblo limítrofe del ‘antiguo’ Campo de Montiel que se sitúa en la llanura manchega y, cuando los protagonistas vuelven de Barcelona, lo vislumbran al ascender por una elevación en el terreno. “Con estos pensamientos y deseos subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea”. (II, 77).
En cuanto a la escena de los molinos de viento (I, 8) sólo puede ubicarse en Campo de Criptana, único lugar que en aquella época contaba con entre treinta y cuarenta molinos. Sin embargo, no hay consenso entre los investigadores de la obra cervantina en este punto y hay quien defiende una disposición fuera del Campo de Montiel, a pesar de que hasta el 1566, se estuvieron reuniendo en Campo de Criptana los concejos de la Provincia de Castilla y los del Campo de Montiel, según declaran en las Relaciones topográficasde Felipe II.[6]
Por su parte, el episodio del apaleamiento del joven Andrés, tras la salida de la venta donde fue armado caballero por don Quijote, se sitúa en las inmediaciones de Quintanar de la Orden, otrora capital de la Mancha Santiaguista.
–Mire vuestra merced, señor, lo que dice –dijo el muchacho–, que este mi amo no es caballero ni ha recebido orden de caballería alguna; que es Juan Haldudo el rico, el vecino del Quintanar.
(I, 4).
Teorías que se debilitan al considerar el cambio territorial del Campo de Montiel
El hecho de no considerar el Campo de Montiel, al que se refería Cervantes como «el antiguo y conocido», puede conducir a conclusiones erróneas.
Una de las más controvertidas sitúa el «lugar de la Mancha» en el corazón del Campo de Montiel y en la localidad de Villanueva de los Infantes, situada a 120 km de El Toboso, o —en mediciones quijotescas— a cuatro jornadas a lomos de Rocinante. Teorías que tienen en cuenta las tardanzas de unos protagonistas que solo iban en busca de aventuras.
En la imagen de arriba: sistema de tardanzas cervantinas situado en la plaza de Villanueva de los Infantes (que sostiene el Prof. Parra Luna). En la imagen de abajo: mapa de Google (elaboración propia).
Si comparamos las imágenes anteriores, vemos en el primer plano las equidistancias de las distintas poblaciones desde Villanueva de los Infantes basadas en las tardanzas de sus protagonistas. En el mapa siguiente se ha realizado una traslación de los mismos puntos geográficos a sus situaciones exactas donde se comprueba la inexactitud de las distancias geográficas reales.
Conviene tener en cuenta la orografía del terreno y las dificultades que se derivan de la misma, ya que no es lo mismo caminar por la escabrosa Sierra Morena, que por la llanura manchega.
Teorías que hacen dar vueltas alambicadas en la aventura de los molinos de viento, necesariamente en Campo de Criptana (único lugar que como se ha comentado, contaba con entre treinta y cuarenta molinos en aquella época), con el único objetivo de “cuadrar” sus tesis. Todo ello por no considerar un Campo de Montiel cambiante.
La acción principal se desarrolla en la Mancha
Miguel de Cervantes titula su libro, El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y la acción se inicia «En un lugar de la Mancha» y no en un «Lugar del Campo de Montiel». Y se trata, describe Cervantes, de un pequeño lugar «tan cerca de El Toboso» que permite a Sancho conocer a la familia de Aldonza Lorenzo y las anécdotas sobre Dulcinea, tal y como se explicita en las siguientes dos citas:
Solo Sancho Panza pensaba que cuanto su amo decía era verdad […] y en lo que dudaba algo era en creer aquello de la linda Dulcinea del Toboso, porque nunca tal nombre ni tal princesa había llegado jamás a su noticia, aunque vivía tan cerca del Toboso.
(I, 13).
—¡Ta, ta! —dijo Sancho—. ¿Qué la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo?
—Esa es —dijo don Quijote—, y es la que merece ser señora de todo el universo.
‑—Bien la conozco —dijo Sancho— y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviera por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar a unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y aunque estaban de allí a más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre. Y lo mejor que tiene es que no es nada melindrosa, porque tiene mucho de cortesana, con todos se burla y de todo hace mueca y donaire […].
(I, 25).
Otra alusión a la cercanía del «lugar» a El Toboso se produce cuando Sancho, cansado de mentir a don Quijote con los pormenores de su viaje a Sierra Morena, teme que le cace en alguna mentira:
[…] porque, puesto que él sabía que Dulcinea era una labradora de El Toboso, no la había visto en toda su vida.
(I, 31).
Estas referencias refuerzan la hipótesis más probable de que el «lugar» al que Cervantes se refería, en su ficción, es Mota del Cuervo.
Al fondo, vista de la torre de la iglesia de El Toboso desde donde Dulcinea llamaba a sus zagales. En primer plano uno de los molinos de viento de Mota del Cuervo. Distancia entre el Toboso y Mota del Cuervo: 2 leguas castellanas.
La descripción que el autor hace concuerda mejor con un pequeño lugar, con un cura y un barbero; y no con una urbe dotada de 3 iglesias, 17 regidores, 1.300 vecinos y 40 hidalgos, como tenía en aquel tiempo Villanueva de los Infantes.
Además, la salida del «lugar» se desarrolla en un punto limítrofe del ‘antiguo’ Campo de Montiel. Los protagonistas emprenden su viaje de mañana, con el sol de soslayo, en dirección a los molinos de viento de Campo de Criptana, para luego continuar hacia Puerto Lápice, siguiendo un camino más o menos recto, según se indica en la siguiente imagen de la izquierda; que se contrapone al itinerario que se optaría si los protagonistas partiesen de Villanueva de los Infantes para tomar el camino de Campo de Criptana, pasar por Puerto Lápice y alcanzar Sierra Morena.
Itinerario de salida del Quijote desde Mota del Cuervo hacia los molinos de viento de Campo de Criptana y Puerto Lápice.El mismo recorrido desde Villanueva de los Infantes (Ambos mapas: fuente Google, elaboración propia).
La hipótesis de Mota del Cuervo como el «lugar» de la Mancha[7]
Las referencias topográficas que discurren en el Quijote sitúan el «lugar» de La Mancha cercano a El Toboso, a Quintanar y a Campo de Criptana.
Desde el año 1243, hasta 1575, El Cuervo perteneció al Campo de Montiel histórico y era el siguiente pueblo después de Quintanar, en dirección a Valencia. Así como un camino lógico para ir a Andalucía por la Cañada Real de Andalucía.
Aunque no está documentada la presencia de Cervantes en Mota del Cuervo, sí existen fuentes sobre sus desplazamientos por la geografía española por los que se deduce que pudo atravesar el pueblo en diversas ocasiones: a su paso por Manjavacas para recorrer el camino de los pimenteros (de Toledo a Cartagena) en su viaje hacia Roma para servir a Acquaviva (camino que cita en pasajes como el de los Yangüeses. (II,3); de regreso de su cautiverio por el camino real de Valencia (desde Denia a Madrid); como alcabalero que recorrió las contadas Tercias Reales; como conocedor del moteño Juan Haldudo (el rico vecino del Quintanar que nombra en su obra); o por su paso por la Cañada Real de Andalucía para llegar hasta la provincia de Jaén.
Pero es en su obra donde Cervantes refleja algunos episodios con moriscos (presentes en la Mancha hasta el 1610) establecidos en esa zona. Un ejemplo es la familia de Luis Ricote, natural de las Cuevas (de Almanzora), que falleció durante el traslado desde el Reino de Granada, y cuya viuda, María Ricote, junto a sus cuatro hijas se alistaron en Mota del Cuervo, mientras que otros familiares lo hicieron en Quintanar y en Miguel Esteban.[8]
—Bien sabes, ¡oh Sancho Panza, vecino y amigo mío!, como el pregón y bando que Su Majestad mandó publicar contra los de mi nación puso terror y espanto en todos nosotros; a lo menos, en mí le puso de suerte que me parece que antes del tiempo que se nos concedía para que hiciésemos ausencia de España.
(II, 54).
Otra coincidencia es el relato que hace Cervantes de un gran tesoro escondido cerca de ese lugar y la constatación de hallarse en Mota del Cuervo por parte del morisco Antonio de la Fuente en 1588. Está documentado por el historiador Francisco Javier Escudero Muñoz, la celebración de un juicio ordenado por el rey Felipe II, a través del Real Consejo de Hacienda[9], que envía al licenciado Rodrigo Soto a investigar un tesoro compuesto por «un carro entero de oro, plata, en moneda y en barras, así como gemas y joyería que se halla en Mota del Cuervo».
—¿Cómo, y es posible, Sancho Panza hermano, que no conoces a tu vecino Ricote el morisco, tendero de tu lugar?…
Ahora es mi intención, Sancho, sacar el tesoro que dejé enterrado, que por estar fuera del pueblo lo podré hacer sin peligro.
(II, 54).
Que Cervantes no mencione ese lugar, puede deberse al trato reprobatorio que mereció por parte de personajes a los que, por diversas circunstancias conoció. Por ejemplo, uno de los alcaides de Mota del Cuervo, Don Pedro Muñoz de Otálora, al que el escritor cita (página 175) en su libro Relación de lo sucedido en la ciudad de Valladolid desde el punto del felicísimo nacimiento del príncipe don Felipe Dominico Víctor nuestro señor, hasta que se acabaron las demostraciones de alegría que por él se hicieron (Valladolid, 1605). Este alcaide de Mota del Cuervo, era caballero de la Orden de Santiago, caballerizo de la Reina, e hijo del Oidor de Indias, Alonso Muñoz, y uno de los caballeros que acompañaban el séquito de personalidades en el bautizo del hijo del Rey Felipe III. Pudo ser este personaje quien le denegó el paso a América, donde anhelaba ocupar algún puesto importante en la colonial española. En concreto, el de Corregidor de la ciudad de la Paz (Bolivia), y donde, desde el Consejo de Indias, se le respondió “Busque por acá en que se le haga merced”.
Otro alcaide de Mota del Cuervo, coetáneo de Cervantes fue Hernando de Ovando y Ulloa, jefe de la familia de los Ovando[1], y tío de don Nicolás, que era a su vez el padre de Constanza de Ovando y Figueroa, la sobrina de Cervantes. Este Alcaide fue un noble distinguido en la Corte de Felipe III, caballero de la Orden de Santiago, Comendador de Aguilarejo y Dos Barrios. Nicolás de Ovando, siguiendo las instrucciones de su tío Hernando, no quiso cumplir su promesa de matrimonio con Andrea, la hermana de Cervantes, a pesar de ser el padre de su hija Constanza.
Otro personaje que Cervantes cita en el Quijote fue Juan Haldudo, el rico, el vecino del Quintanar. Tenemos constancia del lugar de nacimiento de este y otros Haldudos, en las visitas de la Orden de Santiago, en los años 1498, 1538 y en 1544 a Mota del Cuervo.[11]
Más allá de las personas con nombre propio de Mota el Cuervo que conoció Cervantes, y que por las razones expuestas trató de no dignificar en su obra; la defensa de la ubicación de este «lugar» como el de la obra viene avalada por referencias muy diversas que abarcan lo orográfico, demográfico, hidrológico (pozo seco, arroyo a la entrada del lugar…), cinegético, forestal… e incluso lo artesano: hasta en diez ocasiones se refiere Cervantes en su obra a los famosos cántaros, como los que aún se siguen haciendo en Mota del Cuervo.
Paralelismos en la obra de Cervantes que afianzan la hipótesis sobre Mota del Cuervo
Además, hay que tener en cuenta que, dentro de la bibliografía de Cervantes, en dos de sus obras memorables se citan emplazamientos reconocibles de la Mancha Santiaguista probable: el Quijote y el Persiles.
Cervantes escribió simultáneamente ambas obras, y sitúa en el Persiles escenas importantes acontecidas en lugares como Quintanar de la Orden. Además, vuelve a referirse a aquel lugar de la Mancha de cuyo nombre no se acuerda, cuando dice:
“En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero…
(I, 1).
Dos obras que Cervantes escribió simultáneamente, según él mismo cita en el Quijote. (II,Prólogo al lector)
Y también utiliza una expresión parecida en el Persiles, cuando sus protagonistas salen de Quintanar de la Orden, en dirección a Valencia, y se refiere a ese siguiente lugar, del que tampoco se acuerda, pero que la geografía se obstina en llamar Mota del Cuervo:
[…] El hermoso escuadrón de los peregrinos, prosiguiendo su viaje, (hacia Valencia), llegó a un lugar, no muy pequeño ni muy grande, de cuyo nombre no me acuerdo.
(El Persiles, III, cap. X).
El otro paralelismo cervantino se encuentra en la referencia, de nuevo, a Quintanar de la Orden como el lugar donde se compraron los perros Barcino y Butrón en el Quijote (2,74). Y uno de esos animales, Barcino, aparece mencionado precisamente en el Coloquio de los Perros (pág.5).
Pintura de Felipe Alarcón Echenique, representando la escena de El Persiles, donde los peregrinos Periandro y Auristela, procedentes de Quintanar de la Orden, llegan al siguiente pueblo, en dirección a Valencia, Mota del Cuervo.
Conclusiones
«En un lugar de la Mancha…» no sólo es la premisa inaugural de una de las grandes obras de ficción de la literatura universal, sino que es una enigmática indefinición geográfica que ha mantenido ocupadas durante siglos las elucubradoras mentes académicas y estudiosos del legado cervantino a ubicar el emplazamiento real, a pesar de que el autor invitaba a las villas de la Mancha en su conjunto a ahijársele y tener al Quijote por suyo.
Este fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero. 4).
(II, 7
De todas las villas de la Mancha según los indicios, marcas geográficas e itinerarios nombrados por los que discurren don Quijote y Sancho Panza, hacen de Mota del Cuervo, en otro tiempo perteneciente al ‘antiguo’ Campo de Montiel, una firme candidata tal y como también defienden numerosos investigadores (ver Anexo).
Se podría, pues, aseverar que Cervantes no se contradice al decir que «Y era la verdad que por él caminaba» refiriéndose a que su caballero andante iba por el Campo de Montiel y por La Mancha al mismo tiempo, pero por el ‘antiguo’ Campo que él conoció en su juventud y que cuando regresó de su larga ausencia se había reducido.
Notas al pie de página:
[1] Según el estudio histórico-geográfico, la Hitación de Wamba, de Antonio Blázquez (1907), bibliotecario perpetuo de la Real Sociedad Geográfica.
[2] El original del documento se encuentra en el archivo municipal de Villanueva de la Fuente (Ciudad Real) Cajón 365, núm.2. Existe también una copia en el Archivo Histórico Nacional (AHN).
[3] Bernabé Chaves, en su Apuntamiento legal sobre el dominio solar que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago (apartado 44), también recoge la relación de términos y pueblos que conformaban entonces el Campo de Montiel. Incluye Criptana, El Cuervo, Manjavacas, La Figuera, etc., como podemos observar en la imagen del «Listado de los términos y pueblos que componían el antiguo Campo de Montiel»
[4] Según la transcripción de CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, F. J., Villanueva de los Infantes en las Relaciones topográficas de Felipe II, en Cuadernos de Estudios Manchegos (Ciudad Real), nº 3 (1973) 111-131.
[5] Según consta en el Archivo General de Simancas: Consejo y Juntas de Hacienda. Legajo 324,199
[6] Así lo declaran el 2 de diciembre de 1575, en las Relaciones de Felipe II, los vecinos de Campo de Criptana designados al efecto: Alonso Sánchez Rubio y Cristóbal Miguel.
[7] Este apartado es un resumen del libro Lo que Cervantes calló, referenciado en la biografía, obra del autor de esta ponencia.
[8] E. Lillo (2017). El Capitán Abenzaida en la Guerra de la Alpujarra, (pág.243). Relata cómo, después de la Guerra de las Alpujarras (1561-1568), varias familias de moriscos de apellido Ricote se asentaron en estos pueblos de la Mancha. (AHN,7356)
[9] Archivo General de Simancas. Expedientes de Hacienda (legajo 332, año 1588).
[10] Según E. Lillo, en su artículo Cervantes o la maldición de los Ovando, publicado en la Revista de la A. Historia de Mota del Cuervo (5, pág.5), al fallecer el padre de Nicolás de Ovando, Luis Carrillo, en un naufragio, cerca de San Cristobal de la Habana, este tuvo que liquidar sus bienes y el alcaide Hernando de Ovando ejerció como jefe de la familia. Al parecer ni él, ni la madre de Nicolás, permitieron el enlace entre Nicolás y Andrea de Cervantes.
[11] Eduardo Jiménez Rayado, Santiago Muriel Hernández y otros, “Libros de visita de la Orden de Santiago, I y II” (2009)
[12] El 3 de octubre de 1971, Andrés Bartheloten, se hace eco en el Diario ABC de las teorías de Pedro de Novo: “ Los argumentos son bien conocidos: Proximidad de El Toboso, proximidad del Campo de Montiel, proximidad de Criptana… y también alude al capítulo X del tercer libro de Persiles y Sigismunda, donde vuelve a referirse al siguiente pueblo, saliendo de Quintanar hacia Valencia, en donde tampoco quiere acordarse.
Anexo con la relación de autores y obras que defienden la ubicación de Mota del Cuervo como el «lugar» de la Mancha
Rafael López de Haro (1876-1966). Notario y reconocido novelista, ensayista, autor de teatro e investigador. En su obra El lugar de la Mancha (1906) defendía que la ubicación en Mota del Cuervo.
Pedro de Novo y Fernández Chicarro (1884 -1953). Geólogo, ingeniero de minas, académico de Ciencias Físicas, Naturales y Exactas, escritor e investigador. Defiende en 1944, en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones (Tomo LII), que Mota del Cuervo es ese “lugar de la Mancha” al que se refería Cervantes.[1]
Luis Astrana Marín (1889 – 1959). Posiblemente uno de los más importantes biógrafos de Cervantes. Defiende en 1958, que Mota del Cuervo podría ser el “lugar del Persiles”. Lo hace en el volumen VII de su obra Vida Ejemplar y Heroica de Miguel de Cervantes Saavedra. Indica como en el capítulo X, del libro III, del Persiles, Cervantes no se acuerda de ese lugar «no muy grande ni muy pequeño, ya citado más arriba». Astrana Marín ubica a los protagonistas en Quintanar para llegar a Mota del Cuervo, el siguiente pueblo en dirección a Valencia.
José Guerrero Martín (Valladolid, 1941). Autor de diversos libros sobre Cervantes, recoge en su obra El misterioso lugar de La Mancha (Barcelona 2016) que el emplazamiento podría ser Mota del Cuervo.
Pascual Uceda Piqueras (París, 1965). Filólogo hispánico especialista en la obra de Cervantes. Defiende en su libro El Testamento Heterodoxo de Cervantes en el Persiles (Barcelona 2017), que el lugar de la Mancha, del que Cervantes no quería acordarse, se corresponde con Mota del Cuervo (pág. 354).
Bibliografía
ASTRANA MARÍN, L. (2003) Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes, Instituto Editorial Reus, 1948–1958), siete vols.
CERVANTES SAAVEDRA, Miguel
(1605) Relación de lo sucedido en la ciudad de Valladolid, desde el felicísimo nacimiento del Príncipe nuestro señor, hasta que se acabaron las fiestas y las demostraciones de alegría que por él se hicieron. Valladolid.
(1605 y 1615) El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, Madrid.
(1617) Los trabajos de Persiles y Sigismunda, Madrid.
(1613) El Coloquio de los perros. Madrid.
CHAVES, Bernabé (1740?). Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos sus pueblos. Madrid?
GONZÁLEZ MUJERIEGO, José Manuel (2015). Lo que Cervantes calló, Madrid, Cultiva Libros.
ESCUDERO MUÑOZ, Francisco Javier. 2016. El tesoro de Ricote, Mota del Cuervo, Revista Historia de Mota del Cuervo.
GUERRERO MARTÍN, José. (2016). El misterioso lugar de La Mancha. Barcelona, Témnenos Edicions.
LILLO ALARCÓN, Enrique,
(2016) Cervantes o la maldición de los Ovando, Madrid. Revista de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
(2017) El Capitán Abenzaida en la Guerra de la Alpujarra. Autoedición ISBN 978-84-697-8809-7.
LÓPEZ DE HARO, Rafael (1906). El lugar de la Mancha, Madrid.
LUCÍA MEGÍAS, José Manuel. (2016). La juventud de Cervantes. Una vida en construcción. Madrid. Edaf.
PARRA LUNA, Francisco, (2005) El Quijote como un sistema de distancias/tiempo. Madrid. Editorial Complutense.
SILLIERES, Pierre (1990) Les Voies de Communication de l´Hispanie Méridionale. París.
UCEDA PIQUERAS, Pascual (2017) El Testamento Heterodoxo de Cervantes en el Persiles. Barcelona. Ediciones Carena.
VILLUGA, JUAN DE (1546) Repertorio de todos los caminos de España, Edición digital de Google.
F I N
Este trabajo se presentó, por su autor: José Manuel González Mujeriego, en el X Congreso Internacional de Cervantistas, que tuvo lugar en la Universidad Complutense de Madrid, del 3 al 7 de septiembre de 2018, bajo el título «Y era la verdad que por él caminaba»: Las dimensiones cambiantes del Campo de Montiel y el lugar de la Mancha.
Fue recogido en el libro de actas del citado congreso, denominado: «De mi patria y de mí mismo salgo» editado por los cervantistas: Daniel Miguelañez y Aurelio Vargas Díaz-Toledo
Puede verse la publicación de esta comunicación en el siguiente enlace:
Una comunicación impartida por José Manuel González Mujeriego, en el XIII Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas, celebrado del 23 al 25 de noviembre de 2017 en Argamasilla de Alba.
Resumen:
Cervantes quiso regalarnos con su obra póstuma: “Los Trabajos de Persiles y Sigismunda”, la que él mismo calificaría como su mejor novela. Algo que –finalmente- no llegó a ser tal, al verse eclipsada por el rotundo éxito de su anterior obra de “El Quijote”.
En esta comunicación se analizan los pormenores del recorrido ibérico de ese largo viaje de los protagonistas de “El Persiles”, desde los países nórdicos, a su desembarco en Lisboa y el detallado camino que Cervantes ideó para Periandro y Auristela. Primero recorriendo la bella Extremadura, atravesando tierras de conquistadores, como Trujillo, pasando por el Monasterio de Guadalupe, para dirigirse a Valencia, sin pasar por Toledo, recorriendo los bellos jardines de Aranjuez , caminando por Ocaña, para adentrarse en Quintanar de la Orden, otrora capital del Común de la Mancha.
Vemos que Cervantes conocía a personajes de ese pueblo, como Diego de Villaseñor, hasta el punto de introducirlos en la trama de su novela. Algo que viene a sumarse, y a corroborar los numerosos paralelismos que hay en esta obra de “El Persiles” y de “El Quijote”.
Cervantes continúa, también en “El Persiles”, con su obsesión por no acordarse de ese “lugar de la Mancha”, solo que aquí lo sitúa inequívocamente en el mapa, al decir que sus protagonistas “salen de Quintanar de la Orden (en dirección a Valencia) y llegan a un lugar, no muy grande, ni muy pequeño, de cuyo nombre no me acuerdo”. (El Persiles, libro III, cap X).
Un trabajo que pretende situar las escenas en el mapa de la época y en el contexto histórico.
Palabras clave: paralelismos en la obra cervantina, personajes históricos, geografía, caminos de Villuga, antiguo Campo de Montiel.
Texto:
Introducción:
El último libro que escribió Cervantes, “Los trabajos de Persiles y Sigismunda” fue una novela bizantina, donde se combinan situaciones de fantasía con otras de realidades. A decir de él mismo, ésta sería su mejor obra, aunque nunca alcanzaría la fama de “El Quijote”. Cervantes estaba en las postrimerías de su vida, y a pesar del éxito del Quijote, con grandes dificultades económicas. Aún tenía la suerte de contar con grandes mecenas, como el Duque de Lemos, como podemos ver en el prólogo de la obra:
Con este prólogo dedicado al Duque de Lemos, D. Pedro Fernández de Castro, su gran protector, se despide:
“Puesto ya el pie en el estribo,
con las ansias de la muerte,
gran señor, ésta te escribo.”
“Ayer me dieron la Extremaunción y hoy escribo ésta: el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir…”
La obra se publica en 1617, simultáneamente en seis importantes ciudades: Barcelona, Lisboa, Madrid, Pamplona, París y Valencia. Pero no se reeditó en ninguna de ellas, lo que muestra el escaso interés que suscitó la misma.
Veremos cómo Cervantes deja su impronta en su última novela, en la que encontramos numerosos paralelismos con su célebre obra de “El Quijote”, que nos ayuda a descubrir algunos enigmas, como describiremos más adelante.
Cervantes relata, como si se tratara de un cuaderno de viajes, la peregrinación llevada a cabo por dos príncipes nórdicos enamorados que se hacen pasar por hermanos, adoptando durante toda la obra, los nombres de Periandro y Auristela, y cambiándolos por sus verdaderos nombres de Persiles y Sigismunda, tras contraer matrimonio en Roma.
Persiles y Sigismunda
llegando a Roma. Autor: A. Rodríguez
Recorren geografías exóticas de la Europa septentrional, por los confines de Islandia. Viven sucesos asombrosos: naufragios, raptos, separaciones y encuentros insospechados, típicos de las novelas bizantinas. Con frecuencia ensalzan el amor y afianzan la fe.
«Los del navío descubrieron al fatigado joven (Periandro)
y le recogieron en su esquife.“ Autor: J. Coronel
Atraviesan la península ibérica entrando por Lisboa, con la intención de ir en peregrinación al Monasterio de Guadalupe. Posteriormente se dirigen hacia Valencia, con la idea de embarcar desde allí hasta Roma, donde esperaban informarse de todo aquello que les faltaba por conocer de la fe católica. Algo que en su país no podrían conocer, pero finalmente, el destino quiere que lleguen a Roma por tierra, para lo que, desde Valencia se dirigen hacia Barcelona, para entrar en Francia por Perpignan, y saliendo por el Delfinado, atraviesan el norte de Italia por el Piamonte, discurriendo por Milán y Florencia, para llegar a Roma su destino final, según itinerario que veremos más adelante.
Monasterio de Guadalupe
Cervantes detalla bien todo ese recorrido, nombrando muchos de los lugares que atravesaban, junto a los avatares que les sucedían a sus protagonistas.
Recorrido ibérico de “El Persiles”
Prestaremos especial atención al recorrido ibérico de El Persiles, y veremos que Periandro y Auristela, junto con Antonio de Villaseñor, y el resto de peregrinos entran por el puerto lisboeta de Belén, con intención de dirigirse a Valencia, seguramente siguiendo los caminos más importantes de la época, que atravesaban de el Oeste al Este la península ibérica, que no podían ser otros que los recogidos por Juan de Villuga (1546) en su repertorio de caminos, y que detallaremos a continuación en el siguiente mapa.
En este mapa podemos ver cómo Cervantes hace recorrer a sus peregrinos y a los falsos cautivos, por los caminos del repertorio de Juan de Villuga (1546)
Como se ha dicho, entran por Lisboa, para dirigirse hacia Badajoz y seguir por tierras extremeñas pasando por Cáceres y por Trujillo. Desde allí se dirigen al Monasterio de Guadalupe, uno de los hitos más importantes de su peregrinación hacia Roma. Posteriormente vuelven sobre sus pasos, para dirigirse nuevamente a Trujillo, con intención de seguir viaje hacia Talavera. Llegan a avistar Toledo, pero no llegan a entrar en la entonces capital del Imperio. Siguen para ello el camino de Villuga nº 66 de su repertorio.
Como bien detalla Cervantes, estos peregrinos no llegan a entrar en Toledo y se dirigen a la Sagra, para después tomar camino hacia Aranjuez. Tras atravesar por esta bella ciudad con sus famosos jardines bañados por el Tajo, toman el camino que coincide con el de Juan de Villuga, nº 16 que les dirige hacia Valencia (Guadalupe a Valencia), para llegar a la villa de Ocaña y arribar después a la Mancha, concretamente a su capital, la villa de Quintanar de la Orden, donde Antonio visita a sus padres, después de diez y seis años ausente de su lugar, y en donde suceden acontecimientos que se detallarán más adelante.
Los peregrinos Periandro y Auristela dejando atrás ese siguiente lugar, saliendo de Quintanar, en dirección a Valencia. “Lugar del que Cervantes no se acuerda”. (jmgm)
Desde Quintanar de la Orden se dirigen al siguiente pueblo, un lugar no muy grande, ni muy pequeño, de cuyo nombre Cervantes dice que “no se acuerda”, donde acaecen aventuras que luego veremos. Desde allí se dirigen en dirección a Valencia, para pasar de largo por ella, con la determinación de seguir camino a pie hacia Roma, bordeando la costa mediterránea, en dirección a Villarreal, Barcelona y Perpiñan (en aquel entonces plaza española), para seguir su recorrido europeo por el sur de Francia y por Italia, hasta arribar a Roma.
Recorrido europeo de los peregrinos
Cabe pensar que las fantasías del Persiles, donde Cervantes trata de captar la atención del lector, se centran particularmente en el camino por el que discurren los peregrinos Periandro y Auristela, que va desde el Septentrión hasta Lisboa, donde D. Miguel relata aventuras extraordinarias, esos árboles que engendran personas en sus frutos, o esos monstruos y esos sucesos tan irreales como la transformación de hombres en lobos. Así vemos que, a su paso por la península ibérica y por el resto del recorrido europeo hasta Roma, relata más bien sucesos que pudieran ser reales. Vemos en cambio, algunas excepciones, así, a su paso por el Delfinado (sur de Francia), Cervantes vuelve a hacer uso de la fantasía, al relatar cómo arrojan a una mujer desde lo alto de una torre y, gracias a sus vestidos acampanados, ésta pudo amortiguar la caída y poner los pies en el suelo sana y salva.
“Alzaron todos la vista, y vieron bajar por el aire una figura, que, antes que distinguiesen lo que era, ya estaba en el suelo junto casi a los pies de Periandro. La cual figura era de una mujer hermosísima, que, habiendo sido arrojada desde lo alto de la torre, sirviéndole de campana y de alas sus mismos vestidos, la puso de pies y en el suelo sin daño alguno” (El Persiles, III, cap.14)
Los peregrinos, tras atravesar por Perpiñan, continúan su viaje por Montpelier, por el Delfinado francés, continuando por las ciudades italianas de Piamonte, Milán, y Lucca, ciudad ésta a la que Cervantes alude como “ciudad debajo de las alas del imperio y de España”, donde los españoles son bien vistos, para luego seguir por Florencia para llegar a su destino final: Roma.
Lucca,ciudad debajo de las alas del Imperio y de España… son bien vistos y recebidos los españoles, y es la causa que en ella no mandan ellos, sino ruegan, y como en ella no hacen estancia de más de un día, no dan lugar a mostrar su condición, tenida por arrogante. ” (El Persiles, III, cap.19)
Ausencia de caminos en los mapas de la época
A comienzos del siglo XVII era muy raro encontrar en los mapas, el trazado de los caminos. En la cartografía de la época solo se representan las poblaciones más importantes y las únicas líneas trazadas correspondían a los ríos y sus afluentes. Es curioso ver representadas a las villas como un grupo de casas, entre las que destaca dibujada una torre. Las ciudades se representaban por un grupo de casas y dos torres.
Vista parcial del Mapa de las dos Castillas en 1606 (Fuente IGN), en donde podemos observar la no representación de los caminos.
Es decir, existían repertorios de caminos, como los de Juan de Villuga, o los de Alonso de Meneses (ambos del siglo XVI), pero que no eran otra cosa que unas relaciones de los nombres de las poblaciones por las que pasaban esos caminos y una indicación de las distancias (en leguas) que separaban las distintas ciudades, pueblos, o incluso ventas de posta, pero en ningún caso se reflejaban estos caminos en los mapas. En el caso del Repertorio de Caminos de Juan de Villuga, el origen principal de esos caminos estaba en la villa de Medina del Campo (Valladolid).
Hemos visto como Cervantes utiliza minuciosamente esos caminos de Juan de Villuga, (en muchos casos coincidentes con los de Alonso de Meneses) para guiar a sus peregrinos por la península ibérica. Estos caminos, junto con las cañadas reales de la Mesta, eran las auténticas autopistas de la época.
Es en la segunda mitad del siglo XVII, cuando empiezan a representarse los principales caminos trazados en los mapas. Aquí reproducimos a continuación un mapa parcial de la provincia de Toledo, que data de 1681, en donde puede apreciarse el camino que siguen los peregrinos del Persiles, que saliendo de Quintanar de la Orden, yendo en dirección a Valencia, llegan al siguiente pueblo. Ese del que Cervantes dice que “no se acuerda”.
Mapa parcial de la provincia de Toledo (año 1681. Fuente IGN), en donde se representa el camino entre Quintanar de la Orden y el siguiente pueblo en dirección a Valencia: Mota del Cuervo, que siguieron los peregrinos de El Persiles, en su ruta hacia Valencia.
Escenas quintanareñas del Persiles
Tal y como sugiere el título de esta comunicación, del conjunto de la obra de El Persiles, nos detendremos especialmente en las escenas que tienen lugar en la Mancha, (capítulos del 8 al 11), más concretamente en Quintanar de la Orden y el siguiente pueblo en dirección a Valencia, con el objetivo claro de encontrar paralelismos que nos lleven a despejar algunos enigmas que tienen que ver con ese lugar “olvidado” del Persiles.
Tras recorrer el camino desde Aranjuez, los peregrinos se informan en la villa de Ocaña, sobre D. Diego de Villaseñor, un hidalgo radicado en Quintanar de la Orden. y su familia, con la intención clara de Antonio de visitar esa villa y a sus progenitores, a los que hacía dieciséis años que no veía. Los peregrinos, con Antonio a la cabeza, se encuentran a su padre tomando el fresco en la puerta de su casa. Antonio le pregunta que si, en ese lugar, hay hospital de peregrinos, con la clara intención de recibir alojamiento en su casa. En efecto, los peregrinos consiguen que los Villaseñor los alojen en su casa, y les agasajen. Aquí tienen lugar varios sucesos, como el conocimiento por parte de Antonio, de sus nuevas hermanas, nacidas tras su larga ausencia, y la muerte acaecida a un conde, amigo de D. Diego, que había ido a ese lugar, y que fue herido de bala en una revuelta que dos compañías de soldados habían tenido con los del lugar, y que poco antes de morir, se casó en artículo mortis con Costanza, la hija de D. Diego de Villaseñor, a la que convertiría así en la rica heredera, que posteriormente, acompañaría, desde allí, a los peregrinos Periandro y Auristela, en su viaje a Roma.
Vista de la villa de Ocaña
Picota de Quintanar de la Orden (jmgm)
Tras pasar la noche en Quintanar de la Orden, al día siguiente, los peregrinos continúan por el camino de Valencia, para llegar al siguiente pueblo, un lugar, no muy grande, ni muy pequeño, del que Cervantes, dice que “no se acuerda”. Es aquí donde encontramos otro gran paralelismo entre el argumento y los lugares que visitan los protagonistas de dos de sus más importantes obras: El Quijote y El Persiles.
En este mapa vemos que el siguiente pueblo después de Quintanar, en dirección a Valencia, es Mota del Cuervo. Obsérvese el paralelismo entre El Quijote y El Persiles, al referirse a ese “lugar de la Mancha” del que no quiso acordarse.
Escenas moteñas de El Persiles
Los peregrinos Periandro y Auristela, siguiendo su camino, procedentes de Quintanar de la Orden, llegan al siguiente pueblo, en dirección a Valencia, al que la geografía se obstina en llamar Mota del Cuervo; en la plaza de «ese lugar», se desarrolla una escena, en la que unos mozos están haciéndose pasar por falsos excautivos en Argel.
Plaza de Mota del Cuervo (jmgm)
Habían extendido en el suelo un mapa de la ciudad de Argel, sobre el que explicaban las penosas peripecias vividas durante su cautiverio. Mientras hacían crujir al aire un corbacho [1], con un ruido penetrante que impresionaba a los aldeanos que les escuchaban, con el fin de obtener mayores limosnas.
Mapa de Argel en el siglo XVI (Dibujo de jmgm)
Uno de los alcaldes, que conocía bien Argel, y que posiblemente estuvo cautivo junto a Miguel de Cervantes, les desenmascara, a base de hacerles preguntas sobre cómo cautivaron y otras cuestiones relativas a: ¿cuántas puertas tiene Argel?, ¿cuántas fuentes y cuántos pozos de agua dulce?, algo que los falsos cautivos no saben contestar y que causa la ira de uno de los alcaldes, que pretende castigarlos por impostores.
Los falsos cautivos se defienden locuazmente, mostrando las exiguas limosnas obtenidas con su farsa, y logran al final que los alcaides les perdonen. Consiguen incluso que les alojen en sus casas, y les ayuden en su “industria” de ir por la vida haciéndose pasar por excautivos para procurarse el sustento, para lo que les aportan todo tipo de detalles sobre la ciudad de Argel .
Representación del falso cautivo defendiéndose de los Alcaldes.
(dibujo de jmgm)
Tras pasar la noche en “ese lugar” del que Cervantes insiste en no querer acordarse, al día siguiente, los peregrinos y los cautivos llegan juntos hasta donde el camino se dividía en dos: unos toman el camino de Valencia y otros el de Cartagena. Aquí volvemos a ver los grandes paralelismos entre ambas obras, relativos precisamente a esa bifurcación de caminos que se produce en El Persiles (L,III, cap. XI), que es la misma a la que alude en El Quijote (I, cap. XXIX), como podemos ver en el gráfico siguiente:
En este mapa observamos los diferentes caminos que siguen los peregrinos del Persiles y los falsos cautivos, en un lugar muy próximo a Mota del Cuervo. Vemos también los paralelismos entre el Quijote y el Persiles, aludiendo a este punto.
Otros paralelismos en la obra de Cervantes
Son numerosas las coincidencias que nos llevan a deducir, que Cervantes, en su pensamiento, tanto en el Persiles, como en el Quijote, se estaba refiriendo a un “lugar” muy concreto, situado en la Mancha Santiaguista, del que no quería acordarse, tan cerca de “El Toboso”, como así lo refiere en múltiples citas de “El Quijote”:
“porque nunca tal nombre ni tal princesa había llegado jamás a su noticia, aunque vivía tan cerca del Toboso” (El Quijote, I, cap. XIII).
Vista de El Toboso desde los molinos de Mota del Cuervo. (Foto de jmgm).
O en esta otra donde Sancho conoce las andanzas de Dulcinea, cual vecino cercano.
“Bien la conozco –dijo Sancho–, y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pe[ch]o, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviere por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz!…Se decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y, aunque estaban de allí más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre.” (El Quijote, I, cap. XXV)
Un pueblo situado también muy cerca de Quintanar (el siguiente pueblo, según “El Persiles”).
Un pueblo, no muy grande ni muy pequeño, con jurisdicción en primera instancia, con un arroyo a la entrada del mismo, … Cumple multitud de requisitos, que nos hacen afirmar que ese pueblo, el siguiente yendo desde Quintanar a Valencia es Mota del Cuervo.
El lugar olvidado de El Persiles. Argumentos geográficos
Mota del Cuervo es el siguiente pueblo después de Quintanar, en dirección a Valencia.
El lugar ha tenido que pertenecer antiguamente al Campo de Montiel. Cuando Cervantes regresó de su cautiverio en 1580, se encontró con que el “antiguo” Campo de Montiel que él conoció diez años atrás, se había modificado (para reducirlo) en el año 1573. Esta modificación se plasma en las Relaciones de Felipe II (1575). Esto le hace situar, a ese paraje de “El lugar” del Qujijote, en el antiguo Campo de Montiel, cuando dice:
“por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel”. Y era la verdad que por él caminaba. (El Quijote I, cap.2).
En definitiva, tiene que estar cercano al Toboso, a Quintanar y a Campo de Criptana, como refiere en múltiples ocasiones.
Ser un lugar muy pasajero, atravesado por importantes caminos. Caminos de Villuga y Cañadas reales, como la de Andalucía, jalonaban ese lugar.
El lugar olvidado de El Persiles. Argumentos históricos
La villa de El Cuervo (hoy integrada junto a la villa de La Mota, para formar Mota del Cuervo), pertenecía al Campo de Montiel histórico, según el documento de partición de términos entre el Concejo de Alcaraz y la Orden de Santiago, (Fernando III el Santo), fechado en Valladolid, el 18-02-1243, por el que se asigna al Campo de Montiel, entre otros, a la villa de “El Cuervo”. Integración que también relata Bernabé Chaves en su “Apuntamiento Legal”, como villa incorporada al Campo de Montiel desde 1243, según podemos ver en la siguiente imagen.
Montiel, sus términos y pueblos, año de 1243 . Bernabé Chaves, Apuntamiento Legal.
Listado de los términos y pueblos que componían el antiguo Campo de Montiel, en 1243, según Bernabé Chaves en su apuntamiento legal. En él aparece “El Cuervo”.
La presencia de Cervantes en Mota del Cuervo, tras su cautiverio, como alcabalero y sus frecuentes pasos por Manjavacas (despoblado perteneciente a Mota del Cuervo), y la cañada real de Andalucía, recorriendo las Tercias Reales, como la de Iznatoraf.
La importante presencia de población morisca en Mota del Cuervo hasta 1610, que tan bien detalla Cervantes en el Quijote.
La constatación real de un gran tesoro hallado por Antonio de la Fuente en 1588, al que Cervantes también refiere en el Quijote, de la mano del morisco Ricote.
Por si fuera poco, Cervantes habla en sus obras de parajes y personajes reales, como en sus dos últimas obras, donde cita al hidalgo, Diego de Villaseñor (en El Persiles) y a Juan Haldudo, el rico, ese que en el Quijote estaba apaleando a su criado Andrés (I, cap. IV), ambos vecinos de Quintanar de la Orden y uno de ellos (Juan Haldudo) oriundo de Mota del Cuervo, según podemos ver en las visitas de la Orden de Santiago [2].
Cervantes, por otro lado, dice conocer al Alcalde de Mota del Cuervo, Pedro Muñóz de Otálora, al que cita expresamente en su libro Relación de lo sucedido en Valladolid, con motivo del nacimiento del príncipe Felipe IV. Este alcalde, era además de Caballero de la Orden de Santiago, Caballerizo de la Reina, e hijo del Oidor de Audiencia Real de Valladolid y del Consejo de Indias, D. Alonso Muñoz. Es posible que éste influyera en truncar el anhelado paso de Cervantes a las Indias, donde pretendía ser Corregidor de la Ciudad de la Paz.
Otro personaje conocido de Cervantes fue Hernando de Ovando y Ulloa, un noble distinguido en la Corte de Felipe III, caballero de la Orden de Santiago, Comendador de Aguilarejo y Dos Barrios, además de alcaide de La Mota. Este Alcaide era el tío de Nicolás de Ovando, personaje que hizo promesa de matrimonio a Andrea de Cervantes (la hermana de D. Miguel), que no llegó a desposarla y de cuyo fruto nació Costanza de Ovando y Figueroa.
Cervantes se refiere otra vez a Quintanar de la Orden, como el lugar donde se compraron los perros Barcino y Butrón en el Quijote (II,cap. LXXIV). También habla del perro Barcino en El Coloquio de los Perros.
Vemos como Cervantes solo alude en el Persiles a dos lugares concretos de la Mancha, donde sus peregrinos pernoctan y relatan aventuras locales, que son: Quintanar de la Orden y ese otro lugar que le sigue, y del que “no se acuerda”, a pesar de que lo señala claramente en el mapa, que discurre por el camino real hacia Valencia y que dice estar próximo al cruce de caminos para Cartagena. Después ya no vuelve a citar a ninguna población manchega en su camino hacia Valencia.
Contra todo pronóstico, Cervantes cambia de opinión y hace que sus peregrinos no embarquen en Valencia, sino que pasan de largo por esta ciudad hasta llegar a Villarreal, y subir por tierra hasta Barcelona. Nuevos paralelismos encontramos en este capítulo, entre el Persiles y el Quijote, cuando hace salir a D. Quijote y a Sancho, desde su lugar (Mota del Cuervo?) en dirección a Barcelona, pero sin tocar Zaragoza y suben por Tortosa hasta Barcelona. Aquí, en El Persiles, Cervantes aprovecha para volver a recordar un episodio que tuvo su origen en la Mancha, en las inmediaciones de ese pueblo del que “no se acuerda”, cuando Costanza le da una conserva a un joven cautivo, desfallecido por la inanición, que llevaba untado de brea el rostro, y al que llevaban preso para servir en las galeras reales, en un carro hacia Cartagena. Favor que ahora les es devuelto en Barcelona por una gran dama aragonesa, Dª Ambrosía Agustina, que resultó ser la que se hacía pasar por ese joven cautivo, embadurnado de brea, que conducían a galeras, pero que en realidad iba en busca de su amado, y que ahora agasaja grandemente a nuestros peregrinos en Barcelona. (El Persiles, III, cap. 12).
Así, Periandro y Auristela, bordeando la costa levantina, siguen hasta la ciudad española (entonces) de Perpiñan, para adentrarse en el sur de Francia y llegar hasta Roma, su destino final.
CONCLUSIONES
A pesar de la temática parcialmente fantástica de El Persiles, vemos que –precisamente- en el recorrido ibérico, la trama se adapta más a hechos verosímiles. Es aquí donde podemos observar cómo Cervantes vuelve a manifestar sucesos por los que él mismo ha pasado, caminos que le son de sobra conocidos y que están detallados en el repertorio de caminos de Juan de Villuga, y/o de Alonso de Meneses. Vemos como pone en su novela a personajes reales como el hidalgo Don Diego de Villaseñor, describe pueblos y ciudades reales. Vuelve a incluir, sin querer citarlo, a ese lugar de la Mancha del que “no se acuerda”, y del que pareciera que tiene motivos para insistir en él. Como hemos visto, son numerosos los paralelismos y las coincidencias que nos llevan a deducir, que Cervantes, en su pensamiento se estaba refiriendo a un “lugar” muy concreto, situado en la Mancha Santiaguista, tan cerca de “El Toboso” (así lo refiere en múltiples citas de “El Quijote”) y tan cerca de Quintanar (el siguiente pueblo, según “El Persiles”).
Un pueblo, no muy grande ni muy pequeño, con jurisdicción en primera instancia, con un arroyo a la entrada del mismo, que cumple multitud de requisitos, que la geografía nos hace afirmar que ese pueblo, el siguiente yendo desde Quintanar hacia Valencia, es Mota del Cuervo.
En este mapa podemos ver la cercanía de estos tres pueblos de la Mancha Santiaguista: Quintanar de la Orden, El Toboso y Mota del Cuervo, pueblos limítrofes.
Esta afirmación oculta de Miguel de Cervantes en El Persiles, en donde sitúa claramente a ese lugar de la Mancha, en el que, el autor, insiste en “no acordarse” en su última novela, y su paralelismo con el comienzo de El Quijote, fue precisamente lo que me puso en la pista para investigar esa controvertida circunstancia que él mismo propicia al afirmar su deseo: “por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero. (El Quijote, II, cap. LXXIV).
El lugar olvidado de El Persiles:
Partiendo de esa premisa y aplicando las circunstancias que Cervantes desvela en varias de sus obras, pero especialmente en El Quijote, y que tienen que ver con aspectos geográficos, históricos, orográficos, demográficos, cinegéticos, forestales y de otras índoles, aquí comentados, fueron las que me impulsaron a investigar y plasmar estos argumentos en mi libro “Lo que Cervantes calló”. Como digo, son numerosas las razones que me llevan a esta afirmación, de que ese referido lugar es Mota del Cuervo.
BIBLIOGRAFÍA
ASTRANA MARIN, L. (2003) Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes, Edición de la Biblioteca Virtual Universal. Buenos Aires.
CERVANTES, M. de. (2006) Los Trabajos de Persiles y Sigismunda, Miguel de Cervantes, edición digital preparada por Enrique Suarez Figaredo, Barcelona.
CERVANTES, M. de (1605/1615) El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Edición digital interactiva de la BNE. Madrid.
GONZÁLEZ MUJERIEGO, J.M. (2015), Lo que Cervantes calló, Madrid.
LILLO, E. (2016) Cervantes o la maldición de los Ovando, Madrid.
MENESES, ALONSO DE (1576). De la Colección Primeras Ediciones, editada por el Ministerio de Educación y Ciencia en 1976, dirigida por D. Justo García Morales y D. Vicente Sánchez Muñoz,
VILLUGA, JUAN DE (1546) Repertorio de todos los caminos de España, Edición digital de Google.
[2] Aparecen referencias históricas sobre los Haldudo en Mota del Cuervo, ya en las visitas de la Orden de Santiago, en los años 1498, 1535 y también en el 1544 aparecen referencias a la familia de Juan Haldudo en el padrón de habitantes que pagan el impuesto del pedido y la limosna prometida a San Sebastián en Mota del Cuervo. También hay vestigios de la familia Haldudo, en la toponimia moteña: calle, plaza y pozo del Aldú(do).
ALGUNAS FOTOS DEL EVENTO:
José Manuel González Mujeriego
Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
En otros artículos de este blog, he desarrollado las razones y los indicios que, en mi opinión, “confirman” que Mota del Cuervo podría ser ese “lugar de la Mancha” del que Cervantes –reiteradamente- no quiso acordarse, tanto en El Quijote, como en El Persiles.
Cuando preparé el “Diccionario Moteño”, con las palabras típicas, y a veces de uso exclusivo en la Mancha y especialmente en Mota del Cuervo, pude comprobar cómo muchas de esas palabras ya las empleó Cervantes en su obra maestra. Palabras que se siguen empleando en Mota del Cuervo, que forman parte del acervo cultural de la población, y aunque algunas están cayendo en desuso, la mayoría aún tienen vida propia.
Voy a reflejar aquí un extracto de esas palabras del Diccionario Moteño, concretamente aquellas que cita Cervantes en el Quijote:.
Abatanar. Apelmazar. Se emplea esta palabra cuando la ropa de lana se encoge al lavarla en caliente (se ha abatanado). Antiguamente, abatanar, era la acción de apelmazar la ropa con los mazos del batán, un artilugio de madera movido por la acción de una corriente de agua con la que se golpeaba la ropa para que se apelmazara y tuviera más resistencia.
Batán hidráulico
Esto dice Cervantes sobre los Batanes en el Quijote: «Pues, porque os burláis, no me burlo yo –respondió don Quijote–. Venid acá, señor alegre: ¿paréceos a vos que, si como estos fueron mazos de batán, fueran otra peligrosa aventura, no había yo mostrado el ánimo que convenía para emprendella y acaballa? ¿Estoy yo obligado, a dicha, siendo, como soy, caballero, a conocer y destinguir los sones y saber cuáles son de batán o no? Y más, que podría ser, como es verdad, que no los he visto en mi vida, como vos los habréis visto, como villano ruin que sois, criado y nacido entre ellos». (El Quijote, I, cap. XX).
Aguaor. (Aguador o azacán). Persona que se dedicaba a sacar el agua de los pozos, para luego transportarla en cántaros, hasta las tinajas de las casas a cambio de unas monedas.
Mucho antes de que existiera en Mota del Cuervo la distribución canalizada del agua potable, ésta se distribuía por las casas gracias a los aguaores. El aguaor extraía y transportaba el agua desde los pozos que disponían de las mejores aguas hasta las casas. La transportaban en cántaros colocados en unos carros típicos de la zona, con grandes ruedas recubiertas con aros de hierro. Carros adaptados especialmente para contener unos nueve o diez cántaros, bien protegidos para que no se «cantarearan», o lo que es lo mismo, para que no se chocaran entre ellos y resistieran los baches de los caminos y no se rompieran.
Así recoge Cervantes este oficio de azacán en su obra: «Y cuando no, la infanta me ha de querer de manera que, a pesar de su padre, aunque claramente sepa que soy hijo de un AZACÁN, me ha de admitir por señor y por esposo; y si no, aquí entra el roballa y llevalla donde más gusto me diere». (El Quijote, I, cap. XXI)
Aguaor transportando agua en cántaros moteños (año 1934)
Agüelo. Deformación de abuelo, ascendiente.
“¡Tomá que mi agüelo! –respondió la aldeana- (El Quijote, II, cap.X)
Agüero. Pronóstico basado en bases o señales sin fundamento, que indican buena o mala suerte.
Así la emplea Cervantes en el Quijote:
«No había bien acabado de decir estas razones Sancho, cuando llegaron a sus oídos relinchos de Rocinante; los cuales relinchos tomó don Quijote por felicísimo agüero, y determinó de hacer de allí a tres o cuatro días otra salida» (El Quijote, II, cap.IIII).
El cuervo, pájaro de mal agüero y muy inteligente. (Gentileza del Heraldo Dirario de Soria)
Alcabalero. Dícese de la persona que se dedicaba a recaudar impuestos, como se le llamaba despectivamente a Cervantes, que se dedicaba a recorrer las tercias reales de los pueblos de la Mancha (como la de Mota del Cuervo) recaudando impuestos.
Carta de Teresa Panza a Sancho Panza su marido “…porque no pienso parar hasta verte arrendador o alcabalero, que son oficios que aunque lleva el diablo a quien mal los usa, en fin en fin siempre tienen y manejan dineros.” (El Quijote, II, cap. LII).
Tercia Real de Mota del Cuervo, donde se dice que Cervantes actuó como Alcabalero.
Alcuza. Recipiente de forma cónica o cilindro-cónica, con un asa y un pitorro que salía desde la mitad de la vasija, hecha de hojalata, o de cerámica, que se utilizaba en la cocina para contener el aceite. También se le llamaba Alcuza a un recipiente de hojalata, redondo, con un pitorro largo, que se utilizaba para engrasar algunas máquinas.
“Este es capaz de sacar leche de una alcuza” refrán que indica que una persona es capaz de hacer algo, que a primera vista, es imposible.
«Pidió luego alguna redoma para echallo, y, como no la hubo en la venta, se resolvió de ponello en una alcuza o aceitera de hoja de lata, de quien el ventero le hizo grata donación». (El Quijote, I, cap. XVII)
«Pero, reparando un poco más en ello, echó de ver en lacolor, sabor y olor, que no era sangre, sino el bálsamo de la alcuza que él le había visto beber». (El Quijote, I, cap. XVIII).
Alcuzas (foto jmgm).
Alforjas. Tira de tela de lana o de lona de costal, cerrada por los dos lados, para formar una bolsa doble que servía para transportar objetos, o el hato (comida). Se podía llevar cómodamente repartiendo su peso en cada bolsa, bien al hombro, o encima de la caballería. También las alforjas podían ser de pleita (esparto) para acoplarlas en la caballería. En la foto (del documental de RTVE «Las locuras de Don Quijote) podemos apreciar las alforjas que lleva Sancho Panza alojadas detrás de él, sobre el Rucio.
Así emplea Cervantes esta palabra en el Quijote:
«habiendo aplacado Sancho a su mujer, y don Quijote a su sobrina y a su ama, al anochecer, sin que nadie lo viese, sino el bachiller, que quiso acompañarles media legua del lugar, se pusieron en camino del Toboso: don Quijote sobre su buen Rocinante, y Sancho sobre su antiguo rucio, proveídas las alforjas de cosas tocantes a la bucólica, y la bolsa de dineros que le dio don Quijote para lo que se ofreciese» (El Quijote, II, cap. VII).
«Ensilló Sancho a Rocinante y aderezó al rucio, proveyó sus alforjas, a las cuales acompañaron las del primo, asimismo bien proveídas, y, encomendándose a Dios y despediéndose de todos, se pusieron en camino, tomando la derrota de la famosa cueva de Montesinos». (El Quijote, II, cap. XXII).
RTVE Otros documentales. Las locuras de Don Quijote
Aliaga. (Aulaga) Planta leguminosa, espinosa de flores amarillas, cuyas puntas tiernas come el ganado.
“Y alzando el uno de la cola del rucio y el otro la de Rocinante, les pusieron y encajaron sendos manojos de aliagas.” (El Quijote, II, cap. LXI).
Aliagas junto al Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo[/caption]
Antaño. En otro tiempo. Antiguamente.No solo Antaño, sino Hogaño (en este año), son palabras que aún se escuchan entre los ancianos del lugar. Así las recoge Cervantes en su obra magna.“Señores –dijo don Quijote–, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno.” (El Quijote, II, cap. LXXIV).
Los últimos días de D. Quijote (ilustración de G. Doré).
Arrea. Interjección, palabra que sirve para apelar a un interlocutor“Arrea y dile a tu madre que ya no venga”
«Llegó Sancho a su amo marchito y desmayado; tanto, que no podía arrear a su jumento.» (El Quijote, I, cap. XVIII)
Artesa. Recipiente de madera con las paredes inclinadas de forma que hacían el fondo más estrecho, con sendas tablas horizontales en dos de los cuatro lados. En Mota del Cuervo, en función del tamaño, las artesas tenían diferentes utilidades: Una más pequeña, cuadrada, donde se amasaba el pan. Otras artesas eran rectangulares y más grandes, donde se salaban los jamones del cerdo tras la matanza.«Por cuyas persuasiones y vituperios probó el pobre gobernador a moverse, y fue dar consigo en el suelo tan gran golpe, que pensó que se había hecho pedazos. Quedó como galápago encerrado y cubierto con sus conchas, o como medio tocino metido entre dos artesas, o bien así como barca que da al través en la arena». (El Quijote, II, cap. LIII).
Artesa de una sola pieza (antiguedadeselpatiodedulcinea,com)[/caption]
Atajo. Senda o paraje por donde se acorta el camino.
“En fin, por caminos desusados, por atajos y sendas encubiertas, partieron Roque, don Quijote y Sancho con otros seis escuderos a Barcelona. (El Quijote, II, cap. LXI).
Azogue. Estado de ánimo que denota alteración, bullicio, inquietud.El diccionario de la RAE define azogue como el mercurio (Hg).Cervantes si lo usa en el mismo sentido que en la Mota, como en estas citas:
Así sería –dijo Sancho–; porque a buena fe que andaba Rocinante como si fuera asno de gitano con azogue en los oídos. Y ¡cómo si llevaba azogue! –dijo don Quijote–, (El Quijote, I, cap. XXXI).
«Pues, ¿qué cuando se humillan a componer un género de verso que en Candaya se usaba entonces, a quien ellos llamaban seguidillas? Allí era el brincar de las almas, el retozar de la risa, el desasosiego de los cuerpos y finalmente el azogue de todos los sentidos», (Quijote, II, XXXVIII.).
Personas inquietas, con azogue.[/caption]
Azumbre. Recipiente de barro que se utilizaba como medida de capacidad para medir líquidos, como el vino y el aceite
Estas medidas cambiaban según las zonas, la equivalencia más extendida en España era: 1 Arroba: = 25 libras de 16 onzas cada una = 1 cántara = 8 azumbres = 32 cuartillos 128 copas = 16,128 litros.
En Toledo, a la que pertenecía la Mota, las medidas eran:
Cántara o arroba de vino: 16,133 litros y una cántara eran 8 azumbres
Cuando Sancho “se bebió de lo que no pudo caber en la alcuza y quedaba en la olla donde se había cocido casi media azumbre, y apenas acabó de beber comenzó a vomitar..” (El Quijote, I, cap. XVII).
Diferentes medidas de Azumbres (foto jmgm)[/caption]
Barbecho. Trozo de tierra que permanece sin cultivar. En ocasiones se alternaba el cultivo y el descanso de la tierra. A veces, en época de descanso de la tierra, se pasaba el arado para evitar que crecieran las malas hierbas.
“¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y, aunque estaban de allí más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre. (El Quijote, I, cap. XXV).
Búcaro. Recipiente de barro elaborado por las cantareras moteñas que servía para guardar en la despensa frutos secos, legumbres, encurtidos…
Así emplea Cervantes en el Quijote la palabra «búcaro»:
«Vuesas mercedes dejen al mancebo, y vuélvanse por donde vinieron, o por otra parte si se les antojare, que mi escudero es limpio tanto como otro, y esas artesillas son para él estrechas y penantes búcaros«. (El Quijote, II, cap.XXXII).
Búcaro moteño
Cántaro. Vasija de barro típica de la alfarería moteña, con un asa y una gran boca que se usaba para llevar el agua. Estas piezas las fabricaban generalmente las mujeres sobre un torno de madera y los hombres son los que se encargaban de buscar el barro, de la cocción en hornos comunales y de transportarlas en carros para su posterior venta.
Horno alfarero de Mota del Cuervo. En donde destaca su cántaro característico.
Horno alfarero de Mota del Cuervo. En donde destaca su cántaro característico.
“ Y volviendo la plática a Don Quijote le dijo: y a vos, alma de cántaro, ¿Quién os ha encajado en el cerebro que sois caballero andante, y que vencéis gigantes…” (El Quijote, II, cap. XXXI). Curiosamente Cervantes alude a los cántaros en diez ocasiones en el Quijote.
Cantareros. Dícese de los artesanos que trabajan el barro en Mota del cuervo para hacer su singular cerámica: Cántaros, tinajas, búcaros, parideras, etc., Generalmente una cerámica modelada por mujeres, que son las trabajan el barro que los hombres extraen de los barreros y que son los mismos que luego se encargan de venderlos de forma ambulante.
También se les llama cantareros a los habitantes del Barrio de las Cantarerías, situado en La Mota, hoy unido con el Cuervo y con Manjavacas para formar: Mota del Cuervo.
Cervantes pone en el Quijote, nada menos que en diez ocasiones, en boca de sus protagonistas a los cántaros. Ahí va una: «–Eso no es el mío –respondió Sancho–: digo, que no tiene nada de bellaco; antes tiene una alma como un cántaro:no sabe hacer mal a nadie…» (El Quijote, II, cap.XIII).
Cantareros cargando el carro con su frágil mercancía, para llevarlos a vender de forma ambulante. (Pirograbado de Jurgen H. Loos)
Capota. Tejado cónico de los molinos de viento, orientable para que las aspas puedan cazar el viento más conveniente para mover la piedra que, a su vez muele el cereal, y que generalmente es de madera.»–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.» (El Quijote, I, cap. VIII).Molineros de Mota del Cuervo encaramados a la capota de un molino para ajustar su eje (foto jmgm).
Chozo (a). Pequeña construcción de piedra, de planta redonda, con un óculo en la bóveda y con una sola entrada, donde se resguardaban los pastores.En esta zona de la Mancha existían muchas chozas de pastores, a las que Cervantes alude en múltiples ocasiones en su obra magna.«–Advierte, Sancho –dijo don Quijote–, que el amor ni mira respetos ni guarda términos de razón en sus discursos, y tiene la misma condición que la muerte: que así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de los pastores». (El Quijote, II, cap. LVIII)
Chozo de Pastores de la Sendilla en Mota del Cuervo (foto jmgm)
Chozo de la nieve,pozo de la nieve, o nevero. Está situado cerca de La Pozanca, próxima a donde estuvo el castillo de la Mota y al molino El Zurdo. El nevero es de piedra, encalado para conservar más baja la temperatura interior, tiene una estructura circular, con una profundidad de 4 metros. La cubierta es abovedada y tiene un óculo en la cúspide. En la foto (de C. Romeral) podemos observar como entra el sol por ese óculo y se refleja en el suelo junto a la puerta de entrada.
En este nevero, se depositaba la nieve, que se intercalaba con capas de paja para su mejor conservación. Tenía un pequeño desagüe. La nieve era vendida en bloques de hielo, para hacer bebidas de nieve o conservación de alimentos. El obligado de la nieve o nevero era la persona que se ocupaba de acumular la nieve y luego de venderla, limpia de polvo y paja (de ahí viene el famoso dicho).
Cervantes era conocedor de esta práctica, puesto que hace alusión a las bebidas de nieve, refrescadas con nieve o hielo. Incluso se publicaron diversos tratados por médicos españoles de la época, explicando las cualidades para la salud e incluso terapéuticas del frío.
«Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre.» (El Quijote, II, cap.58).
Se desconoce exactamente desde cuándo está este nevero en Mota del Cuervo.
Chozo de la nieve (foto C. Romeral)
Colador. o Colaor, recipiente de barro con agujeros en su base, que se utilizaba para “hacer la colada” (aún hoy se emplea este término para la acción de “lavar la ropa”). El procedimiento consistía en poner la ceniza de la planta “barrilla” (ver definición) en el colador y verter sobre ella agua caliente. El agua caliente arrastraba la sosa de la planta y al caer sobre la ropa, situada debajo en otro recipiente, la blanqueaba. «–No tengáis pena, amigo Sancho –dijo la duquesa–, que yo haré que mis doncellas os laven, y aun os metan en colada, si fuere menester. –» (El Quijote, II, cap.XXXII).
Colaor
Convite. Invitación, celebración con comida.
“Alguna vez como con mis vecinos y amigos, y muchas veces los convido; son mis convites limpios y aseados, y no nada escasos”. (El Quijote, II, cap.XVI).
Don Quijote, Quieteria y Sancho en el convite.
Córcoles, Arroyo de Mota del Cuervo que recoge las aguas pluviales de las estribaciones de la Sierra de Altomira (donde están situados los molinos de viento en Mota del Cuervo), pasa por debajo del Camino Real por el único ojo del puente de la Alcantarilla, y -actualmente- está encañado al sistema de alcantarillado municipal, para luego desembocar en la laguna de Manjavacas a través de la Acequia Madre.
El arroyo Córcoles es al que posiblemente se refiere don Miguel de Cervantes, cuando dice que un grupo de mujeres estaban lavando en un arroyo a la entrada del «Lugar».
«con deseo de servir a sus señores, partió de muy buena gana al lugar de Sancho; y antes de entrar en él, vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres, a quien preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza…» (El Quijote, II, cap.L)
Trazado del arroyo Córcoles y puente de la Alcantarilla. (Mapa elaboración jmgm)
Actualmente solo queda un pequeño trazado del arroyo Córcoles que discurre desde el puente de la Alcantarilla, atravesando unas tierras de labor, hasta su confluencia con la calle de Las Mesas. En ese punto es donde está la acometida de este arroyo al alcantarillado municipal. El único vestigio que queda del topónimo de ese arroyo es la Calle Córcoles, por donde en otro tiempo discurriera esta vía de agua, que pasaba por donde ahora está el grupo escolar Nuestra Señora de Manjavacas hasta desembocar en la Acequia Madre. Junto al cauce urbano de este arroyo Córcoles, enfrente a la era de los Guijarros, estuvo situada una gran noria rectangular.
Cauce del Arroyo Córcoles bajo el Camino Real atravesando el único ojo del puente de la Alcantarilla (foto jmgm)
No confundir este arroyo Córcoles con el río Córcoles que pasa por el vecino pueblo de Socuéllamos. Seguramente el nombre de ambos Córcoles procede de Quercus Ilex, nombre latino de las encinas, unos árboles muy frecuentes en la zona.
Dormir al sereno. Dormir a la intemperie durante la noche.
Al sereno, la RAE lo relega a la novena acepción como una locución adverbial, que significa: a la intemperie de la noche.
En Mota del Cuervo se sigue usando. y Cervantes así lo emplea:
«Y por ahora, bien será que os vais a dormir debajo de techado, porque el sereno os podría dañar la herida». (El Quijote, I, cap. XII).
Foto tomada «al sereno» en la que se aprecia uno de los siete molinos de viento de Mota del Cuervo, a contraluz de una gran superluna. (Gentileza de Belén Guerrero)
Duelos y quebrantos. Plato típico de la Mota y de gran parte de la Mancha.
“Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos”. (El Quijote, 1, cap.I).
Duelos y Quebrantos (foto elespañol,com)[/caption]
Ea– Interjección que se usa para animar // “venga”
“Viendo Sancho Panza el buen suceso de su embuste, dijo: Ea, señor, que el cielo, conmovido de mis lágrimas y plegarias, ha ordenado que no se pueda mover Rocinante;..”(El Quijote, I, cap. XX)
Enantes. Denantes. Antes, recientemente.Según la RAE este adverbio está en desuso, pero aún se sigue usando en Mota del Cuervo y en otros sitios de habla hispana, como: Colombia, Chile, Panamá, Perú y Venezuela.
También lo emplea Cervantes: «Después se vino a entender que el haberse mudado detraje no había sido por otra cosa que por andarse por estos despoblados en pos de aquella pastora Marcela que nuestro zagal nombró denantes». (El Quijote, I,cap. XII).
Pastora Marcela, (gentileza de CuadernosManchegos,com).
Escuras. (a) Hacer algo sin mucha luz.
Según la RAE «a escuras» es una locución adverbial, en desuso, de «a oscuras»
Aún es posible escuchar esta locución adverbial en Mota del Cuervo, en especial entre la gente mayor. Cervantes así la recoge en El Quijote:
“Comió Sancho sin hacerse de rogar, y tragaba a escuras bocados de nudos de suelta…” (El Quijote, II, cap. XIII).
(Foto gentileza de El Heraldo)
Fandanguillo manchego. Baile popular. En Mota del Cuervo se baila un fandango parecido a la seguidilla pero más sencillo; el baile añade el cruce lento y la batida final de piernas con parada y cruce. Según parece el Fandango es originario de la América colonial española y arraigó con fuerza en la España peninsular en el siglo XVIII.
Cervantes hace alusión a estos bailes en el Quijote, concretamente a las seguidillas: «…se usaba entonces, a quien ellos llamaban seguidillas? Allí era el brincar de las almas, el retozar de la risa, el desasosiego de los cuerpos y finalmente el azogue de todos los sentidos». (El Quijote, II, cap. XXXVIII).
Hato. En Mota del Cuervo se emplea la palabra «Hato» como el sitio del campo donde los labradores dejaban los alimentos, el carro, la galera con las mulas, y otros utensilios cuando iban a labrar. También se llama hato al alimento, propiamente dicho, que se llevaba al campo en las alforjas.
La RAE, entre otras acepciones, lo define como porción de ganado mayor o menor.
Así lo emplea Cervantes en el Quijote: «Qué de migas, qué de natas, qué de guirnaldas y qué de zarandajas pastoriles, que, puesto que no me granjeen fama de discreto, no dejarán de granjearme la de ingenioso! Sanchica mi hija nos llevará la comida al HATO». (El Quijote, II, cap. LXVII).
Hermano, hermana. Trato respetuoso con el que se denomina en Mota del Cuervo a las personas mayores, sin que medie ningún parentesco, consanguinidad, o de pertenencia a ninguna orden religiosa, ni a la masonería. En otras regiones, en estos casos, se utiliza la palabra «tío o tía». El Diccionario de la Lengua no recoge esta acepción para la palabra hermano, o hermana. En cambio si lo hace Cervantes en el Quijote. «Oyendo lo cual mi amigo, dándose una palmada en la frente y disparando en una carga de risa, me dijo: Por Dios, hermano, que agora me acabo de desengañar de un engaño en que he estado todo el mucho tiempo que ha que os conozco.». (El Quijote, I, prólogo).
Hermano, persona mayor, en Mota del Cuervo[/caption]
Macho. Animal equino hijo de burro y yegua, o de burra y caballo. Generalmente estéril, que se usaba como animal de monta y/o de tiro.
“No hubieron bien entrado cuando Don Quijote preguntó al ventero por el hombre de las lanzas y alabardas, elcual respondió que en la caballeriza estaba acomodando el macho…” (El Quijote, II, cap.XXIIII).
Mayoral. Capataz o jefe de una cuadrilla de trabajadores del campo. Jefe de los pastores en una ganadería.
«Los ratos que del día me quedaban, después de haber dado lo que convenía a los mayorales, a capataces y a otros jornaleros» (El Quijote, I, cap.XXVIII).
En el centro de la foto, de pie, está D. Gregorio Pérez Castañó Jiménez, (apodado “Boquilla”), el mayoral de todos los ganados de Dª Asunción Ortega Belinchón (La Serrana), a la derecha en la foto le sigue su hijo, D. Tomás Pérez-Castaño López Gil (con un sombrero) que llegaría a ser el mayordomo general de todas las fincas de Dª Asunción. (foto de los fondos de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo). Ver aquí biografía de la Serrana.[/caption]
Media Fanega. Medida de capacidad para medir granos, sal y demás cosas secas, que consistía en un cajón de madera alargado con una de sus caras inclinada, y en la otra vertical con un asa, que se utilizaba para medir el grano antes de envasarlo en sacos.Una fanega de áridos equivalía en Castilla a 55,501 litros»Mala pascua me dé Dios, y sea la primera que viniere, si le trocara por él, aunque me diesen cuatro fanegas de cebada encima». (El Quijote, II, cap. XIII).
Media fanega (foto ABM)[/caption]
Migas. Plato de cocina típico en la Mota y en toda la Mancha. Hay dos variantes:
“Migas de duz” (dulces) que llevan harina de trigo, agua, corteza de limón y canela en rama.
“Migas ruleras” (o de pastor) que se hacen en la sartén con torreznos de cerdo, ajos y tostones de pan
“ pajecillos y truhanes de pocos años y de poca experiencia, que, a la más necesaria ocasión y cuando es menester dar una traza que importe, se les yelan las migas entre la boca y la mano y no saben cuál es su mano derecha”. (El Quijote,I cap. XXII).
Migas manchegas (receta de Karlos Arguiñano)
Ofrecimiento. Según el DRAE acción y efecto de ofrecer u ofrecerse. En la Mota se trata de un evento religioso que se celebra en el atrio de la iglesia y que consiste en entrar a ofrecer cosas (objetos o dinero) a la Virgen.
«Y la señora del coche y las demás criadas suyas estaban haciendo mil votos y ofrecimientos a todas las imágenes y casas de devoción de España, porque Dios librase a su escudero y a ellas de aquel tan grande peligro en que se hallaban.» (El Quijote, I, cap. VIII).
La Virgen de Manjavacas en el Ofrecimiento
Olla podrida. Antiguo plato típico de la Mota y de la Mancha, cuyos ingredientes eran: Diferentes tipos de carne: de vacuno, de carnero, cerdo, perdiz, pollo; a lo que se añadía todo tipo de verduras: judías blancas, verduras, ajos, etc. Se cocía todo junto a fuego lento durante mucho tiempo, se dejaba reposar y se volvía a cocer. Siempre en olla de barro.
“Y Sancho dijo: aquel platonazo que está más adelante vahando, me parece que es olla podrida, que por la diversidad de cosas que en las tales ollas podridas hay, no podré dejar de topar con alguna que se sea de gusto…” (El Quijote, II, cap. XLVII).
Olla Podrida. (foto gentileza de Expogourmetmagazine,com)
Pairazos. Forma despectiva de “paer” (pared) que se utilizaba para denominar las construcciones de tapial que se «encuentraban» (encontraban) en ruinas.
«Pairazos» en la Venta de Malabrigo, en el camino de Mota del Cuervo a Campo de Criptana. Venta a la que posiblemente se refería Cervantes en el Quijote
Pan sobao. En la Mota también se llama así al pan candeal. El pan sobao de la Mota tiene mucha fama por su sabor, por el color blanco de su miga y por la forma característica de hogaza con dos o tres picos (canteros).
Pan sobao típico de Mota del Cuervo (Foto Panadería Zarco).
Como no podía ser menos, D. Quijote idealizaba el pan de su lugar, en la primera salida: «con lo cual acabó de confirmar don Quijote que estaba en algún famoso castillo, y que le servían con música, y que el abadejo eran truchas; el PAN CANDEAL; y las rameras, damas; y el ventero, castellano del castillo, y con esto daba por bien empleada su determinación y salida». (El Quijote, I, cap. II).
Picota. Columna de piedra, junto a la que la Inquisición ajusticiaba a los reos. En la Mota, que era una villa con jurisdicción propia, se tiene constancia de que la Picota estaba situada en la Plaza de la Cruz Verde (símbolo de la Inquisición). Al parecer fue destruida por un rayo a principios del siglo XVII.
Carta de Teresa Panza a Sancho Panza: “…la fuente de la plaza se secó, un rayo cayó en la picota…” (El Quijote, II, cap. LII).
Picota de Quintanar de la Orden, o Royo de Justicia, similar a la que hubo en Mota del Cuervo.
Pleita. Cinta trenzada de esparto con la que se hacen cestas, esteras, espuertas, capachos, seras, ataderos, tomizas, etc. Hacer pleita era uno de los entretenimientos principales de los labradores en los días de lluvia, cuando no se podía ir al campo y una ocupación también para los pastores.
Así alude Cervantes al esparto en su obra: «A lo que respondió Sancho: –Deme vuestra señoría alguna diciplina o ramal conveniente, que yo me daré con él como no me duela demasiado, porque hago saber a vuesa merced que, aunque soy rústico, mis carnes tienen más de algodón que de esparto, y no será bien que yo me descríe por el provecho ajeno». (El Quijote, II, cap.XXXVI).
Pleita para cinchar los quesos (gentileza de Artesanía San José)
Porfiar. Intentar conseguir tenazmente el logro de algo, a pesar de las dificultades. Desafiar a alguien para que lleve a cabo una acción costosa.Así se empleaba en la Mota:«Fueron varios chicotes a por hierba para los conejos y entre ellos se creo una porfía de a ver quien era capaz comerse un anapol, total que todos y por no quedar ninguno por debajo del otro, todos los probaron.
«Así emplea Cervantes esta palabra en su obra:«descubrió una venta que, a pesar suyo y gusto de don Quijote, había de ser castillo. Porfiaba Sancho que era venta, y su amo que no, sino castillo; y tanto duró la porfía, que tuvieron lugar, sin acabarla, de llegar a ella…» (El Quijote, I, cap. XV).
D. Quijote llegando a la venta. Grabado de Edouard Zier
Porretas (en). Locución adverbial que significa: En pelotas, desnudo/a, sin ropa.
«Hízolo así Sancho, y, hablando Ricote a los demás peregrinos, se apartaron a la alameda que se parecía, bien desviados del camino real. Arrojaron los bordones, quitáronse las mucetas o esclavinas y quedaron en pelota, y todos ellos eran mozos y muy gentileshombres, excepto Ricote, que ya era hombre entrado en años». (El Quijote, II, cap. LIIII).
Portás. (Portadas). Puertas grandes en las casas de labranza para entrar las caballerías
Portada falsa (trasera) bajo un arco de medio punto, situada en el corral de la casa de La Memoria, en la calle del Galeón, con salida directa al camino del Campo (de Criptana), en Mota del Cuervo. Patrimonio desaparecido en el Siglo XXI (foto de E. Riquelme).
En la primera salida del Quijote: «Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza y por la puerta falsa de un corral salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo.» (El Quijote, I, cap. II).
Portazgo. Impuesto que se pagaba por pasar bienes o ganados al atravesar determinadas poblaciones.
En la Mota, desde el 15 de octubre de 1478, se tiene noticia de que se cobraba el portazgo a aquellas personas que entraban a vender de fuera de la villa. Esto se sabe gracias a la visita de la Orden de Santiago que hicieron a la Mota: los comendadores Rui Díaz Cerón y Pedro González de Calvente y el capellán del Maestre de la Orden de Santiago, Alfonso Fernández de Rivera. El valor de el portazgo de la Mota se fijó, en aquél año, en quinientos maravedíes.
Finalmente tenemos noticias de que este portazgo se arrendó en 1849 por el Ministerio de Comercio , Instrucción y Obras Publicas en la cantidad de 130.000 rs.vn. (Boletín nº 66 de 05/04/1849). En la imagen se puede ver dónde estuvo situado este portazgo hasta finales del siglo XX, a la entrada de Mota del Cuervo, en la carretera que va desde Córdoba a Tarragona, en el cruce con el Camino Real a Valencia. Por otro lado, en Manjavacas, se cobraba el portazguillo para la Encomienda de Socuéllamos.
Es curioso como los ganaderos de Yanguas (Soria), ya en 1407 estaban exentos del pago de portazgos. «Aquel que molestase a un arriero yangüés por asuntos referentes al pago de los portazgos, sería castigado con una multa de 1.000 maravedíes.»
Cervantes era perfecto conocedor de estos portazgos. Así se refiere a ellos en su obra: «¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera, portazgo ni barca?» (El Quijote, I, cap. XLV.).
Es curioso como los ganaderos de Yanguas (Soria), ya en 1407 estaban exentos del pago de portazgos. «Aquel que molestase a un arriero yangües por asuntos referentes al pago de los portazgos, sería castigado con una multa de 1.000 maravedíes».
También Cervantes conocía el gran número de ganaderos Yangüeses que atravesaban las Cañadas de la Mesta y los Caminos Reales, atraídos por sus exenciones de pago de portazgos. Cervantes nombra a los yangüeses en seis ocasiones en el Quijote (I,10,16 – II,3).
Situación del edificio donde se cobraba el portazgo en Mota del Cuervo
Pozo Seco. Se trata de un pozo de grandes dimensiones, con cuatro grandes galerías en cruz y que hace aflorar las aguas procedentes de la Sierra de Altomira. Está situado en la mitad del camino que va desde Mota del Cuervo a Santa María de los Llanos. Un camino paralelo al cercano Camino Real de Valencia.
¿Se estaría refiriendo Cervantes a este Pozo Seco, en el Quijote (I, cap. VI) cuando el cura de ese «lugar de la Mancha», maese Nicolás se disponía a arrojar determinados libros?.
«Digo, en efeto, que este libro, y todos los que se hallaren que tratan destas cosas de Francia, se echen y depositen en un pozo seco, hasta que con más acuerdo se vea lo que se ha de hacer d’ellos». (El Quijote, I, cap. VI)
En la primera mitad del siglo XX, Julio, el Aguaor, repartía su agua por las calles. Tenía fama de agua buena, mejor que la de la Pozanca.
Pozo Seco. Fotografía de José Manuel González Mujeriego.
Pozo Zagarrón. Está situado en el término de Mota del Cuervo, en el cruce de caminos que conforman la Senda Vedada y el Camino de los Cantareros, antes de llegar a La Dehesa, a cuatro kilómetros del núcleo urbano. Este pozo está junto al cauce del Barranco del Zagarrón, una larga corriente de agua que atraviesa cuatro términos municipales: procede del paraje de Las Carboneras, en el término de Los Hinojosos; discurre por el noroeste del término de Mota del Cuervo, donde en su parte final recibe el nombre de Arroyo de la Cañada de Tovar; después se adentra en el término de Santa María de los Llanos, pasando junto a su núcleo urbano, donde alimenta al Pozo Nuevo, y continúa hacia el sur para desembocar en el río Saona, ya en el término de El Pedernoso. Este pozo tenía fama de poseer muy buena agua. Un pozo de propiedad municipal que aún conserva su brocal y pila original, y que fue restaurado por el Taller de Empleo Municipal. (foto de jmgm).
(El QuijtoePozo del Zagarrón (foto jmgm)
A este paraje dedicado a la figura del Zagarrón o Moharracho, alude Cervantes cuando envía a Don Quijote y a Sancho desde El Toboso, por la Senda Vedada, hacia Zaragoza y, en un cruce de caminos, se encuentran a la carreta de la muerte, con recitantes de la compañía de Angulo el Malo que venían de representar, en “aquel lugar que está detrás de aquella loma” (¿Mota del Cuervo?), en la octava mañana del Corpus, el Auto de las Cortes de la Muerte, y cómo iban así vestidos porque iban a representar el mismo Autoo a otro pueblo cercano (¿Villanueva de Alcardete?).
Esto dice Cervantes: “Estando en estas pláticas, quiso la suerte que llegase uno de la compañía, que venía vestido de bojiganga, con muchos cascabeles, y en la punta de un palo traía tres vejigas de vaca hinchadas; el cual moharracho, llegándose a don Quijote, comenzó a esgrimir el palo y a sacudir el suelo con las vejigas, y a dar grandes saltos, sonando los cascabeles” (El Quijote, II Capítulo XI).
Aún es posible ver esta figura del Moharracho o Zagarrón, representada por “el Porra”, en la Función de Ánimas en Mota del Cuervo y por el “Gabozorra” en las fiestas de Villanueva de Alcardete. Estos dos pueblos, junto a Quintanar y la Puebla de Don Fadriqye, formaron en su día una misma Alcaidía.
Rastrojo. Así se llama al campo de cultivo después de segar los cereales, con las numerosas cañas que quedan como residuo tras la cosecha. Estas cañas favorecen la infiltración de agua. Últimamente se hace siembra directa sobre rastrojo, una técnica de cultivo sin alteración del suelo mediante el arado.
Así lo emplea Cervantes en la conversación de Sancho con su mujer: «Pero si en dos paletas, y en menos de un abrir y cerrar de ojos, te la chanto un don y una señoría a cuestas, y te la saco de los rastrojos, y te la pongo en toldo y en peana, y en un estrado de más almohadas de velludo que tuvieron moros en su linaje los Almohadas de Marruecos». (El Quijote, II, cap. V).
Rastrojo (foto gentileza de AnatomiaViva)
Reata o Riata. Conjunto de équidos (caballos, mulas, o asnos) puestos en fila que tiran de un carro. «En resolución, Sancho acomodó a don Quijote sobre el asno y puso de reata a Rocinante; y llevando al asno de cabestro, se encaminó, poco más a menos, hacia donde le pareció que podía estar el camino real.» (El Quijote, I, cap. LII).
Cantarero de Mota del Cuervo con animales de tiro en reata.
Sayas. Vestido de mujer .
«Y queriendo pasar adelante y romperlo todo, al improviso se le ofrecieron delante, saliendo de entre unos árboles, dos hermosísimas pastoras; a lo menos, vestidas como pastoras, sino que los pellicos y sayas eran de fino brocado…» (El Quijote, II, cap. LVIII.).
Sayas manchegas (foto gentileza de trajetradicionalmancha.blogspot.com).
Saona. Río que pasa por Mota del Cuervo (también llamado río Sahona o río Caude). En su nacimiento, ubicado en el vecino pueblo de Santa María de los Llanos, había unas instalaciones para el baño, muy utilizadas por los moteños y otros pueblos vecinos, hasta mediados del siglo XX, que descendió tanto el nivel freático que ahora es un lugar con agua profunda.
La piscina principal, llamada del Nacimiento, era una piscina agreste con numerosos vestuarios. El suelo y las paredes del vaso eran de piedra. En una de esas paredes laterales surgía el agua bastante fría y con mucha fuerza. En ella se bañaban preferentemente los hombres, aunque había unas horas en las que estaba permitido bañarse a las mujeres solas. Esta piscina se comunicaba con otra denominada El Cuartillo, algo menos profunda que la anterior y destinada preferentemente a las mujeres. Por último, y a continuación, estaba la piscina de las mulas, que no era otra cosa que un gran vado inundado en el que se bañaba a las caballerías. Las aguas del río Saona, en su día, llegaron a mover la piedra de siete molinos harineros en su corto recorrido hasta el río Záncara, además de permitir el riego a numerosas huertas y frutales.
Hoy, los Baños de Saona están abandonados y es un sitio con el agua profunda.
Imagen del nacimiento del río Saona, en lo que fuera los Baños de Saona. El agua surgía con fuerza entre las rocas situadas en la pared del fondo de esta piscina natural. La cuerda horizontal delimitaba la zona más profunda. .Fotografía de http://lacasademiabuela.canalblog.com/rss.xml)
Así se refiere Cervantes a este río junto a la aldea de Sancho: «¿qué escudero hay tan pobre en el mundo, a quien le falte un rocín, y un par de galgos, y una caña de pescar, con que entretenerse en su aldea? –A mí no me falta nada d’eso –respondió Sancho–»( El Quijote II, cap. XIII.)
Así se refiere Cervantes a este río junto a la aldea de Sancho: «¿qué escudero hay tan pobre en el mundo, a quien le falte un rocín, y un par de galgos, y una caña de pescar, con que entretenerse en su aldea? –A mí no me falta nada d’eso –respondió Sancho–»( El Quijote II, cap. XIII.)
Poco antes de su desembocadura en el Pantano de los Muleteros, en el término de Mota del Cuervo, se encuentra un magnífico puente romano en perfecto estado de conservación.
Puente romano sobre el río Saona (afluente del Záncara) en el término de Mota del Cuervo, poco antes de su desembocadura en el Pantano de los Muleteros. Fotografía de José Manuel González Mujeriego.
Hay quien sostiene que el río Saona es el mismo que el río Monreal, que nace en el término municipal de Villarejo de Fuentes (Cuenca) y vierte sus aguas al norte del río Saona, a poca distancia del nacimiento de este último, en los Baños de Saona.
Tenajón. Deformación de tinajón. Grandes recipientes de barro que se usaba en Mota del Cuervo para lavar la ropa, que provenían de cortar longitudinalmente en dos mitades aquellos tinajones que se fabricaban en el Toboso («Oh tobosescas tinajas «El Quijote,II,cap. XVIII), o en Villarrobledo, para hacer el vino, que eran reconvertidos en sustitutos de los lavaderos públicos, ya que en Mota del Cuervo no existían. El agua la llevaban a esos tenajones a cántaros y, una vez utilizada, la sacaban de allí con una escoba «barriendo» el agua sucia a través de la parte donde estaba la boca del tenajón.
Me sorprendió ver estos tenajones cortados por la mitad para usarlos como lavaderos en el Convento de Santa Catalina, en Arequipa (Perú). Foto jmgm[/caption]
La ausencia de estos lavaderos públicos en Mota del Cuervo la «documenta» Cervantes en el Quijote, cuando dice que allí las mujeres lavaban en un arroyo:
«Muy discreto y agudo, y, con deseo de servir a sus señores, partió de muy buena gana al lugar de Sancho; y antes de entrar en él, vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres, a quien preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza, mujer de un cierto Sancho Panza, escudero de un caballero llamado don Quijote de la Mancha…» (El Quiote, II, cap. L).
Las medias tinajas también aparecen nombradas expresamente en el Quijote:
«Y diciendo esto, asió de un caldero, y, encajándole en una de las medias tinajas, sacó en él tres gallinas y dos gansos, y dijo a Sancho: –Comed, amigo, y desayunaos con esta espuma, en tanto que se llega la hora del yantar». (El Quiote, II, cap. XX).
Tinaja. Recipiente de barro con una boca muy ancha, una forma abombada en el medio y con una base relativamente pequeña, que fabricaban las cantareras de Mota del Cuervo y que servía para almacenar agua preferentemente. Estas tinajas eran algo más pequeñas que las de los pueblos vecinos de El Toboso y Villarrobledo.
Cervantes cita así las tinajas en su obra: «Sancho, a quien jamás pluguieron ni solazaron semejantes fechurías, se acogió a las tinajas, donde había sacado su agradable espuma, pareciéndole aquel lugar como sagrado.» (El Quijote, II, cap. XXI.)
Cantarera de Mota del Cuervo haciendo tinajas (año 1934)
Trabajar por la costa. Trabajo que se hacía únicamente a cambio de la comida, sin percibir otro tipo de salario.En la posguerra española, en época de escasez, algunas personas jóvenes, trabajaban únicamente por la costa (por la comida). Generalmente eran trabajos de cuidado de niños realizados por chicas jóvenes, o trabajos de zagales en casas de labor. No les daban alojamiento, ya que regresaban al anochecer a sus casas.Esta acepción de «la costa», la emplea Cervantes en el Quijote, así:Dice Sancho a su mujer: «y si Dios quisiera darme de comer a pie enjuto y en mi casa, sin traerme por vericuetos y encrucijadas, pues lo podía hacer a poca costa« (El Quijote, II, cap. V)
Niño pastor, foto de López Bernabeu.
Trillar. Labor agrícola que se hacía para separar el grano de cereal de la paja. Con esta acción, trituraban la parva (así llamaban a la mies extendida sobre la era). Para ello utilizaban un trillo, un apero de labranza consistente en una gran tabla de madera, algo levantada la parte delantera, con numerosos cantos de pedernal incrustados en su parte inferior, Este trillo, tirado (en la Mancha) por mulas, lo hacían pasar sobre la mies. Para favorecer el triturado de la mies, solían poner peso sobre el trillo, o dejaban que los chicotes se subieran encima a dar vueltas hasta que la labor quedaba lista para el siguiente paso: «Ablentar» (aventar).Así recoge Cervantes la palabra «Trillar»: «a la señora Dulcinea del Toboso, de que se le vayan a hincar de rodillas delante d’ella los vencidos que vuestra merced le envía y ha de enviar? Porque podría ser que, al tiempo que ellos llegasen, estuviese ella rastrillando lino, o trillando en las eras, y ellos se corriesen de verla» (El Quijote, I, cap. XXV).
Chicote trillando (foto Ramón Biadiu, 1934)
Tropa. En Mota del Cuervo se llamaba tropa al conjunto del ganado mular, compuesto por tres yuntas, de dos mulas cada una. Es decir, una tropa estaba compuesta por seis mulas. A su vez, una tropa era conducida por un mayoral, el cual tenía a su cargo tres zagales, uno para cada yunta.
Tropa de mulas (foto: comprerural,com)Yunta de mulas (Foto E. Riquelme)
Así refleja Cervantes en su obra a las tropas de caballería:
«Y luego se oyeron por aquí y por allí, y por acá y por acullá, infinitas cornetas y otros instrumentos de guerra, como de muchas tropas de caballería que por el bosque pasaba». (El Quijote, II, cap.XXXIIII).
Truje. En lugar de «traje» (pretérito indefinido del verbo traer)
La RAE recomienda evitar la utilización de formas propias del español clásico como «truje». Lo cierto es que aún es posible escucharlas en Mota del Cuervo, especialmente entre los ancianos del lugar. Así la utilizaba Cervantes en el Quijote:
“No se atenga a eso, señor, respondió Sancho, porque le hago saber que también fue de oídas la vista y la respuesta que le truje, porque así sé yo quien es la señora Dulcinea como dar un puño en el cielo”. (El Quiote, II, cap. IX).
Uncir: Poner los arreos a los animales de tiro, en las tareas de labranza (arado, trillado…). «Desuncir», significa lo contrario, quitar los arreos a las caballerías.
En Mota del Cuervo, aún se emplea mucho el término «no desunzo» para indicar que uno no para de hacer cosas, incluso que está agobiado. Esto es en recuerdo de aquellos días de cosecha de cereales, que acarreaban las espigas desde la tierra hasta la era, para luego trillar…, para volver a por otra carga de espigas… A los labradores no les daba tiempo a poner y a quitar los arreos a las mulas. «No desuncían». Así emplea esta palabra Cervantes en El Quijote:
«que no tengo otra hacienda sino este carro y estas mulas. –¡Oh hombre de poca fe! –respondió don Quijote–, apéate y desunce, y haz lo que quisieres.» (El Quijote, II, cap.XVII.)
Acarreando mies en Casas de Ves (Albacete)
Venta de Malabrigo, después conocida como Venta del Protestante, luego como Granja del Milagro y actualmente como Monte Escama (en donde hay una empresa dedicada a la cría de ganado bravo). Aún aparece en los mapas el topónimo referido al pozo de Malabrigo, cercano a dicha venta.
Las ventas eran establecimientos situados en los principales caminos, que ofrecían comida y alojamiento a los viajeros y a sus caballerías.
La Venta de Malabrigo, está en el término de Mota del Cuervo (Cuenca), cerca del límite de las provincias de Toledo y Ciudad Real, justo en el carril (camino) de los Valencianos, en otra época una vía importante. El siguiente pueblo en dirección “Noroeste” es el Toboso. Por ese lado, este camino llega hasta Toledo, (la capital del imperio español desde el 1519 al 1561) y en dirección “Este” llega a Manjavacas (hoy despoblado de Mota del Cuervo) y luego hasta Valencia. Este camino, cerca de Las Mesas, se bifurca en dos y el ramal que llega hasta Cartagena y su puerto (en el sureste de España), se llamó Camino de los Pimenteros.
Esta venta está muy cerca del antiguo camino de Mota del Cuervo a Campo de Criptana, que pasa por Puerto Lápice y llegaba hasta Córdoba. Son muchas las razones por las que esta venta podría ser a la que se refería Cervantes cuando don Quijote fue armado caballero, antes de la aventura de los molinos de viento de Campo de Criptana.
Cuando el ventero nombra caballero a Don Quijote: «se vino adonde don Quijote estaba, al cual mandó hincar de rodillas; y leyendo en su manual, como que decía alguna devota oración, en mitad de la leyenda alzó la mano y diole sobre el cuello un buen golpe, y tras él, con su mesma espada, un gentil espaldarazo, siempre murmurando entre dientes, como que rezaba». (El Quijote, I,3)
Hace años tuve la oportunidad de entrevistar al que fuera uno de los propietarios de la venta, Don Luis García, según él los viajeros que al atardecer llegaban a la venta, procedentes de Manjavacas, no se atrevían a cruzar el arroyo de la Zanja de la Olma, debido a los maleantes que acechaban en esa zona. Por el contrario, los viajeros que procedían del Toboso, hacían noche en la Quintería de la Olma, precisamente para no cruzar ese mismo arroyo por miedo a ser asaltados por los bandoleros. Más información sobre la Venta de Malabrigo en: https://motadelcuervoellugardelamancha.com/2016/03/04/la-venta-de-malabrigo/
Vista principal de la Venta de Malabrigo (Autor: Luis García) Vista trasera de la Venta de Malabrigo (Autor: Luis García)
Zafra. Recipiente metálico grande para guardar el aceite en la despensa.
En 1930 había en la Mota dos caldereros, que se dedicaban a la fabricación y montaje de todo tipo de trabajos en hierro, zafras para el aceite, venta y reparación (estañado) de sartenes, calderos de cobre, pucheros… Era la calderería de Canuto y José Soriano, situada en la calle de San Francisco, frente a la plaza del pozo del Haldudo (hoy llamado indebidamente pozo del Aldú).
Zafra para el aceite (foto jmgm)
Cervantes hace alusión a las calderas, sartenes… en muchas ocasiones, como: «–Paréceme –respondió Sancho– que vuesa merced es como lo que dicen: “Dijo la sartén a la caldera: Quítate allá ojinegra”. (El Quijote, II, cap.LXVII).
Zote. Ignorante, torpe, idiota.
“Es un zote el que estudió y es ignorante en letras”. (vocabulario de refranes de Correas). También es interesante notar que la forma italiana de Quixote es Chisciotto, y que en napolitáno “ciuoto” significa “estúpido”. Cervantes sabía italiano y por aquel entonces Nápoles era posesión española. No es extraño que Dorotea-Micomicona llamara a don Quijote “don Azote” aludiendo a los disparates del hidalgo…(“Otra manera de leer el Quijote: Historia, tradiciones culturales y literatura” de Agustín Redondo).
Recopiladas por José Manuel González MujeriegoAutor del libro: «Lo que Cervantes calló»Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
Presentación del libro «Diccionario Moteño Cervantino» de José Manuel González Mujeriego en la web de la Asociación Internacional de Cervantistas; https://youtu.be/TZvqwG_sf3Y?si=KSx3GpP1GyrGUXs2
CONGRESO CERVANTINO de SANTANDER (Palacio de la Magdalena): CERVANTES Y LA POSTERIDAD: 400 AÑOS DE LEGADO CERVANTINO,
TÍTULO DE LA COMUNICACIÓN: “CERVANTES Y SU MUNDO” AUTOR: José Manuel González Mujeriego FILIACIÓN: Asociación Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
RESUMEN
En 400 años han sido muchos los estudios realizados sobre todos los aspectos relacionados con la obra cervantina y especialmente con su obra cumbre del Quijote. Estudios que han abarcado los temas más variopintos, que van desde el teatro, la pintura, los trajes en el Quijote, la farmacia en el Quijote y un larguísimo etcétera.
Yo quiero hablar aquí del Cervantes, no solo del analizado por los especialistas de la lengua, que siguen aportado mucha luz sobre su obra, sino del Cervantes destinado al gran público, visto desde otra óptica. Quiero traer aquí aspectos de la vida y obra de Cervantes que tienen que ver con la historia, con las vivencias de D. Miguel en su época, con sus avatares familiares, con sus anhelos nunca alcanzados, con una geografía concreta que él conoció bien: La Mancha. Aspectos que también han despertado y aún hoy mantienen en vilo la polémica, que él mismo propició en su obra.
Me apoyaré en la historia, en sus circunstancias personales y familiares, en sus viajes, en sus ocupaciones de alcabalero, en la evolución del entorno y de los territorios que él conoció. Los datos serán tratados con rigor, detallando las fuentes, respetando las teorías de otros investigadores, aunque rebatiéndolas de forma razonada. Un análisis que tendrá en cuenta las circunstancias, dentro de las constataciones históricas, de la cambiante geografía, de los avatares políticos de la época… y sobre todo utilizando el sentido común.
Todo ello sin olvidarme de que se trata de una obra de ficción. Una ficción, eso sí, muy documentada, por la que han corrido ríos de tinta para desvelar algunos aspectos de la “vida y milagros” de Cervantes.
Algunos enigmas
Si indagamos en el conjunto de la obra cervantina, observamos cómo Cervantes, al igual que otros autores, comporta un estilo propio, refleja en sus numerosos trabajos los mismos parajes, las mismas ventas y pueblos como Quintanar, cita hasta el mismo perro Barcino en El Coloquio de los Perros y en El Quijote, ([1]) refleja en su ficción el nombre de personajes reales de la época, como los Haldudo, y en general, vemos cómo se repite en algunos de sus planteamientos más conocidos.
Muchos son los enigmas que Cervantes nos dejó sin resolver, como su lugar de nacimiento, que unos defienden que fue Alcázar de San Juan [2]y otros defendemos que fue Alcalá de Henares. No está claro tampoco el origen étnico de D. Miguel de Cervantes Saavedra. Hay quien sostiene que su ascendencia era de judíos conversos. ([3]) En el Quijote hace gala de su conocimiento del principal libro de los judíos, e incluso llega a intercalar un capítulo completo del Talmud ([4]). Esta sospecha de su origen como judío converso, le debió dificultar la obtención del Certificado de Limpieza de Sangre, algo que precisó en su juventud para el desempeño como camarero del Cardenal Acquaviva en su viaje a Roma, y que –finalmente- obtuvo con mucha celeridad, según algunas voces, gracias a la intermediación de sus influyentes parientes de Alcalá de Henares, los Cervantes Cortina.
Este enigma sobre su posible ascendencia judía, seguramente fue la causa que le impidió viajar a las Indias y ser Corregidor de la Paz, su gran anhelo para ascender en la escala social. Pasar de ser un alcabalero que se ocupaba de cobrar los impuestos en especie por las tercias reales de la Mancha y Andalucía y obtener un justo trato, allá en las Américas, en pago a sus servicios a la Corona en la batalla de Lepanto.
“El lugar” de la Mancha
Llama especialmente la atención, su fijación por ocultar –deliberadamente- ese “Lugar de la Mancha”, al que alude en dos de sus más importantes obras, en el comienzo del “Quijote” , con la frase: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme”([5]), y en “El Persiles”, cuando hace salir al escuadrón de peregrinos desde Quintanar y llegan a “un Lugar no muy pequeño, ni muy grande, de cuyo nombre no me acuerdo” ([6]). Ese lugar del que –reiteradamente- no quiere acordarse. Es curioso también cómo aboca a los distintos pueblos de la Mancha a contender por ser “ese Lugar de la Mancha”.
Al mismo tiempo, Cervantes aporta, parece que intencionadamente, suficientes datos documentales, geográficos, demográficos, y de otras muchas índoles, que nos llevarán a colegir cuál podría ser ese “Lugar de la Mancha” y a descartar con argumentos otros “imposibles” y pretendidos lugares.
En mi libro “Lo que Cervantes calló” (2015 Cultiva Libros), plasmo el resultado de dos años y medio de investigaciones en la obra cervantina y el estudio de los diferentes territorios, que tras la reconquista, se fueron conformando bajo el dominio de las distintas Órdenes Religiosas, los mapas del antiguo Campo de Montiel, teniendo en cuenta la evolución de este territorio, durante la vida de Cervantes y en donde me baso en la documentación que refleja Chaves Bernabé ([7]) sobre los pueblos que conformaron ese Campo de Montiel de la primera época.
El Cuervo y Manjavacas (hoy integrados en Mota del Cuervo) formaban parte del
“Antiguo Campo de Montiel”
El “ verdadero” Lugar de la Mancha.
Como decía, siguiendo el vaticinio de Cervantes,([8]) han sido muchos los pueblos que se han ocupado de “demostrar” que ellos son el “lugar de la Mancha”, aportando datos, a veces ciertos y ajustados a la obra del Quijote, y a veces callando otros datos que no les convienen para reafirmar sus tesis. Este cúmulo de candidatos ha crecido tanto, incluso por otras regiones que otrora aseguraban no pertenecer a la Mancha, que –seguramente- D. Miguel se hubiera sorprendido de la repercusión de su vaticinio. Han proliferado hasta el punto de que el tema ha dejado de tener interés para muchos cervantistas. Han sido tantos los despropósitos, las vueltas alambicadas que hacen dar al hidalgo y a su escudero, que a veces son motivo de mofa; solo justificada por los buenos propósitos que generalmente guían a sus defensores. Motivos de índole turística (económica al fin), o por afán de protagonismo local, o personal.
El territorio de la Mancha y del antiguo Campo de Montiel que conoció Cervantes.
Si se quiere hacer un estudio riguroso y adentrarse en el pensamiento de Cervantes, no nos queda más remedio que adaptarnos a los mapas y a la geografía de la época, a las dimensiones de la Mancha de entonces – por aquél tiempo una región denostada y pobre-, a la que pocos pueblos decían pertenecer en 1575 en sus declaraciones, a propósito de las Relaciones de Felipe II.
También es necesario conocer las dimensiones cambiantes del Campo de Montiel a lo largo de la historia. Concretamente a lo largo de la vida de D. Miguel de Cervantes. Especialmente porque él mezcla los dos territorios en el “Quijote”: La Mancha y el antiguo y conocido Campo de Montiel, cuando dice:
“…dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel”. Y era la verdad que por él caminaba.”([9]).
Hasta el punto de que cuando él recorrió determinados territorios en su juventud, éstos habían pertenecido al Campo de Montiel. Concretamente cuando atravesó Manjavacas ([10]), por el camino de la Seda, o de los Pimenteros, procedente de Toledo y con dirección al puerto de Cartagena, desde donde se embarcaría hacia Roma con el Cardenal Acquaviva. Este pueblo de Manjavacas había pertenecido al antiguo Campo de Montiel, según afirma Chaves Bernabé desde 1243 ([11]), junto al Cuervo (otro pueblo hoy fusionado con La Mota, para formar Mota del Cuervo), y Criptana, único lugar donde pudo tener lugar la conocida aventura de los molinos de viento que cita en el Quijote, (por tener 30 ó 40 molinos de viento), entre otros pueblos.
Así las cosas, el rey Felipe II, en 1573 había cambiado y fijado la nueva delimitación del Campo de Montiel y su capital en Villanueva de los Infantes.([12]) Precisamente en aquella época (en 1575), Cervantes iniciaba su cautiverio en Argel. Aun tardaría 5 largos años en regresar a España, cuando contaba con 33 años de edad. Fue entonces cuando encontró que el Campo de Montiel había variado (para reducirse), algo nuevo para él, lo que le llevó a afirmar que sus protagonistas del Quijote caminaban a la vez por la Mancha y por el antiguo y conocido Campo de Montiel.
Evolución de las dimensiones del Campo de Montiel. A la izquierda cuando Cervantes salió de España y a la derecha a su regreso 11 años después. Posiblemente por eso Cervantes situaba a “El Cuervo” en el “Antiguo y conocido Campo de Montiel” y en la Mancha al mismo tiempo.
Evolución del Campo de Montiel. Desde el año 1243 muchos pueblos de la Mancha Santiaguista estaban incluidos en el Campo de Montiel, como Criptana, El Cuervo, Manjavacas… A partir de la nueva ordenación territorial ordenada por Felipe II, el Campo de Montiel se redujo en 1573/1575 a los pueblos que actualmente lo conforman. Por aquel entonces Cervantes tenía 28 años. Así que no es de extrañar que hablara del ANTIGUO Y CONOCIDO Campo de Montiel y de la MANCHA al mismo tiempo.
En 1243 el Campo de Montiel incluía a El Cuervo, Manjavacas, Criptana, Villajos, Miguel Esteban…( Bernabé Chaves, Apuntamiento legal)
En el 1369 se incluyeron Beas y otros pueblos de Jaen (Bernabé Chaves, Apuntamiento legal pág. 41)
En 1573/75 se proclama capital del Campo de Montiel a Villanueva de los Infantes y se establecen los términos del mismo. Ninguno de ellos, salvo Membrilla, dice estar en la Mancha, una tierra denostada y pobre.
En 1785, Carlos III (en la Provincia de la Mancha) incluye en el Partido de Villanueva de los Infantes (capital histórica del Campo de Montiel) a Quintanar, Criptana, Socuéllamos, Beas, El Toboso….
Evolución del Campo de Montiel a lo largo de la historia
Este tema no es baladí, precisamente porque a raíz de la popularización de la Mancha, por obra del Ingenioso Caballero, ésta se extendió considerablemente, ocupando territorios de lo que posteriormente sería la provincia de la Mancha (año 1785). Esto ha llevado a muchos autores a situar las andanzas del Quijote en una Mancha cuyas dimensiones van más allá de las que conoció Cervantes, de esos 22 pueblos que conformaron la Mancha Santiaguista, también conocida como “El Común de la Mancha”.
Esta circunstancia del territorio a estudiar, es para mí el error más común de los numerosos defensores de los respectivos “lugares de la Mancha”, pero no es el único, ya que son pocos los que consideran como base de sus estudios los mapas de caminería de la época, tanto de los caminos reales y otras vías que consideraban Juan de Villuga y Pedro de Meneses (1546 y 1576 respectivamente), como de las cañadas reales, verdaderas vías ganaderas que eran recorridas del norte al sur peninsular, no solo por cabreros y ganaderos, sino por yangüeses, vizcaínos, segovianos y otros viajeros que tan bien describe D. Miguel en su obra y que transitaban hacia Andalucía, por las dos únicas vías que atravesaban Sierra Morena: Despeñaperros por el oeste y la Cañada Real de Andalucía por el este (que discurría por la Sierra del Cambrón). Otros autores no consideran el antiguo Campo de Montiel que Cervantes conoció en su juventud y tienen en cuenta uno mucho más reducido, lo que les aleja del escenario real.
Las mil rutas del Quijote
Han sido, como decía, muchas la Rutas del Quijote, basadas en pretendidos lugares, sin tener en cuenta el territorio al que Cervantes se refería. Aquí veremos algunas de las más notables.
Carlos III (1716-1788) es el primero que encarga indagar sobre la ruta del Quijote y para esta ocasión ya se emplean mapas muy posteriores a Cervantes, del cartógrafo Tomás López de 1780 (para considerar la provincia de la Mancha).
Mucho más tarde, en 1905, el director del diario “El Imparcial”, encarga a Azorín ([13]) escribir sobre la Ruta del Quijote. Éste influido seguramente por el Quijote apócrifo de Avellaneda, supone que el “lugar de la Mancha” era Argamasilla de Alba y se desplaza, desde Madrid, en tren hasta la estación más próxima a ese lugar, la estación de Cinco Casas. Desde allí, con un arriero, a bordo de una tartana tirada por una mula, trata de emular el camino que dicta Cervantes en el Quijote, y toman la dirección de Puerto Lápice. Curiosamente, en ese recorrido desde Argamasilla, no se encontró con los molinos de viento de Campo de Criptana. Asunto que le llevó a retornar a su punto de origen y dirigirse, en otro viaje en dirección Este, hacia Campo de Criptana. Vemos así como el buen Azorín, en este tema, además de quejarse de las diminutas habitaciones de las pensiones que frecuentó, “tocaba de oído”. Así como esta incongruencia nos encontraremos con muchas de diferentes autores. Azorín no deparó que en Argamasilla de Alba había documentados en la época de Cervantes, seis importantes batanes ([14]) y que es el propio Cervantes el que se encarga de desmentir a Avellaneda, en su vaticinio sobre el lugar, poniendo en boca de D. Quijote la frase sobre los batanes, aclarando –categóricamente- que el hidalgo “no los había visto en su vida”.
“… de entre las cuales advirtieron que salía el ruido y estruendo de aquel golpear, que aún no cesaba.” (…) aquel horrísono y para ellos espantable ruido, que tan suspensos y medrosos de toda la noche los había tenido. Y eran –si no lo has, ¡oh lector!, por pesadumbre y enojo– seis mazos de batán, que con sus alternativos golpes aquel estruendo formaban.
(…) ¿Estoy obligado a dicha, siendo como soy caballero, a conocer y a distinguir los sones y saber cuáles son de batán o no? Y más, que podría ser, como es verdad, que no los he visto en mi vida…” ([15]).
Así como esta incongruencia, nos encontraremos con muchas más, pero solo me detendré en otro estudio sobre el último y más destacable lugar candidato.
El caso de Villanueva de los Infantes, como “El lugar de la Mancha” es defendido por un equipo multidisciplinar de la Universidad Complutense de Madrid, dirigidos por el sociólogo Parra Luna, ([16]) los cuales tienen en cuenta la velocidad de las cabalgaduras de D. Quijote y Sancho, en base a convertir “tardanzas” (tiempo) en “Km.” (espacio). La razón del cálculo la determinan en que nuestros protagonistas recorrían entre 30 y 35 Km por día. Según afirman sus autores: “las bases del método empleado han residido precisamente en las distancias junto con los tiempos empleados”.
Esta lógica les lleva a representar un mapa en el que establecen prácticamente la equidistancia entre Villanueva de los Infantes y puntos como El Toboso, Puerto Lápice, Munera, y Sierra Morena, como podemos ver en la siguiente foto. Claro que si lo ponemos al lado de un mapa satelital, el tema varía bastante. Y no digamos si consideramos que no es lo mismo caminar por las llanuras de la Mancha que por la intrincada Sierra Morena.
En la primera foto podemos ver la imagen sobre el sistema de tardanzas expuesta en Villanueva de los Infantes, que refleja la equidistancia en tiempo entre diferentes puntos, partiendo de Villanueva de los Infantes. En la segunda imagen vemos en detalle las distancias geográficas reales según Google maps.
Estas teorías se desvanecen si tenemos en cuenta las propias afirmaciones de Cervantes en su obra, a propósito de la velocidad de D. Quijote y Sancho en determinadas circunstancias de sol intenso:
“Con esto, caminaba tan despacio, y el sol entraba tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si algunos tuviera.” ([17]).
Estos autores afirman basarse en tres teorías para llegar a la conclusión de que Villanueva de los Infantes es “El lugar de la Mancha”: un enfoque geométrico, por una teoría de decisión multicriterio, y por un tercer enfoque, el estadístico.
Sin embargo yo veo otras muchas incongruencias que detallo en mi libro,([18]) de las cuales solo citaré algunas más, como:
Villanueva de los Infantes tiene a gala tener la Casa del Caballero del Verde Gabán y ser al mismo tiempo la cuna del Quijote y Sancho. ¡Algo no cuadra!.
Villanueva de los Infantes ha estado siempre en el corazón del cambiante Campo de Montiel, por lo que es imposible que en la tercera salida del Quijote, para dirigirse al Toboso, no pisara el Campo de Montiel, como Cervantes cuenta en la obra:
“…pongan los ojos en las que están por venir, que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los campos de Montiel” ([19]).
Villanueva de los Infantes ha estado siempre en el corazón del Campo de Montiel
(mapa que insertaron en las relaciones de Felipe II en 1575)
Mota del Cuervo, el “verdadero” Lugar de la Mancha.
Baso esta afirmación tan categórica y entrecomillo lo de “verdadero”, porque no se me olvida que estamos hablando de una ficción.
Las razones más importantes que encuentro para hacer esta aseveración son:
– Como he comentado, Cervantes habla en dos de sus más importantes obras de “Un lugar del que no quiero acordarme” ([20]), y de “Un lugar de cuyo nombre no me acuerdo” ([21]). En ambas ocasiones sitúa a “ese lugar” en las cercanías de El Toboso y de Quintanar de la Orden (dos pueblos vecinos). Con la peculiaridad de que en El Persiles, lo sitúa en el mapa con mucha precisión, al decir que los peregrinos salen desde Quintanar en dirección a Valencia, y llegan a un pueblo, no muy grande ni muy pequeño, de cuyo nombre no se acuerda. Él quizás no se quisiera acordar, pero la geografía se obstina en llamar al siguiente pueblo que hay saliendo del Quintanar en dirección a Valencia, como Mota del Cuervo, de forma inequívoca.
–Un lugar tan cerca de El Toboso. Hasta en cuatro ocasiones, Cervantes se refiere en el Quijote, a que “El lugar” está tan cerca de El Toboso. Mota del Cuervo es un pueblo colindante con El Toboso y Quintanar de la Orden. Reproduzco a continuación varias citas al respecto.
“Solo Sancho Panza pensaba que cuanto su amo decía era verdad”… “…y en lo que dudaba algo era en creer aquello de la linda Dulcinea del Toboso, porque nunca tal nombre ni tal princesa había llegado jamás a su noticia, aunque vivía tan cerca del Toboso”. ([22]).
“-¡Ta, ta! –dijo Sancho-. ¿Qué la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo?
-Esa es- dijo don Quijote-, y es la que merece ser señora de todo el universo.
-Bien la conozco –dijo Sancho- y sé decir que tira tan bien una barra (*) como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviera por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar a unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y aunque estaban de allí a más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre. ..” ([23]).
El Toboso, Quintanar de la Orden y Mota del Cuervo pueblos colindantes.
Vista de El Toboso desde la sierra de los molinos de Mota del Cuervo
Solo si se trata de pueblos vecinos puede afirmarse tal grado de conocimiento.
-D. Quijote y Sancho caminaban por la Mancha y por el antiguo Campo de Montiel, a la vez. Esta premisa, con los condicionantes que Cervantes establece en El Quijote, solo puede darse en “El Cuervo” (hoy integrado en Mota del Cuervo). Pueblo que desde 1243 había pertenecido al Campo de Montiel, hasta que Felipe II reordenó el territorio, como se ha explicado.
-Un lugar desde donde el hidalgo y su escudero, unas veces van por el antiguo Campo de Montiel y otras sin pisarlo, se dirigen por el Camino de El Toboso.
“…que desde este punto comienzan las hazañas y donaires de don Quijote y de su escudero; persuádeles que se les olviden las pasadas caballerías del ingenioso hidalgo, y pongan los ojos en las que están por venir, que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los campos de Montiel.” ([24]).
-Un lugar desde donde llegar –directamente- al Campo de Criptana, donde tuvo lugar la aventura de los molinos de viento y seguir desde allí, dándoles el sol de soslayo, hacia Puerto Lápice, y seguir camino directo hacia Sierra Morena, sin hacer dar a los protagonistas esas vueltas alambicadas que proponen otras teorías.
Desde Mota del Cuervo a Sierra Morena, pasando por Campo de Criptana y Puerto Lápice
Mismo itinerario desde Villanueva de los Infantes
Mismo itinerario desde Argamasilla de Alba
-Otra de las razones de peso para postular a Mota del Cuervo como “El Lugar de la Mancha” es el conocimiento de Cervantes de personajes reales de la zona, como Juan Haldudo, aquel que azotaba a su criado Andrés.([25]) Está documentada la existencia de la familia de los Haldudo en Mota del Cuervo desde 1498, a través de los libros de visita de la Orden de Santiago,([26]) también en los siguientes años: 1500, 1535, 1544 y 1568. Unos ricos terratenientes, grandes contribuyentes de las alcabalas que Cervantes recaudaba en la Tercia Real de Mota del Cuervo. Es posible que al proclamarse Quintanar de la Orden, en 1605, como capital del Común de la Mancha, este Juan Haldudo (apellido poco común) se trasladara a vivir al vecino pueblo del Quintanar, como así lo refleja Cervantes en el Quijote, “Juan Haldudo, el rico, el vecino del Quintanar”.
-Mota del Cuervo era un lugar con Jurisdicción en 1ª instancia desde 1614, aunque en 1584 el rey Felipe II ya le concede hacer por concejo abierto ordenanzas municipales. Esta jurisdicción en primera instancia se reflejaba en una picota situada en la Plaza de la Cruz Verde, picota que posiblemente no se conserve hasta nuestros días por lo que dice Cervantes en el Quijote: “un rayo cayó en la picota”. ([27]). También hubo una importante presencia de la Inquisición.
-Son muchas las cuestiones que quedan resueltas si consideramos que “El lugar” es Mota del Cuervo. Así tenemos que Mota del Cuervo es una encrucijada de caminos: Camino Real de Madrid a Valencia, Camino de los Pimenteros, de Manjavacas a Murcia, Vereda de los Serranos (camino de la Mesta antiguo camino desde el norte hacia Andalucía), Camino de Santiago de Levante, Camino de peregrinación a Guadalupe (pasando por Toledo).
“Si así es –dijo el cura–, por la mitad de mi pueblo hemos de pasar, y de allí tomará vuesa merced la derrota de Cartagena, donde se podrá embarcar con la buena ventura…” ([28]).
-Desde el punto de vista demográfico, Mota del Cuervo en tiempos de Cervantes contaba con una población de 500 vecinos, de los que 10 eran hidalgos.([29])
-La orografía también nos da la razón. Según la obra, el “lugar” tiene que tener una elevación del terreno al noreste (una pequeña sierra), según se cita en El Quijote, cuando regresaban de Barcelona hacia su aldea. Pocos lugares en la llanura manchega, colindantes con el Toboso y Quintanar, cumplen ese requisito como Mota del Cuervo.
“…subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea” y “Con esto bajaron de la cuesta y se fueron a su pueblo.”. ([30]).
Sería prolijo resumir aquí en estas páginas el resultado de toda la investigación, plasmada como digo en mi libro “Lo que Cervantes calló”, en donde se detallan otros argumentos que cumplen a la perfección las tres salidas del Quijote desde su lugar, junto con otras premisas que también se cumplen, y que tienen que ver con: La orografía, la demografía, la hidrología, la cinegética, la foresta, la expulsión de los moriscos y el Tesoro del morisco Ricote, etc.
Particular interés tiene para mí, el conocimiento de Cervantes de dos Alcaides de Mota del Cuervo y las razones que pudieron motivar ese deseo de “no querer acordarse” de este lugar de la Mancha:
– D. Pedro Muñoz de Otálora, al que Cervantes cita expresamente en su obra relativa a los fastos de Valladolid con motivo del nacimiento del hijo del rey Felipe III,[31] un Alcaide de la Mota del Cuervo, que además de ser Caballerizo de la Reina, era hijo del Oidor de Indias de Valladolid.[32] Un personaje que decidía quien pasaba a las Indias y quien, como a Cervantes, se le respondía negativamente el 6 de junio de 1590: “Busque por acá donde se le haga merced”, y
–D. Hernándo de Ovando y Ulloa, un noble distinguido de la Corte de Felipe III, caballero de la Orden de Santiago, Comendador de Aguilarejo y Dos Barrios, además de Alcaide de la Mota, como reflejan los visitadores de la Orden de Santiago, en su libro de visitas de 1603 a La Mota. ([33]). Este alcaide, en la época en que ejercía el mayorazgo en su familia, [34]no permitió que su sobrino Nicolás de Ovando se casara con Andrea de Cervantes (hermana de D. Miguel), a pesar de la palabra dada de matrimonio, tras cortejarla y engendrar en ella a la hija de ambos, Constanza de Ovando.
Por último reseñar, que no soy el primero en afirmar que Mota del Cuervo es “El lugar de la Mancha” en El Quijote y en El Persiles, puesto que otros autores como los académicos: Rafael Lopez de Haro (1876-1966) [35]y Pedro de Novo (1884-1953) [36]ya lo aseguraban, y también el insigne cervantista Luis Astrana Marín (1889-1959), afirmaba que Mota del Cuervo era ese lugar de la Mancha al que se refiere Cervantes en El Persiles. Vale.
Santander, 13 de septiembre de 2016
José Manuel González Mujeriego
Autor del libro: “Lo que Cervantes calló”
Miembro de la Asociación Internacional de Cervantistas, de la Asociación Iberoamericana de Escritores, de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
BIBLIOGRAFÍA
Cervantes, M. (1613), El Coloquio de los Perros, Madrid, España, Imp.Juan de la Cuesta.
Cervantes, M. (1605/1615). El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. Recuperado de: http://quijote.bne.es/libro.html
Cervantes, M. (1617).Los trabajos de Persiles y Sigismunda , Madrid, España, Imp.Juan de la Cuesta.
Chaves, B. Madrid, (1719?) » Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos los pueblos». Recuperado de: https://books.google.es/books/about/Apuntamiento_Legal_sobre_el_Dominio_Sola.html?id=qvVRAAAAcAAJ&redir_esc=y
González Mujeriego, J.M.(2015). Lo que Cervantes calló. Madrid, España, Ed.Cultiva Libros.
Jiménez Rayado, E.(2009) Libros de visita de la Orden Militar de Santiago. Sevilla,España,Ed. Asociación Cultural Al-Mudayna.
Martínez Ruiz, J.A «Azorín» (1905). La Ruta de D. Quijote, Madrid, España,
Parra Luna, F. El lugar de la Mancha es…El Quijote como un sistema de distancias/tiempos. Madrid, España, Ed. Complutense.
(Notas aclaratorias)
[1] M. de Cervantes El Quijote II, Capítulo LXXIV y El Coloquio de los perros, pág. 5 y 7
[2] En Sesión plenaria del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan del día 8-11-2014, se declara a Cervantes hijo predilecto de Alcázar en virtud de una partida de nacimiento que sostienen es la de Miguel de Cervantes Saavedra.
[3] Según asegura el historiador Abraham Haim, de la Universidad de Tel Aviv, en su conferencia de 20-04-2011 en Pamplona, titulada : La huella del judaísmo en el Quijote , recogida en la crónica de Felipe Cambra
[6] M. de Cervantes, El Persiles, Libro III, cap.X
[7] “Montiel sus términos y pueblos, año de 1243. Pueblos que en el año 1243 conformaban el Campo de Montiel, según refleja Chaves Bernabé (fraile clérigo de la Orden de Santiago) en su Apuntamiento legal sobre el dominio solar que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago”
[8] M. de Cervantes, El Quijote II cap. Capítulo LXXIV, “por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo”
[10] Manjavacas es un despoblado perteneciente actualmente a Mota del Cuervo.
[11] Bernabé Chaves, Apuntamiento legal sobre el dominio solar, que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago en todos los pueblos, Madrid 1719?
[14] Los habitantes de Argamasilla de Alba, declaran en las Relaciones de Felipe II (a la pregunta 21), poseer seis importantes batanes (unos artilugios de madera movidos por el agua que servían para abatanar la ropa)
[34] E. Lillo Alarcón, “Cervantes o la maldición de los Ovando…”18-01-2016 As.Am. Historia de Mota del Cuervo.
[35] D. Rafael López de Haro, natural de S. Clemente (Cuenca), Notario que publicó 127 novelas, una veintena de comedias y numerosos ensayos, versos y artículos.
[36] D. Pedro de Novo y Fernández Chicharro, geólogo, ingeniero de minas (Diario ABC 3-10-1971 art. De Andres Bartheloten).
ALGUNAS IMÁGENES DEL ACTO:
NOTA DEL AUTOR:
Debo decir que disfruté especialmente de este Congreso Cervantino de Santander, no solo por el maravilloso entorno del Palacio de la Magdalena, sede de la UIMP, sino por multitud de circunstancias. Me gustó volver a escuchar, en la apertura del congreso, al rector de la UIMP, el Dr. César Nombela, otrora profesor mío de Microbiología en la Facultad de Farmacia de la U. Complutense de Madrid. Para mi fue un placer escuchar las disertaciones cervantinas del resto de los congresistas, especialmente las de José Manuel Lucía Megías, la de José Manuel Martín Morán, la de Santiago López Navia, la de Adrián Sáez y la del socuellamino Fracisco Javier Escudero Buendía. También me parece que tuvo mucho mérito el que se desplazara hasta allí el alcalde de Argamasilla de Alba, para defender «su» lugar de la Mancha, con una brillante exposición sobre los actos que esa villa realiza en el entorno cervantino.
Especialmente me gustó el animado coloquio que se originó tras mi comunicación «Cervantes y su mundo», que se prolongó más allá de la sala de exposiciones, en los pasillos del Palacio de la Magdalena.
Por último, felicito a los directores del Congreso: Raquel Gutierrez y Alfredo Moro, por la perfecta organización del mismo. Agradezco a mi mujer el que, nuevamente, me acompañara en esta aventura quijotesca.
Eran las siete de la mañana de un día del mes de septiembre de 1587 y unos golpes en la puerta de su habitación, en aquella posada inmunda, despiertan a Miguel. Su ayudante Nicolás le recuerda que Juan Haldudo le espera para ajustar la saca de aceite que debía llevar a la Tercia de la Mota. La simpatía de Miguel hacia este rico hacendado, que se había trasladado recientemente al vecino pueblo del Quintanar,-la nueva capital de la Mancha-, era bien poca, pero la obligación le reclama y no es cosa de hacer esperar a este déspota de contribuyente, que aún conservaba gran parte de su hacienda y su ganado en la Mota del Cuervo, por herencia de sus ancestros, y que hacía valer su autoridad maltratando a criados y pecheros.
Juan Haldudo apaleando a su criado Andres (El Quijote, I, cáp.IV). Cromolitografía realizada por el pintor y grabador español Eusebio Zarza, que fue discípulo de la Academia de San Fernando de Bellas Artes de Madrid. Entre 1856 y 1881.
Una de las empleadas de la posada, situada en la nueva plaza del pueblo, justo entre los dos antiguos núcleos que ahora forman un todo, había recibido orden del posadero de atenderle con diligencia en lo que precisara. A esas horas de la mañana, le ofrece una taza de sopas que le aliviarán el estómago hasta el almuerzo, en donde daría buena cuenta de unos Duelos y Quebrantos.
Miguel se dirige, muy diligente, junto a su ayudante, hacia la casa del Haldudo. Un gran portalón abierto da paso a un considerable patio central con un enorme pozo en el centro, muy conocido por los vecinos que -frecuentemente- acudían al conocido como “Pozo del Aldú” (nombre abreviado de pozo del Haldudo). Un gran pozo con agua fresca que abastecía al barrio, aún en épocas de sequía, cuando el Pozo Seco, situado en la falda de la sierra de los molinos de viento, hacía honor a su nombre y solo cobijaba aire entre sus grandes galerías en cruz. A esas horas, varios criados se afanaban en sacar agua para abrevar a las caballerías. Mientras Juan Haldudo discute su aportación al alcabalero, concretamente en lo que se refiere a las arrobas de aceite que éste le reclama y que corresponden al Rey. Este afortunado alega la mala cosecha de aceituna de este año, aunque su hacienda es de sobra conocida en la comarca y al final llegan a un acuerdo en la saca de aceite, compensándola con un mayor aporte de grano. Grandes extensiones de cereal, muchas aranzadas de viña y bastantes olivos le convierten a este Haldudo en una de las mayores fortunas de la Mancha. Esa posición económica es el paso previo a la obtención de un puesto en la parte más baja de la nobleza, la hidalguía. Atendiendo a las peticiones de su mujer y por la aspiración de codearse con las autoridades más destacadas del Común de la Mancha, en su nueva capital, Juan Haldudo se está construyendo una casa solariega en el Quintanar, muy cerca de otro terrateniente, un amigo y pariente lejano de Cervantes, llamado Pedro de Villaseñor.
Pozo Seco en Mota del Cuervo
Últimamente su paso por la Mota del Cuervo le está deparando a Miguel malas experiencias, debido a los enfrentamientos con dos de sus Alcaides, por razones de índole personal. Todo son negativas a sus propuestas por parte de estos mandatarios, pero no le queda más remedio que frecuentar esta importante población, que ya empezaba a tener unos cuantos molinos de viento en su sierra. Mota del Cuervo, está situada en una encrucijada de caminos, todos ellos reflejados por Juan de Villuga, como: el camino real a Valencia, el camino de los Pimenteros de Toledo a Cartagena, el camino de Alcázar de Consuegra a Cuenca-Tortosa-Barcelona, y la Vereda de los Serrano, una importante vía ganadera de la Mesta, de las muchas que cruzan del norte al sur peninsular y que le llevará directo hacia Andalucía, para ejercer la función de alcabalero en sus respectivas Tercias Reales, como la de Iznatoraf.
Recientemente ha estado recaudando alcabalas en las Tercias de las poblaciones vecinas de Criptana, que por aquel entonces ya poseía 30 ó 40 molinos de viento, de El Toboso y de Socuellamos. Un oficio denostado como correspondía a todo aquel que se encargaba de recaudar los impuestos. Unos impuestos que se recogían en especie (trigo, cebada, vino, aceite…), y que equivalían a esa parte de los diezmos y primicias de la Iglesia, que correspondían al rey, y que Cervantes recaudaba y ordenaba almacenar en esas tercias, unos sólidos edificios con fines fiscales, propiedad del rey, que sustituyeron a otros edificios arrendados, de propiedad privada, donde el trigo del rey sufría constantes mermas, pocas veces justificadas. Un oficio que no le traería más que problemas y sinsabores, que le había llevado incluso a la cárcel de Sevilla en 1598, a sus 51 años.
Tercia Real de Mota del Cuervo
Lejos quedan aquellos recuerdos en donde Miguel, tras sufrir cinco años de cautiverio en Argel, volvió en 1580 con la edad de Cristo, con la saca vacía y con muchas deudas a sus espaldas, y en su camino desde el puerto de Denia hacia Madrid, había disfrutado de la hospitalidad de los frailes que lo rescataron, cuando a su paso por Mota del Cuervo, recaló en uno de los primeros conventos de los Trinitarios Calzados, de la conocida Orden de la Santísima Trinidad para la Redención de Cautivos, que fundaran los Caballeros de Malta, Juan de Mata y Félix de Valois. Un convento con una torrecilla donde dos campanas llaman a la oración en una capilla con un bello mosaico de teselas en el suelo, representando la Sagrada Cena, con un gran portalón para las caballerías con un león rampante en su clave y con flamantes cruces de Malta en su fachada, que recuerdan el origen de sus fundadores. Un convento situado en la parte norte de la población, en la antigua Mota, lejos de la Iglesia parroquial, que siempre estuvo en El Cuervo, y que hoy forman un solo pueblo: Mota del Cuervo, con una iglesia inusualmente deslocalizada en el sur.
Portón para las caballerías del Convento de los Trinitarios de Mota del Cuervo
Más lejos aún quedan también para Miguel aquellos viajes en los que había atravesado, con solo 22 años, estos mismos parajes y los de Manjavacas, cuya población se había visto obligada, por la insalubridad del terreno a integrarse en el cercano pueblo de Mota del Cuervo. Una zona, ésta de Manjavacas, con unos humedales plagados de ánades y otras especies migratorias, objetivo de los cazadores de la más alta alcurnia. Especial relevancia para Miguel tuvo el viaje en 1569 a Roma en el séquito del joven Cardenal Acquaviva, tan solo un año mayor que Cervantes, al que sirvió como camarero.
Ánades en Manjavacas y molinos en Mota del Cuervo (foto jmgm)
Pero su servicio al rey como soldado en batallas como la de Lepanto, donde resultó lesionado en la mano izquierda por un arcabuzazo, sus años de cautiverio en Argel y sus pretendidas actuaciones para subir en la escala social, incluida la España colonial, no le van a librar a Miguel de esas largas jornadas, con maltrechos y duros viajes por caminos y cañadas reales ejerciendo su oficio de alcabalero.
Al salir de la casa de Juan Haldudo, se topó Miguel con el todopoderoso alcaide, Hernando de Ovando, tío de Nicolás de Ovando, un joven que había cortejado en Sevilla a su hermana Andrea, que le había prometido matrimonio, pero que nunca cumplió, que tuvo relaciones amorosas, y que fruto de las cuales nacería Constanza, la que fuera sobrina preferida de Cervantes. Hacía poco tiempo que, tras el fallecimiento de Nicolás de Ovando, abuelo de Nicolás, este alcaide de la Mota del Cuervo, había pasado a ostentar la jefatura de la noble familia cacereña de los Ovando. Miguel le recordó al alcaide que aún estaban esperando el cumplimiento de la palabra dada a su hermana, que a él como jefe de la familia le correspondía ordenar a su sobrino Nicolás su obligación de desposar a Andrea, la mayor de sus hermanas. Ovando recordó a Miguel la gran dote que le habían entregado a su hermana Andrea, además de otorgarle a su hija el prestigioso apellido que acompañaría a Constanza de Ovando durante toda su vida, y le insistió en que había una gran diferencia social entre las familias, lo que hacía imposible que la hija de un cirujano barbero se casase con un Ovando.
Andrea de Cervantes
Este anhelo, de alcanzar el desposorio para su hermana, varias veces reclamado, hacía que Miguel no le agradara pisar este lugar. Por si fuera poco, otro alcaide de Mota del Cuervo, a la sazón Pedro Muñoz de Otálora, caballerizo de la reina, caballero de la Orden de Santiago, e hijo del Oidor de Indias, tampoco le favoreció con sus influencias, en su petición de pasar a la España colonial en América. El gran deseo de Miguel era llegar a ser Corregidor de la ciudad de la Paz, pero en 1590 le respondieron con la negativa de “Busque por acá en que se le haga merced”.
Cervantes estuvo anhelando pasar a las Indias para ser Corregidor de la ciudad de la Paz.
En esta ocasión, tras su plática con el Haldudo, aún tendría que lidiar Miguel -en su labor de alcabalero- con otros diez caballeros de cuantía en La Mota del Cuervo, algunos hidalgos afortunados, y otros hidalgos con solar conocido, pero sin blanca. Al atardecer, unos jóvenes jugaban a tirar la barra (de arado) por el Camino del Campo de Criptana, eso que Cervantes conociera como “el antiguo Campo de Montiel”. La tiraban con tanta fuerza, como lo hiciera Aldonza la hija de Lorenzo Corchuelo, del vecino pueblo de El Toboso, más conocida como Dulcinea.
El otoño estaba tocando a su fin y pronto Miguel tendría que volver nuevamente hacia Andalucía. Su próximo destino era la Tercia de Iznatoraf (Jaén), a la que llegaría recorriendo la Cañada Real de Andalucía, para seguir con la ardua tarea de recaudador de impuestos. Y desde ahí seguir hacia el sur para Úbeda y Baeza. En unos días tendría que tomar la Vereda de los Serrano que transcurre entre El Toboso y la Mota, muy cerca de donde Antonio de la Fuente encontrara, en 1588, un enorme tesoro de oro y plata, que luego sería objeto de un documentado juicio y relatado por Cervantes en boca del morisco Ricote. Esta Vereda de los Serrano entronca más adelante con la Cañada Real de Andalucía. Un camino áspero y difícil, haciendo noche en ventas y pequeños pueblos, que le llevaría directamente a las Lagunas de Ruidera y a la Cueva de Montesinos, para posteriormente atravesar la Sierra del Cambrón. Un paso peligroso, pero no tanto como el de Despeñaperros situado más al oeste, que en aquella época aún no tenía abierto un camino que asegurara el paso, sin ser objeto de los salteadores de caminos.
Ese día, en la Mota del Cuervo, unos humeantes hornos de cocer cántaros anunciaban al viento nuevas producciones alfareras, una forma de vida que emancipaba económicamente a buena parte de la población moteña, especialmente los situados en la zona norte, donde se habían alojado numerosos moriscos tras la guerra de las Alpujarras. Una forma de vida que no les obligaba a depender de las peonadas en las casas de los hidalgos y pudientes propietarios.
Horno de cocer cántaros propiedad de Braulio, situado en la calle de la Sendilla (Mota del Cuervo)
De todo esto iba tomando nota mental Miguel, para luego reflejarlo, junto con sus otras muchas vivencias en su obra magna, incluidas diez citas a los cántaros en “El Quijote”; eso sí, dejando bien claro, tanto en “El Quijote”, como en “El Persiles, que no quería acordarse de ese lugar, donde sus Alcaides le habían negado “el pan y la sal”. Uno de ellos no le había reparado la afrenta familiar de una hermana convertida en madre soltera, y el otro le había cortado sus anhelos de medrar en la función pública para una persona tan versada en letras como él.
FIN.
«Cervantes Alcabalero, así pudo ser». Relato de ficción publicado en una ponencia, el 23 de abril de 2016, en la Tercia Real de Mota del Cuervo, coincidiendo con el 4º Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes. Aspecto parcial de la sala (foto: MAFV)
Por: José Manuel González Mujeriego.
Autor del libro “Lo que Cervantes calló”
Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
El pasado 11 de noviembre de 2016, dendro de las Jornadas Cervantinas organizadas por el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan, José Manuel González Mujeriego expuso su ponencia sobre LA CAMINERÍA CERVANTINA.
Los temas desarrollados fueron los siguientes:
Publicaciones cervantinas,
Influencia cervantina en el turismo cultural,
Los caminos en la época de Cervantes,
Los territorios, perspectiva histórico-geográfica,
Los caminos que recorrió y la geografía que conoció Cervantes,
El Lugar de la Mancha, basado en argumentos geográficos, históricos y otros:
Cita indirecta, pero inequívoca por D. Miguel de Cervantes en “El Persiles”,
Numerosas referencias implícitas en el Quijote,
Su pertenencia al antiguo Campo de Montiel y a la Mancha al mismo tiempo,
Avatares y circunstancias personales de D. Miguel de Cervantes,
Conocimiento de personajes concretos,
Mota del Cuervo encrucijada de caminos,
Referencias en los medios de comunicación.
Puede verse el vídeo con la presentación íntegra en el siguiente enlace:
Autor: José Manuel González Mujeriego
Autor del libro “Lo que Cervantes calló”
Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
Otros argumentos que indican que Mota del Cuervo podría ser ese “lugar” de la Mancha.
Como colofón a las entradas publicadas anteriormente en este blog, relativas a las diferentes razones geográficas y las razones históricas, que por si solas ya avalan la teoría de que Cervantes se estaba refiriendo -en «El Persiles» y en «El Quijote»- a Mota del Cuervo como ese «lugar» de la Mancha del que no quería acordarse, vamos ahora a detallar otras razones, no menos importantes, que corroboran esta tesis de José Manuel González Mujeriego, y que refleja -más ampliamente- en su libro «Lo que Cervantes calló»
Iremos desglosando las diferentes razones que apostillan esta teoría y que tienen que ver con razones orográficas, hidrográficas, demográficas, y otras razones y argumentos que señalan indudablemente a Mota del Cuervo como ese «lugar» de la Mancha en la ficción cervatina.
Razones orográficas
En cuanto al relieve del terreno donde se desarrolla parte de la acción, concretamente cuando Cervantes se refiere al regreso desde Barcelona, de Don Quijote y Sancho Panza, indica claramente:
«[…] subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea […]. Con esto bajaron de la cuesta y se fueron a su pueblo.»[1]
Conviene tener en cuenta esta circunstancia, que no es baladí, dado que la Mancha es la llanura más extensa y perfecta de la Península Ibérica. Es frecuente en esta zona, ver grandes llanos, a veces con tierras calizas entreveradas por arcilla, hasta el punto de que el río Guadiana y sus afluentes, no han sido capaces de encajarse y erosionarlas, formando en cambio un sistema kárstico de circulación de agua, como el que da origen a las Tablas de Daimiel. En otras ocasiones, debido a esa planicie, se forman lagunas endorreicas, alimentadas por el agua de lluvia, donde el agua solo puede salir de allí por evaporación, lo que las convierte en lagunas salinas, como las que forman el Complejo Lagunar de Manjavacas y otras pertenecientes a la denominada «Mancha Húmeda».
En ocasiones, vemos pequeños montículos que sobresalen suavemente de la altiplanicie manchega, que algunos estudiosos cervantinos han «aprovechado» para hacer subir por allí el camino de don Quijote y Sancho, y luego al bajar de él, descubrir su lugar. Tal es el caso, de la candidatura de Alcázar de San Juan, que tiene dos cerros en sus proximidades, El de la Horca y del San Antón; pero que, lógicamente, son rodeados, o evitados por los caminos más importantes.
En cambio, en el caso de Mota del Cuervo, viniendo desde Barcelona desde nordeste peninsular, por los caminos de la época (Juan de Villuga 1546)— coincidente en su mayor parte por la actual N-420 de Córdoba a Tarragona—, hay una sierra bastante extensa, formada por estribaciones de la Sierra de Altomira, que no queda más remedio que subir, puesto que no es fácil bordearla. Allí es donde todavía, alguno de los siete molinos de Mota del Cuervo aprovecha el viento para moler a la manera tradicional, aunque solo sea para el gozo del visitante. Pues desde allí, desde ese «Balcón de la Mancha», hay una vista espléndida de la población de Mota del Cuervo, que queda abajo, en la falda donde finaliza la sierra y desde donde se divisa la gran llanura manchega y lo que otrora fuera el antiguo y conocido Campo de Montiel. Comenzando por Manjavacas y su complejo lagunar, la Torre de Vejezate, Criptana… Desde esa atalaya se pueden observar muchos pueblos colindantes, como El Toboso, donde puede apreciarse perfectamente su iglesia.
Viniendo desde Barcelona (por los antiguos caminos de Juan de Villuga -1546), al llegar a Mota del Cuervo, subimos la sierra de los molinos y nos encontramos con la población ahí abajo.(foto JMGM)
Pocos lugares en la llanura manchega, colindantes con el Toboso y Quintanar, cumplen ese requisito de subir una cuesta y encontrarse abajo el pueblo, como Mota del Cuervo.
Mota del Cuervo, y a dos leguas castellanas (unos 12km.) El Toboso
Razones hidrográficas
En la búsqueda de razones que justifiquen la afirmación de Cervantes, respecto a temas que tienen que ver con la hidrografía, nos encontramos que el «lugar de la Mancha» tenía que tener un arroyo (no un río) a la entrada del pueblo, con cauce suficiente para que, como se cita en la obra, las mujeres estuvieran lavando ropa.
«[…] partió de muy buena gana al Lugar de Sancho, y antes de entrar en él, vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres […]»[2].
En Mota del Cuervo, entrando por la carretera de las Mesas —por donde penetra el Camino de Santiago de Levante—, existe el arroyo Córcoles que es alimentado por el aporte de las aguas de lluvia procedentes de la Sierra de Altomira. En sus estribaciones finales de Mota del Cuervo y también, en menor medida, por las aguas subterráneas que provienen de los relieves calizos del sistema acuífero nº 19, bajo dicha Sierra de Altomira, según algunos autores, transcurren por el subsuelo para contribuir a alimentar las lagunas endorreicas situadas en ese término. El único tramo del arroyo Córcoles que aún puede verse, es el que atraviesa la vieja muralla del puente de la Alcantarilla, bajo el antiguo camino real de Madrid a Valencia. Después de unos 700 m, el resto del cauce del arroyo Córcoles está encañado al sistema de alcantarillado municipal de Mota del Cuervo. Anteriormente este arroyo recorría en superficie parte del núcleo poblacional, pasaba justo por debajo de lo que hoy es la calle Córcoles, para luego desembocar en la Acequia Madre. En ésta Acequia Madre desembocaba también la acequia del Rollo, antes de su soterramiento. Este topónimo que recuerda a la desaparecida picota o rollo que hubo en Mota del Cuervo.
Cauce seco del arroyo Córcoles en Mota del Cuervo, al atravesar el muro sobre el que discurría el antiguo Camino Real a Valencia (foto: JMGM)
Parte del antiguo trazado del arroyo Córcoles a la entrada de Mota del Cuervo (por el camino de Santiago de Levante), que discurría por lo que hoy es la calle Córcoles. Actualmente el cauce invernal de este arroyo está encañado al alcantarillado municipal.(Foto tomada de Google)
En este punto hay que considerar la actual sobrexplotación de los acuíferos de la Mancha, que ha originado la desaparición de muchos arroyos. Pero en la época de Cervantes sus cauces eran mucho mayores. Según Las Relaciones de Felipe II (1575), en la vecina villa de Socuéllamos, atravesada por el río Córcoles (no confundir este río con el arroyo del mismo nombre en Mota del Cuervo), se recogen episodios sobre descargas hidrológicas subterráneas espontáneas y súbitas en superficie: «[…] crecieron tanto las aguas en esta villa que en muchas partes della se hicieron fuentes y lagunas y pantanos, de manera que casi no se podía andar aunque fuese a caballo […]». Esta excepcional elevación del nivel freático de las aguas en aquella zona, con el resultado de inundación y desbordamiento de pozos, duró dos años.
En cambio, son más habituales los periodos de carencia de agua en la zona, que justificarían la afirmación del cura «del lugar» de El Quijote, sobre la existencia de pozos secos, cuando, junto con el barbero, hicieron el escrutinio de la librería de nuestro ingenioso hidalgo:
«Digo, en efeto, que este libro, y todos los que se hallaren que tratan destas cosas de Francia, se echen y depositen en un pozo seco, hasta que con más acuerdo se vea lo que se ha de hacer d’ellos […]»[3].
Vemos como en Mota del Cuervo, existe el topónimo en su callejero «Calle del Pozo Seco» y un pozo que lleva ese nombre, que vemos en la siguiente foto:
Pozo Seco en las inmediaciones de Mota del Cuervo, con grandes galerías subterráneas en forma de cruz para captar mejor el agua subterránea.
También resulta pertinente la afirmación que hace Sancho sobre la caza y la pesca de su pueblo:
«cazando o pescando; que, ¿qué escudero hay tan pobre en el mundo, a quien le falte un rocín, y un par de galgos, y una caña de pescar, con que entretenerse en su aldea? —A mí no me falta nada d’eso —respondió Sancho—.»[4]
En ese sentido, debemos considerar que, en la época de Cervantes, en el Común de la Mancha, todo el territorio era de aprovechamiento común. No existían los términos como ahora se consideran. En cualquier caso, en lo que luego sería el término de Mota del Cuervo, está atravesado por el río Záncara en el sur, donde en aquella época todavía había algunos molinos de invierno, ya que el río solía secarse en verano. También el término es atravesado por el río Saona, afluente del Záncara, en el oeste, cuyo nacimiento está próximo, pero que ya pertenece al actual término del vecino pueblo de Santa María de los Llanos. En ese río, donde hasta hace pocos años estaban en funcionamiento los «Baños de Saona», había dos piscinas naturales, donde nace el río, y una gran balsa donde se bañaban las mulas[5].
Río Záncara a su paso por el término de Mota del Cuervo, muy cercano ya al término de Pedro Muñoz y Socuéllamos.
En cuanto a la caza, en tiempos de Cervantes debería ser también muy abundante en esta zona, no solo por la liebre o las perdices, sino especialmente en las inmediaciones del Complejo Lagunar de Manjavacas de Mota del Cuervo, por la infinidad de ánades y otras aves migratorias que encuentran en ellas un lugar de descanso o para anidar. Actualmente esta zona está declarada Reserva Natural y está acotada de caza.
Laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo, con sus molinos de viento al fondo (foto JMGM)
Vista de Mota del Cuervo desde su laguna de Manjavacas, donde puede apreciarse el pueblo y la sierra de los molinos al fondo. Esta laguna es muy frecuentada por infinidad de aves migratorias. Muchas de ellas, como los flamencos, han llegado, incluso a anidar en la misma.
Colonia de Ánades Reales en la laguna de Manjavacas de Mota del Cuervo.
El Complejo Lagunar de Manjavacas es un paraíso para las aves. Está declarado como laguna de importancia internacional, porque es capaz de garantizar la reproducción de al menos el 1% de varias especies. Ahora se ha decretado una Reserva de Caza, pero no en tiempos de Cervantes.
Razones demográficas
El «lugar» al que se refiere Cervantes, tiene que tratarse de un pueblo pequeño, es decir con un cura y un barbero, unos pocos hijosdalgo, algún bachiller y muchos pecheros. A continuación vamos a reflejar la evolución de los vecinos en Mota del Cuervo, hasta poco antes de que Cervantes escribiera El Quijote y El Persiles.
Mota del Cuervo tenía en tiempos de Cervantes, según los libros de visitas de la Orden de Santiago entre 1495 y 1603 los siguientes vecinos (entre paréntesis los hijosdalgo o gente pudiente):
Año 1495
Año 1498
Año 1511
Año 1538
Año 1575 (*)
Año 1603
Vecinos 190 (5)
Vecinos 196
209 Vecinos 438
438 (12)
Vecinos 500 (10)
Vecinos 750
(*)Este adato está tomado de las Relaciones topográficas de Felipe II, La Mota del Cuervo 01-12-1575 III 738, 739
Estos datos de población constatan que Mota del Cuervo era en tiempos de Cervantes, un pueblo «no muy pequeño, ni muy grande», tal y como él mismo nos da a entender, tanto en «El Quijote», como en «El persiles», donde, en el libro III, cap. 10 dice textualmente:
«El hermoso escuadrón de los peregrinos, prosiguiendo su viaje (desde Quintanar), llegó a un lugar no muy pequeño, ni muy grande, de cuyo nombre no me acuerdo.»
Hemos visto que entre las villas que últimamente se disputan el ser la patria chica de don Quijote y Sancho, destacan: Villanueva de los Infantes y Alcázar de San Juan. Desde el punto de vista demográfico, ambas poblaciones superan en número de habitantes los descritos por Cervantes para situar «el lugar». Si analizamos brevemente sus respectivas situaciones, tenemos:
Población
Fecha
Vecinos
Alcázar de San Juan
1530
18.480 habitantes (aproximadamente 4.600 vecinos)
Villanueva de los Infantes
1575
5.200 habitantes (aproximadamente 1.300 vecinos de los que 40 eran hidalgos)
En el caso de Alcázar de San Juan hay constatación de que en aquella época había numerosas iglesias y, por lo tanto, curas; y que en 1546 ya contaba con su propia Universidad.
Villanueva de los Infantes, por su parte, como capital del Campo de Montiel, tenía además de la parroquia de San Andrés, otras iglesias y conventos (como la Iglesia de la Encarnación y la de la Trinidad), lo que significa que también detentaba un número elevado de curas. En aquella época Villanueva de los Infantes contaba con un vicario, un notario y un alguacil fiscal, un gobernador y su teniente y alguacil mayor, más dos tenientes y escribano y alcaide de cárcel, con diecisiete regidores, un fiel ejecutor y depositario general, además de mayordomo, procurador de concejo y escribano de concejo.
Las dimensiones de ambas poblacionales, invalidan en mi opinión, por sí solas, las posibilidades de ser «el lugar de la Mancha«.
Y para completar esta información, comparamos la situación demográfica, en 1575 (de Las Relaciones de Felipe II), de los otros pueblos que se postulan como «el lugar».
Población
Vecinos (entre paréntesis nº de Hidalgos)
Observaciones
Argamasilla de Alba
700 (17)
Argamasilla es «El lugar» en el Quijote apócrifo de Avellaneda
Corral de Almaguer
334 (38)
Miguel Esteban
80
No se tiene constancia de que que hubiera hidalgos
Pedro Muñoz
—
Estuvo despoblado, y en 1575 debería tener muy pocos vecinos, ya que ni siquiera hicieron las declaraciones de Felipe II
Resumen de las otras razones
Se podrían resumir las otras razones, que junto a las ya citadas (geográficas e históricas), abundan en refrendar la tesis de que Mota del Cuervo pudiera ser el «lugar» de la Mancha al que se refería Cervantes en sus obras de El Quijote y El Persiles:
1) Tener una sierra al noreste que les permitiera al Quijote y a su escudero divisar su pueblo desde arriba, viniendo desde Barcelona a su lugar, y bajar hacia él.
2) Debía haber un arroyo (y no un río) a la entrada donde se pudiera lavar la ropa.
3) El lugar tenía escasez de agua, de ahí que hubiese un pozo seco.
4) En cambio tendría que tener próximo un río para pescar.
5) Contaba con abundante caza en bosques y lagunas.
6) El «lugar» al que se refiere Cervantes, tiene que tratarse de un lugar no muy pequeño, ni muy grande, con un cura y un barbero, unos pocos hijosdalgo, algún bachiller y muchos pecheros.
Otros argumentos
Otro de los requisitos del «lugar de la Mancha» es que debería tener pocos molinos de viento en aquel tiempo, ya que seguían utilizándose los molinos de agua en el río Záncara y Cigüela.
«[…] y siendo apaleado como a cibera lo recoge su paisano Pedro Alonso que venía del molino hacia su pueblo.»[6]
Se tiene constancia de que los vecinos de Mota del Cuervo, en aquella época, seguían yendo a moler a las aceñas del río Záncara y al Cigüela, unos molinos de agua que solo funcionaban en invierno, debido a que en verano no tenían a penas caudal.
Según los Visitadores de la Orden de Santiago, empezaban a construirse ya algunos molinos de viento en la sierra de Mota del Cuervo, cuyo uso estaba reservado a determinadas Encomiendas. Quizás por esa razón, los que redactaron las respuestas a Las Relaciones Topográficas de Felipe II (1575), no citan molinos en Mota del Cuervo, a pesar de que, posteriormente y en tiempos de Cervantes, hubiera algunos de uso privado.
El episodio contra los «treinta o cuarenta» molinos de viento solo podría haberse desarrollado, en los numerosos molinos de Campo de Criptana.
Vemos que aunque don Quijote en su «locura» confunde a los molinos con gigantes, Sancho le apercibe que son molinos de viento, puesto que los conocía de su lugar, y conocía incluso su funcionamiento, como vemos en el siguiente pasaje:
«Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.»[7]
Uno de los pocos molinos de la Mancha capaces de moler en la actualidad está en Mota del Cuervo.
Hemos visto que, otra de las razones que don Miguel de Cervantes quiso dejar claro, es que en «El lugar de la Mancha» no debía haber batanes en aquel tiempo, ya que hace que sus protagonistas se aterroricen ante el ruido de sus espantosos mazazos, movidos por la corriente del agua, para abatanar la ropa. En Argamasilla de Alba, si que había, precisamente, seis batanes de agua documentados en aquel tiempo.
Batán hidráulico que se utilizaba para apelmazar los paños y darles más resistencia.
“seis mazos de batán, que con sus alternativos golpes aquel estruendo formaban”[8].
Don Quijote declara abiertamente que no había visto los batanes en su vida.
«Estoy yo obligado, a dicha, siendo, como soy, caballero, a conocer y destinguir los sones y saber cuáles son de batán o no? Y más, que podría ser, como es verdad, que no los he visto en mi vida […]»[9].
Sobre estos batanes, los habitantes de Argamasilla de Alba, declaran en sus Relaciones de Felipe II (1575), lo siguiente:
«Y que asimismo hay en el dicho río y ribera seis batanes: el uno que dicen el batán de la Isla, y otro que está cerca de este le dicen el batán de la Carca, y otro que se llama el batán del Chocano, y otro que se lama de la Parra, y otro que se llama el batán del Espino, y otro que se llama el batán de Santa María.»
Algo que, como hemos visto, contribuye a invalidar la candidatura de la villa de Argamasilla al «lugar de la Mancha«; que tantos años ha ostentado desde que Avellaneda escribiera El Quijote apócrifo. Argamasilla de Alba, como se ha dicho, en aquel tiempo pertenecía a la Orden y priorazgo de San Juan.
También «el lugar de la Mancha» debía tener cerca grandes encinas o carrascas.
«Dícenme que en ese lugar hay bellotas gordas; envíeme hasta dos docenas, que las estimaré en mucho por ser de su mano […]»[10].
En la Mancha, en contra de lo que pueda parecer ahora, hubo grandes bosques de encinas. La demanda de madera y el afán de habilitar terrenos para otros cultivos, hizo que muchas de ellas se cortaran. Apareció un nuevo oficio, el de «toconero», que eran las personas que se encargaban de extraer de la tierra los «tocones» o las raíces así llamadas que quedaban una vez cortado el tronco de las encinas.
En el término de Mota del Cuervo, cerca del paraje de Manjavacas, todavía quedan restos de esos bosques de encinas o carrascas, que en la época de Cervantes eran muy comunes. Aún podemos admirar una encina milenaria, con un gran porte, hasta el punto de que, para abarcar su tronco, son precisas más de seis personas.
Vista del tronco de la Encina Milenaria situada en el término municipal de Mota del Cuervo. Obsérvese el grosor de su tronco comparado con el tamaño de una persona. Dicen que debajo de la copa de esta enorme encina cabe un rebaño de 1.ooo ovejas.
Y por último, como colofón anecdótico, vemos que tampoco faltaban en Mota del Cuervo las chozas de pastores, a los que Cervantes alude:
«Advierte, Sancho —dijo don Quijote—, que el amor ni mira respetos ni guarda términos de razón en sus discursos… que así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de los pastores»[11].
Chozo de pastores de La Sendilla en Mota del Cuervo (foto: JMGM)
Y por otro lado, a la vista de las numerosas veces que Cervantes cita en su obra a los cántaros, hasta es posible que el autor quisiera hacer un guiño a la ancestral alfarería moteña. Caracterizada por sus famosos y peculiares cántaros, únicos en la Mancha con sus características, fabricados desde antaño por alfareras del barrio de las Cantarerías de Mota del Cuervo. Y vendidos por toda la Mancha por los cantareros, en esos carros donde distribuían magistralmente su frágil mercancía, protegida con el albardín, una planta que abunda en Manjavacas, para soportar aquellos maltrechos caminos de la época, y evitar que chocaran unos contra otros y se rompieran. (De ahí proviene el dicho «no te cantarees»: no te muevas).
Hasta en diez ocasiones Cervantes cita en El Quijote expresiones relacionadas con los cántaros, de las que destacan estas cuatro:
«Así que, desde hoy en adelante, nos hemos de tratar con más respeto, sin darnos cordelejo, porque, de cualquiera manera que yo me enoje con vos, ha de ser mal para el cántaro […]»[12].
«[…] con vuestra merced podré consolarme, pues sirve a otro amo tan tonto como el mío. –Tonto, pero valiente – respondió el del Bosque–, y más bellaco que tonto y que valiente. –Eso no es el mío –respondió Sancho–: digo, que no tiene nada de bellaco; antes tiene una alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos […]»[13].
«—Y a vos, alma de cántaro, ¿quién os ha encajado en el celebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes y prendéis malandrines?»[14].
«[…] ¿Qué mejores —dijo Sancho— que «entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares», y «a idos de mi casa y qué queréis con mi mujer, no hay responder», y «si da el cántaro en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro», todos los cuales vienen a pelo? […]»[15].
Cántaros típicos de Mota del Cuervo
Cantarero de Mota del Cuervo vendiendo su mercancía (cántaros, tinajas, coladores…) por la Mancha, a bordo de un carro. Pirograbado del artista holandés Jurgen H. Loos, realizdo en el año 2012
Vale.
Por José Manuel González Mujeriego. Autor del libro “Lo que Cervantes calló” Miembro de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
Notas aclaratorias
[1]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. LXXII.
[2]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. L.
[3]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. IV.
[4]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. XIII.
[5] Nota del autor: Aún recuerdo los peces que había en esa balsa natural y los grandes árboles de su orilla. Ahora con la sobrexplotación de los acuíferos, solo son ríos invernales.
[6]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. IV.
[7]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. VIII.
[8]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. XX.
[9]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. XX.
[10]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. L.
[11]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. LVIII.
[12]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. XX.
[13]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. XIII.
[14]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. XXXI.
[15]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. XLIII.
Referencias históricas a Mota del Cuervo y su entorno en el Quijote.
En una entrada anterior hemos visto las razones geográficas que abundaban en señalar las numerosas coincidencias que nos llevan a pensar que Cervantes se estaba refiriendo a un lugar concreto, ese del que no quería acordarse, tanto en «El Persiles», como en «El Quijote». Ahora nos centraremos en las referencias históricas, aquellas que tienen que ver con:
Su pertenencia al «Antiguo Campo de Montiel»,
La afirmación que hace Astrana Marín (el mas conocido cervantista de todos los tiempos), sobre la visita de D. Miguel de Cervantes al Convento de los Trinitarios Calzados en Mota del Cuervo, donde recaló tras su cautiverio en su viaje desde Denia a Madrid,
Sobre el Tesoro del Morisco Ricote,
Sobre la importancia de la Inquisición en Mota del Cuervo,
Sobre los vestigios históricos y monumentales en Mota del Cuervo, relacionados con Cervantes, el alcabalero real,
Sobre la incidencias documentadas de Cervantes con dos Alcaides de Mota del Cuervo,
Sobre el conocimiento de Cervantes de rico hacendado natural de Mota llamado Juan Haldudo, que D. Miguel refleja en su obra como «El rico vecino del Quintanar»,
Otras referencias históricas, como un lugar con Jurisdicción en Primera Instancia.
Sobre su pertenencia al «Antiguo Campo de Montiel»
La historia establece que Mota del Cuervo procede de la unión de tres núcleos poblacionales: El Cuervo, la Mota y Manjavacas. El primero en crearse fue El Cuervo. La primera constancia escrita de la existencia de esta aldea la encontramos en el año 1.185 en un documento de la Orden de Santiago, a propósito de la posible creación de un nuevo priorato de la orden, que nunca llegó a realizarse. Posteriormente aparece «El Cuervo» en el documento de partición de términos entre el Concejo de Alcaraz y la Orden de Santiago. (copia en el AHN, y el original está en el archivo municipal de Villanueva de la Fuente (Ciudad Real) Cajón 365, núm.2). Es por privilegio del rey Fernando III el Santo, dado en Valladolid, el 18 de febrero del año 1243, que se le adscribe al Campo de Montiel y como tal perteneciente a la Orden de Santiago. También tenemos noticias de esta pertenencia al Campo de Montiel por el fraile clérigo de la Orden de Santiago, Chaves Bernabé, en su Apuntamiento legal sobre el dominio solar que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago (1243)[1], como hemos visto en la entrada de este blog sobre «El antiguo y conocido Campo de Montiel». Esto hace posible que Cervantes sitúe unas veces a don Quijote y a Sancho, en dirección al Puerto Lápice, saliendo de la Mancha y que a la vez caminaran por el «Antiguo y conocido Campo de Montiel».
En este documento vemos como «El Cuervo», hoy integrado junto con «La Mota»para formar Mota del Cuervo, por una parte y por otra «Manja Bacas» (hoy Manjavacas es un despoblado perteneciente a Mota del Cuervo), estaban incluidos en Montiel, sus términos y pueblos, año de 1243 . Chaves Bernabé, Apuntamiento Legal.
Lo más importante es que El Cuervo, o Mota del Cuervo, es posiblemente el único lugar que puede cumplir la premisa, de estar en la Mancha y que los protagonistas de El Quijote pudieran tomar unas veces el «antiguo y conocido Campo de Montiel» y ser verdad que por él caminaban, y tomar otras el camino de El Toboso, sin pisar por el Campo de Montiel.
«[…] Que desde este punto comienzan las hazañas y donaires de don Quijote y de su escudero; persuádeles que se les olviden las pasadas caballerías del ingenioso hidalgo, y pongan los ojos en las que están por venir, que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los campos de Montiel.»[2].
La fundación de El Cuervo, se cree que comenzó en el entorno del pozo de la Aldea, actualmente «plaza de la Aldea». Este emplazamiento, por cierto, estaba también cercano a una laguna, como ocurre con otros pueblos de la comarca: Pedro Muñoz, Manjavacas, Miguel Esteban, Alcázar… Esta laguna de la aldea del Cuervo, está desecada desde hace tiempo, pero que en años lluviosos aún muestra su «poderío», inundando zonas aledañas al actual polígono industrial que hay en Mota del Cuervo, a la salida por la carretera de Pedro Muñoz, y en donde muchos «chicotes» de Mota del Cuervo ogaño se bañaban. Es posible, que al igual que ocurrió con los pueblos citados de Pedro Muñoz y Manjavacas, que tuvieron problemas de salubridad con sus lagunas[3], El Cuervo debió de tener también problemas de despoblación, pero pudo superarlos al estar tan cerca de la Mota, espacios que posteriormente quedarían integrados.
Vista actual de la Plaza de la Aldea de «El Cuervo» (hoy integrada en Mota del Cuervo). A la izquierda el Pozo de la Aldea y al fondo la casa del Trinitario Fray Alonso Cano, con su escudo episcopal.
Aparece también con la denominación de El Cuervo, en mayo de 1351, por una reunión que hubo en dicho lugar a modo de cabildo general del Maestre don Fadrique con los frailes de la Orden de Santiago[4], y posteriormente en el privilegio del Común de La Mancha, concedido por el Maestre don Fadrique en Fuente de Cantos, Badajoz, el 4 de marzo del año 1353[5].
Este Común de la Mancha, cuya capital inicial fue Campo de Criptana, hasta 1605, año en el que la capitalidad pasó Quintanar de la Orden —ambos pueblos vecinos de Mota del Cuervo—, lo que conllevaba la utilización común del territorio por parte de los vecinos de los pueblos que lo integraban. Es decir, se compartían dehesas, montes, prados… No había como lo concebimos ahora, términos municipales propios para cada pueblo, aunque sí propietarios de tierras, como Juan Haldudo (de quien hablaremos con más detalle más adelante).
Con toda probabilidad fuese también a la aldea del Cuervo donde emigraron la mayor parte de los vecinos de la cercana aldea de Manjavacas, obligados por la insalubridad de su ubicación, hasta llegar al punto de su total despoblación. Esta circunstancia daría después lugar, a que Mota del Cuervo, y sus nuevos vecinos venidos desde Manjavacas, ganaran todos los pleitos en los que la vecina villa de Socuéllamos reclamaba la propiedad de esos territorios del antiguo despoblado de Manjavacas que en su día pertenecieron, al igual que Socuéllamos, a la Encomienda de la Torre de Vejezate. Una localización que diera en su día origen a la denominación de «la Mancha de Vejezate».
Ermita de Manjavacas de Mota del Cuervo (uno de los pocos edificios que quedan en ese paraje actualmente)
En la parte norte estaba La Mota, llamada así seguramente para dar nombre a la población que surgió cerca del monte de la Mota (775 m s/nivel del mar); en cuya loma existió una torre defensiva —una mota—, que actualmente no se conserva[6]. De ello da idea el topónimo de «Calle del Castillo», que todavía existe y que arranca desde la plaza de la Cruz Verde en dirección a la Sierra de la Mota, donde aún quedan siete molinos de viento. Esta edificación fue mandada derruir por el alcalde Pedro Martínez de Casabermeja, criado del poderoso Pacheco, el Marqués de Villena, seguramente para no «hacer sombra” a su castillo en la vecina población de Belmonte. Por las visitas de la Orden de Santiago, parece ser que en el centro de la villa hubo otra fortaleza.
Calle del Castillo en «La Mota» que parte de la Plaza de la Cruz Verde (en pleno barrio alfarero) hacia la antigua fortaleza ubicada en la Sierra de los Molinos.
La Mota, aparece ya en 1394 con este nombre, en un privilegio de confirmación de propiedad sobre ciertos montes. Pocos años más tarde, en 1416, se le concede fuero. Aparece en muchos mapas de la época con el topónimo de «La Mota».
Estas poblaciones, El Cuervo, La Mota y la citada de Manjavacas, se integraron después en una sola para formar, La Mota El Cuervo, y con el tiempo pasaría a la denominación actual: Mota del Cuervo.
En el año 1542, según Provisión de Carlos I y conservada en el Archivo Municipal, ya aparece completo el nombre de «La Mota El Quervo». También conocemos, gracias a Las Relaciones de Felipe II (1575), la situación económica y social de sus habitantes en este periodo, que eran en su mayoría pobres, trabajadores «que ganan de comer con sus brazos«. Las casas eran bajas y pequeñas hechas de tierra y piedra. Se sabe que había diez casas de hidalgos. No declaran en 1575 tener molinos de viento, aunque se tiene constancia —por visitas posteriores de la Orden de Santiago—, que en la época de Cervantes ya había algún molino de viento en su sierra, perteneciente a alguna encomienda, por lo que sus vecinos seguían yendo a moler a las aceñas del río Záncara. Mota del Cuervo, en esta época pertenecía al Reino de Toledo y para los pleitos en grado de apelación recurrían a la Chancillería de Granada. También estaban bajo la jurisdicción eclesiástica del Prior de Uclés, por ser territorio de la Orden de Santiago.
Algunos autores[7] sostienen que ya en 1584, el rey Felipe II le concede a la Mota del Cuervo el privilegio de hacer por concejo abierto, sus propias ordenanzas municipales.
Mota del Cuervo conseguirá la jurisdicción en primera instancia, en 1614, de manos de Felipe III. Esta ampliación de competencias, implicaba que el alcalde podía juzgar delitos de diferente consideración, incluso llegar a condenar a muerte. Para demostrar esta jurisdicción, se instalaba en un lugar destacado de la población una Picota o Rollo de Justicia, para prevenir y apercibir a los maleantes.
Es en la plaza de la Cruz Verde donde estuvo situada la Picota que indicaba Justicia en Primera Instancia, y donde la inquisición ejercía su poder. Esta jurisdicción obtenida en 1614, fue otorgada poco antes de la publicación de la segunda parte de El Quijote. De esta etapa, no se ha conservado esa Picota, aunque sí permanece un arroyo con el topónimo de la «Acequia del Rollo». Al final de este artículo volveremos a ampliar información sobre esa Picota o Rollo de Jusiticia en Mota del Cuervo.
Es curioso cómo aún, hoy en día, pueden observarse en Mota del Cuervo, los dos núcleos poblacionales perfectamente diferenciados. La Mota en el norte y El Cuervo en el sur.
Plaza de la Cruz Verde de «La Mota» hoy Mota del Cuervo, aquí es donde aún se conserva uno de los 7 hornos alfareros que hubo, junto al Museo de la Alfarería. Una plaza donde se bifurcan los antiguos caminos hacia Cartagena y hacia Valencia.
En «La Mota», está la plaza de la Cruz Verde (el color de la cruz del Santo Oficio), donde se antiguamente se bifurcaban el camino hacia Valencia y el camino hacia Manjavacas y a Cartagena, que nos recuerda aquella cita de El Quijote:
«Si así es –dijo el cura–, por la mitad de mi pueblo hemos de pasar, y de allí tomará vuesa merced la derrota de Cartagena, donde se podrá embarcar con la buena ventura» (El Quijote, I, cap. XXIX.)
Los Trinitarios calzados acogen a Miguel de Cervantes
En otra plaza de «La Mota», la del Verdinal, hay también un convento con una torrecilla del siglo XVI, que unos aseguran que es parte del hospital de clérigos de San Sebastián y otros dicen que fue convento de los Trinitarios Calzados. La toponimia urbana parece decantarse por éste último caso, ya que en Mota del Cuervo hay una calle dedicada a esta orden trinitaria[9]. Este antiguo convento[10] donde, el más afamado cervantista, Astrana Marín, aseguraba que pudo parar don Miguel de Cervantes en sus muchas visitas a Mota del Cuervo. En especial, en el regreso de su cautiverio en Berbería, tras ser liberado por los Trinitarios, en su viaje desde el puerto de Denia hasta Madrid, por el Camino Real de Valencia a Madrid[11].
Recreación virtual del Convento de los Trinitarios Calzados en Mota del Cuervo. El cervantista Astrana Marín aseguraba que aquí recaló Cervantes a su vuelta del cautiverio, en su camino desde Denia a Madrid. (Tras su desamortización este edificio ha sufrido numerosas modificaciones).
Hay también, en otra plaza cercana, atravesada por el antiguo camino que unía El Cuervo con La Mota —que hoy es la calle Mayor—, en lo que antiguamente fuera una venta, la construcción del Hospital de Clérigos de San Sebastián, del que solo se conserva, la conocida como la Iglesia del Santo. El resto del edificio son ahora casas particulares anejas a este templo[12].
Iglesia del antiguo hospital de clérigos de San Sebastián, construida sobre lo que fuera una venta, en Mota del Cuervo
Se ubica también en la parte norte de La Mota, el barrio alfarero, donde se instalaron a partir de 1570 muchos de los moriscos que vinieron huyendo de las Alpujarras. Estos episodios los recrea Cervantes en la segunda parte de El Quijote a través del personaje del morisco Ricote.
Sobre el Tesoro del Morisco Ricote
Tenemos constancia de que en 1588 se halló en las cercanías de Mota del Cuervo un tesoro de oro, plata, gemas… de considerables proporciones, por un tal Antonio de la Fuente. Existe gran documentación sobre el hallazgo, según refleja el historiador moteño Francisco Javier Escudero Muñoz, en la revista especial de enero 2016 de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo, que recientemente ha investigado todo este tema. Esta documentación contiene las declaraciones de encausados y de numerosos testigos del gran juicio, ordenado por Felipe II a través del Real Consejo de Hacienda, por el impago de la parte del hallazgo correspondiente al rey, y que está ampliamente documentado, incluido el mandato con la firma del rey, el 10 de junio de 1588, en el Archivo General de Simancas (Expedientes de Hacienda, Legajo 332 , Año de 1588). Son muchas las personas que declararon en este juicio, de diferentes condiciones y jerarquías -alcalde incluido-, y de varias poblaciones vecinas. Unos aseguraban que el hallazgo se realizó en la sierra próxima a Mota del Cuervo y otros que fue en una motilla que hay a legua y media de Mota del Cuervo y a media legua del Toboso.
Por la gran repercusión de este hallazgo en aquella época, es lógico pensar que Cervantes era conocedor de esta circunstancia y que quisiera reflejarlo en la ficción del Quijote, vinculándolo -precisamente- al lugar del que no quiso acordarse, la patria de D. Quijote y de Sancho, de la mano de su paisano el morisco Ricote, y que lo incluyera en el capítulo LIV de la segunda parte de El Quijote, que dice así:
«[…] ¿Cómo, y es posible, Sancho Panza hermano, que no conoces a tu vecino Ricote el morisco, tendero de tu lugar?[…]
Calla, Sancho, y vuelve en ti, y mira si quieres venir conmigo, como te he dicho, a ayudarme a sacar el tesoro que dejé escondido; que en verdad que es tanto, que se puede llamar tesoro, y te daré con que vivas, como te he dicho. – Ya te he dicho, Ricote –replicó Sancho –, que no quiero […]»
Paraje denominado «El Tesoro» en las inmediaciones del barrio de «las Cantarerías» en Mota del Cuervo, donde se instalaron los moriscos.
Según la tradición popular, fue en esa zona de las estribaciones de la Sierra de Altomira, en una de las numerosas oquedades que se forman, donde se encontró el tesoro que sus descubridores llevaron hacia Granada por la Vereda de los Serranos. La toponimia rural se encargó de recoger este nombre del «Tesoro» para fijar ese paraje.
La importancia de la Inquisición en Mota del Cuervo
Además de la plaza de la Cruz Verde ya citada, que toma ese nombre del emblema de la Inquisición, hay además vestigios de la importancia que tuvo la Inquisición en esa villa de Mota del Cuervo. Uno de ellos es un dintel situado en una estrecha calle, de una puerta que perteneció a un familiar de esta institución, datada en el año 1683.
Dintel de familiar de la Inquisición en Mota del Cuervo, con la cruz flordelisada, la pluma y la espada. Siglo XVII
Escudo de la Inquisición en Mota del Cuervo (recreación virtual, que se corresponde con la versión original del mismo).
Se tiene constancia de varios casos relacionados con la inquisición en Mota del Cuervo. Alguno de las cuales lo reflejo en un artículo propio sobre «Las apariciones de Juan de Rabé» , ocurrido a principios del siglo XVI, publicado por la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
Otros vestigios históricos y monumentales de la Villa de Mota del Cuervo
Son varios los vestigios monumentales de Mota del Cuervo, que hablan de las casas de hidalgos que la habitaban desde el siglo XVII en adelante.
En El Cuervo, al sur de la actual Mota del Cuervo, permanece la primitiva iglesia parroquial, ampliada posteriormente después de la fusión con La Mota; de ahí que aparezca situada —inusualmente—en el extremo sureste de la población, muy cerca del pozo de la Aldea. También en El Cuervo están otros edificios emblemáticos, como el Hospital de Pobres, el Albergue de Peregrinos y la Tercia Real, donde seguramente Cervantes actuó como alcabalero recaudando impuestos en especie para la armada real (como veremos en detalle más adelante).
Muy cerca, en lo que fuera la plaza del Coso, hoy plaza de Cervantes, se sitúan varias casas de hidalgos. Una de ellas exhibiendo un escudo datado en siglo XVII, que aún se conserva, pero no en su ubicación original.
Casa de hidalgo que hubo en la plaza del Coso en Mota del Cuervo, del siglo XVII (foto: E. Riquelme)
También en la misma plaza de la Aldea, está la casa palacio de Alonso Cano (cuya casa ya se ha reproducido en este artículo), fraile trinitario nacido en 1711 en Mota del Cuervo, que llegaría a ser obispo de Segorbe y Redentor General de la Causa Trinitaria. ¡Obsérvese la curiosa coincidencia!: «Alonso Cano» y «Alonso Quijano». Persona y personaje situados, en la plaza de la Aldea de El Cuervo. ¿Pudiera algún hidalgo antepasado del obispo inspirar a Cervantes para ceder su nombre al caballero de la triste figura?.
Escudo del Obispo Trinitario Alonso Cano en Mota del Cuervo
Caminos y plazas a las que podría referirse Cervantes en su obra.
De la plaza de la Aldea salían un total de cuatro caminos (hoy calles):
El camino del Campo de Criptana, que actualmente conserva el topónimo de «calle del Campo». Se encuentra dentro del núcleo urbano y se extiende hasta la actual cooperativa vinícola, a partir de donde toma el nombre de «Camino del Campo de Criptana», y desemboca justamente en lo que fuera el núcleo poblacional de «El Campo», integrado desde 1328 junto con Villajos y Criptana en el actual Campo de Criptana —capital del Común de la Mancha hasta que en 1605 pasó a Quintanar de la Orden—. Este camino directo a «El Campo» pudiera ser por el que Cervantes envió a sus protagonistas imaginarios a la aventura de los molinos, para seguir después hacia Puerto Lápice y a Sierra Morena. Como podemos ver en el plano adjunto. Si tomáramos como hipótesis que Mota del Cuervo fuera el «lugar del que Cervantes no quiso acordarse», todo encajaría. El autor propone un itinerario, directo y sin rodeos, como se ha visto en mapas anteriores.
En la otra dirección, existe el camino que viene desde el Campo de Criptana, bordea justamente el pozo que aún existe en la plaza de la Aldea —aunque sin su monolítico brocal que lucía las heridas de las sogas después de tantos años—, para seguir en línea recta por un camino (hoy calle Mayor), que une La Mota, el otro núcleo poblacional de Mota del Cuervo (ver plano adjunto).
En este plano de Mota del Cuervo podemos apreciar al sur, el antiguo núcleo de El Cuervo, y al norte, el de La Mota; unidos ambos por el camino que viene desde El Campo (hoy Campo de Criptana) y que atraviesa el pueblo en diagonal para seguir hacia Monreal del LLano (muy cerca de Belmonte) Este camino, en ambas direcciones, está señalizado como «Ruta del Quijote». Para mi, la auténtica ruta.
El tercero de los caminos es el de Manjavacas, que conduce al desaparecido pueblo del mismo nombre, ahora perteneciente al término de Mota del Cuervo. Manjavacas junto a El Cuervo y a Campo de Criptana pertenecieron antiguamente al Campo de Montiel[13]. Actualmente solo queda la Ermita de la patrona de Mota del Cuervo, la Virgen de Manjavacas, aunque debido al magnífico humedal que inunda la zona, dicha Ermita hubo de ser trasladada a su emplazamiento actual, en una cota más elevada. Este humedal está catalogado como la Reserva Natural del Complejo Lagunar de Manjavacas. Seis lagunas endorreicas (donde el agua acumulada por la lluvia solo sale de allí por evaporación), de una gran belleza y con una alta salinidad, que gozan de protección debido a su frágil ecosistema. Una parada para la infinidad de aves migratorias. También en Manjavacas están los restos de lo que fuera la Venta-Encomienda de la Torre de Vejezate, donde los investigadores Javier Escudero Buendía e Isabel Sánchez Duque, aseguran que se trata de la venta donde don Quijote fue armado caballero, algo en lo que personalmente disiento. Este camino de Manjavacas entronca luego con el Carril de los Valencianos e, inmediatamente después, con el Camino de la Seda o de los Pimenteros, (ambos se unen más adelante en el término del vecino pueblo de Las Mesas), que llega hasta Cartagena y que Cervantes conocía a la perfección, como hemos podido demostrar en el capítulo correspondiente.
Vista del antiguo despoblado de Manjavacas, perteneciente ahora a Mota del Cuervo. La única construcción que se conserva es la Ermita de la Virgen de Manjavacas. Al fondo la Reserva Natural «Complejo Lagunar de Manjavacas» declarada Reserva de la Biosfera. Todo este espacio geográfico perteneció en su día al Antiguo Campo de Montiel.
Por último, saliendo de la Plaza de la Aldea se sitúa el camino que conduce a los Hinojosos (hoy calle de Don Sabino). En esta vía se ubica el antiguo Hospital de Pobres y Albergue de Peregrinos con la entrada por la calle del Hospital, al que el papa Gregorio XIII le otorga una bula en 1580 y más adelante se cruza con el antiguo Camino Real de Madrid a Valencia (hoy N-301). Esta carretera, conduce a la izquierda a Quintanar de la Orden, que es el siguiente pueblo, y a Madrid. Si se sigue recorriendo este Camino Real, antes de salir del núcleo urbano, vemos que arranca el Camino del Toboso, por donde Cervantes pudiera haber enviado al ingenioso hidalgo para visitar a su amada Dulcinea y por donde pasan actualmente muchos peregrinos del Camino de Santiago de Levante.
Entrada al Hospital de Pobres y Albergue de Peregrinos de Mota del Cuervo. Siglo XVI (hoy en lamentable estado de conservación).
Otras coincidencias históricas
Están documentadas en los libros de visitas de la Orden de Santiago, las realizadas a Mota del Cuervo, en donde se detalla la composición de las autoridades civiles y religiosas de ese pueblo. Vemos como unos años antes de que lo escribiera Cervantes, el número de estas autoridades coincide exactamente con las que menciona el autor en sus obras al describir «el lugar» de la Mancha del que no quiere acordarse: un cura («Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar –que era hombre docto, graduado en Sigüenza«[14]), dos alcaldes y dos regidores.
Sobre éstos últimos representantes, es en El Persiles donde se registra de forma más clara su presencia. Cuando los protagonistas llegan al siguiente pueblo desde Quintanar en dirección a Valencia —ése que tampoco Cervantes dice acordarse— se menciona a dos alcaldes y a dos regidores:
«Entre los que la larga plática escuchaban, estaban los dos alcaldes del pueblo.
[…]
—Señor alcalde, yo no he topado en la plaza asnos ningunos, sino a los dos regidores Berrueco y Crespo, que andan en ella paseándose.»[15]
Así vemos que, cuando estos visitadores llegan a Mota del Cuervo, el 8 de julio de 1538, había ya dos alcaldes.
«E presentaron el poder de vuestra magestad ante el bachiller Rrodrigo Mexía, cura, e Alonso Sanchez Izquierdo e Francisco García, alcaldes, e Alonso Sánchez de Miguel Domingo, e Pero Hernández, rregidores, los cuales lo obedeçieron.»[16]
Argumentos derivados de la propia historia de Cervantes y su oficio de alcabalero real
Hemos visto que don Miguel era un gran conocedor de la caminería del centro de España, que por aquel entonces se componía no sólo de los caminos reales, sino también de las principales rutas del ganado, como eran las cañadas reales y las veredas o cordeles de las mismas. Este conocimiento derivaba, como se ha dicho, por sus continuos viajes a Cartagena que era el principal puerto de Castilla en levante. Ese fue el lugar desde donde embarcó para dirigirse a Roma y luego para participar en la batalla de Lepanto. También pasó por esta zona cuando se dirigió a Madrid, procedente de Denia tras ser liberado de su cautiverio, o por sus viajes a Sevilla, a Esquivias… y, sobre todo, para cumplir con su oficio de alcabalero real. Este trabajo le obligaba a recorrer las Tercias Reales de la Mancha y Andalucía, para recaudar esa parte de los diezmos dedicados a la Iglesia, que pertenecían directamente a la Corona desde que el papa Alejandro VI concediera a los Reyes Católicos, y a sus sucesores, el derecho a percibir con motivo de la conquista de Granada, las dos novenas partes de los ingresos por diezmos o tercias reales. Estas alcábalas se recaudaban en especie (trigo, cebada, aceite…). En aquel tiempo había tercias reales en Mota del Cuervo, Campo de Criptana, Alcazar de San Juan, Almagro, Consuegra, Malagón…
Las tercias reales o casas de bastimento eran lugares con función fiscal, donde se recaudaba el mencionado impuesto que correspondían a una parte de los diezmos que se pagaban a la Iglesia. Estos edificios no deben confundirse con otros pósitos de grano, que había en otros pueblos, sin fines recaudatorios.
Según afirma el historiador moteño Francisco Javier Escudero Muñoz, en el libro Mota del Cuervo, historia de nuestras calles, editado por el Ayuntamiento de Mota del Cuervo, (en su pág. 34), la construcción de la Tercia data del siglo XV y ya aparece en 1468, con la denominación de casa de Bastimento. También indica lo que se cita de la Tercia en las diferentes visitas que hace la Orden de Santiago en 1538, 1503-1510, y otras.
«Dentro de la dicha villa, en una plaza de ella hay una casa de mampostería de piedra, desde el bajo hasta el ático, un arco de sillares de piedra con sus puertas de de pino y clavos de hierro, suelo de madera, sótano con arcos y pilares de yeso y piedra, techumbre de maderas, en el piso superior tiene unas vigas y chales que sirven como paneras, guardar el grano (piso superior) y vino.»
Tercia Real de Mota del Cuervo con el escudo del Rey Fernando el Católico en su fachada. Un edificio con fines recaudatorios, donde Cervantes ejerció como alcabalero real. Aquí se almacenaba, en especie (trigo, cebada, aceite, vino…), la parte de las rentas obtenidas por la Iglesia, destinada al rey. Actualmente esta Tercia de 1515, es el edificio civil más antiguo de Mota del Cuervo, es de propiedad municipal y está destinado a fines culturales.
En cambio otro investigador de origen moteño (y autor del prólogo de mi libro «Lo que Cervantes calló), Enrique Lillo Alarcón, establece que la Tercia Real de Mota del Cuervo fue construida en 1515, después de la muerte de la Reina Isabel la Católica (en 1504), razón por la que el escudo que figura sobre el dintel de la puerta corresponde al de Fernando el Católico, que era administrador perpetuo de la Orden de Santiago por autoridad apostólica.
También el 8 de julio de 1538, en otra nueva visita a Mota del Cuervo, vuelven a describirla y dicen:
«Casa de bastimento. Visitose una casa de bastimento que la mesa maestral tiene en la dicha villa. Es una casa de cal y canto. En lo baxo ay una dança de arcos de yeso, que sirve de bodega, y, en lo alto, lo mismo para paneras. E çierto rreparo, de que tenía neçesidad, se halló haziendo el envigamiento de la bodega y en el tejado de la dicha casa […]»[17]
Otros argumentos que corroboran el paso de Cervantes por estas tercias reales, es el hallazgo reciente de documentos que prueban la estancia de nuestro insigne autor en la Tercia de Iznatoraf, un pueblo de Jaén al que se accedía en tiempos de Cervantes por la vereda de los Serrano y por Cañada Real de Andalucía. Vía ésta que pasa muy cerca de Mota del Cuervo, de Socuéllamos, por las lagunas de Ruidera, cerca de la cueva de Montesinos; para desembocar en Sierra Morena. Esta vía ganadera era posiblemente la mejor alternativa que había para ir desde el centro peninsular a Andalucía, antes de que se abriera el paso de Despeñaperros.
Pósito y Tercia Real de Campo de Criptana
En Campo de Criptana hay un Pósito Real, con el escudo de la corona española, en donde, según parece hubo un banco agrícola, que prestaba grano a los agricultores hasta la siguiente cosecha. También, una Casa-Tercia situada en la plaza que lleva su nombre, que perteneció al maestrazgo de Quintanar de la Orden —actualmente se encuentra en estado de abandono— que servía para recaudar y guardar esa parte de los diezmos y primicias que cobraba la Iglesia, llamada Tercia Real, que estaba destinada a la Corona.
El investigador Pedro Javier Rivas descubre documentos que prueban que el Cervantes trabajó en Iznatoraf. Por su parte, el catedrático de Historia de la Universidad de Jaén, Luis Coronas Tejada, halló pruebas documentales en 1979, según las cuales el propio autor da fe de su presencia en varios municipios jiennenses en 1591 y 1592. Como vemos, Cervantes recorría estos caminos y estas tercias para cumplir el encargo de reunir provisiones para la Armada Invencible y las flotas de las Indias, fundamentalmente trigo, cebada y garbanzos[18].
Vereda de los Serrano y más adelante la Cañada real de Andalucía (que transcurre por el trazado punteado), por donde Cervantes pudo ir desde la Tercia de Mota del Cuervo a la Tercia de Iznatoraf (Jaen) para llevar cabo su labor como Alcabalero Real, recaudando impuestos en especies. Esta vía ganadera fue muy utilizada antes de la apertura del paso de Despeñaperros.
Este deambular de Cervantes por estos pueblos de la Mancha y de Andalucía, como recaudador de impuestos, le hacían conocedor de los principales y más cuantiosos contribuyentes. Así deja constancia de los mismos en sus obras, al citarlos por sus verdaderos y a veces muy singulares apellidos[19].
Sobre un alcaide de ese lugar, hijo del Oidor de Indias de Valladolid
Continuamos ahora con otras razones históricas que apuntan a que Mota del Cuervo pudiera ser ese lugar de la Mancha del que Cervantes no quiso acordarse. En este caso tiene que ver con un Alcaide de Mota del Cuervo, al que cita Cervantes, con nombre y apellidos, en una de la obra Relación de lo sucedido en la ciudad de Valladolid, desde el felicísimo nacimiento del Príncipe nuestro señor, hasta que se acabaron las fiestas y demostraciones de alegría que por él se hicieron[20], en la que se relata los fastos que se hicieron en la corte de Felipe III con motivo del bautismo del hijo del rey y de su esposa Margarita de Austria-Estiria[21].
En este libro, Cervantes detalla la relación de caballeros que acompañaban el séquito real, entre los que se anota, en la pág. 175, a don Pedro Muñoz de Otálora, en su condición de caballerizo de la reina. Era un miembro destacado de la procesión general de notables del reino que acompañaron el cortejo presidido por el Duque de Lerma, el Cardenal primado de Toledo y el Obispo de Valladolid (Juan Bautista de Acevedo, inquisidor general).
Mención a don Pedro Muñoz de Otálora, caballerizo de la Reina Margarita de Austria, en la obra de Cervantes (en la pág. 175).
Pedro Muñoz de Otálora (¿1554? – 8/3/1626) era además de Caballerizo de la Reina Margarita de Austria, Caballero de la Orden de Santiago, Alcaide de Mota del Cuervo (en la Mancha), y de la puerta de Mérida de la villa de Fuente del Maestre (en provincia de Badajoz); villa que pertenecía a la Orden de Santiago, dentro del priorato de León[22].
Otras fuentes, como la Historia Genealógica de la casa de Lara, de Luis de Salazar y Castro (pág. 842), citan a don Pedro J. Muñoz de Otálora como Alcaide de Mota del Cuervo, Caballero de la Orden de Santiago y Caballerizo de la Reina Margarita de Austria.
Cita textual con el nombre y títulos de Pedro J. Muñoz de Otálora, en la Historia Genealógica de la casa de Lara.
Este prócer pertenecía a la conocida familia de los Otálora, muy prolífica y endogámica puesto que a lo largo de los años se fueron estableciendo uniones matrimoniales entre sus miembros (algo habitual en estos linajes). Eran oriundos de Aozaraza, en el Valle de Leniz, Guipuzcoa, donde había dos casas llamadas de Otálora[23], aunque su rama estaba afincada en Caravaca de la Cruz (en el reino de Murcia). En el escudo de armas de este apellido destaca una aulaga verde con sendos lobos a los lados[24].
Escudo de armas de una casa solariega en Mota del Cuervo, con la característica principal del linaje de los Otálora en la parte superior del óvalo: una aliaga con dos lobos, uno a cada lado, que coincide con otros escudos de la familia Otálora en Caravaca y en el Valle de Leniz. Esta forma ovalada del blasón, según el heraldista, don Mariano de San Antonio Lillo, es más propia de la heráldica del siglo XVIII, por lo que este escudo en Mota del Cuervo, pudiera ser de alguno de sus descendientes.
Fuentes como el Memorial histórico español, de la Real Academia de la Historia (Volumen 7, pág. 218), citan a don Pedro Muñoz de Otálora, como hijo de doña «Cathalina de Otálora» (natural de Caravaca, Murcia) y de su esposo el licenciado Alonso Muñoz, que era Oidor de la Audiencia Real de Valladolid, y del Consejo de Indias, nombrado en 1562; y Oidor de la Audiencia de Grados en Sevilla. Alonso Muñoz, tenía la obligación de presentar ante el rey a las personas que ocuparían los más altos cargos de América.
Extracto del Memorial Histórico Español, de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia, en su tomo VII, pág. 218, donde se indican los ascendientes de don Pedro Muñoz de Otálora (Caballero de Santiago). La madre es doña «Cathalina de Otalora» y el padre el licenciado Alonso Muñoz, indicando el cargo de éste último, como Oidor de la audiencia real de Valladolid y después del Consejo de Indias.
También está documentada la importancia de este alcaide de Mota del Cuervo en aquella época. No solo por su cargo, sino por sus influencias familiares[25]. Se sabe también que Pedro Muñoz de Otálora, era uno de los 72 asistentes de la provincia de Castilla, que acudieron al Capítulo General de la Orden de Santiago celebrado en el año 1600, que estuvo convocado por el rey Felipe III, con la asistencia de don Bartolomé Magnes (el prior del convento de Uclés), don Nicolás Carriazo (el prior de San Marcos de León) y don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas (el I Duque de Lerma, comendador mayor de Castilla)[26].
Si recordamos la biografía de Miguel de Cervantes, años después de su vuelta del cautiverio en Argel (en el año 1580), anduvo buscando acomodo para poder subsistir y se empeñó infructuosamente en obtener un pase para viajar a las Indias, en donde anhelaba alcanzar el puesto de Corregidor en la ciudad de la Paz.
En 1588, tras la pérdida española de la batalla de la gran armada contra los ingleses, en el Canal de la Mancha, Felipe II decidió rehacer su flota. Necesitaba nuevas requisas y recaudaciones, y Cervantes volvió de nuevo a su oficio de alcabalero real, que tantas penalidades (cárcel, excomunión y penurias económicas) le reportarían. A raíz de esto volvió a escribir al entonces presidente del Consejo de Indias, Hernando de Vega y Fonseca, solicitando un «oficio» en Guatemala, en Cartagena de Indias o en la Paz; donde él sabía que había vacantes y se sentía preparado y avalado por sus servicios prestados a la corona, principalmente por su participación en la batalla de Lepanto, en donde quedó manco. En su empeño de ocupar algún puesto importante en la América colonial española, se le respondió de forma negativa, el 6 de junio de 1590, con un «busque por acá en que se le haga merced«[27].
Como vemos, Cervantes continuó con su sórdida tarea de hacer acopio de productos en especie como Comisario de Provisiones de la Armada, o a lo sumo como inspector de Alcabaleros, tratando con molineros, alguaciles, eclesiásticos… Pero nunca llegó a conseguir el pase a las Indias, a pesar de que conociera a este Alcaide de Mota del Cuervo, Pedro Muñoz de Otálora, de familia tan influyente. El padre del alcaide, el licenciado Alonso Muñoz, había sido nada menos que Oidor de la Audiencia Real de Valladolid, después del Consejo de Indias y comisionado por Felipe II en la revuelta de México. Facilitando el paso a las Indias de dos primos del Alcaide de Mota del Cuervo, concretamente a Cristobal de Ávila y a Luis de Sahajosa, que fue uno de los expedicionarios de Costa Rica, figurando como uno de los fundadores de este país. Uno de los hermanos de este alcaide llegó a ser persona muy influyente, nada menos que Oidor de la Cancillería de Granada.
Gracias a la intercesión de Pedro Muñoz de Otálora, caballero de la orden de Santiago y alcaide de Mota del Cuervo, en 1565 Luis de Sahajosa consiguió que se le despachara una real cédula para pasar a Costa Rica, comprometiéndose a residir en ella. Según la tesis doctoral de D. José Antonio Martínez Martinez, “El poder del dinero y el poder de las relaciones en el Antiguo Régimen: La trayectoria familiar de los Muñoz de Otálora “ página 163.
También cabe la posibilidad de que Pedro Muñoz de Otálora, el hijo del Oidor de Indias, conociera bien a Cervantes y sus circunstancias personales, en lo que se refiere a su verdadero origen, y todo lo relativo a su «limpieza de sangre». Requisito imprescindible para pasar a las Indias en aquella época.
Podemos colegir que esta circunstancia de que Cervantes no se viera favorecido por la intercesión del alcaide Pedro J. Muñoz de Otálora, ante sus familiares influyentes, para que le facilitara el paso a las colonias españolas en América, pudiera ser uno de los motivos —quizás el principal— de que Cervantes no quisiera acordarse de ese «lugar», en el que conocía a suficientes personas, entre ricos y pobres (como veremos a continuación); un lugar cercano a El Toboso, como cita El Quijote, y de Quintanar de la Orden, como se señala en El Persiles. Un punto intermedio que como hemos visto en los mapas anteriores, la geografía se obstina en situar en Mota del Cuervo.
Sobre otro Alcaide de ese lugar jefe de la familia de los Ovando
Recientemente el investigador Enrique Lillo Alarcón ha estudiado la relación de otro alcaide de Mota del Cuervo, cuyo cargo se refleja en el Libro de Visitas de la Orden de Santiago, realizada en 1603 a La Mota, llamado D. Hernando de Ovando, con MiIguel de Cervantes y su familia. Más concretamente ha podido constatar cómo un sobrino de este Alcaide, llamado Nicolás de Ovando, tuvo relaciones con Andrea de Cervantes (la hermana mayor de D.Miguel de Cervantes), fruto de las cuales nació Constanza, la sobrina preferida de nuestro príncipe de las letras.
Nicolás de Ovando, prometió casamiento a Andrea de Cervantes, pero -finalmente- incumplió dicha promesa, aunque si le dio el apellido a su hija Constanza de Ovando y una considerable dote, posiblemente para paliar los efectos de esa promesa incumplida, que por aquel entonces estaba penada con la cárcel, y que al parecer tuvo que ver con la diferencia social de los Ovando (una familia noble de procedencia extremeña) y los Cervantes, hijos de un cirujano de la época.
También podemos intuir por la relevante trascendencia de este hecho, cuya decisión final dependía directamente del Alcaide de Mota del Cuervo, -como jefe de la familia de los Ovando-, y que tuvo como consecuencias el que la hermana de D. Miguel tuviera que soportar este incumplimiento de casamiento por parte de los Ovando, pudiera motivar a Cervantes en sus dos últimas obras: «El Quijote» y «El Persiles», para hacer la referencia implícita de que no quería acordarse de nombrar a Mota del Cuervo.
Los Haldudo, un apellido originario de Mota del Cuervo.
La historia nos dice que el apellido Haldudo, que Cervantes nombra en El Quijote, no es inventado. Es un apellido, nada corriente, posiblemente originario de Mota del Cuervo y que Cervantes conocía lo suficiente como para asignárselo a uno de los personajes de su obra:
«—Mire vuestra merced, señor, lo que dice –dijo el muchacho–, que este mi amo no es caballero ni ha recebido orden de caballería alguna; que es Juan Haldudo el rico, el vecino del Quintanar.»[28]
Este Haldudo, el rico, que alude Cervantes, vivía en Quintanar, villa que en 1605 —cuando se publicó la primera parte de El Quijote—, se había convertido en la capital del Común de la Mancha, en detrimento de Campo de Criptana. Una zona común, donde los diferentes pueblos integrantes compartían pastos, dehesas y montes.
Este Juan Haldudo, posiblemente, tenía su rebaño pastando por la zona, en un paraje que hoy se encuentra en el término municipal de Pedro Muñoz, y que ha conservado su topónimo a lo largo de la historia, como «El Encinar de Haldudo» —tal como podemos ver en los mapas oficiales del SIGPAC—, siendo hoy un complejo hostelero.
Hay constancia de que este apellido procede de Mota del Cuervo, pues se han encontrado referencias de la familia de los Haldudo en varios documentos de la época, que constatan que ese apellido era originario de allí y de que tenían muchas propiedades en la zona. Está claro que Cervantes conocía a esos ricos Haldudos, posiblemente por ser, indirectamente, uno de los mayores contribuyentes de sus alcábalas.
Así vemos que hay referencias a los Haldudo, cuando los Visitadores de la Orden de Santiago, relatan las propiedades de las diferentes iglesias de la zona, que lindan con los Haldudo, o en la relación de los contribuyentes que se conservan en la Real Cancillería de Granada y que nos permiten asegurar que ese apellido tan peculiar era oriundo de Mota del Cuervo, según vemos cronológicamente:
Año 1498: Encontramos referencias a Juan Haldudo, el antecesor del que aparece nombrado en El Quijote, en los libros de visitas de la Orden de Santiago a la Mota, concretamente en la descripción de determinadas fincas de las que era propietario[29].
Año 1500: Se vuelve a repetir otra vez. Cuando se explican las posesiones del beneficio curado del cura de la iglesia de La Mota, se dice: «Otra haça camino de La Labosa, a surco de Juan Haldudo, que hase çinco almudes«[30].
Año 1538: Vemos referencias en los libros de visita de los frailes de la Orden de Santiago, que hacían regularmente a La Mota. Podemos ver como en su visitación de 8 de julio de 1538 a La Mota, relatan concretamente entre las posesiones de la iglesia parroquial de San Miguel, en esa villa, la siguiente: «Otra haça junto a la Higueruela, linde Miguel Haldudo […]»[31].
Año 1544: También aparece el apellido de la familia Haldudo relacionado con Mota del Cuervo, en el «Padrón de habitantes que pagan el impuesto del pedido y de la limosna prometida a San Sebastián», para que los librara de la peste, donde aparecen con este literal: «Los de Miguel Haldudo»[32]. En ese documento aparece también un contribuyente llamado Francisco de Savedra (¿sería pariente de Cervantes?).
Un lugar con Jurisdicción en primera instancia. Un lugar con Picota
Cervantes habla en la segunda parte de El Quijote, de que «el lugar» tenía jurisdicción en primera instancia. Lo relata de mano de Teresa Panza, cuando ésta le escribe al Sancho gobernador y le explica, entre otras cosas, como un rayo cayó en la picota.
«un rayo cayó en la picota, y allí me las den todas.»[33]
Picota o Rollo de Justicia del vecino pueblo de Quintanar de la Orden, la de Mota del Cuervo no se conservó, posiblemente, como indica Cervantes, por la acción de un rayo.
La Picota era una columna de piedra con una bola, o una cruz en su cima, que se ponía en los pueblos para indicar que éstos tenían jurisdicción en primera instancia y un alcalde que podía condenar a muerte. Además de medida disuasoria para los maleantes, servía también para castigar y pagar las penas de los delitos menores.
Tenemos constancia[34] de que Felipe II, el 14 de mayo de 1584, manda una orden dirigida al Concejo de La Mota, para que, como merced, puedan hacer por votación en concejo abierto, con la participación de todo el pueblo, promulgar las ordenanzas municipales y nombrar capitanes. Así pues, a través del Consejo de Ordenes y del juez del Partido de Quintanar, se confirma a la Villa de Mota del Cuervo la potestad de hacer ordenanzas municipales propias en su término, sin depender para ello de la Encomienda de Socuéllamos o la de Quintanar.
La jurisdicción en Primera Instancia, que conlleva la posibilidad de administrar la justicia civil y criminal, y el levantamiento de una Picota o Rollo de Justicia, parece que no llega hasta el 19 de marzo de 1614, cuando el Rey Felipe III se la concede a la Villa de Mota del Cuervo. Como puede comprobarse, esta fecha es anterior a la publicación de la segunda parte de El Quijote, donde aparece la mención hecha por Teresa Panza, del rayo que cayó sobre la Picota.
En Mota del Cuervo se conserva todavía la plaza de la Cruz Verde, que alude directamente a un lugar donde la Inquisición llevaba a cabo sus actuaciones judiciales y donde debió estar situada la Picota o Rollo de Justicia, que quizás por este episodio del rayo que cita Cervantes, no se conserva en la actualidad.
En aquella época, la Plaza de la Cruz Verde,, como se ha dicho más arriba, era el centro neurálgico del núcleo poblacional de la Mota —situada en la parte norte de la actual Mota del Cuervo—, en pleno barrio alfarero donde aún se conserva uno de los hornos comunales para cocer los cántaros y en donde hubo una alta concentración de población morisca venida tras la guerra de las Alpujarras.
Encuentro muchas similitudes entre esta parte norte de Mota del Cuervo, próxima a la sierra donde están situados sus molinos, con la zona norte del vecino pueblo de Campo de Criptana, conocida como «El Albaicin». No solo porque también allí están situados sus molinos de viento, sino por sus calles estrechas y sus casas encaladas.
Resumen de las razones históricas
Así pues, resumo las razones históricas que, a mi juicio, refrendan la tesis de que Mota del Cuervo pudiera ser el lugar de la Mancha al que se refería Cervantes en sus obras de El Quijote y El Persiles.
1) La más importante, por la constatación de la pertenencia al Campo de Montiel histórico. Hemos visto que la primera constancia escrita de la existencia de la aldea de El Cuervo (hoy integrada en Mota del Cuervo) la tenemos precisamente en el documento de partición de términos entre el Concejo de Alcaraz y la Orden de Santiago, por privilegio del rey Fernando III el Santo, dado en Valladolid, el 18 de febrero del año 1243, donde, precisamente, se le adscribe al Campo de Montiel y como tal perteneciente a la Orden de Santiago.
2) En la confirmación de la presencia de Cervantes en Mota del Cuervo y en su ahora despoblado de Manjavacas, bien por su condición de Alcabalero Real, recaudando alcábalas en la Tercia Real de Mota del Cuervo, o bien por su paso por algunos de los caminos reales, veredas, cañadas reales, camino de la seda…
3) Por el conocimiento que Cervantes tenía de dos Alcaides de Mota del Cuervo,
D. Pedro J. Muñoz de Otálora, hijo del Oidor de Indias en Valladolid. Causante, con toda probabilidad, de que no obtuviera el deseado paso a América y que como desagravio a cambio decidiera no acordarse de este lugar.
D. Hernando de Ovando, Jefe de la noble familia de los Ovando, tío de Nicolás de Ovando, que tuvo relaciones con Andrea, la hermana mayor de D. Miguel de Cervantes, fruto de las cuales nació Constanza de Ovando y que no llegó a cumplir su promesa de matrimonio. Otra posible razón por la que Cervantes no quisiera acordarse de este lugar.
4) Hay un deseo expreso en Cervantes por citar, no solo parajes conocidos, sino personas que existieron realmente, con su nombre y apellidos. En este caso personas oriundas de Mota del Cuervo, como nos demuestra la historia y la verificación del origen del apellido Haldudo, vinculado a Mota del Cuervo. Apellido nada corriente, que Cervantes nombra en El Quijote, como Juan Haldudo el rico, vecino del Quintanar.
5) La referencia a la presencia de una picota o rollo de justicia, mencionada en la segunda parte de El Quijote, y que indica que «el lugar» contaba con una jurisdicción en primera instancia, así como también Mota del Cuervo.
Además de las razones históricas (detalladas en esta entrada), pueden verse las razones geográficas y las otras razones que apoyan las tesis de que Mota del Cuervo es ese «Lugar de la Mancha» que Cervantes imaginó en la ficción, tanto en «El Persiles», como en «El Quijote».
Notas aclaratorias
[1] En 1243 se tiene noticias de que los términos y pueblos que conformaban el Partido de Montiel (según la el citado Chaves Bernabé, eran los siguientes: Alvadalejo, Borralista, Terrinches, El Finojo, Santa Marina, Fuente Mayolo, Odes, Almedina, Fuente la Higuera, Torre de Juan Abad, Cernina, Xamila, Peñaflor, Alcobiela, Montegudiello, Nav. De la Codesa, Torre, Fuente Plana, La zarza, Cañamares, Cañamarejo, Turra, El salidiello, La Carrizosa, La Algecira, La Roydera, El Tocón, La Membrilla, El Carrizal, Criptana, Posadas Viejas, Villajos, Miguel Esteban, Almuradiel, La Figuera, El Cuervo (hoy Mota del Cuervo), Villarejo Rubio y Manjavacas (hoy un despoblado dependiente de Mota del Cuervo). Por la importancia de esta afirmación, reproducimos a continuación la copia de dicho documento, (pág. 86) en donde se detallan: Montiel, sus términos y pueblos en 1243. Podemos ver la relación en el margen izquierdo, en donde aparecen los pueblos que entonces pertenecían al partido de Montiel, bajo el epígrafe: «Montiel, sus términos, y Pueblos, año de 1243».
[2]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. VIII.
[3] La población de Manjavacas, por esta circunstancia de la insalubridad de sus zonas lacustres, llegó a desaparecer por completo. Sus vecinos emigraron a la cercana población de Mota del Cuervo y sus tierras, tras diversos pleitos con Socuéllamos, se integrarían posteriormente en el término municipal de Mota del Cuervo.
[4]Crónicas de los Reyes de Castilla, D. Pedro, D. Enrique II, D. Juan I y D. Enrique III, por el Canciller D. Pedro López de Ayala (cap. XX)
[6] Posteriormente en esa ubicación se edificó un molino de viento, que era el único que pagaba el mencal, precisamente por estar situado sobre los cimientos del castillo.
[7] El historiador Francisco Escudero Muñoz, de la As. Amigos por la Historia de Mota del Cuervo, asegura que hay un documento de 1584, sobre la jurisdicción propia de Mota del Cuervo (AHN .OOMM Santiago. Legajo 60653), en donde el Rey Felipe II autoriza para que se voten, en concejo abierto (con participación de todo el pueblo) sus propias ordenanzas. Con el beneplácito del consejo de la orden. Dada en Madrid, a 14 días de mayo de 1584.
[8]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. LII.
[9] En Mota del Cuervo hay otro vestigio importante de la Orden Trinitaria Calzada. Esta villa fue cuna de Fray Alonso Cano, fraile trinitario nacido en 1711 en Mota del Cuervo, que llegaría a ser obispo de Segorbe y Redentor General de Cautivos de la Causa Trinitaria. Este religioso se interesó por la obra cervantina e hizo un estudio detallado de la ciudad de Argel (donde Cervantes sufrió 5 años de cautiverio). Aún puede admirarse su casa cerca de la plaza de la Aldea de Mota del Cuervo, con su escudo de armas, en el que se aprecia la tiara y el báculo episcopales, la cruz patada trinitaria, el sombrero sinople del que cuelgan seis bardas a cada lado, los grilletes y las cadenas que hacen referencia a la redención de cautivos.
[10] Este convento situado en la plaza del Verdinal en Mota del Cuervo, pertenece desde su desamortización a dos casas particulares. Su estado de conservación es lamentable. Se han abierto numerosos huecos en su fachada, pero aún se conservan dos cruces de Malta, que podrían hacer alusión al origen como caballeros de Malta de los fundadores de la Orden Trinitaria Calzada (Juan de Mata y Félix de Valois). Es posible que en sus comienzos ambas cruces fueran similares, con ocho puntas, y que posteriormente las cruces de los trinitarios calzados evolucionaran para hacer sus brazos más redondeados y cóncavos. Este convento conserva en su interior algunas de las columnas de su claustro, la bodega, y un mosaico de la Sagrada Cena en lo que fuera el suelo de su capilla (cubierto actualmente por una solera de cemento).
[11] Cervantes, tras ser apresado y permanecer cautivo durante cinco largos años en Argel, quedó libre el 19 de septiembre de 1580, después de que los frailes trinitarios, Fray Juan Gil y Fray Antón de la Bella, pagaran por él un rescate de 500 escudos de oro (moneda española «que en aquellos tiempos corría con honra y facilidad por el mundo entero«). Una vez rescatado, el 27 de octubre, llegan a España por el puerto de Denia (Alicante) y de allí (según documenta Astrana Marín) se traslada al Convento-Hospital de Frailes que los Padres Trinitarios Calzados tenían en Mota del Cuervo, para proseguir por el camino real, hacia Madrid a finales de ese año.
[12] Nota del autor: Esta iglesia a finales del siglo XX perdió su importante artesonado mudéjar, seguramente por la ignorancia de los responsables eclesiásticos.
[13] Según recoge Chaves Bernabé, fraile clérigo de la Orden de Santiago, en su Apuntamiento legal sobre el dominio solar que por expresas reales donaciones pertenece a la Orden de Santiago, Manjavacas, El Cuervo y Campo de Criptana pertenecieron al Campo de Montiel desde el año 1243.
[14]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. I.
[15]Los trabajos de Persiles y Segismunda. Libro III, cap. 10.
[16]Libros de visita de la Orden de Santiago, de Eduardo Jiménez Rayado y otros. Tomo II, pág. 233.
[17]Libros de visita de la Orden de Santiago, de Ignacio Sánchez Ayuso, Eduardo Jiménez Rayado y otros. Tomo II, pág. 248.
[18] Fuente principal (web Iznatoraf.info). Y el artículo El recaudador de impuestos Cervantes, de Ginés Donaire, publicado en el diario El País (27/06/2001).
[19] Así vemos como Cervantes, en El Quijote hace alusión a Juan Haldudo el rico vecino del Quintanar; o a Antonio y Diego Villaseñor en El Persiles (Libro III, cap.IX), otro de los apellidos ilustres que aún prevalecen en la zona de la Mancha Santiaguista.
[20] Obra de Miguel de Cervantes, publicada en 1605.
[21] Estas fiestas se celebraron en honor del nuevo príncipe, que más tarde sería el rey Felipe IV (nacido 08/04/1605 y fallecido el 17/09/1665).
[22] D. Pedro Muñoz de Otálora era Alcaide de Mota del Cuervo, Caballero de la Orden de Santiago y Caballerizo de la Reina Margarita de Austria (25-12-1584/3-10-1611). Historia Genealógica de la casa de Lara, de por Luis de Salazar y Castro (pág. 842). Estuvo casado con doña Juana Girón y falleció el 8 de marzo de 1626, según cita Jerónimo Gascón de Torquemada, en su Gaceta y nuevas de la Corte de España (pág. 233).
[23] En euskera el apellido Otálora significa «aulaga verde» o «aliaga», que es un pequeño arbusto espinoso de la familia de las Fabaceas, con flores amarillas. En la Mancha se empleaba esta planta seca para chamuscar la piel del cerdo en la matanza.
[24]Memorial Histórico Español, de Esteban de Garibay (pág. 206).
[25] En especial por el cargo de su padre, Alonso Muñoz, según se recoge en el libro Alonso Muñoz consejero de Indias, de Carmen Martínez Ríos, y también por la importancia que llegaron a alcanzar otros miembros de la familia Otálora en América y en España.
[26] Según se publica en La monarquía hispánica en tiempos de Cervantes, editado por Porfirio Sanz Cañamares (pág. 229).
[27] Según la biografía de Cervantes escrita por Rafael Minguez Fernández, (Historia del mundo para jóvenes de Ediciones Akal, en su página 25).
[28]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha I, cap. IV.
[29] [AHN,OM,UCLÉS,L.1068], pág. del libro 140, paginación original 65r. (Gentileza de: Enrique Lillo Alarcón de la As. Amigos por la Historia de Mota del Cuervo).
[30] Gentileza de Enrique Lillo Alarcón, de la As. Amigos por la Historia de Mota del Cuervo.
[31]Libros de visita de la Orden Militar de Santiago. Provincia de Cuenca, de Ignacio Sánchez Ayuso y otros. Tomo II, pág.235.
[32] En el documento 82 —archivo de La Mota—. Real Chancillería de Granada, Cabina 303. Legajo 376. Pieza 11.21, según se recoge en el libro De Manjavacas y el Cuervo a Mota del Cuervo, de F. Javier Escudero Muñoz (pág. 106).
[33]El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, cap. LII.
[34] Por gentileza de la Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo (AHN .OOMM Santiago .Legajo 60653).
Debe estar conectado para enviar un comentario.